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¿En el purgatorio hay almas de no católicos (ateos, protestantes, judíos, etc.)?


Primero que todo, entendamos qué es el purgatorio. Según la enseñanza católica, el purgatorio es un estado de purificación para las almas que han muerto en gracia pero que aún necesitan ser purificadas antes de entrar en la presencia divina. Es como una especie de "lavado espiritual" para quitar las manchas que pueden haber quedado debido a pecados veniales o a la pena temporal debida al pecado, incluso después de haberse arrepentido.

Ahora, la pregunta sobre si en el purgatorio hay almas de no católicos es una interrogante interesante y llena de matices. La Iglesia católica enseña que la salvación viene a través de Jesucristo y que, por ende, la fe en Él es fundamental para alcanzar la vida eterna. Sin embargo, también reconoce la misericordia de Dios y su deseo de que todos los seres humanos se salven.

La Biblia nos enseña en 1 Timoteo 2, 4 que Dios desea que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Así que, aunque la fe en Cristo es el camino principal, no podemos limitar la misericordia divina. Dios está más allá de nuestras comprensiones y juicios, y su amor no tiene fronteras.

En cuanto a las almas no católicas, como ateos, protestantes, judíos, etc., la Iglesia católica sostiene que la salvación no está necesariamente restringida solo a aquellos que forman parte visible de la Iglesia. El Catecismo de la Iglesia Católica (CCC 847) nos dice que, aunque la salvación viene de Cristo y su Iglesia, Dios puede, por medios conocidos solo por Él, dar la gracia de la salvación a aquellos que buscan sinceramente la verdad y hacen la voluntad de Dios según su conocimiento.

El Espíritu Santo nos dice a través de San Pablo:

"Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal: del judío primeramente y también del griego; en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego; que Dios es imparcial". (Romanos 2, 9-11)

Estas palabras son importantísimas, pues nos muestran que Dios va a juzgar a todos al terminar nuestras vidas en la tierra y va a determinar nuestro destino final tomando en cuenta si obramos el bien o si obramos el mal y dice claramente que esto lo hará con toda alma humana. 

Por tanto, si un alma humana fue ateo, protestante, budista o cualquier otra cosa, Dios va a juzgar qué tanto esta persona eligió el bien y rechazó el mal y si Dios juzga que esa persona hizo más el bien que el mal, seguramente le concederá la salvación y lo dejará entrar al cielo previa purificación en el purgatorio.

En otras palabras, la fe en Cristo y la pertenencia a la Iglesia católica son importantes, pero la misericordia de Dios va más allá de nuestras categorías humanas. Dios conoce los corazones y la sinceridad de cada persona. No podemos limitar su capacidad de salvar y purificar a aquellos que, aunque no hayan conocido plenamente a Cristo en vida, buscaron la verdad y vivieron de acuerdo con la luz que tenían.

En este sentido, podríamos decir que sí, efectivamente en el purgatorio podrían encontrarse almas que, aunque no fueron formalmente católicas en esta vida, fueron sinceras en su búsqueda de la verdad y vivieron de acuerdo con su conciencia iluminada por Dios.

Es crucial recordar que, como cristianos, no somos jueces de la salvación de los demás. Esa tarea está en manos de Dios. Nuestra responsabilidad es vivir nuestra fe, compartir el Evangelio con amor y respeto, y confiar en la misericordia infinita de Dios.

En este viaje de fe, es importante destacar la importancia de la oración por los difuntos. Orar por las almas en el purgatorio, independientemente de su afiliación religiosa en vida, es un acto de caridad y compasión. No sabemos completamente las complejidades de la relación de cada persona con Dios, pero sí podemos encomendar sus almas a la misericordia divina. Un católico debe rezar por todas las almas de los difuntos, pues si dice San Pablo que Dios es imparcial (Romanos 2, 16), ¿por qué habríamos de ser parciales nosotros?

Espero que esta charla haya sido útil y te haya dado un panorama más claro sobre la visión católica del purgatorio y la inclusividad de la misericordia divina. Estoy aquí para cualquier pregunta adicional o para conversar sobre cualquier otro tema que desees explorar juntos. ¡Que la paz de Cristo esté contigo siempre!

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Juan 5, 39: La Reina-Valera aleja a los protestantes de Jesús en la Eucaristía y de la vida eterna.

 

 
Hasta hace tiempo no creía que fuera tan importante la cuestión de las versiones bíblicas, si realmente era tan importante elegir entre ésta o aquella otra; pensaba que básicamente todas decían lo mismo, pero poco a poco he ido comprendiendo la importancia de la traducción, y he ido entendiendo cuan grandemente es equivocada la doctrina protestante en buena medida gracias a las malas traducciones.

Uno de los versículos más usados por el mundo protestante para sostener su doctrina de la "sola escritura" (doctrina desconocida, dicho sea de paso, en toda la antigüedad cristiana durante los primeros 1500 años) es el del Evangelio de San Juan 5, 39. En este versículo, según el pensamiento protestante y neoevangélico, Jesús estaría mandando a escudriñar las Escrituras como medio para alcanzar la vida eterna.

