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Jim Caviezel: "Ya es suficiente" debemos proteger y defender a los hijos de Dios


“Nuestro amor por los hijos de Dios tiene que ser más grande que nuestro miedo al mal, así como nuestro amor por Jesús tiene que ser más grande que nuestro miedo a la cruz”.

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La editora de ChurchPOP Inglés, Jacqueline Burkepile, se sentó con el actor Jim Caviezel y el productor Eduardo Verástegui para hablar sobre su nueva película basada en una historia real, "Sound of Freedom".

Caviezel, quien personificó a Jesús en "La Pasión de Cristo", interpreta a Tim Ballard, un ex agente del gobierno en una misión para rescatar a niños del tráfico de personas.

"Después de rescatar a un niño de traficantes de niños despiadados, un agente federal se entera de que la hermana del niño todavía está cautiva y decide embarcarse en una peligrosa misión para salvarla", describe la leyenda del avance de la película (al final de este video).

"Con el tiempo agotándose, deja su trabajo y se adentra en la jungla colombiana, arriesgando su vida para liberarla de un destino peor que la muerte". Caviezel y Verástegui le cuentan por qué esta película es esencial y cómo creen los espectadores responderán.

"Es lo mejor que he hecho desde la pasión de Cristo",  comenta Caviezel. "Va a levantar tu corazón y se pondrá tan caliente y tan sudoroso como el sudor y la sangre que Jesús sudó en el Huerto de Getsemaní que vas a querer hacer algo y no vas a tener miedo de nada". más tiempo", dice Caviezel .

“Nuestro amor por los hijos de Dios tiene que ser más grande que nuestro miedo al mal, así como nuestro amor por Jesús tiene que ser más grande que nuestro miedo a la cruz”, añade .

Caviezel también enfatiza que necesitamos verdaderos guerreros para defender a los hijos de Dios. Él dice "ya es suficiente".

"No pueden hacerle esto a nuestros hijos. ¡Basta! No pueden matar a los bebés en el primer, segundo, tercer trimestre. Basta de matar a los bebés en abortos de nacimiento parcial. Y ahora, aquí en el estado de California, van a matar bebés hasta los 27 días. Ahora, ¿cómo salva eso la vida de la madre? ¡Qué vergüenza para nosotros! ¡Qué vergüenza para nosotros que no estábamos dispuestos a hacer nada!".

Verástegui concluye diciendo que cree que la película es una "respuesta de Dios" a todos los niños que ruegan a Dios por la libertad.

“Dios ha armado un ejército y va a enviar el ejército”, subraya Verástegui. "Él ya lo ha hecho, pero creo que ahora habrá un ejército global, y vendremos, vendremos a salvar a los niños".

"El 4 de julio, Día de la Independencia", continúa Verástegui, "estamos celebrando la libertad, ¿no?... Necesitamos trabajar muy duro para devolver la libertad a los niños. Ellos no tienen la libertad en este momento mientras hablamos". dice Verástegui. "Millones de niños no podrán celebrar la libertad ese día. Despierta".

Angel Studios también anunció su programa " pay it forward ", también considerado su campaña #2MillionFor2Million.

Las personas pueden comprar boletos de cine para aquellos que de otro modo no verían el estreno en cines de la película.

Al final del tráiler, Caviezel dice que el estudio espera que dos millones de personas asistan el fin de semana de estreno, en honor a los dos millones de niños que fueron víctimas de la trata de personas.

"Nuestro objetivo es inspirar a dos millones de personas a asistir al fin de semana de estreno de la película para representar a los dos millones de niños víctimas de la trata en todo el mundo", explica Caviezel.

"Si el precio del boleto le impide asistir, pida su boleto gratis en angel.com/freedom ".

"Todos los padres, todos los adultos y todos los adolescentes de Estados Unidos deberían estar allí para verlo", continúa Caviezel.

"Si millones de nosotros nos reunimos hoy para ver esta película, podríamos impulsar el movimiento para salvar a millones de niños en todo el mundo. Y puedes enviar el mensaje de que los hijos de Dios ya no están a la venta".

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Autora: Jacqueline Burkepile

Fuente: https://es.churchpop.com/

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La cultura contra la familia: El polémico testimonio de una madre que se arrepiente de haber tenido hijos



Una conocida escritora francesa ha generado polémica con un testimonio en donde critica duramente la maternidad y la visión que se tiene de lo que es.

La escritora francesa Corinne Maier ha generado polémica con un testimonio en donde critica duramente la maternidad y la visión que se tiene de lo que es, que según ella es errada y diferente de la realidad.

Maier no tiene problemas en admitir que se arrepiente de haber tenido hijos y que la maternidad es un trabajo extenuante.

"Los adultos están obsesionados con los hijos y no tenerlos es mal visto en la sociedad", afirma Maier.

La escritora considera que los adultos están tan obsesionados con sus hijos, y tan exhaustos por tener que cuidarlos que no tienen energía para nada más. Además, señala que no tenerlos es mal visto en la sociedad, algo con lo que ella no está de acuerdo.

"En estos días es imposible expresar la experiencia personal de la maternidad en otros términos que no sean: ‘Soy una madre (o un padre) dichoso, mis hijos son mi alegría’. Es obligatorio encontrar placer en la maternidad. En mi experiencia, la realidad es muy diferente: criar a un hijo es 99% de preocupación", asegura.

Maier agrega que a las personas que no son padres o madres se les describe como egoístas. "Están bajo sospecha de ser malos ciudadanos. Muchos de ellos sienten la presión de justificarse: ‘no puedo tener, pero amo a los niños'".

"Somos muchos! El planeta Tierra tiene una población humana de 7.500 millones de individuos. En el año 2100 seremos 11.000 millones. ¿Cómo podrán alimentarse todas esas personas?"

Maier se pregunta por qué existe toda esta presión alrededor de la natalidad. Según ella, “es proporcionar un número cada vez mayor de pequeños consumidores que nunca se fatigarán de un capitalismo que necesita vender cada vez más productos. Es en el nombre de los hijos que los padres compran autos, lavadoras, casas y demás artefactos.”.

Frente a esta tendencia, los medios de comunicación están mostrando por primera vez algo de preocupación, incluso en Francia, un país promotor de políticas a favor de la natalidad y donde los medios de comunicación están definitivamente a favor de los nacimientos.

ES OBLIGATORIO ENCONTRAR PLACER EN LA MATERNIDAD

"No es que esté en posición de defender una reducción de la tasa de natalidad. Teniendo dos hijos, no puedo decirle a los demás: 'no hagas lo que yo hice'. No obstante, sí me parece hipócrita esconderme detrás de una pantalla de humo idealista ('no hay nada más hermoso que la sonrisa de un niño') para justificar mis cuestionables decisiones en la vida".

"Criar a mis hijos no solo me dejó exhausta, sino también en bancarrota. Pronto mi hija terminará sus estudios. Tendré una gran fiesta ese día. Finalmente no tendré que encargarme de ella: ¡qué alivio! ¡Y que ahorro!"

"¿Por qué nos dicen constantemente que los niños son nuestro futuro? Es precisamente porque no estamos seguros de tener un futuro. Nuestra pasión por los niños está ligada a nuestra creciente preocupación por el futuro de la humanidad. Bienes que se agotan, recursos naturales cada vez más contaminados… ¿en qué mundo devastado viviremos mañana? ¡Y pensar que hemos renunciado al intento de cambiarlo!"

"Niños, bienvenidos y buena suerte a todos mientras se abren camino en este mundo que sus padres, quienes los aman mucho, les han dejado. Pasaron tanto tiempo cuidándolos que no tuvieron tiempo de transformarlo. Se dieron por vencidos, renunciaron, colgaron los guantes".

Sus palabras generaron polémica y diversas reacciones entre la comunidad. Mientras algunos la criticaban duramente, otros concordaban con su visión.

A mi hijo le enseñan cosas en la escuela que no concuerdan con mis creencias. ¿Qué hago?



