La oración que san Juan Pablo II rezaba todas las mañanas



¿Sabías que a San Juan Pablo II le encantaba una oración que recitaba todos los días nada más despertarse?

A los 11 años, el pequeño Karol aprendió una oración para aprobar un examen de matemáticas y desde entonces no dejó de rezarla.

Era enero de 1980, San Juan Pablo II participó en una reunión con un grupo de la Renovación Carismática y reveló a los presentes: “Cuando era niño aprendí a orar al Espíritu Santo. A los 11 años estaba muy triste porque tenía muchos problemas con las matemáticas. Hasta que mi padre me enseñó el ‘Veni Creator Spiritus’  en un cuadernillo y me dijo: ‘Recita esto y verás que Él te ayudará a entender’.

Desde entonces, he recitado este himno todos los días durante más de 40 años y he visto cuánto nos ayuda el Espíritu divino”.

El  Veni Creator Spiritus, Ven Espíritu Santo –en español– es un himno litúrgico dedicado al Espíritu Santo que data del siglo IX. Se recita en Pentecostés, se canta en eventos solemnes como el Sacramento de la Confirmación. ¡Pero no solo eso!

También se canta durante la elección del nuevo Papa por los cardenales presentes en la Capilla Sixtina, durante el Cónclave; durante la consagración de los obispos y también en las ordenaciones sacerdotales.

La oración que san Juan Pablo II rezaba todas las mañanas:

Ven, Espíritu Creador,

visita las almas de tus fieles

llena con tu divina gracia,

los corazones que creaste.


Tú, a quien llamamos Paráclito,

don de Dios Altísimo,

fuente viva, fuego,

caridad y espiritual unción.


Tú derramas sobre nosotros los siete dones;

Tú, dedo de la diestra del Padre;

Tú, fiel promesa del Padre;

que inspiras nuestras palabras.


Ilumina nuestros sentidos;

infunde tu amor en nuestros corazones;

y, con tu perpetuo auxilio,

fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.


Aleja de nosotros al enemigo,

danos pronto la paz,

sé nuestro director y nuestro guía,

para que evitemos todo mal.


Por ti conozcamos al Padre,

al Hijo revélanos también;

Creamos en ti, su Espíritu,

por los siglos de los siglos


Gloria a Dios Padre,

y al Hijo que resucitó,

y al Espíritu Consolador,

por los siglos de los siglos. Amén.

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