¿Por qué nos damos tres golpes en el pecho en el ‘Yo pecador’?




La oración del ‘Yo pecador’ se utiliza en los ritos iniciales de la Santa Misa, pero también en el Sacramento de la Penitencia-Reconciliación. Cuando lo recitamos, acostumbramos darnos tres suaves golpes en el pecho. ¿Esto qué significa? 

Vayamos por partes.

En la Santa Misa, quizás, de forma rutinaria (y más si somos de los que llegamos tarde), recitamos el ‘Yo pecador’ a la carrera, muchas veces balbuceando sin darnos cuenta de la importancia que tiene.

Y es que, recitar el ‘Yo pecador’ es un signo de purificación para estar atentos a la Palabra y con el corazón y el alma dispuestos a participar del Banquete Divino; es también disponer nuestro cuerpo y nuestro espíritu limpio con Dios y con nuestros hermanos; y en el aspecto individual y comunitario, es pedir perdón por mis pecados y por los de los demás, y reconocer que el otro necesita de mi oración y yo necesito del hermano para una auténtica conversión.

En cuanto al Sacramento de la Penitencia, al momento de recibir la absolución, se acostumbra también recitar el ‘Yo pecador‘ (También se le conoce como el ‘Yo confieso’), en una actitud de arrepentimiento y de agradecimiento por recibir el bálsamo del perdón ante nuestra fragilidad humana, rescatada por los méritos de la Sangre de Cristo. Es como decir: “quedo perdonado”.

¿Por qué nos damos tres golpes en el pecho?

Respondo a esta pregunta: cuando, con sincero corazón, reconocemos el amor de Dios que nos perdona y reconcilia, nos devuelve a la comunión, decimos: “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”, y entonces nos damos tres golpes de pecho, pues tres veces nos reconocemos, así nos mortificamos (no nos lastimamos), una expresión de sincero dolor.

Llanamente, el “tres” significa la totalidad, como decimos en los refranes populares: “la tercera es la vencida”, “hasta tres”; ni más ni menos (sin exagerar), con tres ya expresamos sinceridad y arrepentimiento.

También, como se nos muestra en la Pasión de Cristo, Jesús cayó tres veces y tres veces se levantó; y fue cuando San Pedro negó por tercera vez a Jesús cuando cayó en la cuenta de que había negado a su Maestro, y se arrepintió.

Estos suaves golpes en el pecho son un signo visible de conversión a Dios y a los hermanos; son también un signo comunitario y, a la vez, muy personal de reconocer que somos culpables y necesitamos de la redención para el perdón de nuestras faltas y pecados. Asimismo, es un signo de súplica para obtener el perdón de nuestros pecados.

Así es, nosotros caemos, y al darnos cuenta, nos volvemos a Dios con un corazón arrepentido y confiado.

En nuestro lenguaje cotidiano hemos escuchado el mea culpa, pues viene de esta bella oración. Podemos utilizarlo siempre en nuestras oraciones de la noche para tener un descanso sereno, en los brazos misericordiosos de Dios, que siempre perdona y acoge al pecador.

Oración Yo Pecador (Yo Confieso)

Yo confieso ante Dios Todopoderoso,

y ante ustedes, hermanos,

que he pecado mucho

de pensamiento, palabra, obra y omisión.

Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Por eso ruego a Santa María, siempre Virgen,

a los ángeles, a los santos

y a ustedes, hermanos,

que intercedan por mí ante Dios, Nuestro Señor.

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