No hace mucho tiempo, en un salón de clases de bachillerato, una alumna comentó que qué ridículo era creer en que todos los seres humanos descendiéramos de una misma pareja: Adán y Eva. Yo le respondí que se me hacía todavía más difícil creer que todos los seres vivos del planeta: animales vertebrados e invertebrados, plantas fanerógamas y criptógamas, seres uni y pluricelulares, viniéramos todos de un mismo antepasado común. Y todavía más, insistí: qué difícil darle a esa teoría (la teoría de la evolución) carácter de ley, cuando esa teoría implica que en cada etapa de la evolución, hay un eslabón entre una especie y otra. Muchas veces pensamos en “el eslabón perdido”, y pensamos en algo que es muy parecido a un hombre de las cavernas, pero no: son miles y miles de eslabones perdidos y, para infortunio de los darwinistas, no se ha encontrado uno solo. Sí, para el observador objetivo, es mucho más fácil creer en que Dios creó a Adán y a Eva, y no en una teoría que no tiene absolutamente ninguna comprobación en los hechos: las especies evolucionan continuamente, sí, pero jamás de una especie a otra.

Aquí alguien podría levantar la mano y preguntarme que eso qué; que cuál es la diferencia entre enseñar a nuestros hijos a creer en una cosa o en otra, o incluso creer en ambas. La idea es vital: ambas creencias son opuestas y excluyentes: si hubo una creación y una caída, no hubo evolución. Si hubo evolución, entonces la Biblia está equivocada y todo es un cuento. Y sí, entre enseñar a nuestros hijos a creer en el relato bíblico o no, yo encuentro por lo menos tres diferencias abismales:

A largo plazo, si Dios existe, todo el destino eterno de nuestros hijos está de por medio.

A corto plazo, hay una actitud hacia la vida y hacia el futuro muy particular, cuando pensamos en que no hay Dios y que la muerte es el final de todo: hay un sentido de inmediatez, de que no hay consecuencias eternas (para bien o para mal).

Doctrinalmente, hay muchas cosas que valdría la pena considerar, y que escapan al tamaño de un breve artículo, pero creo que hay un aspecto por el que es vital enseñar a nuestros hijos a creer en la historia de la creación: sin una caída del hombre, no habría necesidad de una Expiación, y ese es el corazón de este artículo.

Cuando yo era niño e iba a la iglesia, el sacerdote por lo general nos hablaba de tres cosas, vez tras vez: la fe, la esperanza, la caridad. En aquellos años nunca me puse a pensar muy en serio en estos aspectos. No entendía en qué radicaba la importancia de estas tres cosas, hasta no hace mucho tiempo, en que me puse a reflexionar al respecto. Permíteme compartirte el por qué creo que es tan importante que esos tres principios sean el cimiento de la educación o crianza de un niño.

Fe

Si la fe es, en parte, la creencia de las cosas que no vemos, entonces todos, hasta el más ateo, tenemos fe. Tenemos fe en nuestros amigos, en nosotros mismos, en la humanidad. Pero lo vital es tener fe en Cristo. Es fundamental que nuestros hijos sepan a dónde pueden acudir por ayuda cuando su capacidad humana no puede solucionar sus problemas. Además, la fe en Cristo es lo que nos mueve a arrepentirnos, porque sabemos que hay quien nos perdone. .

Esperanza

La esperanza es expectativa, es la confianza en algo que está por venir. Quien cree en la evolución, puede o no tener esperanza, pero ésta estará determinada por las circunstancias actuales, o su esperanza será un optimismo hueco. Puede tener tanta esperanza como se lo permita el calentamiento global, las crisis recurrentes, el agujero en la capa de ozono, la globalización. Quien tiene esperanza en Cristo, por su parte, confía en Dios, tiene el anhelo de recibir las bendiciones que se han prometido a los justos. .

Caridad

Mucha gente entiende “caridad” como limosna, pero no: la caridad es amor, sí, pero es un amor en un nivel mucho más fuerte, más noble y más elevado, y no tan sólo un sentimiento de afecto. Es el amor de Dios que hace que nosotros, a la vez, podamos amar a nuestros semejantes. Quien sólo cree en la evolución puede desarrollar amor, por supuesto, pero si la caridad es el amor puro de Cristo, evidentemente dicha persona no puede tener caridad.

Hay mucha gente atea en el mundo que es buena, honorable, sincera, leal. No estoy tratando de estigmatizar a nadie. Cuando mis hijos eran pequeños, yo cometí el error de no permitir que ellos hicieran amigos, sino con quienes eran estrictamente de nuestras creencias, y ahora ya de viejo veo que eso no era tan buena idea. La idea no era excluirlos del mundo, sino ayudarles a “estar en el mundo, sin ser del mundo”, siendo una ayuda para el mundo. Hoy día creo haber descubierto que el enseñar (porque sí: estos principios se enseñan) a nuestros hijos a tener fe, esperanza y caridad, es darles el cimiento para que ellos puedan tener estabilidad y paz; así como una relación correcta en esta vida para con Dios, su futuro, y sus semejantes.

¿El amor de la vida es el esposo/a o los hijos?



Una especialista en familia dio su respuesta en una plataforma católica y tiene claro que el orden de las prioridades no siempre gusta a todos.

Mar Dorrio es Licenciada en Humanidades y está cursando un posgrado en Matrimonio y Educación Familiar por la Universidad Internacional de Cataluña, además es escritora para el medio católico Aleteia donde ha respondido a una pregunta que ha llamado la atención y ha generado debate: ¿Se debería amar más al esposo o a los hijos?, ¿quién es el amor de la vida?

De acuerdo con la especialista, el orden de prioridades en el amor es motivo de escándalo, pero las personas deben ser conscientes y saber que el amor de su vida es y debe ser su esposo o esposa, pues así amarán “de una manera más sana y profunda a tus hijos”.

Sin embargo, al compartir en varios espacios su opinión, ha generado gran debate. “No hace ni un par de días que he presenciado cómo muchas buenas personas se llevan las manos a la cabeza (literalmente) al escuchar esta afirmación”, aseguró en su artículo.

“Quiero dar a esas personas una explicación calmada de por qué este orden es bueno”, para ello, recordó una frase del sacerdote y teólogo Fernando Ocáriz, del Opus Dei. “En una maleta ordenada caben más cosas…”.

“Pues, de la misma forma, en un corazón con los sentimientos ordenados cabe más amor, y caben más personas”.

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El orden en los sentimientos “hará que desees lo mejor para tus hijos aunque no sea lo mejor para ti, aunque te duela echarlos de menos. Te preparará para la soledad que supone su partida (…) Así, educaremos hijos libres que decidirán sin miedo su futuro”.

“Ese orden no significa que queramos menos a nuestros hijos, pero sí que los vamos a querer de una manera más perfecta, más correcta”, aseguró la especialista.

Si soy estricto con mis hijos ¿se rebotarán con una vida desordenada al crecer?



Muchos padres creen que no pueden ser estrictos con sus hijos porque temen que al crecer, a los 18 años, por un efecto rebote, se conviertan en rebeldes muy desordenados, que dejen los estudios, se emborrachen y desperdicien su vida. 

Para evitar ese "rebote", muchos padres prefieren dejar que sean rebeldes en su adolescencia e infancia, no imponerles normas, dejar que salgan de botellón ("pero el mío bebe sin pasarse", creen) y esperan que pasada cierta edad sentarán cabeza o, al menos, serán felices "a su manera".

El autoengaño de los padres "blandos"

Como explica el médico y educador Leonard Sax en su interesante libro El colapso de la autoridad (Palabra, 2017) esos padres "blandos" se autoengañan y dañan a sus hijos. 

Ningún estudio muestra que en las familias con normas, horarios y exigencias estrictas los chicos crezcan "rebotados".

Al contrario, la ciencia sociológica, tras muchos estudios y décadas de investigación, considera demostrado ya que esos chicos crecen con buenos hábitos y les va bien en la vida.

Y al contrario, la ciencia demuestra que en las familias "blandas" (sean negligentes o bien indulgentes) los chicos crecen sin hábitos de trabajo y diligencia y les va mal. 

Leonard Sax considera que los mejores estudios al respecto, después de 40 años, son los de Diana Baumrind y su equipo investigador. Estos estudios muestran que la mejor fórmula es la de las familias que son a la vez cariñosas y estrictas, es decir, que saben decir a sus hijos "no", con firmeza, pero también con afecto. 

Una fórmula clásica de eficacia probada (aunque el niño o adolescente proteste) es decir: "no puedes, cariño, porque te lo decimos nosotros, que somos tus padres, te queremos, y en unos años verás que era la mejor para ti". 

