¿Por qué en la Misa todo se hace siempre exactamente igual? Mi amigo evangélico me dice que es aburrida


Como sacerdote católico, es mi deber explicar y orientar sobre la verdad de la Misa y su misterio como sacrificio incruento. En primer lugar, es importante comprender que la Misa es el centro de la vida cristiana y la fuente de nuestra vida espiritual. Es el acto de culto más importante que realizamos como católicos, y es a través de la Misa que recibimos la gracia de Dios y nos unimos a Él en unión con los demás fieles.

La Misa se celebra de acuerdo con un ritual específico, que incluye oraciones, lecturas de la Escritura y la Eucaristía. Estas acciones son repetitivas, pero no son aburridas. De hecho, la repetición es una parte fundamental de la Misa y es intencional. Nos ayuda a centrarnos en la acción sagrada que está sucediendo, a unirnos en oración con los demás fieles y a recordar la importancia de lo que estamos haciendo.

La repetición también es una forma de respetar la tradición de la Iglesia y de honrar el sacrificio de Jesucristo. La Misa es un misterio, y aunque la forma en que se celebra ha evolucionado a lo largo de los siglos, la esencia de la Misa sigue siendo la misma. Jesucristo se ofreció a sí mismo como sacrificio en la Cruz, y en la Misa, ese mismo sacrificio se hace presente de manera sacramental. En palabras del Concilio de Trento, "En la Misa, el mismo Cristo, que se ofreció a sí mismo una vez de manera sangrienta en el altar de la cruz, se ofrece de manera incruenta en el altar por manos de su sacerdote".

La repetición en la Misa nos ayuda a comprender la profundidad de este misterio y a participar plenamente en él. La Misa es una oportunidad para unirnos a la comunidad de creyentes, para renovar nuestra relación con Dios y para fortalecer nuestra fe. A través de la repetición, podemos profundizar en la comprensión de la Misa y apreciar más plenamente su significado.

Además, es importante destacar que la repetición en la Misa no significa que cada Misa sea idéntica. Cada Misa es única en su propio sentido, ya que las lecturas y las intenciones pueden variar según la ocasión y la liturgia del día. La Misa también se celebra en diferentes lenguas y en diferentes culturas, lo que puede enriquecer la experiencia para los fieles.

En cuanto a las críticas de que la Misa es aburrida, es importante recordar que la Misa no se celebra para entretenernos, sino para adorar a Dios. La Misa no es un espectáculo o una actuación, sino un acto de culto sagrado. Aunque puede ser difícil concentrarse a veces, es importante hacer un esfuerzo consciente para centrarse en lo que está sucediendo y participar plenamente en la Misa.

En conclusión, la repetición en la Misa es una parte fundamental de la liturgia católica y no debe ser vista como aburrida o tediosa. En cambio, es una oportunidad para profundizar en el misterio de la Eucaristía y para unirnos en oración con la comunidad de creyentes. Es importante recordar que la Misa no es un evento social o un espectáculo, sino un acto sagrado de adoración a Dios. La repetición en la Misa nos ayuda a centrarnos en la acción sagrada que está sucediendo y nos ayuda a apreciar más plenamente su significado.

En cuanto a la base bíblica de la Misa como sacrificio incruento, podemos encontrarla en la Última Cena, cuando Jesús instituyó la Eucaristía. En el Evangelio de Lucas (22,19), Jesús dice a sus discípulos: "Esto es mi cuerpo, que es entregado por vosotros. Haced esto en memoria de mí". En el Evangelio de Mateo (26,28), Jesús también dice: "Esta copa es la nueva alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros para el perdón de los pecados".

En estas palabras, Jesús instituye el sacramento de la Eucaristía, en el que el pan y el vino se convierten en su cuerpo y su sangre. En la Misa, el sacerdote consagra el pan y el vino en la Eucaristía, y los fieles reciben el cuerpo y la sangre de Cristo en comunión. A través de este sacramento, somos unidos a Cristo y recibimos la gracia divina.

Además, la Misa también es una forma de unirnos al sacrificio de Jesús en la Cruz. En la Carta a los Hebreos (9,11-14), se nos recuerda que Jesús se ofreció a sí mismo como sacrificio una vez por todas en la Cruz para el perdón de los pecados. En la Misa, ese mismo sacrificio se hace presente de manera sacramental. El sacerdote, en representación de Cristo, ofrece el sacrificio de la Eucaristía al Padre, y los fieles participan en ese sacrificio a través de la comunión.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

1 comentario:

  1. Por qué es una conmemoración de la vida de nuestro Señor desde su nacimiento (gloria) evangelización ( lecturas , homilías) entrada triunfal a Jerusalén ( santo santo) última cena ( consagración, ) compartir el pan ( discípulos de Emaús), ascensión (bendición) ir por todo el mundo a anunciar la buena noticia por eso no puede haber cambios

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