He participado en múltiples debates donde los adherentes del protestantismo han citado este versículo como "argumento" para defender que los cristianos deberíamos sustentarnos en la biblia y solo en la biblia, y buscar en ella, y solo en ella, nuestra salvación, e incluso no es extrañó que acompañen sus comentarios con alguna imagen con un bonito diseño donde se muestra una biblia y el versículo citado, pero, ¿realmente Jesús estaba mandando a escudriñar las Escrituras para encontrar la vida eterna, o estaba más bien reprochando a quienes creían que la vida eterna está encerrada en un libro?

La versión de la biblia Reina-Valera 1960, una de las más famosas y usadas en las congregaciones protestantes, dice:

"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí".

Cuando la traducción de la Reina-Valera usa erróneamente el imperativo "escudriñad", el lector es inducido a creer que Jesús le está dando la orden de estudiar infatigablemente las Escrituras porque "en ellas tienen vida eterna", y de este modo está puesto todo sobre la mesa para que se exacerbe el fundamentalismo 'solobiblista' y el evangélico protestante crea que está en todo lo correcto al prescindir del Magisterio, de la Tradición, de los Sacramentos, en pocas palabras, que puede rechazar a la Iglesia (con todo el depósito de la fe contenido en ella), como necesaria para la salvación.

No es difícil comprender la profunda división de denominaciones y sub-denominaciones protestantes -grupos de la misma corriente doctrinal pero divididos formalmente en distintas estructuras, organizaciones y congregaciones debido a las distintas interpretaciones bíblicas sobre éste u otro tema en particular-, cuando se parte de una premisa según la cual el creyente solo necesita su biblia. Incluso no es extraño observar que muchos hermanos separados se alejan de sus propias congregaciones y deciden llevar su fe de manera aislada y personal, sin asistir a ninguna comunidad protestante y hasta defender su aislamiento bajo el pretexto de que "la verdad no está en ninguna iglesia o religión", sino "solo en la biblia", por lo que lo único que necesitan es "la Palabra de Dios". ¿Y cómo no van a pensar así si les han hecho creer que el cristianismo se reduce a leer un libro?

La primera vez que leí Juan 5, 39 fue precisamente en una Reina-Valera 1960, y ya desde la primera ocasión que lo leí me pareció interesante que Jesús dice "porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna"; fíjense que no dice "porque en ellas tenéis la vida eterna", sino "a vosotros os parece"; Jesús nunca dijo que fuera así, más bien estaba haciendo una crítica a la creencia de aquellos a quienes se dirigía.

Al leer la versión católica de la Biblia de Jerusalén, observamos con mucha mayor claridad qué es aquello que el Señor Jesús quiso transmitir a los judíos que le escuchaban, veamos:

"Ustedes investigan las Escrituras, ya que creen tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mi".

Otras dos versiones católicas, la Biblia Latinoamericana, así como la versión llamada El Libro del Pueblo de Dios, dicen: "Ustedes escudriñan las Escrituras" y "Ustedes examinan las Escrituras", respectivamente.

Así vemos que cuando Jesús  habló de escudriñar, estudiar o examinar -Ἐραυνᾶτε (Eraunate)no lo hizo en un sentido imperativo, sino indicativo. Jesús estaba indicandodescribiendo o explicando lo que hacían los judíos, no estaba mandando a que lo hicieran como una condición imperativa para salvarse.

Y que Jesús habla en modo indicativo nos lo muestra el propio contexto con los versículos tanto anteriores como posteriores al 39.  Por ejemplo, si comenzáramos a leer desde el versículo 36 podríamos observar que Jesús les explica que las obras que Él realiza dan testimonio de que el Padre le envió. Los judíos estaban intentando encontrar en las letras la vida eterna que se les ofrecía delante de ellos en la Persona de Jesús, quien se les manifestaba por medio de sus obras.

Los versículos 37 y 38 son impresionantes por su profunda contundencia:
"37. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Ustedes no han oído nunca su voz, ni han visto nunca su rostro,
38. NI HABITA SU PALABRA EN USTEDES, porque no creen al que él ha enviado".
¡Ni habita su palabra en ustedes! Jesús le dice nada más y nada menos que a los expertos en las Escrituras, a los que las escudriñaban profusamente, ¡que la Palabra de Dios no habitaba en ellos! Escudriñaban las Escrituras, pero no tenían la Palabra, puesto que la Palabra de Dios es una Persona, no un libro; la Palabra de Dios es Jesús, en quien no habían creído a pesar de ver todas las cosas asombrosas que el Señor hacía frente a sus ojos.