Un mito moderno de Occidente

Por supuesto, a las presiones típicas ("si me quisierais me dejaríais", "si me quisierais confiarías en mí", "cuando sea mayor haré todo eso que no me dejáis, mejor dejadme ahora...") hay que responder con un clásico: "no, cariño, no" y un "de mayor haz lo que quieras y luego me llamas y me lo cuentas". 

¿De dónde sale la idea de "he de ceder o mi hijo se rebotará"?

No nace de la ciencia pedagógica ni la sociológica: es un mito moderno de Occidente, un bulo, un hoax, una fantasía... 

"Cuando pregunto a los padres que por qué piensan que una paternidad más exigente dará como resultado una conducta más insensata en sus hijos con el paso de los años, son muchos los que responden citando algo que han visto en una película sobre el hijo adolescente de unos padres muy puritanos, o lanzando una afirmación sobre algo que escucharon en la televisión hace muchos años. La respuesta que suelo dar a estos padres es que no existe ningún estudio científico que respalde esa idea. De hecho son muchos los que la contradicen", explica el doctor Leonard Sax.

La ingenuidad de algunos padres

Además, es un "bulo" que no se aplica en ningún otro ámbito de la vida. Ningún jefe contrata a un empleado que le consta que en otros empleos y con otras empresas robaba material de la empresa o se saltaba horas de trabajo pensando "seguro que ya ha superado eso".

Y al revés: si sabes que alguien fue un empleado eficaz y escrupuloso en otros trabajos no pensarás "seguro que es un reprimido y estallará un efecto rebote en cualquier momento". Con esos datos, todos los profesionales saben quién es de fiar. 

Padres que jamás creerían ni aplicarían la idea supersticiosa del "rebote" en el trabajo, asombrosamente se la creen aplicada a sus hijos.

El llamado "efecto rebote", en los pocos casos que se da, es anecdótico, comenta Sax.

Pone el ejemplo de un caso que conoce: un chico que a los 18 años por fin se pudo comprar una videoconsola y se dedicó a jugar intensamente varias semanas, algo que sus padres nunca antes le dejaron. Sí, disfrutó unas semanas, pero en pocos meses se aburrió de la videoconsola. Como desde niño tenía muchos amigos y muchas aficiones alternativas, fuesen lecturas, deportes, etc... enseguida volvió a ellas, y a sus responsabilidades. Vendió la cara videoconsola y se ganó 400 dólares para otras cosas.

Lo vivido y repetido como niño durante años y años es lo que perdura. 

"La virtud engendra virtud"

"Este concepto de rebote no se basa en los hechos sino en la cultura popular de comienzos del siglo XXI, que no es una fuente demasiado fiable de información. Y creo que, en parte, son los propios padres los que lo propagan, para tratar de justificarse por su estilo educativo con poca autoridad", explica Sax. 

"No aceptes este concepto de rebote, no te lo creas. Si educas a tu hijo en el cómo debe ser, cuando crezca y se independice habrás inclinado mucho la balanza a su favor para que se comporte con sabiduría. La virtud engendra virtud. El vicio engendra vicio".

Sax basa su postura en los datos del macroestudio que los sociólogos de EEUU llaman "Add Health": datos de más de 20.000 niños seleccionados de todo el país, a los que se ha seguido detalladamente desde principios de los años 90 hasta nuestros días.

En las familias con autoridad los hijos sacaban mejores notas, se emborrachaban menos y tenían una vida sexual con menos riesgos (no solo de adolescentes, sino como adultos jóvenes), sus relaciones afectivas eran más sanas y felices y al convertirse en padres tenían hijos a su vez más sanos y equilibrados. 


(Estos daos se pueden encontrar en Social Science and Medicine, vol.66, pág.2023-2034, de 2008; y en Archives of Sexual Behavior, vol.42, páginas 14631472, de 2013; en Journal of Marriage and Family, vol. 76, páginas 145 a 160, de 2014; y en Journal of Pediatric and Adolescent Gynecology, vol27; páginas 287-293; de 2014). 

Imponer normas, con justicia pero con constancia

La clave para educar bien está en "imponer normas, con justicia pero con constancia. En algún momento esas normas se pueden adaptar, pero nunca se rompen", detalla Sax. 

Muchos padres "blandos" dirán que "si quiero a mi hijo, confiaré en él: si me dice que no bebe en el botellón, me lo creeré; si me dice que pasó la noche con la chica sin acostarse con ella, me lo creeré; el amor implica confiar sin posesividad, ¿no?" 

La respuesta del doctor Sax, tras muchos años de experiencia y estudios, es contundente: las reglas del amor entre padres e hijos son distintas de las reglas del amor entre adultos. 

El amor a los niños no es como el conyugal

El amor al cónyuge implica mucha confianza, a veces quizá incluso ciega. El amor a los niños no es así. "Es más probable que te mienta tu hijo o hija a que lo haga cualquier otra persona, porque no te quiere dar un disgusto, no te quiere decepcionar y espera que pienses bien de él". Por eso hay que asegurarse que se cumplen las normas de la casa.

Además, en una relación entre adultos, entre iguales, casi todo es negociable, precisamente por ser iguales. No se dan órdenes a un igual. Pero en una familia sana sí se han de dar órdenes a los niños. Un padre ha de poder ser a la vez estricto y cariñoso. El sentido del humor puede ayudar mucho en eso. 

¿Perdonarías al asesino de tus hijos? Este testimonio tocará tu corazón



Un hombre borracho y drogado atropelló a tres de sus seis hijos; Leila y Danny optaron por seguir el ejemplo de Jesús.

Lo debía ser un paseo sencillo y alegre para la familia de Daniel y Leila Abdallah se convirtió, en un abrir y cerrar de ojos, en uno de los peores accidentes de tráfico que ha habido en Australia en los últimos tiempos.

El 1 de febrero de 2020, un hombre borracho y drogado, que circulaba a 150 kilómetros por hora -tres veces por encima del límite permitido-, atropelló a siete niños en la ciudad de Sidney, matando a cuatro de ellos: Anthony, Angelina y Siena, hijos de Daniel y Leila; y su sobrina, Veronique Sakr, quien celebraba su cumpleaños. 

Su hija Liana también resultó herida. Otro primo, Charbel Kassas, estuvo en coma varios meses, y su hermana también sufrió el impacto.

“Llegaron policías, enfermeros, ambulancias y bomberos. Acordonaron la zona y me echaron de allí. Vi de lejos cómo los agentes tapaban a Antony, Angelina, Sienna y Veronique con una sábana blanca. Desaparecieron. Desde mi corazón le dije a Dios: ‘Esto es demasiado grande para mí, te lo entrego’”, contó Daniel, al ofrecer su testimonio junto a su esposa, en el Encuentro Mundial de las Familias 2022.

Leila llegó minutos después al lugar del accidente. La pequeña Liana se acercó a ella sangrando, y la acompañó en ambulancia al hospital. Pensó que los niños sólo estaban heridos.

“Cuando Danny llegó con cuatro sacerdotes me di cuenta de que tres de mis hijos habían muerto. Lloraba, gritaba e imploraba que no fuera verdad”.

Dos días después volvió al lugar de los hechos y encontró el lugar lleno de flores. Se arrodilló y comenzó a orar.

“Recé un Padrenuestro, un Ave María y la oración de Fátima. Recé siete veces, una por cada niño. Sentía un gran peso, como si estuviera recorriendo un Via Crucis y solo pudiera ver a Jesús en la cruz”.

“¿Cómo perdonar?”

Cuando la prensa la abordó, Laila no sabía qué decir. Después de todo, ¿qué palabras podrían salir de la boca de una madre que había perdido en un instante a la mitad de su familia? 

“Cuando me preguntaron por el conductor, dije: ‘No le odio, creo que mi corazón le ha perdonado, pero quiero que el tribunal sea justo’”.

“No sabía el impacto que podían causar estas palabras. Creo que el Espíritu Santo movió mis labios para pronunciar palabras de perdón. Los periodistas me preguntaron cómo podía ayudarme la gente y les pedí que fueran allí a rezar”.

Esa noche, miles de personas llenaron aquella calle y le acompañaron a rezar el Rosario. Volvieron al día siguiente… y al siguiente, y así, hasta el funeral. 

La prensa hablaba más del perdón y de la fe que del accidente. ¿Cómo puede perdonar?, ¿Por qué habría que perdonar a un hombre que ha atropellado a siete niños?, ¿Cómo es posible mantener la fe?, ¿Cómo sigue amando a un Dios que le ha hecho esto?

