Sacerdote explica tres formas en que la Virgen nos guía en la batalla espiritual




¿Qué sucede cuando invitamos a la Santísima Madre a nuestra guerra espiritual?

En un episodio esclarecedor de The Catholic Gentleman, los conductores Sam Guzman y John Heinen dan la bienvenida a un invitado especial, el padre Daniel Maria Klimek.

Fraile franciscano y profesor asistente de teología en la Universidad Franciscana de Steubenville, el p. Klimek desplegó valientemente su viaje espiritual desde el agnosticismo hasta el catolicismo devoto.

Él atribuye esta transformación a la intervención divina de la Santísima Madre.

"Ella ha sido tan instrumental en mi vida espiritual, en mi conversión al traerme a Jesús y permitirme una apreciación más profunda de la fe católica", testificó.

En su guerra espiritual, el P. Klimek encontró un arsenal de armas sagradas.

En primer lugar, el Rosario se representa no solo como una serie de oraciones, sino como un símbolo de resiliencia, compasión y un puente divino entre el cielo y la tierra.

"Desde una perspectiva femenina, puedes ver el Rosario como un ramo de rosas que le estás ofreciendo a la Madre de Dios. Es hermoso, es tierno. Y desde una perspectiva masculina, el Rosario es una espada, un arma espiritual".

En segundo lugar, la constante “presencia de María” en la vida diaria actúa como un bálsamo calmante y una luz que guía en sus luchas espirituales. Alienta a los creyentes a establecer un diálogo abierto con María, a compartir sus vulnerabilidades y sufrimientos.

"Entiende que María busca la intimidad, y para realmente tener intimidad con alguien, debes poder abrirle tu corazón", sugiere.

"Literalmente puedes visualizarla a tu lado... invítala, ten ese diálogo, ten esa conversación, comparte con ella lo que está pasando en tu vida, pide sus oraciones, pide intercesión".

Finalmente, la comprensión y aceptación de los “estigmas de María” actúan como la tercera guía en la guerra espiritual.

Padre Klimek introduce este concepto como una forma de sacar fuerzas del sufrimiento compartido de María con Cristo durante su pasión. Al identificarnos con su dolor, podemos encontrar el coraje para perseverar a través de nuestras propias luchas y batallas.

"Hay una intimidad profunda cuando nuestras heridas se encuentran con las heridas de Jesús en la cruz y cuando nuestras heridas se encuentran con las heridas de nuestra madre. Este sufrimiento compartido puede guiarnos a través de nuestras batallas espirituales, haciéndonos más fuertes y resistentes".

Como dice sucintamente el padre Klimek: "Todo hombre necesita una mujer en su vida, y para el sacerdote, esa mujer es Nuestra Señora, alguien por quien luchar".

Toma tu rosario, abre tu corazón a su presencia y saca fuerzas de su sufrimiento compartido.

Lana Del Rey visita Cristo Redentor y recibe bendición en una capilla


La cantante Elizabeth Woolridge Grant, más conocida como Lana Del Rey, visitó el Cristo Redentor el domingo 28 de mayo y recibió una bendición en la capilla

La cantante estadounidense se presentó el sábado 27 en el MITA Festival en Río de Janeiro y aprovechó el día domingo para visitar la célebre estatua de Brasil.

Algunas cuentas de Twitter que siguen la vida artística de la cantante publicaron fotografías de su paso por el Cristo Redentor.



Además de sacarse fotografías con su equipo en este icónico lugar turístico, Lana del Rey se acercó a la capilla de Nuestra Señora Aparecida.

Según informa el sitio brasileño G1, la cantante recibió una bendición del sacerdote que se encontraba allí.

En una entrevista realizada por la revista Complex en el año 2014, Lana Del Rey comentó que fue criada como católica y asistió a un colegio confesional hasta los 13 años. Sin embargo, al mismo tiempo confesó que se sintió más atraida por los himnos litúrgicos que por la religión.

Actualmente no hay evidencias explícitas de que la cantante estadounidense se defina públicamente como católica.

Autor: Andrés Jaromezuk

Fuente: https://es.churchpop.com/

El día que un demonio reveló que hubiese querido contar con la intercesión de la Virgen


Los exorcistas a menudo informan de sus experiencias con la posesión que solo el nombre de la Virgen María hace que Satanás se estremezca. Pero, ¿sabías que el diablo también siente algo más que miedo? La impresionante revelación la cuenta el P. José Tissot, misionero de San Francisco de Sales.

El día que el diablo reveló su mayor angustia sobre la Virgen María

En su libro “El arte de aprovecharse de los propios defectos”, el sacerdote relata el sorprendente caso de un exorcismo practicado en la tumba de San Francisco de Sales.

Cuenta que “incluso después de su muerte, como si quisiera continuar la guerra que había librado en vida contra la desesperación”, el santo “escribió del mismo diablo una confesión llena de incitación a las almas más criminales”.

Y explica: “Llevaron a la tumba del Santo Obispo de Ginebra, en el momento en que se instituía el proceso de su beatificación, a un joven que estaba poseído por un espíritu maligno desde hacía cinco años.

Tuvo que esperar muchos días para su curación, y mientras tanto, este desdichado fue sometido allí, junto a los restos mortales del Santo, a un largo y repetido interrogatorio, que llevaron a cabo el obispo Charles Auguste de Sales y la madre de Chaugy.

Una vez, mientras el diablo gritaba con más furia y confusión, diciendo: “¡¿Por qué debo salir?!”, la Madre Chaugy, con ese calor que le era propio, exclamó: “¡Oh Santa Madre de Dios, ruega por nosotros! ¡María! ¡Madre de Jesús, ayúdanos!”

Ante estas palabras, el espíritu infernal redobló sus gritos horrendos, gritando: “¡María! ¡María! ¡Oh! ¡No tengo a María!... No pronuncies este nombre; ¡me hace temblar! ¡Oh! Si tuviera a María para mí, como tú la tienes, ¡no sería lo que soy!... ¡Pero no tengo a María!

Todos estaban llorando. “¡Ay! continuó el demonio, si tuviera un solo momento de esos que desperdicias, sí, un momento y María, ¡no sería un demonio! Pues bien. Los que vivimos (Sal 113, 18) tenemos el momento presente para volver a Dios, y a María para obtenernos su gracia. ¿Quién, entonces, se desesperará?"

¡Nuestra Señora Terror de los Demonios, ruega por nosotros!

Autora: Victoria Arruda.

Maria Giuseppina Di Salvatore: la religiosa que predica


Esta monja italiana comparte el sentido de sus iconos al final de la misa del domingo en Roma

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En el corazón antiguo de Roma es posible escuchar cada domingo la predicación de una religiosa. Ocurre al final de la Misa de las diez en el interior de una diminuta e íntima iglesia del siglo XVIII llamada Madonna del Divino Amore en Campo Marzio, de la que al salir se puede ver la famosa escalinata de Trinità dei Monti.

En este lugar que parece alejado del tiempo, el rector, al final de la liturgia después de bendecir a los fieles y como si fuera uno de ellos, se sienta en los bancos a escuchar. Sor Maria Giuseppina Di Salvatore suba al altar y comienza a hablar sobre uno de los iconos realizados por ella misma y que guarda en el campanario. Sus creaciones son imágenes que tienen el poder de atraer inmediatamente la mirada y el espíritu y, como todos los iconos, no solo aportan belleza, sino que sirven para orar.

Hoy la religiosa ha elegido el retrato de un Cristo de cuerpo entero bañado en luz dorada y colocado en un espacio celestial. El oro de los iconos, explica pausadamente sor Giuseppina junto a la imagen, es la gratitud que sentimos por el don de la vida eterna, por la nueva Torá que Cristo trajo a la tierra. Esas diez luces que lo rodean son los diez mandamientos renovados, mientras que las sandalias en sus pies significan la rapidez de los misioneros que siempre están listos para partir para llevar la Buena Noticia. Y ese arcoiris sobre el que está sentado es el pacto de Dios con los hombres y las mujeres.

La predicación de sor Giuseppina es siempre una exploración visual y teológica del pasaje del Evangelio leído durante la Misa y comentado en la homilía. Hoy es el Evangelio según Mateo: “Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen… Sed, pues perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5,48). Citas a Santa Teresa de Ávila: “Nos faltan palabras para describir el Misterio del amor de Dios”. Donde fallan las palabras, llega el oro y el Misterio queda en manos de los símbolos.

