La Iglesia Católica y su lucha contra la esclavitud


LA IGLESIA CATÓLICA Y SU LUCHA CONTRA LA ESCLAVITUD
Por Jesús Mondragón

En la antigüedad la esclavitud era algo tan normal, que la misma Biblia lo da como un hecho establecido, sin condenarla.

I Timoteo 6,1-2
Todos los que estén como esclavos bajo el yugo de la servidumbre consideren a sus dueños como dignos de todo respeto, para que no se blasfeme del nombre de Dios y de la doctrina.
Los que tengan dueños creyentes no les falten al respeto por ser hermanos, sino al contrario, que les sirvan todavía mejor por ser creyentes y amigos de Dios los que reciben sus servicios. Esto debes enseñar y recomendar.

Efesios 6,5-9
Esclavos, obedeced a vuestros amos de este mundo con respeto y temor, con sencillez de corazón, como a Cristo, no por ser vistos, como quien busca agradar a los hombres, sino como esclavos de Cristo que cumplen de corazón la voluntad de Dios; de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres; conscientes de que cada cual será recompensado por el Señor según el bien que hiciere: sea esclavo, sea libre.
Amos, obrad de la misma manera con ellos, dejando las amenazas; teniendo presente que está en los cielos el Amo vuestro y de ellos, y que en él no hay acepción de personas.


Ya desde sus comienzos, la Iglesia inicia un cambio de perspectiva sobre la esclavitud, inspirada en las enseñanzas de Cristo. San Pablo nos dice:

Gálatas 3,26-28
Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús.

I Corintios 12,13
Porque en un solo Espíritu hemos sido todos bautizados, para no formar más que un cuerpo, judíos y griegos, esclavos y libres. Y todos hemos bebido de un solo Espíritu.


Muchos se olvidan o de plano no saben, que la Iglesia Católica es la gran defensora de los esclavos. La lucha no fue fácil y sí muy larga, ya que trastocaba intereses económicos tan poderosos como lo es hoy el tráfico de drogas. Terminar con la esclavitud, es como si hoy se decidiera terminar para siempre con el narcotráfico, es decir, era una misión casi imposible, una guerra perdida de antemano. De ahí que no fue sino hasta apenas el siglo XIX, que finalmente la esclavitud fue prohibida en todo el mundo. ¡CASI 2000 AÑOS DE LUCHA!

Y lo que es peor: ¡EL TRÁFICO DE PERSONAS AÚN EXISTE! Mujeres raptadas y traficadas a otros países para ser obligadas a prostituirse, encerradas, maltratadas y bajo constante amenaza de represalias contra sus familias. Niños, mujeres y hombres que son traficados como esclavos.

Otros por el contrario, falsamente acusan a la Iglesia Católica de promover la esclavitud. De esos, ni siquiera nos ocuparemos aquí.

Por otro lado, entre esa gran nube de defensores de los esclavos, tenemos grandes figuras en estas tierras de América. Destacan: Fray Bartolomé de las Casas, Fray Antonio de Montesinos, Fray Toribio de Benavente "Motolinía", Vasco de Quiroga. De quienes aún resuenan sus palabras: "Todos estáis en pecado mortal, y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas inocentes gentes".

LOS PADRES APOSTÓLICOS, SUCESORES DE LOS APÓSTOLES Y LA ESCLAVITUD

SAN CLEMENTE ROMANO (96 después de Cristo) Exalta el ejemplo heroico de los cristianos que se someten a la esclavitud para liberar a otros.

SAN IGNACIO DE ANTIOQUÍA (107 después de Cristo) Habla de la “limosna de la libertad” en la que, una parte de lo que daban los fieles se empleaba para liberar esclavos.

SAN IRENEO DE LYON, TERTULIANO y TACIANO (siglo III después de Cristo) Se muestran orgullosos de haber roto una desigualdad que no podía tolerar la ley natural ni la ley de Cristo.