El camino hacia la santidad 

Danny y Leila son católicos maronitas y han dado a todos sus hijos una profunda educación en la fe. 

“En estos 18 años de matrimonio siempre hemos rezado el Padre nuestro pidiendo a Dios que ‘perdone nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden’”. 

“Es una oración muy potente si se dice en serio. Amigos, el perdón es nuestro camino hacia la santidad”.

”El día que mis hijos entraron en la vida eterna, tuve que tomar una decisión. ¿Qué camino tomar? ¿Tomo el camino de la destrucción o el de la construcción? ¿anestesio el dolor con drogas y alcohol o decido abrazar este dolor?”, se preguntaba Danny.

Aunque han aprendido cómo perdonar, reconocen que el dolor sigue siendo insoportable.

“Lo llevo conmigo desde el día de la tragedia -reconoce él-, paso noches sin dormir y hay días que me siento sin esperanza. La decisión que tomara no iba a eliminar mi dolor, pero definiría dónde íbamos a estar mi familia y yo para el resto de nuestra vida”. 

“Decidí perdonarme a mí mismo por invitar a mis hijos a dar aquel paseo. Decidí perdonar al agresor obedeciendo a mi Padre que está en los cielos. Si mis hijos estuvieran hoy aquí, me dirían: ‘Papá, perdónalo’”.

Hoy, Danny y Leila han sumado otra hija a la familia, a quien bautizaron con el nombre de Selina, en memoria de las pequeñas Angelina y Sienna. 

También, han logrado convertir aquella tragedia en un movimiento que ayuda a personas que han sufrido pérdidas similares, y que celebra cada año el “i4fgiveday” (Día del Perdón).

“Danny y yo tenemos un mensaje de Dios para todos -agrega Leila-. Es el mensaje central del cristianismo. Son las últimas palabras que pronunció Jesús en la cruz: el perdón. Es una decisión que tomamos. La decisión de dejar que la rabia y el rencor se vayan”.


Sacerdote comparte mensaje de esperanza a esposos que no pueden tener hijos

 




El P. Eduardo Hayen Cuarón, director del semanario Presencia de la Diócesis de Ciudad Juárez (México), compartió un mensaje de esperanza para todos aquellos esposos que, por distintas razones, no pueden tener hijos.

“Hay matrimonios que no pueden tener hijos. Lo importante es que tengan intimidad y estén abiertos a lo que Dios quiera, poniendo el fruto de la intimidad en sus manos divinas”, escribió el sacerdote en su cuenta de Twitter el 22 de agosto.

“Si Dios no envía a los hijos, Él hará que el amor de esa pareja sea fecundo de otras maneras”, subrayó.

El numeral 2378 del Catecismo de la Iglesia Católica recuerda que “el hijo no es un derecho sino un don” que “no puede ser considerado como un objeto de propiedad” y debe ser “respetado como persona desde el momento de su concepción”.

Sobre la esterilidad, el Catecismo indica en el numeral 2379 que “no es un mal absoluto. Los esposos que, tras haber agotado los recursos legítimos de la medicina, sufren por la esterilidad, deben asociarse a la Cruz del Señor, fuente de toda fecundidad espiritual. Pueden manifestar su generosidad adoptando niños abandonados o realizando servicios abnegados en beneficio del prójimo”.

En mayo de 2019, ante el personal del Hospital de los Inocentes de Florencia (Italia), el Papa Francisco reflexionó sobre la importancia de crear una cultura de la adopción a favor de los niños huérfanos y abandonados, que no se vea afectada por la burocracia ni por la corrupción.

“Muchas veces hay personas que quieren adoptar niños, pero hay una burocracia tan grande: cuando no está de por medio la corrupción, pagas y… Pero ayúdenme en esto: a sembrar conciencia de que tenemos la otra mitad de la medalla de ese niño”, dijo entonces el Papa.

La medalla a la que se refería era la que solían entregar en ese instituto a las madres que dejaban a sus hijos. Una mitad quedaba con ellas y la otra con los pequeños.

El Papa Francisco resaltó luego que hay “muchas, muchas familias que no tienen hijos y ciertamente tendrían el deseo de tener uno con la adopción: seguir adelante, crear una cultura de adopción porque los niños abandonados, solos, víctimas de la guerra, etc., son tantos”.

“Que la gente aprenda a mirar esa mitad y diga: ‘Yo también tengo otra’. Les pido que trabajen en esto”, alentó.

El Papa pide a los padres que no condenen a sus hijos si tienen una “orientación sexual diferente”



El papa Francisco ha pedido este miércoles a los padres que no condenen a un hijo que tenga “una orientación sexual diferente”, sino que lo acompañen y apoyen. En una catequesis sobre san José y la paternidad durante la audiencia general que se celebra cada semana, el Pontífice reflexionó sobre “los padres ante los problemas de los hijos” y, entre otros supuestos, mencionó a los progenitores “que ven orientaciones sexuales diferentes en los hijos” y los animó a “acompañarlos y no esconderse en una actitud condenatoria”.

Francisco siempre ha reprobado el rechazo a los hijos homosexuales en las familias y ha abordado el tema en varias ocasiones. En 2018, en el viaje de regreso de Irlanda, donde asistió al Encuentro Mundial de las Familias, los periodistas le preguntaron qué les diría a los padres de un hijo gay, y él respondió: “Ignorar al hijo o la hija con tendencias homosexuales sería una falta de maternidad y paternidad. Eres mi hijo o mi hija como eres”.

La doctrina católica no acepta el matrimonio entre personas del mismo sexo y el Papa lo ha reafirmado en numerosas ocasiones, aunque sí se ha mostrado partidario de las uniones civiles que puedan garantizar a las parejas homosexuales derechos en materia de pensiones y asistencia sanitaria, o en cuestiones de herencia. “Son hermanos y hermanas y les tenemos que acompañar”, declaró en una ocasión, pero descartó nuevamente cualquier apertura de la Iglesia en lo relativo al matrimonio. Bergoglio también ha enviado notas de agradecimiento a los sacerdotes y monjas que atienden a los católicos homosexuales, lo que ha despertado las reticencias del ala más conservadora del catolicismo.

El año pasado, la Congregación para la Doctrina de la Fe, que se ocupa de las cuestiones doctrinales, ante las preguntas de algunos obispos, reafirmó que los sacerdotes no pueden bendecir las uniones entre personas del mismo sexo. “No es lícito impartir una bendición a relaciones, o a parejas incluso estables, que implican una praxis sexual fuera del matrimonio (es decir, fuera de la unión indisoluble de un hombre y una mujer abierta, por sí misma, a la transmisión de la vida), como es el caso de las uniones entre personas del mismo sexo. La presencia en tales relaciones de elementos positivos, que en sí mismos son de apreciar y de valorar, todavía no es capaz de justificarlas y hacerlas objeto lícito de una bendición eclesial”, se leía en el documento de la congregación. Esta decisión decepcionó enormemente a los católicos homosexuales.

En algunas parroquias de países como Estados Unidos y Alemania, los sacerdotes se han rebelado y han empezado a bendecir las uniones del mismo sexo en lugar del matrimonio, y también han pedido a los obispos que las institucionalicen de facto.

En cambio, el sector más conservador de la Iglesia ataca al Papa alegando que está dando señales contradictorias sobre la homosexualidad y confundiendo a algunos fieles.

Estados Unidos

El mes pasado, el Vaticano se disculpó con la comunidad LGTBI por haber retirado, sin explicación, de una de sus páginas web, dedicada a la preparación del próximo Sínodo de 2023 sobre la futura dirección de la Iglesia, la referencia a una asociación estadounidense que reclama una mayor aceptación de los homosexuales en la institución católica. Las sospechas iniciales sobre la retirada de la información de la web recayeron en la conferencia episcopal de Estados Unidos, que está encabezada por conservadores que a menudo se han revuelto contra el papa Francisco.

Francisco también habló en su catequesis de este miércoles de los padres que pierden a sus hijos por enfermedad o por accidentes de tráfico y de los que sufren ante los problemas escolares de sus vástagos. “Pensemos cómo ayudarles. Y a estos padres les digo: ‘No os asustéis. Sí, hay dolor. Mucho. Pero pensad cómo resolvió los problemas José y pedid a José que os ayude. Nunca condenéis a un hijo”, señaló el Pontífice.