La predicación dura unos minutos. El rector de esta iglesia, el padre Federico Corrubolo, fue el primero que quiso que la religiosa compartiera su reflexión de la Palabra de Dios con los feligreses. Él fue el primero asimismo en admirar la capacidad de la religiosa para “escribir” a través de los iconos.

“Me resulta extraño ver a un sacerdote revestido en el banco escuchándome”, dice sor Giuseppina refiriéndose al padre Simone Caleffi, que presidió la misa este domingo. “Pero siento que todos, laicos y sacerdotes juntos, somos como una masa que fermenta sin límites; ¿Y no es esto lo que desea el Papa, que se nos dé la Palabra a las mujeres?”

No es una distorsión de la liturgia. La reflexión iconográfica de Giuseppina tiene lugar después de la Misa y sirve para encender una mayor comprensión del Misterio que se acaba de celebrar. En Occidente, los iconos, que desaparecieron durante la mayor parte del siglo XX, regresaron en la década de 1980 con la misma función que alguna vez tuvieron, es decir, la de proporcionar a los fieles una explicación de las Sagradas Escrituras.

“No importa mucho que lo haga una mujer”, explica más tarde la monja a la hora del almuerzo mientras prepara un ‘risotto’ en su espartana cocina. Para explicarlo mejor, utiliza una similitud con el bordado: “No importa si uso punto de cruz o punto plano para bordar una rosa. Si mi objetivo es bordar una rosa, en cualquier caso, lo que importa es bordar la rosa del amor de Dios”.

Maria Giuseppina Di Salvatore nació en Bérgamo. Tenía diecinueve años cuando, visitando el Santuario de Nuestra Señora del Divino Amor a pocos kilómetros de Roma, reconoció los signos de su vocación. Tras pasar años enseñando religión católica en escuelas, en 2010 llegó a esta casa de las Hijas de Nuestra Señora del Divino Amor en el centro histórico de la capital. Aquí el padre Umberto Terenzi creó el espacio para su estudio antes de fundar en 1942 la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora del Divino Amor que hoy cuenta con siete casas en Roma y 150 religiosas en todo el mundo.

El estudio del padre Terenzi está intacto y permanece en el coro donde, además del pequeño órgano, aún se conservan el pupitre, el reclinatorio que utilizó y su sencilla lámpara verde. Observando el altar y especialmente la pintura que representa a la Virgen con el Niño sobre el sagrario, el padre Terenzi escribió y dictó muchas notas, meditaciones y pensamientos espirituales.

Giuseppina, al principio desconcertada, se enamoró de esta nueva vida silenciosa enmarcada en una iglesia del tamaño de una habitación y un campanario románico con una estrecha escalera que conducía a habitaciones sin ventanas. La afición por los iconos nació hace mucho tiempo, de forma totalmente casual gracias a un libro de papel fino, ahora abierto sobre la mesa de trabajo entre los colores y herramientas para elaborar los iconos.

El lenguaje de los iconos

Los iconos tienen un lenguaje muy particular cuyos símbolos deben ser estudiados y manejados sin caer en el error de considerarlos imágenes sagradas normales, como los frescos de Giotto. “Detrás de los iconos hay razones teológicas y bíblicas”, explica Giuseppina cuando, al final de su sermón, subimos al piso superior donde sus obras están expuestas en las paredes. El primero, todavía lo recuerda, fue enviado a una pequeña iglesia en Pakistán. Al dorso, un acrónimo que sustituye a su firma, ya que tradicionalmente los iconógrafos nunca firman lo que producen. Sor Giuseppina cuenta que antes de adentrarse en el mundo de los iconos, encontraba estas imágenes a veces excesivamente simples y ásperas.

Entonces lo entendió: “En los iconos no hay profundidad ni perspectiva, solo luz, ya que Dios no produce sombras. Son oraciones hechas con color”. Como la vocación, la pasión por este arte ocupó sus días: “Como dice Isaías, sentí que Dios sacó brillo a la flecha y la guardó en su aljaba gracias a un proyecto de silencio, de colores y de Evangelio”.

En la habitación con cocina donde nunca entra un rayo de sol, la verdadera luz llega primero al corazón y luego a las manos de sor Giuseppina. Cuando escribe un icono repite un ritual que se ha perpetuado durante siglos. El panel siempre se compone de capas de yeso, cola y lienzo. Los colores son ocho, incluidas las hojas doradas. Elementos materiales que van de lo visible a lo invisible, de lo material a lo espiritual.

Virgen con velo azul

Un tema recurrente, además de la Anunciación, es la Virgen del Divino Amore. Aquí, suspendida sobre el escritorio, está una Virgen con el Niño Jesús en brazos y por todas partes cortinas blancas que recuerdan pasajes del Antiguo y Nuevo Testamento, incluido el Evangelio de Juan (“El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”), la tienda donde Moisés rezaba durante el Éxodo y el “santuario abierto del cielo” mencionado en el Apocalipsis.

La Virgen de este icono tiene el velo azul de la maternidad divina y el vestido rojo que simboliza su pertenencia a lo humano, por lo que también el manto de Jesús es del mismo tono para simbolizar a un Dios que se hizo hombre. Por todas partes en los iconos de sor Giuseppina se repiten los edificios verdes, que tradicionalmente era el color de la pureza antes de que la pureza se volviera blanca y, por eso es verde la sábana que envuelve los restos de la Virgen cuando muere y es acogida por su hijo Jesús.

La sala que recoge los iconos es la misma desde la que sor Giuseppina imparte lecciones online sobre teología mariana los jueves por la noche, una actividad que comenzó hace diez años cuando estaba formando seminaristas. Esta misión es parte integrante de su cuarto voto de amor a María, una fuerza que la impulsa a “hacer conocer y amar a la santa Madre de Dios, cueste lo que cueste”, como quiso su fundador.

Cuando reina el silencio

“Hago muchas cosas, es verdad”, sonríe mostrando el volumen donde se narra la vida de su santa inspiradora, Hildegarda de Bingen, doctora de la Iglesia desde 2012, monja y mística del siglo XI y mujer ecléctica que fue naturalista, apasionada de la botánica y la medicina, filósofa, cosmóloga y lingüista. En las páginas de Hildegarda también hay referencias a la cocina a la que sor Giuseppina dedica su tiempo y su intelecto: “Cuando una mujer cocina es una extensión de la liturgia, es un servicio de amor”, dice, encendiendo el fuego bajo la albóndigas en la salsa de tomate y preparando el azafrán para añadir al arroz.

Durante la semana, a la estrecha mesa de linóleo se sientan las dos monjas que viven en la casa, mientras que los domingos se añade un plato para el padre Federico. Cuando el párroco se despide, es el momento perfecto para que Sor Giuseppina retome la escritura de sus iconos. La hermana Alice vuelve a su habitación, la iglesita está cerrada y reina el silencio en este campanario convertido en hogar. La religiosa toma sus pinceles y, desde la nada, comienza a crear. “Porque el silencio es el motor que genera y solo quien ama puede crear”, concluye.

Autora: Laura Eduati.

Papa Francisco: “Puedes decir el Credo de memoria, pero si tu vida no es consecuente con esto, es inútil”


El Papa, durante la audiencia general, ha puesto como ejemplo al misionero italiano Mateo Ricci y ha invitado a todos los católicos a hacerse una pregunta: “¿Soy coherente o solo más o menos?”

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“Puedes decir el Credo de memoria, puedes decir todas las cosas que creemos, pero si tu vida no es consecuente con esto, es inútil. Lo que atrae a la gente es el testimonio de la coherencia: los cristianos vivimos como lo que decimos y no pretendemos vivir como mundanos. ¡Cuidado con eso!”. Así se ha despachado hoy el papa Francisco durante la audiencia general de los miércoles en una abarrotada plaza de San Pedro. Asimismo, ha invitado a todos los católicos a hacerse una pregunta: “¿Soy coherente o solo más o menos?”.

