Ni Moisés, Abrahám, Isaac, Jacob, ni ningúno de los santos del Antiguo Testamento heredarán el reino de los cielos. Pero los líderes de los testigos de Jehová, sí



NI ABRAHÁM, NI ISAAC, NI JACOB, NI MOISÉS Y NINGUNO DE LOS SANTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO, HEREDARÁN EL REINO DE LOS CIELOS 

PERO LOS LÍDERES DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ SÍ
Por Israel Octavio Hernández 

Los Testigos de Jehová enseñan que al cielo sólo van 144,000 personas (Apo 14,1), entre ellos los Apóstoles, todos los cristianos del primer siglo y algunos miembros de esta organización desde el siglo XIX, XX y XXI. 

Pero aseguran que nadie que haya vivido antes de Cristo o en tiempos del Antiguo Testamento tendrá esperanza celestial, que el destino final de todas estas personas es vivir en el paraíso en la Tierra. 

O sea, que los Patriarcas Abrahán, Isaac, Jacob, Moisés, los profetas etc. Se quedarán a vivir en la Tierra, pero los presidentes de los Testigos de Jehová como Russell, Rutherford, Nathan H. Knorr, Fred Franz, Milton Henschel, y otros miembros totalmente desconocidos heredarán el Cielo. 

Para tener más luz, veamos mejor que es lo que nos dice la Biblia al respecto y no nos dejemos confundir por lo que dice la Atalaya. 

Para empezar, en todo el Nuevo Testamento, no hay ni un sólo texto que hablé de una esperanza terrenal o de que la Tierra se convertirá en un paraíso. Bueno, pues ahora tampoco encontraremos un sólo texto donde diga que los Santos del Antiguo Pacto no heredarán el Cielo y que sólo resucitarán para vivir en la Tierra. No, no existe. 

La única referencia que citan los TJ y la cual tuercen (como suelen hacer con toda la Escritura) para afirmar ésto es el siguiente. 

Hechos, 2,34
"Pues David no subió a los cielos y sin embargo dice: <Dijo el Señor a mi Señor Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies>" 

Según los testigos, este texto es prueba de que aquellos que vivieron en el Antiguo Pacto, no heredarán el reino de los cielos, sino que resucitarán aquí en la Tierra. Pero eso sólo está en la imaginación de ellos, ya que el citado texto no dice nada de eso. Lo único que comenta es que, al momento de escribir los Salmos, ni David, ni ninguna otra persona habían subido al Cielo. Nada menciona si después lo harían o no. No obstante, a pesar de no haber subido al cielo, David sabía, inspirado por el Espíritu Santo, lo que Dios ha expresado. 

El texto nada tiene que ver con el destino final de aquellos hombres de la Antigüedad, además Cristo aún no había venido a darse en Sacrificio por todos, David aún no podía resucitar o subir al cielo, pues no se había hecho aún esa expiación por la humanidad. Y como hemos visto, David aún no había muerto al escribir eso, sino que estaba vivo pero inspirado por el Espíritu Santo. 

Así que este texto del libro de los hechos tan utilizado por los TJ para afirmar que aquellas personas sólo tienen esperanza terrenal se derrumba fácilmente y por lo tanto queda descartado, pues el argumento no tiene solidez para apoyarse en el tema que estamos tratando. 

Los Evangelios y todo el Nuevo Testamento nos hablan constantemente del Reino de los Cielos y nos describen ese reino por medio de figuras, por ejemplo, se habla de un Banquete celestial, de las Bodas del cordero con su esposa (la Iglesia), y a esas bodas hay muchos invitados para participar en ese banquete (Mt 22,2-10; Luc 14,15). Comenzando por los Apóstoles (Mt 26,29) 

DICHOSOS LOS INVITADOS 

Apocalipsis 19,9
"Dichosos los invitados al banquete de bodas del cordero". 

Mateo 7,21
Ahora, ¿Quienes son invitados al Banquete de bodas del Cordero? Cristo dice que todo el que hace la voluntad de su Padre entrará al reino de los Cielos. 

¿Acaso los hombres santos de la antigüedad no hicieron la voluntad de Dios? 

Pues el Nuevo Testamento nos muestra que también los hombres santos de la antigüedad heredarán el Reino de los Cielos. 

Ya vimos que la Escritura habla de un Banquete en el Cielo. Ahora veamos quienes más participarán de éste. 

Mateo 8,11
"Y les digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos". 

Así es, ¡Los hombres de la antigüedad sentados en LA MESA en el REINO DE LOS CIELOS! 

Esta MESA es la misma a la que Jesús invita a los Apóstoles a comer y beber: 

Lucas 22,28-30
"Ustedes son los que han perseverado conmigo en mis pruebas; yo, por mi parte, dispongo un Reino para ustedes como mi padre lo dispuso para mí, para que coman y beban a mi MESA en mi Reino...." 

Así es, los Apóstoles y los santos cristianos, son los primeros en participar de esa "Mesa" y después vienen los hombres santos de la antigüedad, así como todos los que hicieron la voluntad de Dios en todas las partes del mundo. 

Lucas 13,29-30
"Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios.
Pues hay últimos que serán primeros y hay primeros que serán últimos." 