Y también recordó cuando en Buenos Aires pasaba frente a las cárceles y veía las colas de personas que esperaban a entrar para visitar a los presos. “Había madres ahí que me daban mucha ternura: delante del problema de un hijo que se ha equivocado, está preso, no le dejaban solo, daban la cara y lo acompañaban. Esta valentía; valentía de papá y mamá que acompañan a los hijos siempre, siempre”, comentó el Papa.

Oración a la Virgen del Perpetuo Socorro para protección de los hijos.

 



El icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro es una de las imágenes más conocidas y más queridas de la Virgen María. Se le conoce por sus increíbles milagros a lo largo de la toda la historia. Es por ello que, si quieres hacer oración por tus hijos, entrégalos a nuestra Madre, la Virgen del Socorro para que extienda su maternal cuidado sobre ellos. 

Hoy en día, las devociones de la novena - en iglesias y capillas, hogares y hospitales, en televisión y radio, e internet - nutren la fe y la oración de millones de fieles en todo el mundo San Alfonso María de Ligorio, uno de los grandes devotos de la Santísima Virgen, escribió en su famoso libro: Las Glorias de María, lo siguiente: "Aquellos que aman a María la llaman Madre. Podría decirse que no hay otro nombre para llamarla, ya que nos trajo a la vida en el Calvario, cuando ofreció a su Hijo para nuestra redención".

En Evangelii Gaudium, el Papa Francisco nos dejó varias citas hermosas sobre María, una de ellas dice: "En el Calvario, cuando Jesús nos dejó a su Madre para que fuese nuestra Madre, le dio una misión: acompañarnos en nuestro viaje como madre, enseñarnos y traernos fuerzas. "No se turbe vuestro corazón ... ¿No estoy aquí, quién es vuestra Madre?" (EG 285, 286) Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

En este icono, María no solo acuna a su Hijo y los agarra con sus manos, sino que además, su mano derecha apunta a Él. ¡Jesús es el Camino! Mientras María nos acompaña, ella nos guía constante y suavemente a Jesús. Él es el Evangelio vivo, el Verbo hecho carne, nuestro Redentor y nuestro hermano. Es este encuentro con Jesús que llena nuestros corazones y nuestras vidas de alegría. Su mensaje es Jesús, y su mensaje es amor, amor tierno. Con una ternura infinita, su gesto nos dice: "Hagan lo que Él les diga" (Juan 2,5)

María te invita a abrirte al misterio de la presencia de Dios contigo aquí y ahora. Esos ojos conocen la alegría y el sufrimiento, la paz y los problemas. Los ojos de María hablan a nuestro corazón. Ellos nos invitan a llevarla a nuestras casas, tal como el Discípulo Amado la llevó a su casa desde el Calvario. Ella es y será siempre nuestra ayuda perpetua en nuestro camino de peregrinación La siguiente oración es una oración hermosa a la Virgen del Perpetuo Socorro para que ayude siempre a nuestros hijos en todos sus necesidades. 

Oración por los hijos a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. ¡Madre Mía, socorre a mis hijos!

Qué esta palabra sea el grito de mi corazón desde la aurora. ¡Oh María!, que tu bendición los acompañe, los guarde, los defienda, los anime, los sostenga en todas partes y en todas las cosas. Cuando postrados ante la presencia del Señor le ofrezcan sus tributos de alabanza y oración, cuando le presenten sus necesidades o imploren sus Divinas Misericordias, ¡Madre Mía socorre a mis hijos! Cuando se dirijan al trabajo o al estudio donde el deber los llama; cuando pasen de una ocupación a otra, a cada movimiento que ejecuten, a cada paso que den y a cada nueva acción ¡Madre Mía, socorre a mis hijos!

Cuando la prueba venga a ejercitar su debilísima virtud y el cáliz de sufrimiento se muestre ante sus ojos; cuando la Divina Misericordia y purificarlos por el sufrimiento, ¡Madre Mía, socorre a mis hijos! 

Cuando el infierno desencadenado contra ellos, se esfuerce en seducirlos con los atractivos del placer, las violencias de las tentaciones y los malos ejemplos, ¡Madre Mía, socorre y preserva de todo mal a mis hijos! 

Cuando en la noche se dispongan al descanso a fin de continuar con nuevo fervor al día siguiente su camino hacia la patria eterna ¡Madre Mía, socorre a mis hijos! 

Qué tu bendición Madre Mía, descienda sobre ellos, en el día, en la noche, en el consuelo, en la tristeza, en el trabajo, en el descanso, en la salud y en la enfermedad, en la vida y en la muerte. Amén Rezar tres avemarías. Oh Señora Madre del Perpetuo Socorro, ruega por nosotros que acudimos a ti. Te confiamos a todos los hijos para que los guíes y protejas siempre. Amén.

Biby Gaytán, Eduardo Capetillo hablan de los favores que les ha hecho la Virgen de Guadalupe


Biby Gaytán y Eduardo Capetillo son dos reconocidos artistas mexicanos que llevan más de 26 años de casados. Además, ambos comparten la fe católica y una devoción a la Virgen de Guadalupe.

Ellos fueron entrevistados en 2020, durante la pandemia y a pocos días de las fiestas guadalupanas, conversación en que los artistas hablaron sobre su fe y sobre un reto en el que la Virgen de Guadalupe los ayudó.

Dos vidas en peligro


Hace seis años, la pareja se enteró de que serían padres por cuarta vez, en esa ocasión de gemelos. Su vida dio un vuelco, pues ya no eran un par de quinceañeros para vivir un embarazo así, expresó Eduardo Capetillo.

“Le pedimos mucho a la Virgen de Guadalupe, le dimos mucha lata para que todo saliera bien. Literalmente teníamos todo en contra, los médicos no nos daban buenos pronósticos”, agregó Biby Gaytán.

Los últimos meses del embarazo, recuerda la cantante y actriz, fueron llenos de angustia y ansiedad por la salud de sus pequeños.

“Llegó un punto en el embarazo en que que ya no podía seguir así, y le pedí a la Virgen que me diera paz y mucha fortaleza para realmente disfrutar lo que quedaba del embarazo. Y me lo concedió”.

Para alegría de la familia, Daniel y Manuel nacieron con muy buena salud, “son niños sanos y felices”, expresa ella.

“A estas alturas de nuestra vida solo tenemos palabras de agradecimiento, por la vida misma, por nuestra familia, por su cobijo incondicional”, agregó Gaytán.

La fe es la mejor herencia

La pareja también se ha dado a la tarea de transmitir la fe a sus cinco hijos, a quienes explican que Dios siempre da a cada quien lo que necesita.

“Podemos pedir muchas cosas, y si Dios nos manda caminos diferentes también hay que aceptarlo y abrazar ese designio, Él tiene una visión muchísimo más amplia que nosotros”, aseguró ella.

Aquí puedes ver la entrevista en video:

¿No quieres tener hijos? ¡Esto está pasando y podría empeorar!


Uno de los problemas más agudos hoy en el mundo del trabajo es la escasez de trabajadores. En Ciudad Juárez, ciudad fronteriza y comunidad binacional junto con El Paso Texas, ciudad en la que vivo y donde existen más de 360 maquiladoras, las empresas lamentan el déficit de personal. Se calcula que faltan alrededor de 50 mil empleados.

La situación ha afectado las cadenas de suministro de materias primas y retrasos en la logística de la industria.

No se necesita tener mucha ciencia para deducir que, de continuar la escasez de mano de obra en los centros de trabajo, los problemas económicos serán muy graves.

Personalmente he conocido la angustia de algunos empresarios que no encuentran suficiente personal para sacar adelante a sus empresas.

Bajas tasas de natalidad, riesgo para la civilización

A principios de diciembre, en un evento organizado por The Wall Street Journal, el empresario magnate Elon Musk, fundador de los autos eléctricos Tesla y los cohetes espaciales SpaceX, dijo lo siguiente:

“Si las personas no tienen más hijos, la civilización colapsará“. “La base de la economía es el trabajo: el capital es sólo mano de obra destilada, y las mayores limitaciones son de trabajo: no hay suficiente gente“. 

¿Realmente somos muchos en el planeta?