El Pontífice ha continuado hoy su ciclo de catequesis sobre el celo apostólico poniendo como ejemplo a grandes evangelizadores. El turno hoy es del misionero italiano Mateo Ricci. “Muchos intentos de llegar a China habían fracasado y Mateo tuvo la intuición de prepararse cuidadosamente aprendiendo la lengua y las costumbres chinas, antes de afrontar su misión. Esto le posibilitó entrar en el territorio y con paciencia irse acercando a la capital. Vestido como un erudito, gracias a grandes colaboradores también chinos, fue capaz de ganarse el respeto de todos y hacer llegar el mensaje de Cristo a sus contemporáneos, a través de su vida de piedad y de sus enseñanzas”, ha comenzado señalando Jorge Mario Bergoglio.

Según ha explicado el Papa, “dos recursos, por así decirlo, tenía para conseguir este propósito: por un lado, una actitud de amistad hacia todos, unida a una ejemplaridad de vida que causaba admiración; por otro, una vastísima cultura que era reconocida por sus contemporáneos, y que además supo conjugar con un estudio profundo de los clásicos confucionistas, presentando así el mensaje cristiano perfectamente inculturado”.

“Transmitir el Evangelio sin imposiciones”

Por otro lado, en su saludo a los peregrinos de lengua española ha pedido al Señor que “nos dé la humildad de sabernos acercar a los demás con esa actitud de amistad, respeto y reconocimiento de su cultura y sus valores. Que sepamos acoger todo lo bueno que hay en ellos, como Jesús al encarnarse, para hacernos capaces de hablar su lenguaje. Que no dudemos en ofrecerles todo lo bueno que tenemos, para dar prueba del Amor que nos mueve. Que tengamos la fuerza de vivir con coherencia la fe que profesamos, para transmitir el Evangelio del reino sin imposiciones ni proselitismos”. 

Por último, una audiencia general más, ha puesto en el centro a la “martirizada Ucrania”. “Hoy, último día del mes de mayo, la Iglesia celebra la visita de María a su prima Isabel, por quien es proclamada bienaventurada por haber creído en la palabra del Señor (cf. Lc 1,45 ). Encomendamos a su maternal intercesión a todos los probados por la guerra, especialmente a la querida y martirizada Ucrania que tanto sufre”.

Autor: Rubén Cruz

Fuente: VIDA NUEVA

5 citas bíblicas para entender mejor el significado de Pentecostés y la venida del Espíritu Santo.


Estas citas te ayudarán a explorar el significado y la importancia de esta festividad en la tradición católica. Aquí tienes las citas:

1) Hechos 2, 1-4: "Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa en la que se encontraban. Se les aparecieron entonces lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse."

Esta cita describe el evento mismo de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos de Jesús y los capacitó para hablar en diferentes lenguas y proclamar el evangelio.

2) Juan 14, 16-17: "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros."

Jesús promete enviar al Espíritu Santo como un Consolador y un guía para los creyentes. Esta promesa se cumplió en Pentecostés, cuando el Espíritu descendió sobre la comunidad de discípulos.

3) Gálatas 5, 22-23: "Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley."

Esta cita destaca los frutos del Espíritu Santo, que son cualidades y virtudes que el Espíritu produce en aquellos que lo reciben. Estos frutos son fundamentales en la vida de un cristiano.

4) Hechos 1, 8: "Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra."

Jesús les dice a sus discípulos que recibirán poder cuando el Espíritu Santo venga sobre ellos. Este poder les permitiría ser testigos de Jesús y llevar el mensaje del Evangelio a todas las naciones.

5) Romanos 8, 26: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles."

Esta cita nos recuerda que el Espíritu Santo es nuestro ayudador en momentos de debilidad. Él intercede por nosotros y nos fortalece cuando no sabemos cómo orar o enfrentar situaciones difíciles.

Estas citas bíblicas nos ayudan a comprender la importancia de Pentecostés como la venida del Espíritu Santo sobre los creyentes y cómo su presencia transforma y guía nuestras vidas.

Autor: Padre Ignacio Andrade

¿Son los ángeles superiores o inferiores a los seres humanos? Sacerdote responde


En primer lugar, es importante reconocer que tanto los ángeles como los seres humanos son creaciones de Dios. La Biblia nos dice que Dios creó a los ángeles como seres espirituales antes de la creación del mundo visible. En el libro del Génesis, leemos: "En el principio creó Dios el cielo y la tierra" (Génesis 1,1). Esto sugiere que los ángeles existían antes de la creación del mundo físico.

Además, en el Salmo 8, 5, el salmista pregunta: "¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él, el ser humano, para darle poder?" Aquí vemos que Dios ha concedido a los seres humanos un lugar especial en su creación, lo que indica una cierta dignidad y privilegio.

Para comprender mejor la posición de los ángeles y los seres humanos, es útil considerar su naturaleza y propósito respectivos. Los ángeles son seres puramente espirituales, creados por Dios para adorar y servirle. En la Biblia, se menciona repetidamente la presencia y la obra de los ángeles como mensajeros divinos, protectores y guerreros espirituales. Por ejemplo, en el libro de los Salmos, se dice: "Porque a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos" (Salmo 91, 11). Los ángeles son seres poderosos y están más cerca de Dios, lo cual se refleja en su capacidad para alabar y adorar a Dios continuamente.

En cuanto a los seres humanos, somos una combinación de cuerpo y alma. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1, 27). Esto significa que tenemos una naturaleza espiritual y racional, y tenemos la capacidad de conocer y amar a Dios. Además, Dios nos ha dado el don del libre albedrío, lo que significa que podemos elegir el bien o el mal.

La Biblia también habla del amor especial de Dios por los seres humanos. Por ejemplo, en el Evangelio de Juan, leemos: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3, 16). Esta enseñanza subraya la grandeza y el valor de los seres humanos ante los ojos de Dios.

Si bien los ángeles son seres espirituales superiores en su naturaleza y cercanía a Dios, los seres humanos tienen una dignidad y un valor únicos debido a nuestra creación a imagen y semejanza de Dios, y al amor especial que Dios nos muestra. Aunque los ángeles son poderosos y sirven a Dios de una manera especial, los seres humanos tienen la capacidad de tener una relación personal y amorosa con Dios y de participar en su plan de salvación.

Es importante destacar que la relación entre los ángeles y los seres humanos no se trata de una competencia o jerarquía en términos de superioridad o inferioridad. Cada uno tiene su propio papel y propósito en la creación de Dios. Los ángeles están llamados a servir y adorar a Dios de manera continua, mientras que los seres humanos están llamados a amar y servir a Dios y a los demás en este mundo, con la esperanza de alcanzar la vida eterna en la presencia de Dios.

El Catecismo de la Iglesia Católica también nos proporciona una perspectiva sobre los ángeles y los seres humanos. En el párrafo 329, se nos enseña que los ángeles son "servidores y mensajeros de Dios" y que "la tradición de la Iglesia afirma la existencia de los ángeles, una verdad de fe que está contenida en la creencia común de los fieles". Por lo tanto, creemos en la existencia de los ángeles basándonos en la enseñanza de la Iglesia y en la revelación divina transmitida en la Biblia.

En resumen, si bien los ángeles son seres espirituales superiores en su naturaleza y cercanía a Dios, los seres humanos tienen una dignidad y un valor únicos como creaciones a imagen y semejanza de Dios. Ambos tienen roles y propósitos distintos en la creación de Dios, y cada uno está llamado a amar, adorar y servir a Dios de acuerdo con su naturaleza y vocación específicas. La Iglesia Católica enseña que tanto los ángeles como los seres humanos son importantes y valorados por Dios, y están destinados a vivir en comunión con Él en la eternidad.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

"Aprende ahora a morir al mundo, para comenzar a vivir con Cristo”.


“Si no estás preparado hoy, ¿cómo estarás preparado mañana? El mañana es incierto, quién sabe si llegarás…

Por la mañana piensa que no llegarás por la noche; y por la noche, no cuentes con la posibilidad de llegar al día siguiente. Por lo tanto, anda siempre preparado y vive de tal manera que la muerte nunca te sorprenda desprevenidos.

Pues muchos mueren de repente y sin previo aviso; porque “el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Lc 12,40). Cuando llegue esa hora extrema, comenzarás a juzgar toda tu vida pasada de una manera muy diferente y te arrepentirás mucho de haber sido tan descuidado y relajado.

Puedes hacer mucho bien mientras estés bien de salud, pero no sé qué serás capaz de hacer cuando estés enfermo (…).

Es mejor prever a tiempo las buenas obras y enviarlas adelante de ti, que esperar la ayuda de otros.