Ahora bien, ¿de todo esto se desprende que las Escrituras son innecesarias? ¡Por supuesto que no! Jesús dice en el mismo versículo 39 que ellas daban testimonio de Él, refiriéndose, como es obvio, al ahora conocido como Antiguo Testamento -las únicas Escrituras que existían hasta el momento en que Jesús estaba hablando- el cual hablaba sobre la tan anhelada llegada del Mesías de Israel. Pero inmediatamente después de que les ha dicho que las Escrituras daban testimonio de su Persona, les deja clara la diferencia entre el testimonio y la vida: "y ustedes no quieren venir a mi para tener vida" (ver. 40).

Las Sagradas Escrituras están presentes los 365 días del año en toda la vida litúrgica de la Iglesia católica, pero entendemos que ellas son un testimonio que nos remiten siempre a la Persona Viva y Real de Jesús, de manera particular y especial en su Presencia en la Sagrada Eucaristía. De poco sirve leer sobre Jesús si no se va a Jesús, si no se tiene un Encuentro Vivo y Personal con el Señor.

La vida eterna no la encontramos en las letras que nos hablan sobre Jesús, sino en Jesús mismo, en el Jesús Vivo y Real, Verdadero Dios y Verdadero Hombre, y si bien en la biblia leemos sobre Jesús, luego hay que ir a Él para tener vida, no basta quedarse con el testimonio.

Creer que la vida se encuentra en "escudriñar" las Escrituras es equivalente a pensar que para calmar el hambre bastaría con leer una receta, en lugar de poner manos a la obra, prepararla y comerla luego de que se ha obtenido el conocimiento de cómo cocinarla.

¿Y cómo se va Jesús para tener vida eterna? El mismo Señor nos lo dice:

"Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo". Juan 6, 51.

Ir a Jesús para tener vida es entrar en una perfecta Comunión con Él, es hacerse verdaderamente Uno con el Señor, dejar que Él habite en ti, ¿pero cómo nos hacemos uno con Jesús, cómo dejamos que Él habite en nosotros?  ¡Dejando que su Cuerpo entre en el nuestro, por medio de la Eucaristía que el instituyó para tal efecto y donde Él está realmente Vivo y realmente Presente, como Él mismo lo dijo, y cito la propia RVR 1960:

"El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, Y YO EN ÉL" Juan 6, 56.

No es casualidad que estas palabras se encuentren solo un capítulo después de que Jesús ha enseñado que la vida eterna no consiste en escudriñar las Escrituras. En un orden perfecto, primero les enseña a los judíos que si bien podían ser exegetas perfectos de la Escritura, no tenían la Palabra de Dios en ellos, para enseguida mostrarles cómo es que podían hacer habitar esa Palabra de manera viva en su interior; comiendo su carne y bebiendo su sangre sacramentalmente bajo el signo del pan que les estaba ofreciendo como medio eficaz para transmitirles Su Vida. 

Por eso desde tiempos muy remotos de la Iglesia primitiva, vemos que la estructura litúrgica de la fe cristiana está compuesta por la dimensión de una doble mesa desde donde Dios nos alimenta, y siendo Él nuestro propio alimento, estamos en Él y Él en nosotros para que nos haga partícipes de su vida eterna. Por eso el culto cristiano -y lo podemos ver en textos antiquísimos de la Iglesia primitiva como en los de San Justino Mártir a mediados del siglo II, donde básicamente está describiendo la Misa- siempre ha tenido la Mesa de la Palabra, donde se sirve el alimento de la Palabra proclamada desde el ambón, y la Mesa Eucarística, el altar donde por obra del Espíritu Santo el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, para que comulgando permanezcamos en Él y Él en nosotros. 

Así que si ya escudriñas las Escrituras y reconoces en ellas a Jesús, ahora es tiempo de dar el siguiente paso, ve a tener un Encuentro Personal con Él en la Eucaristía.

¿Sólo se salvarán 144,000 como dice la biblia? ¿Ya no me alcanzaré a salvar?


En cuanto a tu pregunta sobre si solo se salvarán 144,000 personas, debo aclarar que esta cifra se menciona en el libro del Apocalipsis de la Biblia, específicamente en el capítulo 7, versículo 4. Sin embargo, es importante tener en cuenta que este pasaje no debe entenderse como una limitación absoluta del número de personas que serán salvadas.

El Apocalipsis es un libro altamente simbólico y apocalíptico que utiliza números y metáforas para transmitir un mensaje espiritual profundo. La cifra de 144,000 mencionada en este pasaje no debe tomarse como un número literal y restrictivo de personas que serán salvadas. En realidad, se considera una representación simbólica de la multitud innumerable de fieles que serán salvados por la gracia de Dios.

La interpretación católica tradicional sostiene que la salvación está abierta a todos los seres humanos, sin importar su número. La Iglesia enseña que Dios desea que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2,4). Jesús mismo dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí" (Juan 14,6). Por lo tanto, la salvación está disponible para todos aquellos que buscan a Dios con sinceridad y responden a su gracia.