Como vemos, todos los que hicieron la voluntad de Dios participarán de la "Mesa", del "Banquete" en el Cielo, y no aquí en la Tierra, primero todos los cristianos pero también los hombres de la antigüedad, pues Jesús dice que los últimos serán primeros y los primeros serán últimos. Pero todos juntos participando de ese Banquete Celestial. 

Parece que con esto quedaría claro que los hombres de la antigüedad también tienen esperanza celestial, pero vamos con otro texto más (recalcó con mayúsculas para hacer énfasis): 

Hebreos 11,16
"Pero ahora procuran alcanzar un lugar mejor, es decir, uno que pertenece AL CIELO, por lo tanto, Dios no se avergüenza de ellos, de ser invocado como su Dios, porque les tiene lista una CIUDAD". 

Así es, estos santos de la antigüedad tienen también un destino final en el cielo, no aquí en la tierra como enseñan los TJ, pues el texto confirma que aspiran a una patria mejor, una celestial. Aparte, al final del texto dice que Dios les tenía preparada una CIUDAD, ¿A caso querrá decir que una tierra paradisíaca? La respuesta es un contundente NO, pues la Biblia de los TJ “Traducción del nuevo mundo” en sus referencias o letras voladas nos lleva a (Heb 12,22 y Apo 21,2) en donde se describe la Ciudad como "la ciudad de Dios", "la Jerusalén celestial", "la Santa Ciudad", "la Nueva Jerusalén". 

Para los TJ está Jerusalén celestial representa a los que heredan los cielos, los 144,000 ungidos (Perspicacia Tomo II pag. 505,506). Así que para variar, su traducción del nuevo mundo y su literatura los contradice como siempre y hecha a la basura toda su enseñanza. 

Veamos un claro ejemplo de cómo la traducción del nuevo mundo pone a Abrahám y a Isaac en el Cielo y no en la Tierra. 

Los TJ alegan que Abrahán no puede heredar el Cielo por no haber nacido en tiempos de Jesús, o después de que se comenzaran a declarar las Buenas Nuevas (Evangelio). Bueno, pues veamos qué nos enseña San Pablo cuando se dirige a los Gálatas, en donde según los TJ ellos son parte de los cristianos ungidos que van al cielo (pongo en mayúsculas lo más sobresaliente): 

Gálatas 3,7-9
"De seguro ustedes saben que son los que se adhieren a la fe quienes son hijos de Abrahán. Ahora bien, la Escritura, viendo por anticipado que Dios declara justa a gente de las naciones debido a fe, DECLARÓ LAS BUENAS NUEVAS DE ANTEMANO A ABRAHÁN, a saber: <Por medio de ti todas las naciones serán bendecidas>. Por consiguiente, los que se adhieren a la fe ESTÁN SIENDO BENDECIDOS JUNTO CON ABRAHÁN que tuvo fe". 

San Pablo dice que Abrahán de cierta forma recibió las Buenas Nuevas y que los que tienen fe están siendo bendecidos junto con Abrahán. 

Ahora, terminando el texto las referencias o letras voladas nos llevan al mismo capítulo pero a los versos 28 y 29, los cuales dicen: 

"No hay ni Judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra, porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús. Además, si pertenecen a Cristo son descendientes de Abrahán, herederos respecto a una promesa." 

Así es, el texto nos confirma que ya no hay diferencia entre los seres humanos y que todos estamos ahora unidos a la obra salvadora que hizo Jesús, y esa obra, ese sacrificio también se hizo por las personas de la antigüedad. Después, San Pablo termina contundente diciendo que si pertenecen a Cristo, realmente son descendientes de Abrahán y herederos (al igual que Abrahán) respecto a una promesa. 

Los TJ aseguran que esa descendencia la componen únicamente los 144,000, pero San Pablo dice que todos los que pertenecen a Cristo, no sólo un respectivo número. Así que todos tenemos las mismas oportunidades para hacernos de esa promesa. 

Bueno, ahora terminando el texto, la referencia o letra volada nos lleva a (Gálatas 4,28) leamos: 

"Ahora bien, nosotros, hermanos, somos hijos pertenecientes a la promesa, así como Isaac lo fue." 

La misma traducción de los TJ nos remite a textos donde se confirma que Abrahán e Isaac también fueron pertenecientes a la misma promesa divina que se le da a su Descendencia (los cristianos). 

Ahora bien, si nos vamos a la referencia o letra volada al final de este texto ¡Nos conduce a Romanos 9,8! 

"Es decir, los hijos de la carne no son realmente los hijos de Dios, sino que los hijos de la promesa son contados como descendencia" 

Para los TJ, los hijos de Dios sólo son los 144,000. Aquí el dilema para los testigos de Jehová que no forman parte de esos 144,000, es que si ellos no son hijos de Dios, por no ser de los ungidos, entonces no heredarán nada, ni siquiera su fantasiosa tierra paradisíaca, pues automáticamente vendrían a ser los hijos de la carne. 

Como pudimos ver, su propia "traducción" de la Biblia y su escasa comprensión de las Escrituras, evaporan rápidamente las erróneas creencias de los mal llamados testigos de Jehová.


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