¡Ánimo, hermano! No te imaginas de cuántos peligros y de cuánto miedo podrás librarte, si ahora piensas siempre en la muerte con miedo y desconfianza. Aprende ahora a morir al mundo, para comenzar a vivir con Cristo”.

Cf. TOMÁS DE KEMPIS. Imitación de Cristo. São Paulo: Cultor de Livros, 2019, p.83.

«Sin el Espíritu Santo, la fe es una mera doctrina y la moral solo un deber»


El Papa Francisco ha cumplido con la agenda programada y, pese a la fiebre del viernes que le obligó a suspender su agenda, este fin de semana ha retomado todos sus compromisos previstos. Este domingo ha presidido la solemnidad de Pentecostés en la basílica de San Pedro. Como ya viene siendo habitual, ha celebrado otro cardenal, en esta ocasión ha sido João Braz de Aviz, prefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica.

En su homilía, el Papa ha explicado el papel del Espíritu Santo. Ha asegurado que «es Aquel que, al principio y en todo tiempo, hace pasar las realidades creadas del desorden al orden, de la dispersión a la cohesión, de la confusión a la armonía». Su ámbito de actuación, ha dicho el Papa, es el mundo que ha creado, la Iglesia y nuestros corazones.

«¡Pidámosle que venga cada día a nuestro mundo!»

Precisamente Francisco ha comenzado su homilía recordando que en el mundo hay mucha discordia provocada por «el que divide», es decir, por el demonio. Él es el culpable de la falta de armonía que se manifiesta en guerras y conflictos porque «es el espíritu de la división» que alimenta las hospitalidades. «Él goza con los antagonismos, con las injusticias, con las calumnias. Y, frente al mal de la discordia, nuestros esfuerzos por construir la armonía no son suficientes», por eso, se hace necesario el Espíritu Santo, que es el Espíritu bueno que se opone a la división y trae la paz. «¡Pidámosle que venga cada día a nuestro mundo!», ha exclamado el Pontífice.

El Espíritu Santo también actúa en la Iglesia desde el día de Pentecostés. Francisco ha asegurado que el Espíritu no llegó «impartiendo instrucciones y normas a la comunidad, sino descendiendo sobre cada uno de los apóstoles dándoles gracias y carismas distintos»: «Todos llenos, así empieza la vida de la Iglesia; no por un plan preciso y articulado, sino por la experiencia del mismo amor de Dios».

«Ser dóciles al soplo del Espíritu»

Fue una pluralidad que no generó confusión: «Al Espíritu, como en la creación, le gusta crear armonía partiendo precisamente de la pluralidad. Su armonía no es un orden impuesto y homologado. No es así; en la Iglesia hay un orden organizado de acuerdo a la diversidad de los dones del Espíritu». El Papa ha indicado que este es también un camino del Espíritu para crear armonía y ha querido referirse al proceso sinodal en curso. Ha insistido en que no se trata de un parlamento «para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo», sino una ocasión «para ser dóciles al soplo del Espíritu».

Así, Francisco ha destacado que la Iglesia necesita del Espíritu Santo porque «sin Él la Iglesia permanece inerte, la fe es una mera doctrina, la moral solo un deber y la pastoral un simple trabajo. Con Él, en cambio, la fe es vida, el amor del Señor nos conquista y la esperanza renace». Y ha pedido que el Espíritu Santo esté de nuevo en el centro de la Iglesia porque, de lo contrario, «nuestro corazón no será inflamado de amor por Jesús, sino por nosotros mismos». También ha invitado a poner el Espíritu en el centro de los trabajos sinodales.

Armonizar los corazones desgarrados por el mal

Por último, el Pontífice ha explicado que el Espíritu Santo es el que crea armonía en nuestros corazones. Porque cuando Jesús envía al Espíritu Santo «lo da con un fin específico: para perdonar los pecados, es decir, para reconciliar los ánimos, para armonizar los corazones desgarrados por el mal, rotos por las heridas, por los sentimientos de culpa». Por ello, el Papa ha animado a buscar la armonía en el Espíritu y no en sucedáneos mundanos. «Si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu», ha concluido Francisco.

Autora: Ángeles Conde Mir

Fuente: https://alfayomega.es/

Papa Francisco responde a la pregunta de si el celibato tiene relación con abusos sexuales


Un informe mostró que en 2021, de 15 mil casos de abusos sexuales en las 17 autonomías del país, sólo 68 fueron cometidos por personas en entornos religiosos, es decir, de todas las religiones en general y no sólo clérigos. Se trata de 0,45% del total.

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Uno de los temas abordado en la entrevista de Julio Vaqueiro, periodista de la cadena Telemundo, al Papa Francisco, fue también el de los abusos sexuales por parte de miembros del clero.

El entrevistador pregunta al Papa si «¿cree que el celibato está vinculado, tiene algo que ver con el abuso de menores dentro de la iglesia?». Se trata de una de las preguntas más recurrentes cuando se tocan ambos temas. Y a ello contesta Francisco: «el 32%, en otros países el 36%, de los abusos es en la familia, tío, abuelo, y todos casados, o con los vecinos. Después, en los lugares de sport, después, en las escuelas… están las estadísticas, son esas. Así que no tiene nada que ver porque los tíos son casados, los abuelos son casados y a veces son ellos los primeros violadores. […] No digo que todos los tíos, los abuelos. Hablo de las estadísticas».

Un ejemplo de lo que dice el Papa es el «Informe sobre los delitos contra la libertad y la indemnidad sexual en España 2021», publicado por el gobierno socialista español en 2022. El informe mostró que en 2021, de 15 mil casos de abusos sexuales en las 17 autonomías del país, sólo 68 fueron cometidos por personas en entornos religiosos, es decir, de todas las religiones en general y no sólo clérigos. Se trata de 0,45% del total.

Autor: ZENIT

Fuente: https://es.zenit.org/

El misterio de la costurera analfabeta que sabía todo sobre el Espíritu Santo


Francisca Javiera del Valle escribió de manera misteriosa un libro llamado Decenario al Espíritu Santo, libro que hoy se considera uno de los clásicos de la literatura espiritual

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El Decenario al Espíritu Santo es una antigua devoción de la Iglesia para preparar la venida del Espíritu Santo en Pentecostés.

Mujer analfabeta y sin recursos, Francisca Javiera del Valle escribió de manera misteriosa un libro llamado Decenario al Espíritu Santo, libro que hoy se considera uno de los clásicos de la literatura espiritual.

Pensada en principio como obra de piedad para preparar la festividad de Pentecostés, el texto desembocó en El silabario de la escuela divina, en la que se recoge la experiencia mística de su autora.

La vida de Francisca Javiera fue sencilla y fecunda en frutos espirituales; y su mensaje alcanzó a muchos lectores de todo el mundo.

Murió rodeada de carmelitas

Nació en Carrión de los Condes el 3 de diciembre de 1856 en el seno de una familia pobre que se dedicaba al oficio de la sastrería. Desde muy joven sintió una fuerte llamada a la vida espiritual pero renunció a la vida religiosa y realizó su vocación en la vida cotidiana, trabajando como costurera del colegio que tenían los jesuitas en Carrión.

La costurera murió rodeada de las Carmelitas que vinieron a fundar a Carrión de los Condes. Allí descansa, en el coro de la iglesia de las religiosas, después de haber reposado durante 44 años en el cementerio municipal del pueblo.

El Decenario escrito por Francisca Javiera fue enviado al cardenal Enrique Almaraz en 1914, que dictaminó favorablemente su adecuación con la enseñanza católica sobre la tercera persona de la Trinidad.

En la introducción a El Decenario, F. Pérez Embid señala:

«Si algún día, por fin, son publicados íntegra y satisfactoriamente los relatos en que aquella alma refirió los constantes y subidos fenómenos místicos de su vida espiritual, dispondrá la ciencia teológica de un testimonio de la mayor significación. Éxtasis, locuciones, visiones, raptos, repetidos innumerables veces, y sobre todo una práctica habitual y silenciosa de heroicas virtudes».



Obras de Francisca Javiera del Valle

En 1893, Francisca Javiera comenzó a redactar La Vida Interior que constituye la primera síntesis de su experiencia espiritual. Al morir en 1902 su director espiritual, empieza a escribir El Decenario al Espíritu Santo, como obra de piedad que luego dio lugar a El Silabario de la Escuela divina, en la que recoge una exposición sistemática de su experiencia mística.

