Tras el parto le dijeron que su bebé había muerto; casi 40 años después descubrió que se lo robaron



Un hombre de 38 años que vive en Texas, Estados Unidos, descubrió que cuando era bebé, fue robado en Chile y dado en adopción. Algo que iba en contra de lo que había creído durante toda su vida.

Tyler Graf fue criado en Minnesota, por una familia que fue amorosa y afectuosa que lo adoptó desde Chile cuando era un bebé.

Los registros asentaban que la madre biológica de Graf, Hilda del Carmen Quezada, de 26 años, supuestamente lo abandonó debido a inestabilidad financiera y que no podía hacerse cargo de él.

Sin embargo la realidad es otra. Quezada, dio a luz a su hijo en 1983 , a quien planeaba llamar Sergio, en Temuco, Chile. Cuando se despertó de la anestesia, le dijeron que su hijo había muerto. Ni siquiera se le permitió ver el cadáver.

La realidad es que fue robado como parte de una compleja red de tráfico internacional que se organizó en todo el mundo e incluía una red de profesionales médicos, al gobierno chileno y la Iglesia Católica, de acuerdo con los reportes de Good Morning America.

Según las estimaciones, entre ocho mil y 12 mil niños fueron adoptados ilegalmente en Chile en las décadas de 1970 y 1980 durante el mandato de Augusto Pinochet, declaró Anthony Clarkson a medios locales el abogado de Graf.

Graf siempre supo que era adoptado y luchó contra el resentimiento que sentía hacia su madre biológica por su presunto abandono.

“Nunca pensé que cualquier excusa sería lo suficientemente buena”, le dijo al New York Times. “Llevé esa animosidad, ese peso sobre mis hombros, toda mi vida”.

A pesar de su hostilidad, Graf vivió una vida feliz en Estados Unidos, sin saber que había sido traficado para su adopción. Se convirtió en bombero en Houston, donde vive con su esposa y su hijo pequeño.

Un día, un bombero chileno fue a Houston para un entrenamiento de intercambio de trabajo y le dijo a Graf que su madre, Marisol Rodríguez, dirigía una organización chilena sin fines de lucro, Hijos y Madres del Silencio, que trabaja para reconectar familias separadas por adopciones ilegales y forzadas en Chile.

Fue hasta 2021 que Graf finalmente se enteró de su historia completa, al igual que su madre biológica. Hilda nunca superó el dolor de la pérdida de su hijo y cuando recibió la llamada de Hijos y Madres del Silencio, la sorpresa fue monumental.

Finalmente se conocieron por una llamada de Zoom y se reencontraron en persona semanas después en Chile. Si bien Graf trata de balancear la relación con su nueva familia y su familia adoptiva, trata de compensar el tiempo perdido, a pesar que sabe que el tiempo no se puede recuperar.

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