En cuanto a la cita bíblica específica que mencionas, es importante leerla en su contexto para comprender su significado completo. En el Apocalipsis, el número 144,000 se refiere a los "sellados" de las tribus de Israel, 12,000 de cada tribu (Apocalipsis 7,5-8). Algunos estudiosos interpretan esto como una referencia a los primeros cristianos, que eran principalmente judíos, y que fueron marcados por la gracia de Dios.

Sin embargo, esta interpretación no excluye a otros creyentes de diferentes orígenes étnicos o religiosos. La Iglesia Católica enseña que la salvación es universal y está abierta a todos los seres humanos, independientemente de su raza, origen étnico o religión. San Pablo escribió en su carta a los Gálatas: "Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús" (Gálatas 3,28).

Además, Jesús mismo habló sobre la salvación en términos más amplios. En el Evangelio de Juan, Jesús dijo: "Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí" (Juan 12:32). Esto indica que la salvación está destinada a todas las personas, sin importar su número.

Es importante recordar que la salvación no se basa en nuestras propias obras o méritos, sino en la gracia de Dios y en nuestra respuesta a ella. La Iglesia Católica enseña que la salvación es un don gratuito de Dios que se ofrece a todos los seres humanos. Nuestra parte es aceptar ese regalo y vivir una vida de fe y obediencia a los mandamientos de Dios.

La Iglesia también enseña que existen medios específicos de gracia a través de los cuales podemos recibir la salvación, como los sacramentos, especialmente el Bautismo y la Eucaristía. Estos sacramentos nos unen a Cristo y nos fortalecen en nuestra vida espiritual.

En resumen, como sacerdote católico, puedo asegurarte que la salvación no está limitada a un número específico de personas. La cifra mencionada en el libro del Apocalipsis es simbólica y no debe entenderse como una restricción absoluta. La Iglesia Católica enseña que la salvación está abierta a todos los seres humanos, sin importar su número o su origen étnico o religioso. Dios desea que todos los hombres sean salvos y lleguen al conocimiento de la verdad. Nuestra parte es responder a su gracia y vivir una vida de fe y obediencia a sus mandamientos.

¿Mi mascota irá al cielo? No imagino la vida eterna sin mi perrito.


Según la enseñanza de la Iglesia Católica, solo los seres humanos tienen un alma inmortal y están destinados a la vida eterna con Dios.

La Biblia no habla específicamente sobre si las mascotas van al cielo. Sin embargo, podemos encontrar en las Escrituras principios que nos ayudan a reflexionar sobre este tema. En el libro del Génesis, vemos que Dios creó a los animales y los puso bajo el cuidado del hombre (Génesis 1,26-30). Esto nos muestra que los animales son parte de la creación de Dios y tienen un propósito en el mundo.

Además, en el libro de Isaías, se menciona que en el reino mesiánico habrá armonía y paz entre los animales (Isaías 11,6-9). Esto nos da esperanza de que en la vida futura, donde habrá una nueva creación, los animales también puedan estar presentes de alguna manera.

Sin embargo, es importante recordar que la vida eterna es un don de Dios reservado para los seres humanos que han sido redimidos por Jesucristo. La vida eterna se basa en nuestra relación con Dios y nuestra respuesta a su gracia. Nuestras mascotas no tienen la capacidad de tener una relación personal con Dios ni de responder a su gracia.

Dicho esto, no podemos afirmar con certeza si nuestras mascotas estarán presentes en el cielo. La enseñanza de la Iglesia se centra en la salvación de las almas humanas y no aborda específicamente este tema. Es comprensible que sintamos un profundo amor y apego hacia nuestras mascotas, ya que nos brindan compañía, amor y alegría en nuestras vidas. Sin embargo, debemos confiar en la sabiduría y el amor de Dios en relación con este tema.

En lugar de preocuparnos por el destino eterno de nuestras mascotas, debemos enfocarnos en vivir nuestras vidas de acuerdo con los mandamientos de Dios y cultivar una relación personal con Él. Debemos amar y cuidar de nuestras mascotas en esta vida, pero también recordar que nuestra verdadera esperanza está en la vida eterna con Dios.

La Biblia nos enseña que Dios es amor (1 Juan 4,8) y que todas las cosas buenas provienen de Él (Santiago 1,17). Si nuestros animales de compañía nos brindan amor y alegría en esta vida, podemos ver esto como un reflejo del amor y la bondad de Dios. A través de nuestras mascotas, podemos experimentar un destello del amor divino.

En conclusión, como sacerdote, no puedo afirmar con certeza si las mascotas irán al cielo. La enseñanza de la Iglesia se centra en la salvación de las almas humanas y no aborda específicamente este tema. Sin embargo, podemos confiar en el amor y la sabiduría de Dios en relación con nuestras mascotas. Debemos amar y cuidar de ellas en esta vida, pero también recordar que nuestra verdadera esperanza está en la vida eterna con Dios. Encomendemos a nuestras mascotas al cuidado amoroso de Dios y confiemos en su providencia divina.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Tengo mucho miedo de que yo me salve y mis hijos se condenen pues están alejados de Dios, ¿qué puedo hacer?