Dos años después de la muerte de Francisca Javiera, en 1932, apareció su primera obra editada: El Decenario, a cargo del jesuita Marcelino González. Fue reeditada de nuevo siguiendo otros manuscritos en 1994.

El pensamiento místico de Francisca Javiera le atrajo en vida la atención del dominico Juan González Arintero que publicó en el primer número de la revista La Vida Sobrenatural (1921) un artículo suyo sobre el Espíritu Santo.

«Tolkien dejó escrito que ‘El señor de los anillos’ es una obra católica»


El periodista Pablo Ginés es uno de los impulsores de la nueva Asociación Tolkien Católica de España, una entidad que busca fomentar el disfrute de la obra del profesor de Oxford y la amistad cristiana

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Pablo Ginés se declara como «gran fan» de la obra de J.R.R. Tolkien, autor de El señor de los anillos, El hobbit o El Silmarilion. «Soy fan desde los 12 años», señala el periodista, jefe de redacción del portal Religión en Libertad, que, junto a tres amigos –el sacerdote Antonio Izquierdo, el escritor Diego Blanco o el apasionado tolkiendili Joaquín Ocaña– impulsa la Asociación Tolkien Católica de España (ATCE).

–¿Por qué vieron necesario crear una asociación Tolkien específicamente católica?

–Me he sentido muy fortalecido cuando he visto la respuesta de la gente al anuncio: nos decían «Hace mucho que lo esperaba» o «Alguien debía hacerlo». Yo creo que hacía falta por dos aspectos: primero, porque el análisis de la obra de Tolkien desde un punto de vista católico es absolutamente necesario, y segundo, porque mucha gente quiere compartir su fe. Por ejemplo, este septiembre se cumplirán 50 años de la muerte de Tolkien, y nosotros queremos poder celebrar una misa por él, y rezar por él. Buscamos compartir el placer de la obra de Tolkien, con gente de todas las edades y en un entorno de amistad cristiana.

–Ponen mucho énfasis en los encuentros cara a cara, ¿por qué?

–También haremos actividades online, pero sobre todo intentaremos formar grupos locales de la asociación, para quedar, hablar, pasárnoslo bien y compartir buenos momentos. Creo que esta es una época especialmente interesante para esto, porque mucha gente quiere salir de las pantallas y las relaciones fugaces por internet, y compartir cerveza, como los hobbits. O hablar de cosas elevadas y leer poesía, como los elfos. O compartir y lavar viejos agravios y construir algo, como los enanos.

–¿Qué tipo de actividades plantean desde la ACTE?

–Haremos lo que los socios quieran hacer, y cuantos más socios tengamos, más diversidad de cosas haremos. Probablemente habrá bastantes excursiones a la naturaleza, que era algo que al propio Tolkien le encantaba. Podemos peregrinar a un santuario o una ermita y leer allí su obra, o rezar: no es lo mismo hacerlo en tu capilla que en plena naturaleza. Queremos un equilibrio entre lo lúdico, lo cultural y lo educativo, y queremos tener, como te decía, una amistad específicamente cristiana.

–¿En qué consiste la amistad cristiana? Es decir, ¿qué cambia cuando le añadimos el adjetivo?

–Yo creo que la amistad cristiana es la forma más natural y más sencilla de ir creando santos. Junto con la familia, claro, pero fíjate que Jesús dijo: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos». Él es el modelo del amigo cristiano, que a veces te dice cosas fuertes y otras veces te consuela y te levanta. Aprendes de él, se adapta a ti… Hay un momento en El señor de los anillos donde Frodo dice a Sam: «Me alegra que estés conmigo al final de todas las cosas». Esa intimidad a las puertas de la muerte es la que queremos. La obra de Tolkien te lleva a hablar sobre la muerte, el amor, el sentido de la vida, y con los amigos puedes profundizar en estos temas desde la esperanza cristiana.

–¿La ATCE nace ligada a algún movimiento o carisma concreto?

–No, pero integrará a todos los estilos y carismas de la Iglesia católica. Hay que querer a todo el mundo, ¡incluso a Pippin! Y eso quiere decir que hemos de tener paciencia unos con otros: los hay de movimientos más alborotadores y más tranquilos, de movimientos más sociales o más devocionales… Todos tienen camino y cabida en esta comunidad un poco loca que estamos montando. Aunque hay una ortodoxia: nos sujetamos al Catecismo, creemos en lo que pone en él y nos gusta.

–¿Puede hacerse socio de la ATCE alguien que no sea católico?

–¿Tiene sentido que alguien ortodoxo o protestante se apunte a la Asociación Tolkien Católica? ¿O que invitemos a amigos que no son católicos? La respuesta es la misma con la que muchos padres apuntan a sus hijos a escuelas católicas: piensan que va a ser bueno para ellos. Probablemente haya una figura de simpatizante, y desde luego nos encantará que vengan a tomar cerveza, chocolate con churros o lo que salga, porque el mismo Tolkien hablaba con personas de ideas muy distintas, a veces bastante estrambóticas.

–Volviendo al principio, decía que es necesario analizar la obra de Tolkien desde un punto de vista católico. ¿Por qué?

–A veces el catolicismo en la obra de Tolkien no se ve porque es un mundo de fantasía donde no se habla de santos, ni de la Virgen o de Dios. Ahora bien, Tolkien tenía claro que su obra tenía una significación católica. En una carta de 1953 al padre Robert Murray, un amigo suyo jesuita, escribe: «El señor de los anillos es, por supuesto, una obra fundamentalmente religiosa y católica. De manera inconsciente al principio, pero luego cobré conciencia de ello en la revisión».

–¿Cómo se refleja la fe de Tolkien en El señor de los anillos?

–En una carta, Tolkien se refería al tema como una solución, como cuando mezclas agua y azúcar. Él decía que su obra no era una alegoría al estilo de «los cinco magos son los cinco sentidos». Pero en ella hay muchos niveles simbólicos. Por ejemplo, el símbolo del dragón, que es precristiano, pero al que Tolkien añade algo más. O las dimensiones de Jesucristo como rey, sacerdote y sanador: Aragorn tiene algo de ellas, y también fue a su casa y no le reconocieron… pero esto le ocurrió también a Ulises. Aunque claro, Ulises mata a todo, incluso a quien pide clemencia, mientras que Aragorn perdona y trata de evitar las matanzas: cuando el cristianismo toca la épica pagana la cambia; deja de ser cruel y sanguinaria.

–¿Las películas de Peter Jackson o la serie Los anillos de poder respetan este espíritu?

–Las películas de Jackson, al ser bastante fieles a la obra de Tolkien, sí conseguían traslucir esta espiritualidad que algunos deducen, otros buscan más allá. De hecho, uno de los impulsores de ATCE es un sacerdote que vio la película sin saber nada de Tolkien y descubrió en ella «aroma a Jesucristo». En Los anillos del poder vemos cosas muy distintas porque no hay un cineasta enganchado a la obra, sino que un gran producto de marketing grande. ¿Es capaz un grupo de guionistas actuales de entender la épica de la obra de Tolkien?

–Dígamelo usted.

–No lo sé, porque muchos pensarán que 'épico' significa grandes explosiones, rayos de magia y armaduras brillantes, pero es otra cosa. Épico es el pequeño Frodo arrastrándose por piedras grises y puntiagudas. Tolkien vivió en la época de los totalitarismos, intentó resistirse a eso y presentar el poder de los pequeños, el poder de los débiles, que al final es el poder de la verdad. La épica también tiene un nivel de negarse a uno mismo y tomar su cruz, que tiene que ver con la vocación. ¿No sería más épico que lo hiciera el gran guerrero? Como ves, los temas son muchísimos y dan para hablar de cosas muy profundas, que es lo que nos va a gustar hacer en la Asociación Tolkien Católica de España.

Autor: Guillermo Altarriba Vilanova

Fuente: https://www.eldebate.com/religion

¿Por qué se dice que el Espíritu Santo es el más olvidado de la Trinidad entre los fieles?


Antes de profundizar en esta afirmación, es importante recordar que la Trinidad es un misterio central de la fe católica que se basa en la revelación divina contenida en la Sagrada Escritura y en la Tradición de la Iglesia. La Trinidad se refiere a un solo Dios en tres personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Aunque las tres personas son iguales en divinidad y no pueden separarse, cada una tiene una función distinta dentro de la obra de la salvación.

