Según una nueva investigación, Jesús sí habría podido nacer en diciembre del año 1



Cuando se acerca la Navidad, a menudo surge el debate sobre cuándo nació exactamente Jesús. ¿Ocurrió realmente la Natividad durante el invierno en Belén hace poco más de 2.020 años? Las recientes investigaciones de un grupo de investigadores italianos sugieren que sí.

El doctor Liberato De Caro, del Instituto de Cristalografía del Consejo Nacional de Investigación de Bari (Italia), que dirigió la investigación, propone que la fecha del nacimiento de Jesús puede determinarse a través de la comprensión de las peregrinaciones judías que tuvieron lugar en aquella época, y cómo sus conexiones con la visita de María a Isabel -y la reacción de María a que Isabel esperara a Juan el Bautista, y la muerte de Herodes el Grande- apuntan a que la fecha del nacimiento de Jesús tuvo lugar el 1 de diciembre a. C.

De Caro explica sus hallazgos en esta entrevista con el National Catholic Register (NCR), la primera de una serie con De Caro, que también ha investigado las pruebas astronómicas de una Estrella de Belén visible en el momento del nacimiento de Jesús, y la verdadera fecha de la crucifixión y resurrección de Cristo.

Puedes leer la entrevista a continuación:

Dr. De Caro, su investigación ha demostrado que existen razones históricas, calendáricas y astronómicas válidas para situar la Natividad durante el invierno del año 1 a.C. ¿Puede explicar cómo ha llegado a esta conclusión empírica?

Mis estudios sobre la cronología de la vida de Jesús son fruto de una fructífera colaboración con el profesor Fernando La Greca, del Departamento de Estudios Humanísticos de la Universidad de Salerno.

En primer lugar, conviene recordar que el calendario hebreo es lunisolar. Doce meses lunares duran 11 días menos que un año solar, por lo que 11 días por tres equivalen aproximadamente a un mes. Por lo tanto, para realinear el calendario hebreo con las estaciones, es necesario añadir un decimotercer mes aproximadamente cada tres años, al final del año, que cae al principio de la primavera. El año con 13 meses se llama «embolismal».

Además de esta premisa, también es importante recordar que la reconstrucción histórica de los hechos ocurridos en la vida de Jesús no es la razón principal por la que se escribieron los Evangelios. No obstante, contienen información cronológica muy convincente. Pensemos, por ejemplo, en el nacimiento de Jesús a principios del invierno. ¿Cómo puede deducirse esta información directamente de los Evangelios canónicos? Cuando se piensa en ello, si el registro cronológico en el Evangelio lucano de que Isabel estaba embarazada en el sexto mes, en el momento de la Anunciación, está relacionado con la frecuencia temporal de las fiestas de peregrinación en Jerusalén, esto se vuelve muy importante con respecto al posible período del año en que habría nacido Jesús.

De hecho, tuvieron lugar tres peregrinaciones: una en Pascua, otra en Pentecostés [judío] (50 días después de Pascua) y la tercera en la Fiesta de los Tabernáculos (seis meses después de Pascua). Por tanto, el periodo máximo que podía transcurrir entre dos peregrinaciones sucesivas era de seis meses -desde la Fiesta de los Tabernáculos hasta la siguiente Pascua- o siete meses según los años embolismales. Lucas señala cómo José y María eran peregrinos de acuerdo con la Ley mosaica (Lucas 2:41), que exigía una peregrinación a Jerusalén en las tres fiestas antes mencionadas.

¿Cuál es el significado de las peregrinaciones?

Por tanto, es totalmente verosímil suponer que si hubiera habido una fiesta de peregrinación entre la anunciación del ángel a Zacarías [de que Isabel daría a luz a Juan el Bautista] y la Anunciación, José habría ido a Jerusalén y ya se habría enterado por el sacerdote Zacarías del embarazo inesperado de su esposa Isabel, pariente de María, pues ya era vieja para tener hijos. Una noticia tan importante no podía callarse.

Puesto que María, en el momento de la Anunciación, no sabía del embarazo de Isabel, se infiere necesariamente que no se había producido ninguna peregrinación al menos cinco meses antes de ese momento, puesto que Isabel se encontraba ya en el sexto mes de embarazo. Si, por ejemplo, tres meses antes de la Anunciación hubiera habido una peregrinación, Zacarías y José ya se habrían encontrado en Jerusalén y, a su regreso a Nazaret, María ya habría sido informada del embarazo de su anciana pariente. Sin embargo, en el momento de la Anunciación, María no sabía nada. Al menos esto es lo que parece desprenderse del relato lucano, tras la noticia del ángel, y porque el embarazo de Isabel parece totalmente inesperado para María.