Entiendo tus preocupaciones y miedos con respecto a la salvación de tus hijos. La relación con Dios y la salvación son aspectos fundamentales de nuestra fe, y es natural que desees lo mejor para tus seres queridos. Permíteme ofrecerte orientación y consuelo a través de las enseñanzas de la Biblia y el Catecismo de la Iglesia Católica.

En primer lugar, es importante recordar que Dios es un Dios de amor y misericordia. Él quiere que todos sus hijos se salven y lleguen a conocer su amor y su gracia. En 1 Timoteo 2,4, se nos dice que Dios desea que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Esta es una promesa maravillosa y nos da esperanza para nuestras preocupaciones sobre la salvación de nuestros seres queridos.

Además, Jesús nos enseñó que Dios es un Padre amoroso que cuida de nosotros. En el Evangelio de Mateo, Jesús nos dice: "Si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le pidan?" (Mateo 7,11). Esto nos muestra que Dios tiene un amor infinito por nosotros y por nuestros hijos, y que siempre está dispuesto a escuchar nuestras oraciones y responder a nuestras necesidades.

Como padres, tenemos una gran influencia en la vida espiritual de nuestros hijos. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los padres son los primeros educadores de la fe para sus hijos (CIC 1653). Esto significa que tenemos la responsabilidad de enseñarles sobre Dios, su amor y su misericordia. Debemos guiarlos en la oración y en el camino de la virtud, y darles un buen ejemplo de vida cristiana.

Sin embargo, también es importante recordar que cada persona tiene libre albedrío y debe tomar sus propias decisiones en la vida. No podemos forzar a nuestros hijos a tener una relación con Dios, pero podemos orar por ellos y mostrarles el amor de Dios a través de nuestras palabras y acciones. Jesús nos anima a orar constantemente por nuestros seres queridos y confiar en la gracia de Dios. En Mateo 7,7, Jesús dice: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá". Nuestras oraciones pueden ser una poderosa herramienta para interceder por aquellos que amamos y pedir la ayuda de Dios en su vida.

Además de orar, también podemos ser un modelo de fe y esperanza para nuestros hijos. Vivir nuestra fe de manera auténtica y coherente puede tener un impacto profundo en ellos. San Francisco de Asís dijo una vez: "Predica el Evangelio en todo momento. Usa palabras si es necesario". Nuestro testimonio personal puede tocar los corazones de nuestros hijos y atraerlos hacia Dios.

En momentos de preocupación y miedo, es importante aferrarse a la promesa de la misericordia de Dios. El sacramento de la reconciliación, también conocido como la confesión, es un regalo maravilloso que nos ofrece la Iglesia Católica. A través de este sacramento, podemos recibir el perdón de Dios y renovar nuestra relación con Él. Alentamos a nuestros hijos a participar en este sacramento y a experimentar la gracia y el amor de Dios en sus vidas.

Además, la participación en la Eucaristía, el sacramento del cuerpo y la sangre de Cristo, es fundamental para nuestra vida espiritual. Al recibir a Jesús en la Santa Comunión, nos unimos más íntimamente a Él y nos fortalecemos en nuestra relación con Dios. Invita a tus hijos a participar en la Santa Misa y a recibir la Comunión con regularidad.

La oración es otra herramienta poderosa en nuestra vida espiritual. Pídele a Dios que guíe y proteja a tus hijos, que les revele su amor y les dé el don de la fe. Dedica tiempo para orar en familia y enseñarles a tus hijos a orar. Recuerda que Dios siempre escucha nuestras oraciones y trabaja en formas misteriosas y maravillosas.

En última instancia, debemos confiar en el amor y la providencia de Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que Dios es infinitamente misericordioso y que su amor nunca falla (CIC 210). Nuestro papel es confiar en su voluntad y encomendar a nuestros seres queridos a su cuidado amoroso.

Recuerda también que hay muchos ejemplos en la historia de la Iglesia de personas que se han convertido y han experimentado la gracia y el amor de Dios de manera profunda, incluso después de haberse alejado inicialmente. La oración de San Agustín por la conversión de su madre, Santa Mónica, es un poderoso ejemplo de cómo nuestras oraciones pueden tener un impacto duradero en la vida de nuestros seres queridos.

En resumen, como sacerdote católico, te animo a confiar en la misericordia de Dios y a poner tus preocupaciones y miedos en sus manos. Sigue orando, viviendo tu fe de manera auténtica y mostrando el amor de Dios a tus hijos. Recuerda que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros y que su amor y su gracia son infinitos.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Sacerdote alerta sobre un peligro que puede alejarte de la salvación


El sacerdote Bill Peckman compartió, a través de Facebook, un relato que advierte a todos los católicos de un peligro que puede alejarte de la salvación: la mediocridad.

“El otro día estaba hablando con un joven al que le enseñé hace algún tiempo.

Estaba en una encrucijada. Se había graduado recientemente de la universidad y comenzó un trabajo bien remunerado. Pero él no estaba feliz. Sintió que se estaba acomodando.

