Pequeño tratado sobre los ángeles


PEQUEÑO TRATADO SOBRE LOS ÁNGELES


El número de los ángeles es increíblemente grande: Decir que hay trillones de trillones de ángeles es bien poco. Y a pesar de ser tantos, ningún ángel se parece a otro, hay un abismo de diferencias tan grande entre cada uno de los ángeles, que se puede afirmar que cada ángel es el único ejemplar de su especie. Aunque cada ángel es distinto completamente de los demás, todos los ángeles se agrupan en nueve coros que se dividen en tres jerarquías:




Jerarquía Suprema: Están más cerca de Dios y se dedican únicamente a adorarlo, profundizando más que los otros ángeles en el infinito misterio divino. A esta jerarquía pertenecen los coros angélicos:

- Serafines
- Querubines
- Tronos

Jerarquía Media: Se encargan de regir el orden del Universo, de hacer los milagros y repartir todos los bienes espirituales. A esta jerarquía pertenecen los coros angélicos:

- Dominaciones
- Virtudes
- Potestades

Jerarquía Inferior: Son los que más cerca están de los hombres y se encargan de los países, de enviar mensajes a los hombres y de velar por cada uno de ellos. A esta jerarquía pertenecen los coros angélicos:

- Principiados
- Arcángeles
- Ángeles

La belleza de los ángeles del Cielo es inmensa, tanto así que la persona más hermosa del mundo es feísima a comparación del menor de los ángeles. Y esta belleza va creciendo a grados inimaginables conforme se sube de coro y jerarquía angélicos. Y así sucede lo mismo con la inteligencia y el poder de los ángeles.

Por simple naturaleza los hombres serán siempre muy inferiores que los ángeles, pero por la gracia santificante, los hombres pueden igualar en gloria a los ángeles hasta incluso superarlos, como es el caso de la Santísima Virgen. En el Cielo los hombres estarán entre los ángeles pero jamás se convertirán en ángeles, siempre conservarán su naturaleza humana, pero glorificada.

El conocimiento de los ángeles es intuitivo. Ellos aprenden de un golpe de vista. No necesitan hacer discursos racionales; todo lo entienden, hasta sus últimos detalles, en un instante. Dios, al momento de crear a los ángeles, puso en sus entendimientos el conocimiento de todas las cosas creadas. Su conocimiento de Dios es tan grande y profundo (aunque nunca podrá abarcar por completo toda la infinidad de Dios) que ningún hombre en la tierra, por muy santo que sea, tendrá un conocimiento de Dios como un ángel.

Los ángeles se comunican entre sí, no por un lenguaje de sonidos articulados, sino por medio de un lenguaje intelectual llamado iluminación. Éste consiste en la simple trasmisión de ideas o pensamientos entre entendimientos angélicos. Si un ángel quiere comunicarse con otro, simplemente trasmite a la mente del ángel con quiere hablar una idea o pensamiento. Este lenguaje es el más privado que existe porque solamente los que participan de la conversación pueden escucharlo (esto hablando de manera metafórica porque en realidad no hay sonidos que escuchar). Solamente Dios puede saber lo que hablan dos ángeles entre sí. Las alabanzas angélicas a Dios no son sonoras sino intelectuales. Pero esto no significa que por carecer de sonidos, las alabanzas angélicas a Dios, son menos que las alabanzas sonoras de los hombres en la tierra. En realidad las alabanzas angélicas superan en armonía, majestuosidad y perfección a todo lo que se pueda concebir en alabanzas y cantos a Dios en la tierra.

Los ángeles gozan del don de agilidad que gozarán los cuerpos resucitados de los bienaventurados. Los ángeles son capaces de trasladarse de un lugar a otro en un instante, aunque haya una enorme distancia de por medio.

Los ángeles en realidad no tienen forma humana sino que esa apariencia la asumen cuando se aparecen a los hombres. Si se aparecen pueden hacerlo por visión imaginaria o por visión corporal. Si es por visión imaginaria, el ángel pone una imagen de él (en forma humana, la inmensa mayoría de veces) en la imaginación de la persona que quiera que lo vea. Si es por visión corporal, es decir, que se lo pueda ver con los ojos del cuerpo, el ángel forma un cuerpo humano aparente (en la mayoría de los casos) con la luz y el aire o cualquier materia que lo rodee. También puede aparecerse con otras formas, como la de animales.

Los ángeles no tienen sexo o género, no son ni hombres ni mujeres; ni una mezcla de ambos. De estos espíritus puros no se puede hablar en absoluto de géneros sexuales.

Fuente: Summa Teológica - Santo Tomás de Aquino.


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