Musk, padre de seis hijos, señaló que uno de los mayores riesgos de la civilización son las bajas tasas de natalidad y la rapidez con las que siguen bajando”.

Musk continuó diciendo: “Y sin embargo tanta gente, incluyendo gente muy inteligente, cree que hay demasiadas personas en el mundo y que la población global está creciendo fuera de control. Miren, es justamente lo contrario. Por favor miren los números: si las personas no tienen más hijos, la civilización colapsará; recuerden mis palabras".

Pablo VI tenía razón

Después de que san Pablo VI publicó Humanae vitae en 1968, muchos medios de comunicación criticaron al papa por denunciar en su encíclica el control natal que los gobiernos pretendían imponer, “mientras que millones de personas morían de hambre”, decían.

Hablaban del Papa y de la Iglesia Católica como enemigos del progreso, ya que -según ellos- una gran marea de seres humanos estaba sobrepoblando la tierra, y si las tasas de fertilidad no se detenían, ocurriría en el planeta algo peor que un desastre nuclear.

Humanae vitae fue considerado, por muchos, como uno de los peores errores de los tiempos modernos. 53 años después de la publicación del documento está demostrado que la razón estaba del lado del Papa.

Las consecuencias del control natal

Poco a poco se está descubriendo que el control natal es un error de trágicas consecuencias.

China, que durante muchos años mantuvo la política del hijo único, la cual sólo permitía un hijo por mujer y las obligaba a abortar en caso de un segundo embarazo, ha echado números para darse cuenta de que, si quiere ser un gran imperio en la tierra, debe dejar que sus hijos se multipliquen.

Así es: la política del hijo único ha sido revocada en China y ahora se incentiva a las mujeres a ser más fértiles.

Europa, por su parte, es una tragedia. Allá las tasas de natalidad son suicidas. Las nuevas generaciones no reemplazan a las anteriores y, dentro de algunos años, serán los inmigrantes musulmanes quienes probablemente hayan islamizado el continente.

¿Alcanza el alimento para todos?

Está demostrado que los recursos para mantener a la humanidad son sobreabundantes gracias a la ciencia y la técnica. La producción agrícola mundial ha tenido un crecimiento mucho mayor que la población.

Se calcula, según estudios de Colin Clark de la Universidad de Oxford, que con la tecnología agrícola actual se puede proveer una dieta tipo americano, al menos para 35 mil millones de personas, cuando actualmente somos alrededor de 7 mil millones.

Hoy la vida para la mayor parte de las personas es económicamente menos precaria que hace algunas décadas. La mortalidad infantil ha disminuido y la edad promedio de vida ha aumentado a 70 años para los hombres y 75 para las mujeres.

Si bien hay millones que viven en pobreza, no se debe a la escasez de recursos sino a su mala distribución debido a políticas egoístas.

Este crecimiento de los recursos mundiales es gracias al nacimiento de los niños. Cada niño que nace es un cerebro que piensa y que contribuye con sus ideas al caudal de conocimientos acumulados en la humanidad.

La postura de la Iglesia sobre la natalidad

La postura de la Iglesia Católica sobre la regulación de la fertilidad señala algunas cosas importantes. Lo vemos en Gaudium et spes del Concilio Vaticano II.

Primero, que el derecho a casarse y tener hijos es un derecho inalienable de todo ser humano.

Segundo, que a cada pareja de esposos le corresponde decidir el número de hijos que quiere procrear según los principios de la procreación responsable y con una conciencia formada.

La Iglesia alaba a los esposos que son generosos en la transmisión de la vida.

Tercero, enseña también que a ningún gobierno le compete influenciar o coartar la capacidad de decisión de los cónyuges sobre el número de hijos que quieran tener.

Y cuarto, se opone a la necesidad de reducir el crecimiento de la población en el mundo con intervenciones gubernamentales que violen la ley moral, por ejemplo con la contracepción y el aborto.

En conclusión: para quienes afirman hoy que los seres humanos son la plaga del planeta que debería desaparecer, los católicos respondemos que para la humanidad, a lo largo de su historia, tener hijos ha sido y sigue siendo la verdadera riqueza afectiva, espiritual y económica de las familias y las naciones.


Si ahora enseñan a matar a sus hijos, sus hijos aprenderán a matar a sus papás: Obispo de Culiacán


SI AHORA ENSEÑAN A MATAR A SUS HIJOS, SUS HIJOS APRENDERÁN A MATAR A SUS PAPÁS: OBISPO DE CULIACÁN

Jonás Guerrero Corona lamentó que se esté despenalizando el aborto en algunos lugares del país, y vaticinó aprobaciones de más leyes como la eutanasia, además criticó que se implementen nuevas normativas sólo porque lo dice la ONU

CULIACÁN._ Si ahora enseñan a matar a sus hijos, sus hijos aprenderán a matar a sus papás, criticó Jonás Guerrero Corona, Obispo de Culiacán refiriéndose al aborto.

El representante de la Iglesia Católica en Culiacán lamentó que se estén creando leyes que permitan el aborto, cabe mencionar que justo la semana pasada Oaxaca despenalizó la interrupción del embarazo, es por eso que Guerrero Corona mostró su abierto rechazo a esta decisión y afirmó que lo que se viene después de eso es la eutanasia.

Por Antonio Olazábal

Fuente noroeste

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La escritora de "sex and the city", a los 60, se lamenta de haber elegido su carrera en lugar de tener hijos: "estoy verdaderamente sola"


LA ESCRITORA DE "SEX AND THE CITY", A LOS 60, SE LAMENTA DE HABER ELEGIDO SU CARRERA EN LUGAR  DE TENER HIJOS: "ESTOY VERDADERAMENTE SOLA"

Candace Bushnell, escritora y columnista, es conocida fundamentalmente por haber escrito «Sex and the City» («Sexo en Nueva York» en España o «Sexo en la ciudad» en otros países de Hispanoamérica). Un libro que da lugar a una serie de televisión y dos películas protagonizadas por Sarah Jessica Parker, una escritora de Nueva York que elige su independencia sobre la maternidad (y sí, por independencia puedes entender eso en lo que estás pensando).

Ahora al llegar a los 60 años se arrepiente de no sólo de no haber tenido hijos, sino de haber elegido su carrera en lugar de tenerlos, se encuentra «verdaderamente sola»

Le dijo al Sunday Times:


«Cuando tenía treinta y cuarenta años, no lo pensé. Luego, cuando me divorcié y tenía más de cincuenta años, comencé a ver el impacto de no tener hijos y de estar realmente solo. Veo que las personas con niños tienen un ancla de una manera que las personas que no tienen hijos no la tienen.»

Creo que es indudable que si los hubiese tenido, Sex and the City no habría existido tal como es. Habríamos ganado todos.

Esa pérdida del sentido de la maternidad y paternidad nos va a dejar una sociedad muy distinta a la que hemos vivido, llena de seres infecundos que todo lo más imaginan una realidad incomprensible para ellos, por falta de referentes, «anclas». Porque esto va más allá de derivas personales o de situaciones demográficas.

El profesor García de Leániz en uno de los artículos más sugerentes de este verano, La desaparición de los hijos, lo analiza estupendamente. Habla de datos («La mitad de nuestros jóvenes no tendrá ni siquiera un nieto») o de futuro social (una sociedad que va bien materialmente pero es «incapaz de explicar y fundamentar por qué es un bien que haya hijos que los puedan disfrutar»), y, para mí lo más interesante, desliza algunas consecuencias sociológicas de que no haya hijos (negritas suyas):

La repercusión de esta anomalía normalizada de la ausencia del hijo en la configuración doméstica -y de la vida humana misma- es ya evidente. Un informe de Funcas expone que el número de hogares con un núcleo conyugal sin hijos pasó de 1,5 a 4,4 millones entre 1977 y 2015, es decir, se triplicó una tendencia que, como se ve, sigue al alza. El cambio que han experimentado los hogares españoles -y, por tanto, la textura de la vida humana- durante las últimas décadas es notorio: en la España actual, cuatro de cada diez hogares son de pareja con hijos; una cuarta parte, de pareja sin hijos; y otra cuarta parte, unipersonales; el resto están compuestos fundamentalmente por hogares de núcleo monoparental y un grupo reducido se halla formado por hogares habitados por personas sin relación familiar entre ellas.