¿Qué nos dice esto?

Todo esto implica que la Anunciación debió ocurrir al menos cinco meses después de una fiesta de peregrinación. Dado que los intervalos entre Pascua y Pentecostés, y entre éste y la Fiesta de los Tabernáculos son inferiores a cinco meses, se deduce que el período en el que situar la Anunciación es el comprendido entre la Fiesta de los Tabernáculos y Pascua, y que la visita del ángel a María debe caer necesariamente muy cerca y justo antes de Pascua. La Pascua judía iniciaba el año litúrgico y caía en la primera luna llena de primavera, normalmente a finales de marzo, principios de abril. Si sumamos los nueve meses de duración de un embarazo llegamos a finales de diciembre, principios de enero. Por consiguiente, la Natividad podría haber tenido lugar realmente durante el periodo del año transmitido a lo largo de los siglos por la Tradición de las Iglesias de Occidente y Oriente.

Teniendo en cuenta estos antecedentes históricos de la Natividad, ¿cómo determinó el año exacto del nacimiento de Jesús?

En cuanto al año del nacimiento de Jesús, existe una larga tradición patrística que converge hacia la datación convencional del comienzo de la era cristiana. Sin embargo, desde los estudios de E. Schürer a finales del siglo XIX, la opinión de muchos historiadores ha cambiado. De hecho, los Evangelios (Mateo 2:1) nos hablan de la llamada masacre de los Inocentes de Herodes el Grande, llevada a cabo en un intento de suprimir a Jesús recién nacido. Herodes, por tanto, tenía que seguir vivo en el año en que nació Jesús. Según el historiador Josefo Flavio, Herodes el Grande murió después de un eclipse de luna visible desde Jerusalén. Por tanto, la astronomía resulta útil para datar su muerte y, en consecuencia, el año del nacimiento de Jesús.

E. Schürer, que no era astrónomo, buscando en los almanaques astronómicos de su época, encontró un eclipse de luna, visible desde Jerusalén en marzo del 4 a.C. A partir de estos datos astronómicos y otras consideraciones históricas, Schürer dedujo la fecha de la muerte de Herodes en el 4 a.C. Desde entonces, el cálculo del comienzo de la era cristiana realizado, hace unos 14 siglos, por Dionisio Exiguo ha sido cuestionado y hoy se cree que el nacimiento de Jesús debería tener lugar, como mínimo, en el año 5 a.C.

Sin embargo, un análisis astronómico preciso de los posibles eclipses lunares asociados a la muerte de Herodes el Grande -ahora posible gracias a los estudios del astrónomo B.E. Schaefer y a una descripción más detallada de los mecanismos físicos que limitan la visibilidad a simple vista de tales fenómenos astronómicos- muestra que el eclipse del 4 a.C. habría tenido una probabilidad muy baja de ser advertido por cualquier observador. A finales del siglo XIX, cuando Schürer llevó a cabo su investigación, no se sabía que un eclipse parcial como el del 4 a.C. no sería visible a simple vista...

La invisibilidad a simple vista del eclipse lunar del 4 a.C. no se demostró hasta la década de 1990. Desgraciadamente, los historiadores contemporáneos, aunque tienen mayor acceso que sus colegas del pasado a los descubrimientos de otras disciplinas -sobre todo científicas-, no siempre aprovechan estos estudios, en este caso astronómicos, y se quedan anclados en resultados de investigaciones que datan de hace más de un siglo y que, hoy en día, incluso podrían considerarse desfasadas.

En definitiva, partiendo del análisis más preciso posible hoy en día de la visibilidad a simple vista de los eclipses lunares, la búsqueda de uno de ellos realmente visible en Judea hace 2.000 años, puesto en relación con otros elementos cronológicos e históricos deducidos de los escritos de Josefo Flavio y de la historia romana, conduce a una única solución posible, a saber, una datación de la muerte de Herodes el Grande ocurrida en el año 2-3 d.C., compatible con el comienzo convencional de la era cristiana, es decir, que la Natividad tuvo lugar a finales del año 1 a.C.

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