El dinero era bueno, pero el dinero no es un factor para él.

Quería algo que quisiera hacer por el resto de su vida. Así que se va a trabajar a un parque nacional. Él sabe que es un recorte salarial significativo.

Pero fue sabio con su dinero y no tiene deudas. Tal vez el NPS [Servicio de Parques Nacionales] es donde se quedará, tal vez no, pero la aventura valdrá la pena. Todavía está buscando algo más allá de la mediocridad.

He estado pensando en esto durante algún tiempo. Nos conformamos con la mediocridad.

Nos conformamos porque la mediocridad es cómoda.

Si estamos dispuestos a hacer el faustiano cambio de comodidad por mediocridad, por un tiempo estará bien, pero si tenemos aunque sea un poco de alma, no será suficiente. Nos conformamos con la mediocridad si paga bien. Nos conformaremos si la mayoría de la gente lo hace.

Al hablar con este joven, recordó una parte de mi historia: cuando era joven, estaba inquieto en mi carrera sin salida y me sentía insatisfecho y fuera de lugar.

Todo el dinero y el poder del mundo no pudieron motivarme a pasar el resto de mi vida viviendo en la mediocridad.

El núcleo de mi mediocridad era espiritual; mi agnosticismo era mediocridad espiritual. 

No exigió nada de mí, alimentó los malos hábitos, pero me dejó frío. Recuerdo cómo me sentía en esos días y me estremezco. Doy gracias a Dios que un fuego se encendió en mi alma y me hizo dejar de intentar llenar ese agujero del tamaño de Dios con cosas terrenales.

Conformarse, sin embargo, es fácil incluso si es insatisfactorio. Lo hacemos nuestras vidas y nuestras vidas corporativas también. Veo mucho esto como pastor: personas que se conforman con la mediocridad, incluso si los mata de hambre espiritualmente.

Las parroquias harán lo suficiente para permanecer abiertas, pero morirán lentamente en el camino de menor resistencia (que es lo que es la mediocridad) hasta que se desvanezcan.

El grito de guerra de los mediocres crónicos es: “Siempre lo hemos hecho así”.

Sí, y por eso estamos donde estamos.

Sacudir la mediocridad requiere un acto de fe. Lo hace para este joven; lo hizo por mí. Sirve para una parroquia. Implica riesgos. Implica el potencial de fracaso y contratiempos mientras tratamos de encontrar nuestro camino.

Otra palabra para mediocridad es tibieza.

En el Libro del Apocalipsis, Jesús compara la tibieza con un sabor repugnante que escupe de Su boca. Me imagino que el sabor es como el de la comida rancia tibia. Totalmente repugnante.

La mediocridad y la tibieza son una muerte lenta y suicida para quienes se adhieren a ella.

La mediocridad de la fe es muerte.

Así que salga de la mediocridad, no porque vaya a tener éxito, sino porque está dispuesto a liberarse.

Dios nos dará la gracia de romper esas cadenas de la mediocridad. No seremos capaces de hacerlo por nuestra cuenta. Lo que quiero hacer como pastor es romper toda mediocridad y tibieza. es el enemigo

Ya estoy viendo algunos de los beneficios a medida que crecemos y nos deshacemos de las cadenas de la mediocridad.

Cristo no hizo lo que hizo por nosotros para que pudiéramos ser un cadáver sin vida flotando río abajo. No. Puede que no tengamos éxito en todo, y eso está bien. Es mejor intentarlo y fallar que nunca intentarlo”.

Autor: Padre Bill Peckman.

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Fuente: https://es.churchpop.com/

¿Los protestantes que mueren se van al infierno? Un sacerdote responde


Es importante tener en cuenta que existe una enseñanza que se conoce como la doctrina de la "Extra Ecclesiam nulla salus", que se traduce como "fuera de la Iglesia no hay salvación". Pero cuidado, esta enseñanza no significa que todos los no católicos estén destinados al infierno automáticamente. En cambio, significa que la Iglesia católica es el medio ordinario establecido por Dios a través del cual se puede obtener la salvación, sin embargo Dios puede abrir medios extraordinarios para salvar a otros que, sin culpa propia, por influencia cultural o familiar, se encuentran formalmente fuera de la Iglesia católica.

La Iglesia enseña que la salvación es posible para todas las personas, independientemente de su religión o creencia. La salvación se ofrece a todos los que buscan sinceramente a Dios y hacen su voluntad. El Catecismo de la Iglesia católica dice: "La Iglesia católica reconoce que en otras religiones hay elementos de verdad y de santidad. [...] Sin embargo, la salvación viene de Cristo a través de su Iglesia" (n. 819).