Todo ello supone un acontecimiento histórico sin parangón que atraerá la atención perpleja de los futuros historiadores y pensadores (si es que quedan), cuando afronten la desaparición de la paternidad y maternidad en nuestras categorías vitales. Lo cual supone un modelo de sociedad basado en la extinción paulatina de esa otra realidad que llamamos nuestros hijos, es decir, nuevas personas y por tanto nuevos comienzos. Una sociedad terminal que hace que, usualmente, ya tengan familias numerosas (a partir de tres hijos) progenitores con hondas convicciones cristianas -ciertamente, una minoría que coincide con el franco declive del catolicismo en nuestro país- o fieles del Islam afincados aquí.

«La desaparición de la paternidad y maternidad en nuestras categorías vitales». Ayuda a entender la escala de valores en las acciones de gobierno, en todos los sentidos, y en los objetivos de las personas. También en la Iglesia. Las madres y padres (extendido a los espirituales) tienen una concepción distinta, o al menos, más precisa de conceptos como protección, dar la vida, para siempre, compromiso, sacrificio, dejar poso, alegría, preocupación, llevar a hombros para que el alzado se luzca, señorío, hogar, patria, perdón, educar, futuro, heredad, …

Y para la evangelización presenta un reto enorme, el de poder hablar con personas que no son capaces, intelectual y vitalmente, de entender la alegría del encuentro personal con un Padre que tanto nos ama que entregó a su Hijo por nosotros y de un Hijo que nos anima a tratar a Dios, Abba, papaíto

Fuente: infocatólica

«Proteged y formad a los hijos»: Michael O´Brien, a los católicos ante el «totalitarismo ideológico»


«PROTEGED Y FORMAD A LOS HIJOS»: MICHAEL O´BRIEN, A LOS CATÓLICOS ANTE EL «TOTALITARISMO IDEOLÓGICO»
Por Javier Lozano


A sus 69 años, el canadiense Michael O´Brien, padre de seis hijos y ahora abuelo, es considerado por muchos como el mejor novelista católico vivo. Cientos de miles de lectores han leído El Padre Elías, la obra con la que se consagró mundialmente, y otras más que se convirtieron en una profecía de lo que se está viviendo ahora, y que con su tinte apocalíptico alertan de los nuevos totalitarismos que se dan en la sociedad actual.


En Francia acaban de publicar Le journal de la peste, novela que publicó en 1999 y que en español se editó bajo el título de La última escapada, y que anticipaba la realidad actual de la imposición escolar de la ideología de género: un padre que lo deja todo y huye con sus hijos, perseguido como un peligroso criminal por no querer que sean adoctrinados en el colegio.

Una revolución que afecta a todas las esferas

En una entrevista en Famille Chretienne, Michael O´Brien habla de la decadencia de Occidente y afirma que “los signos de decadencia son legión. Uno puede ver los síntomas en todas las artes, y especialmente en la glorificación del arte degenerado, la industria del entretenimiento y el poder de los nuevos medios para controlar y reformatear la conciencia. Estamos viviendo una revolución cultural y, de hecho, una revolución que afecta a todas las esferas”.



Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, el país del que es natural el escritor O´Brien es uno de los grandes referentes mundiales de la ingeniería social

Preguntado sobre el papel de los católicos en Occidente en este contexto actual donde son cada vez más arrinconados, el escritor canadiense alerta de que “estamos presenciando una revolución social y política impuesta a todas las naciones”. En primer lugar cita “la redefinición de la moralidad sexual, de la cual la revolución de género es un ejemplo obvio. Así como el surgimiento de una cultura de la muerte llamando bien al mal, y al asesinato de un niño en el vientre de su madre un gesto de compasión”.

"Ser signos de contradicción"

A su juicio, “estamos en un universo totalmente invertido. Por eso es tan vital para los católicos defender la verdad. Debemos aceptar, como Jesús, ser signos de contradicción. Pero una contradicción de amor y verdad al mismo tiempo”.

Michael O´Brien asegura que él no hace predicciones, pero en sus novelas que sí tienen tintes apocalípticos sí genera preguntas. “Si es el tiempo profetizado por Jesús, los apóstoles y los profetas, entonces la pregunta que debe hacerse es: ‘¿estoy en vela?’ Porque Jesús nos dice: ‘¡Estad en vela!’”.


 El Padre Elías en Jerusalén de Michael O´Brien

En general las políticas de los dirigentes de los países occidentales como el caso de Trudeau en Canadá, país del escritor, Macron en Francia o Sánchez en España van contra los ideales cristianos. Ante esto, O´Brien cree que “cada vez que una idea va contra la vida y los Evangelios proviene de un espíritu del Anticristo. Pero hay que tener cuidado. No podemos rechazar esto o a aquel líder diciendo: ‘Este es el Anticristo’. Vivimos en medio de este espíritu que impregna todo el mundo occidental . En su primera epístola, el apóstol San Juan dice que un día vendrá el hombre de pecado, el verdadero Anticristo. Y muchos anticristos primitivos lo prefiguran.

El don de la esperanza

Ante esto es necesaria la “esperanza”. El escritor canadiense asegura que el optimismo, la desesperación, la rabia o el miedo no son cristianas. “Es natural sentir miedo, disgusto o desánimo. Pero luego tenemos que volvernos profundamente a Cristo y pedirle la gracia. La virtud del valor es natural, la esperanza es un don sobrenatural de Dios. Y así, cuando nos enfrentemos a la oscuridad del mundo debemos pedir el don sobrenatural de la esperanza”.

¿Qué deben hacer los católicos en el mundo de hoy? Ante esta pregunta, el autor de El Padre Elías lo tiene claro: “Hay que formar y proteger, sin duda con prudencia, a nuestros hijos. Pero, al mismo tiempo, nuestros corazones deben estar abiertos para amar a cada persona, incluso a nuestros enemigos. Sin compromiso, pero también sin miedo”.


Sin alejarse de lo que ocurre en su país, el gran laboratorio de la ideología de género, O´Brien afirma que en Canadá por ejemplo se produce “un ataque a la familia”, la eutanasia es completamente legal y ahora cualquiera puede ser “sacrificado” sólo por estar deprimido o ser enfermo mental. “Estoy convencido de que uno de los síntomas del totalitarismo es que algunos seres humanos son desechados”, sentencia.

El papel de los pastores

No son tiempos fáciles para la Iglesia, con la grave crisis de los abusos sexuales que la está sacudiendo. Michael O´Brien espera de los obispos que sean verdaderos pastores. “Su principal responsabilidad es la salud de su rebaño. Los terribles escándalos en EEUU son extremadamente dolorosos para los obispos. Pero tal vez el Señor permita que estos escándalos se vuelvan visibles para que la decadencia secreta emerja y se purifique. Y para que la Iglesia, esposa de Cristo, se prepare para encontrarse con su Esposo”.

A su juicio, “la purificación del mundo está en progreso. Pero debemos rezar por el rebaño y para que esta purificación se realice tanto en la verdad como en la caridad. Y no se sacrifiquen ovejas, ni hijos, ni jóvenes. Un buen pastor no sacrifica sus corderos, él da su vida por ellos. La tarea que tenemos ante nosotros es rezar como nunca hemos rezado por la limpieza y la fortaleza de la Iglesia. Pero no podemos reparar la Iglesia por nuestra cuenta, sólo la Iglesia puede hacerlo”.

Cortesía de nuestra página hermana, Blog Convertidos Católicos-Religion en Libertad

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Santa Felicidad y sus siete hijos


SANTA FELICIDAD Y SUS SIETE HIJOS, RUEGA POR NOSOSTROS 
10 JULIO

En tiempo del emperador Antonino se produjo una agitación entre los Pontífices, y Felicidad, mujer ilustre, fue martirizada con sus siete hijos. Después de enviudar, había consagrado a Dios su castidad. No cesaba de orar noche y día, y era un objeto de admiración y edificación para las almas puras. Viendo que, gracias a ella, iba en aumento la gloria del nombre cristiano, se dirigieron al emperador Antonino Augusto y le dijeron: «Esta viuda y sus hijos ultrajan a los dioses; si no nos esforzamos en obligarla a sacrificar, sepa vuestra piedad que nuestros dioses se irritarán de tal manera, que no podremos aplacarlos.»

