¿Cuál es la diferencia entre castidad y celibato?


El celibato es un estado de vida y la castidad es una virtud para cualquier estado de vida.
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Para comenzar, hay que decir que el celibato es un estado de vida y la castidad es una virtud que ha de vivirse en cualquier estado de vida, incluido el celibato. El célibe es la persona que vive el celibato por una decisión personal civilmente o por una vocación especial de consagración también religiosamente. 

Es cierto que el estado celibatario en el ámbito civil no siempre es fruto de una plena decisión personal, sino que puede ser fruto de algunas circunstancias o incluso imposiciones de índole sociales, culturales o incluso biológicas. 

En la vida cristiana la opción por el celibato es siempre un don de Dios y quien lo recibe está llamado a acogerlo como tal, a custodiarlo y a ponerlo al servicio del Reino (Mt 19,12). 

Son célibes los que se consagran en la vida religiosa bajo una carisma y estilo de vida particulares, convirtiéndose en signos del Reino de Dios en medio del mundo; son célibes los sacerdotes de rito latino y algunos de rito oriental; son célibes también muchos fieles que se siente llamados a esta condición de vida sin alguna consagración particular, ya que no todos son llamados a la vida matrimonial, que es también una vocación específica. 

Por otra parte, la castidad es la integración de la sexualidad de la persona en su ser corporal y espiritual, y como virtud cristiana debe ser practicada por todos, tanto célibes como casados, incluidos los novios y personas homosexuales.  Es parte de la templanza, virtud cardinal que consiste en moderar la atracción de los placeres y procurar el equilibrio de los bienes creados. Por tanto, la castidad no es simplemente “no tener sexo”, sino que consiste en respetar el propio cuerpo y el de los demás mediante el dominio de sí y de la propia libido, de tal manera que la práctica sexual exprese el don de sí y no el deseo egoísta del propio placer. 

En última instancia, el ejercicio de la castidad, como cualquier virtud, está animando e inspirado por el amor, que es la virtud teologal de la caridad.

Por P. Sergio Armando González*

*Licenciado en Teología Bíblica por la Universidad Gregoriana. Actualmente es formador del Seminario en la comunidad de San Pedro Apóstol en Tlalpan.

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