Seis reglas para convivir con familiares no católicos, y no acabar peleando



Puede que nuestros familiares no acepten nuestra fe o que se hayan alejado de la iglesia; estas reglas de convivencia servirán para mantener la paz y el amor.

Hay una recomendación muy conocida entre las familias: En la mesa no se habla de política, futbol ni de religión,  porque según el conocimiento popular esto lleva a peleas. Las peleas relacionadas con la fe suelen ser tensas, ¿cómo convivir con familiares no católicos y no terminar discutiendo?

Esta es una pregunta que se hizo el escritor católico Steve Ray, quien es conferencista. Ray es católico converso, anteriormente era evangelista y cuando cambió su fe su familia se sintió traicionada.

“Las familias de mi esposa y la mía se alejaron cuando nos convertimos al catolicismo, se negaban a visitarnos y a hablarnos”. Lo mismo pasó con muchos de sus amigos que también eran evangélicos, recordó, “todos nos dejaron en menos de un mes”.  Pero asegura que con algunos la relación fue poco a poco mejorando cuando vieron en la pareja a personas con las que podían convivir en paz.

Con base en su experiencia y en lo que ha conocido a través de ser conferencista, desarrolló seis reglas que se han vuelto bastante populares y que expuso en su artículo Seis reglas para lidiar con familiares no católicos y amigos.

Ha hablado de ellas en varios medios de comunicación y espacios de podcast. “Por varios años he visto a la gente practicarlas y esto me ha demostrado que funcionan”. Son las siguientes:

Regla 1. No discutas

El escritor asegura que cuando alguien se le acerca en una conferencia y le hace la pregunta de cómo hacer que sus familiares crean en la fe católica o vuelvan a ella, generalmente los sorprende porque se les acerca y los empuja.

“Con sorpresa dicen: ‘¿Por qué hiciste eso?’ Sonrío y digo: ¿Cuál es la reacción normal cuando alguien te empuja?” Responden: ‘Empujarlo yo también’”.


“Exactamente. Y eso es lo que no queremos cuando tratamos con seres queridos. Discutir es como empujar y las discusiones escalan rápidamente, cuando vean ya van a estar peleando y en esos momentos se dicen cosas muy desafortunadas”.

¿Esto significa que nunca deberíamos discutir o defendernos si nos atacan o atacan nuestra fe?, No, asegura el escritor, pero la argumentación se debe hacer de manera mesurada y caritativa, debemos evitar el argumento emocional. Por supuesto que esto requiere mucho autocontrol, señala.

“Por ejemplo, si alguien hace comentarios sarcásticos o te ataca en una cena familiar, en lugar de reaccionar con violencia respiremos, hagamos oración al Espíritu Santo y no contestemos con enojo”.

Regla 2. Ámalos más que nunca

Porque los amamos, queremos que regresen a la Iglesia Católica, esa es la respuesta que el escritor ha encontrado en muchas personas preocupadas por familiares que se alejaron.

Pero este deseo no debe traducirse en obligarlos. Y si ellos te atacan, la respuesta debe venir desde el amor.

“El amor es el único argumento que nadie puede resistir. Recuerdo el momento en que una mujer se me acercó enojada, arremetió contra la Iglesia Católica y dijo que estaba en contra de mis enseñanzas”. Entonces él dio un paso hacia adelante y le dijo “Gracias por preocuparte por mi alma”.

“Ella se sorprendió y se alejó. No mordí el anzuelo; más bien, le expresé mi amor y agradecimiento”.

“Es difícil amar a la persona y no estar de acuerdo con sus ideas, especialmente si es firme al respecto. Pero tenemos que tomar la iniciativa y demostrar el amor de Dios. Ama, ama, ama, y ​​hazlo diario y demostrable”.

Regla No. 3: Ora y haz sacrificios

Puede que si discutes con una persona, a menudo pases tiempo imaginando argumentos sobre cómo ganarle una discusión, mejor haz oración por ellos, considera el autor.

“Un conocido mío había dejado la Iglesia. Un familiar decidió orar diariamente y hacer un sacrificio semanal por el regreso de esta persona. Después de un año, regresó y con una sonrisa de complicidad le dijo a quien oró: “¡Sé lo que hiciste! Oraste e hiciste sacrificios por mí. Dios no me dejaría solo”.

Regla 4. Estudia la fe católica

De acuerdo con el escritor, no se puede enseñar ni defender lo que no se conoce. Por ello, si las puertas de la comunicación se mantienen abiertas con nuestros familiares o amigos no católicos, ellos podrían acercarse a preguntarnos sus dudas de forma respetuosa, pero si no conocemos la fe no sabríamos cómo responderlas.

Por ello es importante que nos preparemos, conozcamos la fe y leamos la Biblia, asegura.

“San Pedro lo entendía, por eso dijo: “Estén siempre preparados para presentar defensa ante cualquiera que les demande razón de la esperanza que hay en ustedes, pero háganlo con mansedumbre y reverencia” (1 Pedro 3:15).

Regla No. 5: Muestra la alegría del Señor en tu vida

La alegría, la felicidad y el amor atraen a las personas, asegura el escritor, mientras que la ira, la frustración y el descontento los alejan.

Si queremos atraer a nuestros seres queridos a la Iglesia, debemos buscar que se pregunten, ¿por qué está tan feliz?,¿qué tiene él o ella que yo no tengo?

“Debemos dar el ejemplo. Si nos quejamos y chismeamos, convenceremos a quienes se alejaron de que hicieron algo bien (…) El gozo del Señor debe irradiar de nosotros incluso en tiempos difíciles”, dice el autor.

Regla 6: Pídele a Dios que alguien más lo ayude a acercarse a la fe, ya que a ti no te escucha

La regla número 6 puede ser la más importante de todas, asegura el autor.

“Esto es obvio, pero rara vez se practica. La gente dice: ‘¡Nunca pensé en eso!’ Con familiares o amigos pensamos que es nuestro trabajo recuperar a los perdidos, convertir a los no católicos. Pero en última instancia, no es nuestro trabajo; es el trabajo del Espíritu Santo, y es probable que elija usar a alguien más en lugar de a nosotros”.

“He visto que esto ocurre una y otra vez”, asegura.

Estas reglas, asegura el escritor, no solo son buenas para mantener la paz, sino que también harán maravillas en la propia vida espiritual.

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