Ni las llamas se atrevieron a tocar esta imagen de la Virgen de Guadalupe



Xalatlaco es un pequeño pueblo del municipio de Coscomatepec, dentro del territorio eclesial de la Diócesis de Córdoba, Veracruz. A finales del 2019, este poblado, de aproximadamente 1300 habitantes, vivía su fe de manera sencilla, con las prácticas religiosas propias de la región. Pero hoy las cosas son diferentes, pues un hecho asombrosamente inexplicable transformó la vida espiritual de esta comunidad mayoritariamente indígena.

Lo que cambió la vida de este pueblecito no fue la inseguridad o la violencia que azotan al estado, tampoco la pobreza o la marginación, ni siquiera el avance de los grupos evangélicos que se multiplican en el sur del país; no, fue la misma Virgen de Guadalupe que, mediante un extraordinario suceso, mostró a los habitante de ese lugar su presencia amorosa.

El hecho ocurrió el  14 de diciembre de 2019 después de haber celebrado la fiesta patronal. Mientras todo el pueblo dormía, una vela de la Corona de Adviento que no había sido apagada, provocó el incendio del follaje, después el fuego corrió por el entarimado, escaló por las cortinas y paredes, dejando graves daños en la Capilla de la Virgen de Guadalupe.

“Nadie se dio cuenta del incendio porque todo ocurrió durante la noche –platica Natanael Chávez Montiel, habitante de Xalatlaco, al equipo de Comunicación de la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe–. Es un pueblo chico y todos estaban dormidos. Al parecer no hubo grandes llamas, sino que todo se fue consumiendo en silencio”.

Cuando por la mañana los pobladores llegaron al lugar, fueron descubriendo poco a poco los daños que el fuego había provocado. Grande fue su sorpresa al percatarse que la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de la comunidad, se encontraba sólo llena de humo, pese a que el marco se había fundido por el calor.

La noticia corrió como reguero de pólvora, y al poco tiempo la capilla estaba invadida de curiosos. Para los hermanos protestantes –detalla Natanael- el incendio fue un castigo divino contra los católicos por “venerar imágenes”; para los católicos, en cambio, fue una señal clara de que la Virgen María está presente entre el pueblo.

En febrero del siguiente año, los pobladores de Xalatlaco visitaron la Basílica de Guadalupe; su objetivo: agradecer a Dios por el “milagro” antes de llevar el marco a reparar, aunque para muchos, más valdría dejarlo así como un testimonio del amor de María Santísima por la gente de ese pequeño poblado, cuya fe en su santa patrona vive una primavera.

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