Veo tanto sufrimiento en el mundo que dudo de la existencia de Dios, ¿qué puedo hacer?


Entiendo su preocupación y angustia al ver tanto dolor y sufrimiento en el mundo. A menudo, es difícil reconciliar esta realidad con la idea de un Dios amoroso y todo poderoso. Sin embargo, como católicos, creemos que Dios existe y que Él nos ama incondicionalmente.

Es comprensible que la pregunta sobre la existencia de Dios surja en momentos de dolor y sufrimiento. La Biblia nos enseña que Dios no nos promete una vida libre de sufrimiento, sino que nos asegura que estará con nosotros en los momentos difíciles. En el Salmo 23, David escribe: "Aunque camine por el valle de las sombras de la muerte, no temeré mal alguno, porque tú estás conmigo" (Salmo 23,4). Dios es un padre amoroso que camina a nuestro lado en los momentos más difíciles.

Además, como católicos, creemos que el sufrimiento no es en vano. En el Catecismo de la Iglesia Católica se nos enseña que el sufrimiento puede tener un valor redentor y puede unirnos más estrechamente a Cristo, quien también sufrió en la cruz. "El sufrimiento es una prueba de la fe, que puede llevar a la madurez y a la perfección de la caridad" (CCC 1500). El sufrimiento también puede ayudarnos a crecer en compasión y a amar más profundamente a los demás.

Por supuesto, estas respuestas pueden parecer insuficientes en momentos de gran dolor y sufrimiento. Pero en esos momentos, podemos buscar consuelo y esperanza en la oración. En el libro de Filipenses, San Pablo nos recuerda que podemos "presentar a Dios todas nuestras peticiones mediante la oración y la súplica, acompañadas de la acción de gracias" (Filipenses 4,6). La oración no solo nos ayuda a conectarnos con Dios, sino que también nos permite encontrar paz y consuelo en su amor.

También es importante recordar que, como católicos, tenemos la responsabilidad de ser una fuente de consuelo y esperanza para aquellos que están sufriendo. En el Evangelio de San Mateo, Jesús nos enseña que "lo que hicisteis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis" (Mateo 25,40). Al ayudar a los que sufren y ser una fuente de consuelo y esperanza, podemos ser un reflejo del amor de Dios en el mundo.

En conclusión, como sacerdote católico, entiendo la dificultad de reconciliar el sufrimiento en el mundo con la existencia de Dios. Pero como católicos, creemos que Dios está con nosotros en los momentos de sufrimiento y que el sufrimiento puede tener un valor redentor. A través de la oración y la ayuda a los demás, podemos encontrar consuelo y esperanza en el amor de Dios.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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