El Papa pide evitar “el diálogo con el diablo” en las tentaciones


Francisco ha invitado en el Ángelus del primer Domingo de Cuaresma a “evitar discutir con el diablo y responder rezando con la Palabra de Dios”, con el ejemplo de Jesús, que ante las tentaciones, “no dialoga con el diablo, no negocia con él, sino que rechaza sus insinuaciones con las Palabras benéficas de las Escrituras”.

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Para vencer “el apego a las cosas, la desconfianza y la sed de poder, tres tentaciones frecuentes y peligrosas que el diablo emplea con el fin de dividirnos del Padre y hacer que ya no nos sintamos hermanos y hermanas entre nosotros, para llevarnos a la soledad y a la desesperación”, el Papa Francisco ha aconsejado en el Ángelus del primer Domingo de Cuaresma “evitar discutir con el diablo y responder rezando con la Palabra de Dios”.

Jesús “no dialoga con el diablo, no negocia con él”, manifestó el Papa. “Esto supone una invitación para nosotros: ¡con el diablo no se discute! No se le vence tratando con él, sino oponiéndole con fe la Palabra divina. De este modo, Jesús nos enseña a defender la unidad con Dios y entre nosotros, de los ataques del que divide. ¡Y necesitamos unidad!” 

El Evangelio de este primer Domingo de Cuaresma presenta a Jesús en el desierto tentado por el diablo (cfr. Mt 4,1-11). “Diablo significa ‘el que divide’. Su nombre nos dice lo que hace: divide. Eso es lo que se propone también tentando a Jesús. Veamos ahora de quién lo quiere dividir, y de qué modo.”, afirmó el Romano Pontífice desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano, en la Plaza de san Pedro.

¿De quién quiere separar el diablo a Jesús?, se preguntó, y respondió poniendo como ejemplo la unidad de las Personas divinas. “Poco antes de que Jesús sea tentado, cuando recibe el Bautismo de Juan en el Jordán, el Padre le llama ‘mi Hijo amado’ (Mt 3,17), y el Espíritu Santo desciende sobre Él en forma de paloma (cfr. v. 16). El Evangelio nos presenta así las tres Personas divinas unidas en el amor. No solo: Jesús mismo dirá que ha venido al mundo a hacernos partícipes de la unidad que existe entre Él y el Padre (cfr. Jn 17,11). El diablo, en cambio, hace lo contrario: entra en escena para dividir a Jesús del Padre y apartarlo de su misión de unidad para nosotros”. 

“Tres venenos potentes”

El maligno intenta entonces infundir en Jesús tres “venenos potentes”, para paralizar su misión de unidad, continuó Francisco. “Estos venenos son el apego a las cosas, la desconfianza y el poder: “¡Sigue los criterios del mundo, logra todo tú solo y serás poderoso! Terrible, ¿no es cierto?” 

“Pero Jesús vence las tentaciones. ¿Cómo? Evitando discutir con el diablo y respondiendo con la Palabra de Dios.”, manifestó el Papa, como se ha señalado al principio. “Probemos, nos ayudará en las tentaciones, porque, entre las voces que se agitan dentro de nosotros, resonará la voz benéfica de la Palabra de Dios”. 

El Papa concluyó acudiendo a la Virgen María. “Que María, que ha acogido la Palabra de Dios y con su humildad ha derrotado la soberbia del que divide, nos acompañe en la lucha espiritual de la Cuaresma”, alentó.

Tierra Santa, Burkina Faso, migrantes, Ucrania, sirios, turcos

Tras el rezo de la oración mariana del Ángelus e impartir la Bendición, el Papa se refirió a “noticias dolorosas” de Tierra Santa, “tantas personas asesinadas, incluso niños, una espiral de violencia”. Francisco renovó su llamamiento para que “el diálogo prevalezca sobre el odio y la venganza”, y “pido a Dios por los palestinos y los israelíes, para que encuentren el camino de la fraternidad y la paz, con la ayuda de la comunidad internacional”, añadió.

El Santo Padre manifestó también su fuerte preocupación por “la situación en Burkina Faso, donde continúan los atentados terroristas”, e invitó a “rezar por el pueblo de ese querido país, para que la violencia que ha sufrido no les haga perder la fe en el camino de la democracia, la justicia y la paz”.

También mencionó el Papa con dolor el naufragio en la costa de Calabria, cerca de Crotone (Italia), del que se han recuperado 40 muertos, muchos de ellos niños. “Rezo por cada uno de ellos, por los desaparecidos, y por los demás migrantes y supervivientes”. “Que la Virgen sostenga a estos hermanos y hermanas nuestros”, rogó.

El Romano Pontífice pidió que “no olvidemos la tragedia de la guerra en Ucrania”, ni “el dolor del pueblo sirio y turco por el terremoto”. Francisco recordó asimismo los 50 años de la asociación italiana de donación de órganos, que “promueve la vida a través de estas donaciones”, y la próxima Jornada Mundial de Enfermedades Raras, que será pasado mañana. Alentó a las asociaciones de enfermos y familiares, y pidió que no falte, “especialmente a los niños, nuestra cercanía para hacerles sentir el amor y la ternura de Dios”.

Autor: Francisco Otamendi.

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Fuente: https://omnesmag.com/actualidad/angelus-i-domingo-cuaresma/

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