En cuanto a los protestantes, la Iglesia católica reconoce que muchos de ellos tienen una fe sincera en Jesucristo y buscan seguir su voluntad. La Iglesia católica también reconoció en el Concilio Vaticano II que hay muchos elementos de verdad en las enseñanzas protestantes, aunque dejando claro que lo que hay de verdad en sus enseñanzas es parte de lo que heredaron del depósito de la fe que obtuvieron del catolicismo (fe en Jesús, amor por las Escrituras, creencia en la Trinidad, etc.). Como tal, los protestantes no están automáticamente destinados al infierno simplemente porque no son católicos.

La Biblia nos enseña que Dios es amor y misericordia. En Juan 3, 16-17 se dice: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él". Además, en Romanos 2,14-15, se dice: "Cuando los gentiles, que no tienen la ley, hacen por naturaleza lo que exige la ley, ellos, aunque no tienen la ley, son ley para sí mismos. Ellos demuestran que lo que la ley exige está escrito en sus corazones".

Como sacerdote, es mi deber recordar que la salvación es un misterio de Dios y no podemos conocer el destino eterno de ninguna persona. Solo Dios puede juzgar a una persona y decidir si merece la salvación o no. Debemos confiar en su amor y misericordia y rezar por la salvación de todos los hombres y mujeres.

La enseñanza de la Iglesia sobre la salvación no significa que los protestantes, o cualquier otra persona que no sea católica, estén automáticamente destinados al infierno. La salvación es posible para todas las personas que buscan sinceramente a Dios y hacen su voluntad. La Iglesia católica reconoce que hay elementos de verdad y santidad en otras religiones y busca promover la unidad y el diálogo interreligioso. Como sacerdote, mi deber es recordar que solo Dios conoce el destino eterno de cada persona y debemos confiar en su amor y misericordia, nunca debemos afirmar que tal o cual persona "se fue al infierno".

Como católicos creemos firmemente en la importancia de los sacramentos como medios ordinarios de la gracia de Dios. Los sacramentos son signos eficaces de la gracia de Dios, instituidos por Jesucristo, que nos ayudan a crecer en nuestra relación con Él y a recibir la fuerza necesaria para vivir nuestra fe.

La Iglesia católica reconoce siete sacramentos: el Bautismo, la Confirmación, la Eucaristía, la Penitencia, la Unción de los enfermos, el Orden sacerdotal y el Matrimonio. A través de estos sacramentos, recibimos la gracia de Dios de manera tangible y concreta, lo que nos permite crecer en santidad y acercarnos a Él y en última instancia, ser salvos.

Sin embargo, es importante recordar que Dios no está limitado por los sacramentos. Él puede obrar de maneras extraordinarias en nuestras vidas, fuera de los sacramentos, si así lo desea. La Iglesia enseña que hay otros medios de gracia, que incluyen la oración, la lectura de la Escritura, el servicio a los demás, y otros actos de piedad y caridad.

En ocasiones, Dios puede obrar de manera extraordinaria en la vida de una persona a través de una experiencia mística o un encuentro personal con Él. Estos momentos pueden ser muy poderosos y significativos en la vida de una persona, pero no reemplazan la importancia de los sacramentos como medios ordinarios de la gracia de Dios.

Como sacerdote católico, es mi deber fomentar la participación en los sacramentos y ayudar a las personas a comprender su importancia en la vida espiritual. Al mismo tiempo, también es importante reconocer que cada persona tiene un camino único en su relación con Dios y que Dios puede obrar de maneras que son diferentes y únicas para cada persona.

- Hubo una beata que vio a Lutero en el infierno, ¿qué puede decir de eso?

La visión de Martín Lutero en el infierno a la que seguramente haces referencia se relaciona con la experiencia de la Sierva de Dios, María Serafina Micheli, una monja italiana del siglo XIX que afirmó haber visto a Lutero en una visión. En su visión, Micheli afirmó que Lutero estaba sufriendo en el infierno debido a su rechazo de la Iglesia católica y sus enseñanzas.

Es importante tener en cuenta que las visiones privadas de los santos no son enseñanzas oficiales de la Iglesia y no pueden ser tomadas como verdades absolutas. Como católicos, estamos llamados a buscar la unidad y la reconciliación con todos los hombres y mujeres, independientemente de su afiliación religiosa o sus decisiones pasadas. La Iglesia católica reconoce que la salvación viene a través de Cristo, y que Dios desea la salvación de todos los hombres y mujeres.

La Iglesia católica también enseña que el infierno es una realidad, y que aquellos que mueren en pecado mortal y no se arrepienten y convierten antes de su muerte, se arriesgan a perder la salvación eterna y pasar la eternidad en el infierno. Sin embargo, sólo Dios conoce el corazón y la vida de cada persona, y sólo Él puede juzgar con justicia y misericordia.

Como católicos, estamos llamados a orar por la salvación de todos los hombres y mujeres, y a buscar vivir nuestras vidas en conformidad con la voluntad de Dios. La Iglesia católica nos proporciona los medios necesarios para crecer en la gracia y en la santidad a través de los sacramentos y otras prácticas espirituales. Es nuestra tarea confiar en la misericordia de Dios y buscar vivir nuestras vidas en conformidad con su voluntad, confiando en que Él nos guiará a la salvación eterna.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Protestante pregunta: ¿Por qué los católicos creen que los santos y la Virgen salvan si solo Jesús salva? Esto le responde un sacerdote.


