NECESITAMOS CON URGENCIA, QUE EL RESPETO Y EL PUDOR EN EL VESTIR REGRESEN A MUCHAS PARROQUIAS
Ya es cosa común ver a muchas mujeres vestir inadecuadamente cuando van a misa. Muchas incluso suben a leer las escrituras con atuendos que no muestran pudor alguno, ni respeto por la Casa del Señor, ni mucho menos por el propio Señor.
Muchos párrocos tienen que llamarles la atención a sus parroquianos para que sigan asistiendo a misa, pero con las ropas adecuadas.
Esto no es algo que se resuelve recurriendo cínicamente a la frase "Dios ve el corazón, no las ropas". El texto bíblico no se aplica en este caso. Precisamente quienes pretenden justificarse así son los que, a la hora de un evento social, como una graduación o una boda, procuran llegar impecablemente presentables. Pero cuando se trata de ir a alabar a Dios en la Santa Eucaristía, por alguna desconocida razón, se visten de forma inapropiada, y eso no les causa ni la menor molestia. Como si Jesús no mereciera respeto alguno.
Ya es hora, lo es desde hace años que todos, damas y varones, pero principalmente las damas, retomen la buena costumbre de vestir apropiadamente cuando van a misa, porque no se trata de una reunión de tertulia, donde se puede llegar mostrando más de lo que la decencia permite, sino que es para ir a alabar y a adorar al Rey de reyes, a Jesús, quien merece mucha más consideración que todas las demás celebraciones.
Las damas deben llegar decentemente vestidas, no solamente con ropas que cubran la piel. Hay muchas que llegan con licras o pantalones súper ceñidos, que fueron diseñados para resaltar atributos femeninos, que más bien deberían estar protegidos de toda mirada con ropas más holgadas. Ninguna mujer necesita exhibirse de semejante forma. Los varones también deben retomar la decencia y el decoro. No es aceptable, de ninguna forma, que lleguen semidesnudos, en shorts o con camisas sin mangas a la Santa Eucaristía.
Esto no tiene nada que ver con puritanismos, ni es tampoco una actitud farisea o rigorista. Simplemente se trata de recuperar el sentido del respeto hacia todo lo sagrado, respeto que, lamentablemente, lleva demasiados años olvidado. No es que varones y mujeres no tengan las ropas adecuadas para ir a misa, es que simplemente no le tienen el merecido amor a Cristo, para llegar decentemente vestidos.
Si por otro lado, las ropas que vistes son las únicas que tienes, porque tu situación económica no es de lo mejor, vístelas con toda dignidad.
I Samuel 16,7
Pero Yahveh dijo a Samuel: «No mires su apariencia ni su gran estatura, pues yo le he descartado. La mirada de Dios no es como la mirada del hombre, pues el hombre mira las apariencias, pero Yahveh mira el corazón.»
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