SAN CIPRIANO DE CARTAGO (200-258 después de Cristo) Reprueba la esclavitud en los cristianos como un delito.

SAN GREGORIO NACIANCENO (329-389 después de Cristo) Declara incompatible la esclavitud con el cristianismo.

SAN CIRILO DE ALEJANDRÍA (370-444 después de Cristo) Reconoce con orgullo que entre los obispos, sacerdotes o diáconos hay esclavos y libres.

Los cristianos católicos ¡HASTA TUVIMOS UN PAPA ESCLAVO! El papa Calixto (155-222) fue esclavo y declaró legítimos los matrimonios entre esclavos y libertos, así como el que en los cementerios cristianos no se haga mención de la condición de esclavos de los allí enterrados, como sí era costumbre de hacerlo en los cementerios civiles. Paulatinamente se va generalizando la manumisión o liberación de esclavos.

En la época de San Cipriano se recogieron cotizaciones para liberar esclavos en Numidia. San Ambrosio vendió los vasos sagrados con este fin.

El emperador Constantino (272-337) promulgará una serie de medidas significativas: prohíbe marcar la cara de los esclavos, suprime el castigo de crucifixión para ellos, declara culpable de homicidio al amo que haya causado la muerte de algún esclavo y prohíbe separar a padres, hijos y hermanos en la venta de terrenos.

Más tarde, en el siglo V, Justiniano castigará el rapto de una mujer esclava con la misma pena que el de la libre, además permitirá a los senadores esposar esclavas y prohibirá separar del suelo a los esclavos.

La Orden de los Padres Trinitarios fue fundada en 1189 por San Juan de Matha (1150-1213) y San Félix de Valois (¿?-1212). La regla más altruista y heroica de los trinitarios era la de intercambiarse (incluso dando su vida) para ocupar el lugar y suerte destinada a los cautivos.

Otra congregación importante fue la Orden de Nuestra Señora del Rescate, más conocida como Orden de los Mercedarios. Fundada en el siglo XIII por San Pedro Nolasco (1189-1245) y establecida especialmente en Francia y España. Llegó a liberar a más de 490.000 esclavos entre los años 1218 y 1632. Su fundador añadió a los tres votos regulares un cuarto, “convertirse en un rehén en manos de los infieles, si esto es necesario para la liberación de un fiel a Cristo”.

En europa desapareció la esclavitud, bajo la influencia del cristianismo, pero no podemos dejar de mencionar los esfuerzos de San Juan de Mata por liberar a los cristianos capturados por las guerras de expansión musulmana, y sometidos a esclavitud, en el siglo XII.

EUGENIO IV, emitió la bula Sicut Dudum, en 1435, donde ordenó liberar a todos los habitantes de las recientemente descubiertas Islas Canarias que habían sido esclavizados por los soldados portugueses.



PÍO II, declaró en 1462 que la esclavitud de los neófitos (recientes conversos al cristianismo) era "un gran crimen".


No obstante, las repetidas advertencias y condenas de los Papas, la esclavitud reapareció en el occidente cristiano en el siglo XV con el descubrimiento de América.

ISABEL LA CATÓLICA, en 1495, llegó a Sevilla una flota desde América con 500 indios esclavos, que Colón aseguraba eran prisioneros de guerra. La Reina Isabel hizo estudiar el caso y en el año 1500 ordenó que fueran todos liberados y repatriados a América. Esa es una fecha clave para la historia.

PAULO III. A finales de 1536 o comienzos de 1537 el obispo de Tlaxcala, en México, fray Julián Garcés, escribirá su carta a Pablo III donde explica que los españoles, antes de conocer a Cristo, también eran paganos y que los indios eran personas que, por no conocer la fe de Jesucristo, no merecían recibir un trato discriminatorio y que simplemente debían recibir instrucción cristiana.

El Papa proclama su bula en esta línea el 2 de junio de 1537.