Dicho esto, vamos a explorar por qué se dice que el Espíritu Santo es el más olvidado de la Trinidad. Una posible razón es que la figura del Espíritu Santo es más abstracta y menos tangible que las figuras del Padre y el Hijo. En la Biblia, el Espíritu Santo es descrito a menudo en términos simbólicos y metafóricos, como el viento, el fuego o la paloma. Estas imágenes pueden resultar más difíciles de comprender y visualizar en comparación con el lenguaje más concreto utilizado para describir al Padre y al Hijo.

Además, a lo largo de la historia de la Iglesia, ha habido un mayor énfasis en la devoción y el estudio de la figura de Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, y del Padre, como el Creador del universo. La figura del Espíritu Santo a veces ha quedado en un segundo plano, lo que ha llevado a una menor atención y conocimiento sobre su papel en la vida de los fieles.

Sin embargo, es importante destacar que el Espíritu Santo desempeña un papel fundamental en la vida de la Iglesia y de cada creyente individualmente. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, el que la anima y guía en su misión de llevar el Evangelio al mundo. En el Evangelio de Juan, Jesús promete enviar al Espíritu Santo como el Defensor y Consolador, quien enseñará y recordará a los discípulos todo lo que Jesús les ha enseñado (Juan 14, 26).

El Espíritu Santo también está presente en la vida de cada creyente desde el sacramento del Bautismo. San Pablo nos enseña que, a través del Bautismo, somos "bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo" (1 Corintios 12:13). El Espíritu Santo nos santifica, nos da los dones espirituales necesarios y nos ayuda a crecer en la vida de la gracia.

En cuanto a la Escritura, encontramos varias referencias que nos muestran la importancia del Espíritu Santo en la vida de los creyentes. En el libro de los Hechos de los Apóstoles, vemos cómo el Espíritu Santo desempeña un papel central en la expansión de la Iglesia primitiva y en la vida de los apóstoles. Es el Espíritu Santo quien los fortalece, los guía y les da los dones necesarios para llevar a cabo la misión que Jesús les ha encomendado.

Además, en las cartas de San Pablo, encontramos enseñanzas claras sobre los dones y frutos del Espíritu Santo. En Gálatas 5, 22-23, por ejemplo, se enumeran los frutos del Espíritu Santo: "amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio". Estos frutos son una manifestación visible de la presencia y acción del Espíritu Santo en la vida de los creyentes.

La importancia del Espíritu Santo también se destaca en la liturgia de la Iglesia. En la Misa, por ejemplo, invocamos al Espíritu Santo en el momento de la Epíclesis, cuando el sacerdote extiende sus manos sobre el pan y el vino y pide al Espíritu Santo que los transforme en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Además, el sacramento de la Confirmación es una celebración especial en la que los fieles reciben los dones plenos del Espíritu Santo y son fortalecidos en su fe.

Entonces, ¿cómo podemos ayudar a los fieles a recordar y apreciar más la presencia y el papel del Espíritu Santo en sus vidas? Aquí hay algunas sugerencias:

1. Enseñanza y predicación: Los sacerdotes y líderes de la Iglesia deben incluir enseñanzas y predicaciones sobre la importancia y el papel del Espíritu Santo en la vida de los creyentes. Explorar las Escrituras y la tradición de la Iglesia nos permite profundizar en el conocimiento y la comprensión del Espíritu Santo.

2. Oración al Espíritu Santo: Debemos fomentar la oración personal y comunitaria al Espíritu Santo. El rezo del Veni Creator Spiritus (Ven, Espíritu Creador) o la secuencia de Pentecostés son ejemplos de oraciones tradicionales que invocan al Espíritu Santo y nos abren a su acción en nuestras vidas.

3. Vida sacramental: Participar plenamente en los sacramentos, especialmente en la Eucaristía y la Confirmación, nos abre a la gracia del Espíritu Santo y fortalece nuestra relación con Él.

4. Cultivar los dones del Espíritu Santo: Reconocer y cultivar los dones y frutos del Espíritu Santo en nuestra vida diaria nos ayuda a vivir de acuerdo con el plan de Dios y a ser testigos del amor de Cristo en el mundo.

En resumen, aunque es cierto que a veces el Espíritu Santo puede ser pasado por alto o menos enfatizado en la vida de los fieles, es importante recordar su papel esencial en la vida de la Iglesia y de cada creyente individualmente. Al profundizar en las Escrituras, la Tradición y la enseñanza de la Iglesia, podemos crecer en nuestra comprensión y aprecio por la presencia y el trabajo del Espíritu Santo. Invito a todos los fieles a abrir sus corazones al Espíritu Santo, permitiendo que Él los guíe, los fortalezca y los transforme en verdaderos discípulos de Jesucristo. Que la gracia del Espíritu Santo esté siempre con nosotros, llevándonos a una vida de fe más profunda y una comunión más íntima con la Santísima Trinidad.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Las tres acciones que hace el Espíritu Santo explicadas por el Papa Francisco


La Palabra de Dios hoy nos muestra al Espíritu Santo en acción. Lo vemos actuar en tres momentos: en el mundo que ha creado, en la Iglesia y en nuestros corazones.

[1º El Espíritu Santo actúa en el mundo]

Primero, en el mundo que ha creado, en la creación. Desde el principio, el Espíritu Santo está en acción: «Si envías tu aliento, son creados», hemos rezado con el Salmo (104,30). Él, en efecto, es creator Spiritus (cf. S. Agustín,In Ps. 32,2,2), Espíritu creador; así lo invoca la Iglesia desde hace siglos.

Pero, podemos preguntarnos, ¿qué hace el Espíritu en la creación del mundo? Si todo proviene del Padre, si todo fue creado por medio del Hijo, ¿cuál es el papel específico del Espíritu? Un gran Padre de la Iglesia, san Basilio, escribió: «Si se intenta sustraer al Espíritu de la creación, todas las cosas se mezclan y la vida surge sin ley, sin orden» (Spir., XVI,38). Esta es la función del Espíritu: es Aquel que, al principio y en todo tiempo, hace pasar las realidades creadas del desorden al orden, de la dispersión a la cohesión, de la confusión a la armonía. Este modo de actuar lo veremos siempre en la vida de la Iglesia. Él da al mundo, en una palabra, armonía; de ese modo «guía el curso de los tiempos y renueva la faz de la tierra» (Const. past. Gaudium et spes, 26; Sal 104,30). Renueva la tierra, pero —atención— no cambiando la realidad, sino armonizándola; este es su estilo porque Él en sí mismo es armonía: Ipse harmonia est (cf. S. Basilio, In Ps. 29,1), dice un Padre de la Iglesia.

Hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división. Estamos todos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados entre nosotros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos por la soledad. Muchas guerras, muchos conflictos; ¡parece increíble el mal que el hombre puede llegar a realizar! Pero, en realidad, lo que alimenta nuestras hostilidades es el espíritu de la división, el diablo, cuyo nombre significa precisamente “el que divide”. Sí, el que precede y excede nuestro mal, nuestra desunión, es el espíritu maligno, el «seductor del mundo entero» (Ap 12,9). Él goza con los antagonismos, con las injusticias, con las calumnias; son su alegría. Y, frente al mal de la discordia, nuestros esfuerzos por construir la armonía no son suficientes. He aquí entonces que el Señor, en el culmen de su Pascua, en el culmen de la salvación, derramó sobre el mundo creado su Espíritu bueno, el Espíritu Santo, que se opone al espíritu de división porque es armonía; Espíritu de unidad que trae la paz. ¡Pidámosle que venga cada día a nuestro mundo, a nuestra vida y esté delante de cualquier tipo de división!

[2º El Espíritu Santo actúa en la Iglesia]

Además de estar presente en la creación, lo vemos actuando en la Iglesia, desde el día de Pentecostés. Pero notemos queel Espíritu no dio comienzo a la Iglesia impartiendo instrucciones y normas a la comunidad, sino descendiendo sobre cada uno de los apóstoles; cada uno recibió gracias particulares y carismas diferentes. Toda esta pluralidad de dones distintos podría generar confusión, pero al Espíritu—como en la creación— le gusta crear armonía partiendo precisamente de la pluralidad.

Su armonía no es un orden impuesto y homologado. No es así; en la Iglesia hay un orden «organizado de acuerdo a la diversidad de los dones del Espíritu» (S. Basilio, Spir., XVI,39).

