Alexander Acha, de La Academia, ¿cómo fue su camino de conversión?



En entrevista, el cantautor habla de su devoción a la Virgen de Guadalupe y cómo ello lo llevó a conocer a su esposa.

¿Cómo fue la conversión de Alexander Acha? 

“No siempre creí ni fui converso, en la adolescencia me olvidé de lo que me enseñaron mis padres, me alejé mucho y tomé un camino irresponsable, lleno de excesos, los cuales sólo anestesiaban mis dolores y mis heridas psicológicas y espirituales”.

Cuando ya no pudo más –comentó-, decidió buscar y salir al encuentro de Dios. Estudió filosofía, teología, asistió al catecismo; asimismo tuvo consejeros espirituales, pero no encontraba la famosa ‘llamada de Dios’, hasta que logró abrir su corazón.

“Al abrirme y decirle que me mostrara el camino de mi felicidad Él salió a mi encuentro. Me mostró el camino, pero me preguntó ‘¿vas a andar este camino?’ Entonces decidí asumir las exigencias del Señor, elegí una vida virtuosa”.

Aseguró que no ha sido fácil. “Seguir a Dios tiene un precio y lo he pagado en mi carrera. Me han calumniado, me han rechazado de la industria, muchos ‘amigos’ me abandonaron; he vivido la abundancia y escasez de recursos económicos, mucho de ello es porque no he participado en videos, canciones, campañas o patrocinios que vayan en contra de mis principios y mi fe. Vivo en coherencia con mi credo”.

La Guadalupana me escuchó

“Para mí la Virgen de Guadalupe no sólo es la madre de Jesús y mi madre, a la que le encomiendo todo lo que soy y todo lo que amo, Ella me lleva siempre de la mano con Jesús”.

Durante su conversión, Alexander pasó por un divorcio y asegura que posterior a ello, uno de sus más importantes anhelos fue estar de nuevo en familia.

“En la intimidad de mi recámara, le pedí a la Virgen de Guadalupe que no me dejara solo, que le pidiera a Dios una compañera para mí. Una mujer que me aceptara tal cual soy, que no me hiriera”.

Al poco tiempo Alexander conoció a su esposa María Rojo de la Vega, y señala que ella lo equilibra y complementa. “Dios y la Virgen me la confiaron sin que yo la mereciera, luego nos mandaron a nuestros hijos y creo que hasta ahora los he cuidado muy bien, porque somos muy felices”.

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