«todas las gentes que en el futuro llegasen al conocimiento de los cristianos, aunque vivan fuera de la fe cristiana, pueden usar, poseer y gozar libre y lícitamente de su libertad y del dominio de sus propiedades, que no deben ser reducidos a servidumbre y que todo lo que se hubiese hecho de otro modo es nulo y sin valor, [asimismo declaramos] que dichos indios y demás gentes deben ser invitados a abrazar la fe de Cristo a través de la predicación de la Palabra de Dios y con el ejemplo de una vida buena, no obstando nada en contrario.»


Paulo III, en la bula Sublimus Deus, recordó a los cristianos que los indios son libres por naturaleza. Será este Papa quien planteará por vez primera la condena clara de la servidumbre de los indios americanos y de los negros. El 29 de mayo de 1537, Pablo III escribe la carta “Pastorale Officium” enviada al cardenal Juan de Tavera, arzobispo de Toledo, con el mandato expreso de respetar la libertad y las posesiones de los indios nativos. También condena el que estos sean utilizados como esclavos, en nombre de la dignidad humana y bajo pena de excomunión.

GREGORIO XIV, en la Cum Sicuti, de 1591, condenó abiertamente la esclavitud;

URBANO VIII, en la Commissum Nobis, de 1639, reiteró la condena de la Iglesia a la esclavitud

En 1571, el fraile dominico Tomás de Mercado declaró inhumana e ilícita la esclavitud.

Fray José de Jaca, envió dos cartas al Rey Carlos II sobre el tema de la injusta esclavitud de indios y negros y escribió "suplico y con religioso rendimiento ruego lea o leer mande, para que midiendo y cotejando la piedad del rey católico y misericordioso con las miserias, que en él propongo que padecen tantos pobres desdichados, hijos de la santa Iglesia y redimidos por la sangre de Jesucristo". También en la Habana escribió: "Resolución sobre la libertad de los negros".

Fray Epifanio de Moirans fue un gran defensor de los esclavos por lo cual hasta cárcel sufrió.

El inolvidable e ilustre Fray Bartolomé de las Casas escribió:

«El fin que en las Indias y de las Indias (..) deben pretender los reyes de España, como cristianísimos, es la predicación de la fe para que aquellas gentes se salven. Y los medios para efecto de esto no son robar, escandalizar, cautivar, despedazar hombres y despoblar reinos y hacer heder y abominar la fe y religión cristiana entre los infieles pacíficos, que es propio de crueles tiranos enemigos de Dios

El Padre Alonso de Sandoval, en la obra "De la salvación de los negros" denunció el inhumano trato que se les daba:

«Cada año llegan al puerto unos 12 o 14 barcos cargados de esclavos. Estos tienen la idea de que una vez en tierra, los matarán. Los comerciantes de esclavos los traen atados de seis en seis, cuellos y pies encadenados. Han hecho el viaje en las bodegas de los barcos, donde nunca pueden ver la luz del sol; el lugar es tan sucio que sólo el estar en él ya puede causar una enfermedad. Cada 24 horas reciben un pobre alimento consistente en medio plato de harina de maíz o mijo y una pequeña taza de agua. Sólo reciben malas palabras y castigos. Debido a este tratamiento, los esclavos el llegar parecen esqueletos. Al desembarcar se les lleva a un corral, o a un patio grande, donde muchas personas van a verlos, unos por curiosidad, otros llevados de su codicia, y algunos movidos por la compasión. Estos últimos son los misioneros; ellos van pronto; pero a menudo, encuentran ya muchos muertos.»

En Perú, San Toribio de Mogrovejo, trató a los negros como hijos liberando a cuantos pudo, y el Padre Francisco del Castillo, que fue el infatigable "apóstol de los negros" del Perú.