En Pentecostés, en efecto, el Espíritu Santo descendió en numerosas lenguas de fuego; dio a cada uno la capacidad de hablar otras lenguas (cf. Hch 2,4) y de oír a los demás hablar en la propia lengua (cf. Hch 2,6.11). Por tanto, no creó una lengua igual para todos, no eliminó las diferencias, las culturas, sino que armonizó todo sin homologar, sin uniformar. Y esto nos debe hacer pensar en este momento, en el que la tentación del “retroceso” busca homologar todo en disciplinas únicamente de apariencia, sin sustancia.

Detengámonos en este aspecto: el Espíritu no comienza por un proyecto estructurado —como hacemos nosotros, que a menudo nos perdemos después en nuestros programas—; no, Él empieza repartiendo dones gratuitos y sobreabundantes. El texto, en efecto, subraya que en Pentecostés «todos quedaron llenos del Espíritu Santo» (Hch 2,4). Todos llenos, así empieza la vida de la Iglesia; no por un plan preciso y articulado, sino por la experiencia del mismo amor de Dios. De este modo, el Espíritu crea armonía, nos invita a dejar que su amor y sus dones, que están presentes en los demás, nos sorprendan. Como nos ha dicho san Pablo: «Hay diversidad de dones, pero todos proceden del mismo Espíritu […] Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu para formar un solo Cuerpo» (1 Co 12,4.13). Ver a cada hermano y hermana en la fe como parte del mismo cuerpo al que pertenezco; esta es la mirada armoniosa del Espíritu, este es el camino que nos indica.

Y el Sínodo que se está realizando es —y debe ser— un camino según el Espíritu; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo, no la ocasión para ir donde nos lleva el viento, sino la oportunidad para ser dóciles al soplo del Espíritu. Porque, en el mar de la historia, la Iglesia navega sólo con Él, que es «el alma de la Iglesia» (S. Pablo VI, Discurso al Sacro Colegio por las felicitaciones onomásticas, 21 junio 1976), el corazón de la sinodalidad, el motor de la evangelización. Sin Él la Iglesia permanece inerte, la fe es una mera doctrina, la moral sólo un deber, la pastoral un simple trabajo.

A veces escuchamos a los así llamados pensadores, teólogos, que nos dan doctrinas frías, parecen matemáticas porque en el interior les falta el Espíritu. Con Él, en cambio, la fe es vida, el amor del Señor nos conquista y la esperanza renace. Volvamos a poner al Espíritu Santo en el centro de la Iglesia, de lo contrario nuestro corazón no será inflamado de amor por Jesús, sino por nosotros mismos. Pongamos al Espíritu en el principio y en el centro de los trabajos sinodales. Porque es “a Él, sobre todo, a quien necesita hoy la Iglesia. Digámosle cada día: ¡Ven!” (cf. Íd., Audiencia general, 29 noviembre 1972). Y caminemos juntos, porque al Espíritu, como en Pentecostés, le gusta descender mientras “están todos reunidos” (cf. Hch 2,1). Sí, para mostrarse al mundo Él escogió el momento y el lugar en el que estaban todos juntos. Por lo tanto, el Pueblo de Dios, para ser colmado del Espíritu, debe caminar unido, hacer sínodo. Así se renueva la armonía en la Iglesia: caminando juntos con el Espíritu al centro. ¡Hermanos y hermanas, construyamos armonía en la Iglesia!

[3º El Espíritu Santo actúa en nuestros corazones]

Por último, el Espíritu crea armonía en nuestros corazones. Lo vemos en el Evangelio, cuando Jesús, la tarde de Pascua, sopló sobre sus discípulos y dijo: «Reciban el Espíritu Santo» (Jn 20,22). Lo da con un fin específico: para perdonar los pecados, es decir, para reconciliar los ánimos, para armonizar los corazones lacerados por el mal, rotos por las heridas, disgregados por los sentimientos de culpa. Sólo el Espíritu devuelve la armonía al corazón porque es Aquel que crea la «intimidad con Dios» (S. Basilio, Spir., XIX,49).Si queremos armonía busquémoslo a Él, no a los sucedáneos mundanos. Invoquemos al Espíritu Santo cada día, comencemos rezándole cada día, ¡seamos dóciles a Él!

Y hoy, en su fiesta, preguntémonos: ¿soy dócil a la armonía del Espíritu o sigo mis proyectos, mis ideas, sin dejarme modelar, sin dejarme transformar por Él? ¿Mi modo de vivir la fe es dócil al Espíritu? ¿O es necio, adherido de modo necio a la letra, a las así llamadas doctrinas que sólo son expresiones frías de la vida?  ¿Me apresuro a juzgar, señalo con el dedo y le cierro la puerta en la cara a los demás, considerándome víctima de todo y de todos? O, por el contrario, ¿acojo su poder creador armonioso, acojo la “gracia del conjunto” que Él inspira, su perdón que da paz, y a mi vez perdono?

El perdón significa hacer espacio para que venga el Espíritu. ¿Promuevo reconciliación y creo comunión, o estoy siempre buscando, husmeando dónde hay dificultades para criticar, para dividir, para destruir? ¿Perdono, promuevo reconciliación, creo comunión? Si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu.  Él es capaz de solucionar estas cosas.

Espíritu Santo, Espíritu de Jesús y del Padre, fuente inagotable de armonía, te encomendamos el mundo, te consagramos la Iglesia y nuestros corazones. Ven, Espíritu creador, armonía de la humanidad, renueva la faz de la tierra. Ven, Don de dones, armonía de la Iglesia, únenos a Ti. Ven, Espíritu del perdón, armonía del corazón, transfórmanos como Tú sabes, por intercesión de María.

Autor: Papa Francisco.

¿Por qué se dice que Pentecostés es la "fiesta de cumpleaños" de la Iglesia católica?


Es un placer abordar la importancia de Pentecostés como la "fiesta de cumpleaños" de la Iglesia católica, aunque hay que aclarar que oficialmente la Iglesia no se refiere a esta festividad como un "cumpleaños", aunque los fieles hablan en sentido popular, por ser el día que marca el arranque de la misión de la Iglesia. 

Para comprender plenamente esta afirmación, debemos remontarnos al Nuevo Testamento y explorar los eventos que tuvieron lugar en el día de Pentecostés, tal como se relata en el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Antes de hablar específicamente sobre el día de Pentecostés, es fundamental entender que la Iglesia católica tiene sus raíces en la persona de Jesucristo y en los eventos descritos en el Evangelio. Jesús fue el fundador y cabeza de la Iglesia, y durante su ministerio terrenal, estableció los cimientos para la formación de su Iglesia.

En el Evangelio de Mateo (16,18), Jesús dijo a Pedro: "Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Aquí, Jesús designa a Pedro como el fundamento sobre el cual construiría su Iglesia. También le otorga a Pedro el poder de "atar y desatar" (Mateo 16,19), lo que implica una autoridad especial y un papel de liderazgo en la Iglesia.

Después de la muerte y resurrección de Jesús, y su posterior ascensión al cielo, los discípulos y seguidores de Jesús se reunieron en Jerusalén, siguiendo las instrucciones que Jesús les había dado. En el libro de los Hechos de los Apóstoles (capítulo 2), se narra el evento central de Pentecostés, que marca un momento crucial en la historia de la Iglesia.

El día de Pentecostés, que se celebra cincuenta días después de la Pascua, los discípulos estaban reunidos en un lugar y "de repente vino del cielo un estruendo como de un viento impetuoso que llenó toda la casa en la que estaban sentados. Y se les aparecieron lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía que hablaran" (Hechos 2,2-4).

Este evento es conocido como la venida del Espíritu Santo y marca el nacimiento formal de la Iglesia. Fue en ese momento cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos y los capacitó para llevar a cabo la misión de Jesús en la tierra. Pentecostés se convirtió así en un punto de inflexión en la historia de la Iglesia, ya que marcó el inicio de su misión de propagar el Evangelio y la Buena Nueva de Jesucristo.

El relato bíblico continúa describiendo cómo, llenos del Espíritu Santo, los discípulos comenzaron a predicar con valentía y poder, y tres mil personas se convirtieron y fueron bautizadas ese mismo día (Hechos 2,41). Desde entonces, la Iglesia ha crecido y se ha expandido por todo el mundo, llevando el mensaje de salvación a todas las naciones.

