¿Qué métodos de anticoncepción permite la Iglesia?


La Iglesia católica sostiene que el acto conyugal tiene un doble significado: la unión conyugal y la apertura a la transmisión de la vida. Por lo tanto, cualquier método de anticoncepción que impida la transmisión de la vida es considerado moralmente incorrecto.

La enseñanza de la Iglesia se basa en la comprensión del matrimonio como una unión sagrada entre un hombre y una mujer, que refleja la relación de amor entre Cristo y su Iglesia. El matrimonio tiene como finalidad principal la procreación y educación de los hijos, y también el mutuo apoyo y ayuda mutua entre los esposos. Por lo tanto, cualquier método de anticoncepción que vaya en contra de esta finalidad es considerado contrario a la voluntad de Dios.

La Iglesia promueve el uso de métodos naturales de planificación familiar, que respetan la dignidad del acto conyugal y la ley natural. Estos métodos se basan en el conocimiento y la observación de los signos naturales del cuerpo femenino para determinar los períodos fértiles e infértiles del ciclo menstrual. Al abstenerse de relaciones sexuales durante los períodos fértiles, los esposos pueden evitar o buscar el embarazo de manera natural y moralmente aceptable.

Los métodos naturales de planificación familiar incluyen el Método del Moco Cervical, el Método del Calendario o del Ritmo y el Método de la Temperatura Basal. Estos métodos requieren un compromiso y una comunicación mutua entre los esposos, así como una educación adecuada para su correcta aplicación. La Iglesia promueve la enseñanza y difusión de estos métodos, ya que son una forma efectiva y moralmente aceptable de regular la natalidad.

Es importante destacar que la Iglesia no considera pecado el uso de medicamentos o tratamientos que tienen un efecto anticonceptivo indirecto, siempre y cuando su finalidad principal no sea la anticoncepción. Por ejemplo, el uso de medicamentos para tratar enfermedades ginecológicas o regular el ciclo menstrual está permitido, incluso si tienen un efecto anticonceptivo secundario.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que la Iglesia no aprueba el uso de métodos anticonceptivos artificiales, como la píldora anticonceptiva, los dispositivos intrauterinos (DIU) o los preservativos. Estos métodos impiden la transmisión de la vida de manera artificial y van en contra del designio divino para el acto conyugal.

La enseñanza de la Iglesia sobre la moral sexual y los métodos de anticoncepción se basa en una visión integral del ser humano y del matrimonio. La Iglesia sostiene que el acto conyugal debe ser un signo de amor total y fiel entre los esposos, abierto a la vida y orientado hacia el bien mutuo. El uso de métodos anticonceptivos artificiales puede llevar a una mentalidad anticonceptiva, que ve a los hijos como un obstáculo o una carga, en lugar de un don y una bendición.

La Iglesia también enseña que la sexualidad humana debe estar integrada en el contexto del matrimonio y la familia. La promoción de la castidad antes del matrimonio y la fidelidad dentro del matrimonio es fundamental para vivir una sexualidad sana y plena. La Iglesia anima a los esposos a cultivar una vida de oración y una relación profunda con Dios, que les ayudará a vivir la sexualidad de acuerdo con su dignidad y vocación.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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