El Padre Gonzalo Leite (1546-1603) sostenía que «ningún esclavo de Africa o de Brasil es cautivo justamente». Escribía: «Veo a nuestros sacerdotes confesar homicidas y robadores de libertad, de hacienda y sudor ajenos, sin restitución del pasado ni remedio de males futuros…». Su postura se hizo por demás incómoda para los jesuitas mismos, por lo que fue obligado en 1586 a volver a Portugal, calificado como «inestable».

El Padre Miguel García (1550-1614) combatió sobre todo la existencia de esclavos en los conventos religiosos, práctica común en la época. Su denuncia incomodó mucho a los terratenientes y los superiores de la Orden vieron conveniente traerle a europa para evitar enfrentamientos mayores.

En 1608 llega a las Indias San Pedro Claver, apóstol cristiano entre los negros, quien bautizó, según su propia confesión, a 300.000 de ellos. Como escribe el padre Alonso de Sandoval: "Hay que ver la alegría que sienten después de haberse bautizado… No son bestias".


La Iglesia daba el Bautismo masivo a los indios para refutar la opinión de algunos conquistadores de que los indios no tenían alma, por eso era el apuro en Bautizarlos aun antes de instruirlos, pues si la Iglesia los bautizaba era porque la Iglesia definía que no eran animales, que eran hijos de Dios y con condición de éstos. ¡TRATABAN ASÍ SALVARLOS DE LA ESCLAVITUD!

GREGORIO XVI condenará la Trata de Negros en 1839 en la encíclica Nigritarum Commercium describiéndola como “comercio inhumano, inicuo, pernicioso, degradante que debe desaparecer completamente de entre los cristianos”. Además advertía que su práctica supondría la excomunión, tanto a laicos como eclesiásticos.

PÍO VII, en 1815 solicitó al Congreso de Viena que aboliera el tráfico de esclavos.

GREGORIO XVI condenó la esclavitud en 1839.

PÍO IX, cuando fue canonizado el Jesuita Pedro Claver, uno de los principales adversarios de la esclavitud, calificó el tráfico de esclavos como "suprema maldad" (summun nefas).

LEÓN XIII, el 5 de mayo de 1888, se queja de la situación en su Epístola a los obispos del Brasil sobre la esclavitud.


La lucha ha sido larga, la lista de mentiras y calumnias contra la Iglesia también. Todavía hoy en día, la lucha contra la esclavitud y el tráfico de seres humanos no ha terminado. Presentamos a continuación un extracto de la entrevista que Rome Reporta realizó en 2016 al cardenal Carlos Osoro, quien rescató a una mujer que era obligada a prostituirse:

«Hace pocos años, cuando el cardenal Osoro era obispo en otra ciudad, fue muy aplaudido por rescatar a una mujer que era obligada a prostituirse.

CARD. CARLOS OSORO Arzobispo de Madrid (España) "Me llama una chica con acento latinoamericano me vio vestido con la sotana de obispo a la salida de un hospital y me dice "Padrecito atiéndame por favor". Me cuenta que es que no le daban el pasaporte porque se lo tení­an retenido y estaba trabajando en un "club". "Y yo le dije "dime el lugar, yo aparezco por allí­ cuando termine de trabajar por la tarde y voy a buscarte, ya te saco yo".

El cardenal Osoro recuerda que unas horas más tarde fue hasta el lugar donde trabajaba esta mujer decidido a no marcharse sin ella.

CARD. CARLOS OSORO Arzobispo de Madrid (España) "Iba como voy vestido, así­ entré, y al inicio sentí­ un silencio absoluto y muy grande en el lugar donde entraba, que no era precisamente un lugar de oración, y pregunte por la chica y estaba retirada en su trabajo y esperé ahí­. Pedí­ la cerveza y esperé ahí­ a que bajase en un silencio que se cortaba. Y luego bajó y pedí­ que me diesen el pasaporte de la chica, que no harí­a ninguna denuncia pero que me lo dieran. Y pues al cabo de un tiempo me tiraron el pasaporte". "Con ella me sigo escribiendo en estos momentos y lleva una vida muy sana y una vida de familia extraordinaria".»


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