El Papa explica porque siente tanta rabia y odio contra la guerra.



El Papa Francisco ha asegurado que siente «rabia y odio» ante las guerras porque lo aprendió de su abuelo, Giovanni Carlo Bergoglio, que participó como soldado en la batalla del Piave (15-23 de junio de 1918), que acabó con una victoria decisiva del ejército italiano durante la Primera Guerra Mundial.

«Él me ha transmitido esta rabia, porque me ha transmitido el sufrimiento de una guerra. Y esto no se aprende en los libros y en otro lugar, se aprende porque los abuelos lo transmiten a los nietos», ha asegurado el Pontífice durante la audiencia general de este miércoles.

En los saludos a los fieles, el Santo Padre, que este viernes consagrará al Corazón Inmaculado de María, Rusia y Ucrania, durante la Celebración de la Penitencia que presidirá en la basílica de San Pedro, ha arremetido contra la compra de armas por parte de los gobiernos, en un momento en que muchos países de la Unión Europa han decidido aumentar el gasto militar para cumplir con el requerimiento de la OTAN de llegar al 2 % del Producto Interior Bruto (PIB).

«No hay victoria en una guerra»

«Recemos para que los gobernantes entiendan que comprar armas y fabricar armas no es la solución al problema. La solución al problema es trabajar todos juntos por la paz y como dice la Biblia hacer de las armas instrumentos para la paz», ha dicho el Papa.

Asimismo, ha asegurado que «con la guerra se pierde todo». «No hay victoria en una guerra. Todo es derrota. Una derrota para toda la humanidad», ha agregado. Y ha pedido: «Que el Señor nos libere de esta necesidad de autodestrucción».

El valor de la ancianidad

Francisco ha dedicado la catequesis al pasaje del Antiguo Testamento en el que Dios muestra a Moisés, ya anciano, las tierras de Canaán, que la Biblia describe como fértiles porque incluso fluían leche y miel, por lo tanto, debía ser conquistada por el pueblo de Dios.

El Papa ha criticado que en las sociedades occidentales «los viejos sean material de descarte» porque la historia y la fe no se aprenden de los libros. «La explicación directa de persona a persona tiene tonos y modos de comunicación que ningún otro medio puede sustituir», ha asegurado.

De este modo ha ahondado en la idea de que los ancianos «son la memoria viviente de un pueblo» y los «nietos deben escuchar a los abuelos». Y ha objetado: «Algunos proponen incluso abolir la enseñanza de Historia como si hubiéramos nacido ayer. Transmitir la fe es contar la experiencia de fe», ha concluido. Algo que ha contrapuesto a las ideologías: «No es fiel la ideología, la propaganda», ha destacado.

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