Así empiezan las actas que nos cuentan uno de los más célebres episodios de las persecuciones. El emperador Antonino, de quien nos hablan, es Marco Aurelio Antonino, el emperador filósofo. Hombre honrado, corazón bondadoso hasta la debilidad, tierno hasta la candidez, sin arrogancia, sin odio, sin énfasis, de una exquisita sensibilidad, de una elevación admirable, el buen Marco Aurelio empezó derramando sangre de cristianos. Fue supersticioso hasta el punto que no le bastaban los dioses del Imperio; fue acogedor con todos los ritos, devoto de todos los misterios, amigo de todos los charlatanes. Su desprecio lo guardaba únicamente para la religión de los cristianos. Y he aquí que el colegio de los augures y de los flámines de Roma llega ante él diciéndole que los ídolos están irritados; que ni Júpiter, ni Venus, ni Hermes, ni Juno, ni Marte podrán salir en defensa del Imperio mientras una de las más ilustres matronas de la ciudad no se incline delante de ellos presentando la copa de las libaciones.

Estas palabras fueron como una iluminación en el palacio imperial. Por vez primera se presentaba lleno de sombras el horizonte de Roma. Antonino Pío acababa de desaparecer, hablando, en el delirio de la agonía, de los reyes que amenazaban las fronteras. El espectro de la invasión aparece por todas partes: los moros entran en la península ibérica; los pictos se agitan en Bretaña, los santos pasan el Danubio; los partos avanzan en Armenia; un gobernador romano es vencido; otro se mata de desesperación; el Tíber se desborda, y el hambre aflige a la Ciudad Eterna. Y el pueblo piensa: los dioses nos han abandonado; hay que desarmar su cólera; hay que buscar víctimas para sus altares. Estas víctimas eran siempre las mismas. Tertuliano dirá unos años más tarde: «Los cristianos son la causa de todos los desastres, de todas las calamidades públicas; si el Tíber inunda a Roma, si el Nilo no inunda los campos egipcios, si tiembla la tierra, si se cierra el cielo, si estalla la guerra, si viene el hambre, si se declara la peste, siempre se levanta el mismo grito: «Mueran los cristianos; los cristianos, a los leones.»

La víctima ahora es la ilustre dama romana, que se distinguía en el seno de la comunidad de los cristianos por su fervorosa piedad. Incapaz de oponerse al clamor de las turbas, crédulo y supersticioso como un vulgar legionario, Marco Aurelio mandó al prefecto que examinase el asunto de Felicidad y de sus hijos. El prefecto era Publio Salvio Juliano, célebre jurisconsulto que redactó el Edicto perpetuo y estaba al frente de una de las escuelas jurídicas de Roma. Publio, continúan las actas, quiso primero ver a Felicidad en su propia casa. La recibió muy amablemente, y puso en juego todos los medios de seducción para hacerla sacrificar. Pero viendo que nada conseguía con dulces palabras, le puso ante los ojos la perspectiva de los suplicios. «Ni tus caricias, ni tus amenazas—respondió ella—podrán hacerme vacilar. Dentro de mí tengo al Espíritu Santo, que no me dejará vencer por el diablo.» «Desgraciada—replicó el prefecto—, si para ti es dulce morir, deja vivir a tus hijos.» «Mis hijos—repuso valientemente la dama—vivirán si no sacrifican a los ídolos; pero si cometen este crimen, irán a la muerte eterna.»

Al día siguiente, Publio tuvo audiencia en el Foro de Marte, y ordenó que le presentasen a los siete muchachos y a su madre. Esta vez el interrogatorio era oficial. Publio empezó diciendo a la intrépida cristiana:

—Ten piedad de tus hijos, que son buenos muchachos y están todavía en la flor de la adolescencia.

—Tu piedad—contestó la matrona—es impía; tu exhortación es cruel.

Y volviéndose hacia sus hijos, añadió:

—Levantad al Cielo los ojos, hijos míos, y mirad a la altura en que Cristo os aguarda con sus santos. Combatid por vuestras almas y mostraos fieles en el amor de Cristo.

Al oír estas palabras, Publio ordenó que la abofeteasen, y dijo:

—Te has atrevido a aconsejar en mi presencia el desprecio a las órdenes de nuestros señores.

En ciertos momentos, las actas hablan de varios emperadores, y es que Marco Aurelio tenía como colega en el Imperio al libertino Lucio Vero, que en el momento de este interrogatorio luchaba en la frontera oriental contra los partos.

Después, el prefecto mandó comparecer, uno tras otro, a los siete hijos de la santa. Al primero, Jenaro, le prometió riquezas y honores, y al mismo tiempo le amenazó con las varas si rehusaba sacrificar. Jenaro respondió:

—Tus consejos son insensatos; la sabiduría de Dios me sostiene, y ella me hará vencer tus tormentos.

El juez mandó que le azotasen y le volviesen a la prisión. El segundo, que se llamaba Félix, contestó a la orden de sacrificar:

—Nosotros adoramos a un solo Dios, y le rendimos el culto de una devoción piadosa. No creas que podrás alejarme del amor de mi Señor Jesucristo, ni a mí ni a ninguno de mis hermanos. Nuestra fe no puede ser vencida ni alterada.

A continuación, los lictores trajeron al tercero de los hijos, que se llamaba Felipe. El prefecto habló, y dijo:

—Nuestro señor, el emperador Antonino, ha ordenado que sacrifiquéis a los dioses omnipotentes. A lo cual contestó el muchacho:

—Ni son dioses ni son omnipotentes; sino vanos simulacros, que sólo pueden traer la muerte a los que los adoran.

Con la misma energía respondieron Silvano, Vital, Alejandro y Marcial, como se llamaban los demás hijos de la ilustre heroína. Alejandro, que era acaso el más joven, despertó más que ninguno de sus hermanos la compasión del juez. Se le prometieron dignidades y bienandanzas; se hizo brillar delante de sus ojos el título de augustal, de amigo del cesar; pero él contestó generosamente:

—Soy servidor de Cristo; le confieso con la boca y a Él estoy unido con el corazón. Esta edad tan tierna, que te conmueve, tiene la prudencia de la vejez y adora a un solo Dios.

Publio mandó encerrar en la prisión a Felicidad y a sus hijos, y envió al emperador el proceso verbal de lo que había hecho. Marco Aurelio encomendó a diversos jueces la ejecución de la sentencia. La madre fue decapitada; uno de sus hijos apaleado hasta morir, otro arrojado en un precipicio, y los restantes degollados.

Los descubrimientos arqueológicos del pasado siglo han venido a confirmar el relato de las actas, a disipar las dudas y a deshacer las suspicacias. Voltaire había dicho con su ligereza de siempre: «Santa Felicidad y sus siete hijos —siempre se necesitan siete—es interrogada con ellos, juzgada y condenada por el prefecto de Roma en el Campo de Marte, donde no se juzgaba a nadie. El prefecto juzgaba en el pretorio, pero no se miraban las cosas tan de cerca.» Voltaire confundía el Campo de Marte con el Foro de Marte, y además ignoraba que el Foro de Marte había sido construido por Augusto precisamente para administrar justicia, según cuenta Suetonio. Mas he aquí el testimonio lejano de las catacumbas, la ancha placa de mármol que en sus bellos caracteres filocalianos nos habla del bienaventurado mártir Jenaro; la inscripción que nos recuerda el lugar donde fue enterrada Felicidad, los nombres de Marcial, Vital y Alejandro entre estucos del siglo II, entre adornos de flores, de espigas y racimos, entre representaciones de escenas campestres y personajes bíblicos, y en otra parte, encuadrada por dos árboles, iluminada por la imagen flotante de Cristo, la figura de aquella madre admirable, que extiende los brazos como si enseñase a rezar a los siete adolescentes, que se agrupan a su alrededor levantando en sus manos las coronas. Creemos escuchar las sentidas frases de San Pedro Crisólogo: «Mirad esta madre, a quien la vida de sus hijos devolvió la seguridad. Feliz aquella cuyos hijos serán en la gloria futura como un candelero de siete brazos. Feliz ella, porque el mundo no pudo arrebatarle ninguno de aquellos que le pertenecían. En medio de los cadáveres mutilados y sangrientos de aquellas prendas queridas, pasaba más alegre que antaño al lado de sus cunas, porque con los ojos de la fe veía una palma en cada herida, en cada suplicio una recompensa, sobre cada víctima una corona. ¿Qué más diré? No es una verdadera madre la que no sabe amar a sus hijos como ella amó a los suyos.»

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