Pentecostés también tiene un significado simbólico y teológico profundo para la Iglesia católica. La venida del Espíritu Santo representa la plenitud de la gracia de Dios y su presencia activa en la vida de la Iglesia. El Espíritu Santo es el alma de la Iglesia, el que guía, santifica y da vida a los creyentes. Es a través del Espíritu Santo que los fieles reciben los dones y carismas necesarios para cumplir con su vocación y misión en la Iglesia.

Además, Pentecostés une estrechamente el Antiguo y el Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento, Pentecostés era una festividad judía que celebraba la entrega de la Ley a Moisés en el monte Sinaí. En el Nuevo Testamento, en Pentecostés, el Espíritu Santo desciende sobre los discípulos, sellando la nueva alianza y dando inicio a la misión de la Iglesia.

En resumen, se dice que Pentecostés es la "fiesta de cumpleaños" de la Iglesia católica porque marca el nacimiento formal de la Iglesia cuando el Espíritu Santo descendió sobre los discípulos en Jerusalén. Fue en ese momento cuando los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo y capacitados para llevar a cabo la misión de Jesús en el mundo. Pentecostés es una celebración de la presencia activa de Dios en la vida de la Iglesia y un recordatorio del papel vital que desempeña el Espíritu Santo en la vida de los creyentes. Que esta fiesta nos impulse a vivir con fervor apostólico y a ser testigos del amor y la salvación que Jesucristo nos ha dado.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Papa Francisco: “El Pueblo de Dios, para ser colmado del Espíritu, debe caminar unido, hacer sínodo”

 


El pontífice pide que el Sínodo sea “un camino según el Espíritu; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo”

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En el gran día del laicado el papa Francisco ha presidio la misa de Pentecostés en el interior de la basílica de San Pedro en el Vaticano. Una celebración en la que se emplean las vestiduras litúrgicas rojas con la que se cierra el tiempo pascual y que ha comenzado con la aspersión del agua bendita y en la que se ha proclamado el conocido relato de los Hechos de los Apóstoles.

Armonía en la división

En su homilía, el pontífice señaló cómo, a partir de las lecturas bíblicas proclamadas, el Espíritu Santo actúa “en el mundo que ha creado, en la Iglesia y en nuestros corazones”. El Espíritu “es Aquel que, al principio y en todo tiempo, hace pasar las realidades creadas del desorden al orden, de la dispersión a la cohesión, de la confusión a la armonía. Él da al mundo, en una palabra, armonía”, subrayó. “Renueva la tierra, pero —atención— no cambiando la realidad, sino armonizándola; este es su estilo porque Él en sí mismo es armonía”, precisó.

Para Francisco “hoy en el mundo hay mucha discordia, mucha división. Estamos todos conectados y, sin embargo, nos encontramos desconectados entre nosotros, anestesiados por la indiferencia y oprimidos por la soledad. Muchas guerras, muchos conflictos; ¡parece increíble el mal que el hombre puede llegar a realizar!”, lamentó. Ante esta división provocada por el diablo que “goza con los antagonismos, con las injusticias, con las calumnias. Y, frente al mal de la discordia, nuestros esfuerzos por construir la armonía no son suficientes” por eso necesita el “Espíritu de unidad que trae la paz”.

Un camino del Espíritu

“El Espíritu no dio comienzo a la Iglesia impartiendo instrucciones y normas a la comunidad, sino descendiendo sobre cada uno de los apóstoles”, prosiguió el Papa. Para Bergoglio “el Espíritu no comienza por un proyecto estructurado —como hacemos nosotros, que a menudo nos perdemos después en nuestros programas—; no, Él empieza repartiendo dones gratuitos y sobreabundantes”. “Así empieza la vida de la Iglesia; no por un plan preciso y articulado, sino por la experiencia del mismo amor de Dios. De este modo, el Espíritu crea armonía, nos invita a dejar que su amor y sus dones, que están presentes en los demás, nos sorprendan”, añadió.

“Ver a cada hermano y hermana en la fe como parte del mismo cuerpo al que pertenezco; esta es la mirada armoniosa del Espíritu, este es el camino que nos indica”. Algo que se traduce hasta en el Sínodo que “es —y debe ser— un camino según el Espíritu; no un parlamento para reclamar derechos y necesidades de acuerdo a la agenda del mundo, no la ocasión para ir donde nos lleva el viento, sino la oportunidad para ser dóciles al soplo del Espíritu”.

El Papa alertó que “sin Él la Iglesia permanece inerte, la fe es una mera doctrina, la moral sólo un deber, la pastoral un simple trabajo. Con Él, en cambio, la fe es vida, el amor del Señor nos conquista y la esperanza renace”. Po ello invitó: “Volvamos a poner al Espíritu Santo en el centro de la Iglesia, de lo contrario nuestro corazón no será inflamado de amor por Jesús, sino por nosotros mismos. Pongamos al Espíritu en el principio y en el centro de los trabajos sinodales”. “El Pueblo de Dios, para ser colmado del Espíritu, debe caminar unido, hacer sínodo. Así se renueva la armonía en la Iglesia: caminando juntos con el Espíritu al centro. ¡Construyamos armonía en la Iglesia!”, exhortó.

Curando heridas

Finalmente destacó que Jesús envía el Espíritu “para perdonar los pecados, es decir, para reconciliar los ánimos, para armonizar los corazones lacerados por el mal, rotos por las heridas, disgregados por los sentimientos de culpa”. “Si queremos armonía busquémoslo a Él, no a los sucedáneos mundanos. Invoquemos al Espíritu Santo cada día, comencemos rezándole cada día, ¡seamos dóciles a Él!”, clamó.

“¿Me apresuro a juzgar, señalo con el dedo y le cierro la puerta en la cara a los demás, considerándome víctima de todo y de todos? O, por el contrario, ¿acojo su poder creador armonioso, la “gracia del conjunto” que Él inspira, su perdón que da paz, y a mi vez perdono, promuevo reconciliación y creo comunión?”, preguntó el Papa. “Si el mundo está dividido, si la Iglesia se polariza, si el corazón se fragmenta, no perdamos tiempo criticando a los demás y enojándonos con nosotros mismos, sino invoquemos al Espíritu”, alentó antes de concluir la homilía haciendo una plegaria.

Autor: Mateo González Alonso.

Fuente: https://www.vidanuevadigital.com/

[Video] Católicos expulsan de iglesia a protestante que predicaba contra la Virgen


La personalidad de TikTok Ryan Foley, un cristiano protestante que viaja por los Estados Unidos "predicando", publicó recientemente un video proclamando su objeción al Rosario y la honra a la Santísima Virgen María.

El video, que generó casi 150,000 visitas solo en TikTok , muestra a valientes católicos sacándolo de la Iglesia por "predicar" contra el Rosario.

"¡El Rosario es Herejía! ¡La Madre María no es nada! ¡Se trata de conocer a Jesucristo!" Foley grita dentro de la Iglesia Católica mientras dos hombres lo sacan del santuario.

"¡Fuera!" un hombre grita.

Otro hombre lo amenaza con arrestarlo.

"Tienes que huir del catolicismo", continúa Foley. “El Rosario... y Jesús nos dice que nos alejemos de la oración repetitiva. Esto es una verdadera herejía. El problema real que circula ahora mismo son las iglesias con esta religión y este 'iglesianismo'. Ni siquiera van a la forma bíblica de hacer las cosas".

Los usuarios de las redes sociales defendieron a los hombres mientras criticaban a Foley por sus creencias erróneas.

Un usuario de TikTok dijo: "Lo siento Ryan. La Iglesia Católica fue fundada por Jesucristo".

Otro usuario de TikTok dijo: "La Iglesia Católica es la única Iglesia verdadera. No adoramos a María, pero le pedimos que ore por nosotros, ya que sus oraciones son más poderosas".

El usuario de TikTok Paul Gugerty agregó: "Sin palabras, absolutamente vergonzoso. ¡Bendita sea María, la Theotokos!".

Otro usuario de TikTok dijo: "Jesús no nos dice que nos alejemos de la oración repetitiva, dice que debes orar con el corazón, no solo con las palabras".

¡Oremos un "Ave María" por la conversión de Ryan Foley!


@ryanfoley._ #Christian #God #Jesus #Christiantiktok #Catholics #catholictiktok ♬ where is my mind (piano version) - your movie soundtrack

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