Querido hermano protestante,

En primer lugar, quiero agradecerte por tomarte el tiempo para dialogar conmigo sobre nuestra fe y nuestras creencias. Quiero aclarar que los católicos creemos firmemente que solo Jesucristo es el Salvador del mundo. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: "El nombre de Jesús significa que el Nombre mismo de Dios está presente en la persona de su Hijo, hecho hombre para la redención universal y definitiva de los pecados" (n. 432).

Entonces, ¿por qué veneramos a los santos y a la Virgen María? La respuesta se encuentra en el concepto de la comunión de los santos. La Iglesia Católica cree que la comunidad de los cristianos no se limita a aquellos que viven en la tierra, sino que incluye a todos los que han muerto en Cristo y están en el cielo. Esto significa que los santos, que están en comunión con Dios, pueden interceder por nosotros y ayudarnos en nuestra vida espiritual.

La veneración de los santos es una práctica que se remonta a los primeros días de la Iglesia. En el libro del Apocalipsis, San Juan ve una multitud de santos en el cielo, que adoran a Dios y oran por los habitantes de la tierra (Apocalipsis 7, 9-10). La Iglesia Católica cree que los santos pueden interceder por nosotros porque están cerca de Dios y tienen una comprensión profunda de su voluntad. En la misma línea, María, la madre de Jesús, es considerada como la primera y más perfecta de los santos y como nuestra madre espiritual.

Sin embargo, es importante aclarar que la intercesión de los santos no significa que creamos que ellos son salvadores independientes de Cristo. La salvación solo puede ser encontrada en Jesucristo, quien es el único camino, la verdad y la vida (Juan 14, 6). Los santos son modelos de vida cristiana y testigos del amor de Dios en el mundo, pero no son un sustituto de Cristo.

Además, es importante tener en cuenta que la Iglesia Católica no enseña que los santos y la Virgen María son obligatorios para la salvación. La salvación es un regalo gratuito de Dios, que se nos ofrece a través de la fe en Jesucristo y la gracia de Dios. La veneración de los santos y la Virgen María son prácticas que nos ayudan a crecer en nuestra relación con Dios y a acercarnos más a Cristo, pero no son una condición para la salvación.

En resumen, la Iglesia Católica cree que solo Jesucristo es el Salvador del mundo y que la salvación solo puede ser encontrada en él. Sin embargo, también creemos que los santos y la Virgen María, al estar en comunión con Dios, pueden interceder por nosotros y ayudarnos en nuestra vida espiritual. La veneración de los santos y la Virgen María son prácticas que nos ayudan a crecer en nuestra relación con Dios, pero no son un sustituto de Cristo ni una condición para la salvación.

Espero que esta explicación te haya sido útil y que podamos seguir dialogando juntos sobre nuestra fe. Que Dios te bendiga y te guíe en tu camino espiritual.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Oración para pedir por las almas de las personas que mueren.

 



Es espiritualmente muy útil y altamente valorado por Dios que, como miembros del Cuerpo de Cristo que somos, oremos los unos por los otros. Cuando un alma ha sido llamado a rendir cuentas ante el Señor, es muy piadoso que pidamos por ella, le conozcamos o no le conozcamos.

¿Te imaginas que un alma pueda alcanzar la Misericordia de Dios debido a tu ruego por ella? ¿Sería grandioso, no? ¿Imaginas llegar al cielo y que muchas almas te reciban y te den gracias por esa oración que hiciste en el momento que te enteraste que fallecieron, aunque no las conocieras? Tu oración, como una obra de misericordia, puede conseguirles el cielo.

Podría ser que muchas almas que quizá merecían el castigo eterno sean enviadas solamente a purificarse en el purgatorio gracias a tu oración.

Como decía el Venerable Arzobispo Fulton J. Sheen:

«Al entrar en el cielo los veremos, muchos vendrán hacia nosotros y nos agradecerán. Preguntaremos quiénes son y dirán:"una pobre alma por la que oraste en el purgatorio"».

Por eso te invitamos a que cada vez que escuches (en una plática, en la radio, en la tele, en una nota en internet, etc.) que alguien que murió, aunque no tengas ni la menor idea de quien era, hagas la siguiente oración:



«Padre, perdona a (nombre de la persona) todos sus pecados por el sacrificio perfecto de tu Hijo Jesucristo en la cruz, y concédele, por tu Divina Misericordia, una morada en tu Reino de los Cielos y la vida eterna. Amén.»

¿Qué pasa si un enfermo de Covid muere sin confesión? Leer esto te reconfortará.


En estos tiempos, marcados por muchas muertes no anunciadas, donde es común escuchar que tal o cual persona falleció por causas de la pandemia, surge esta inquietante pregunta: ¿qué pasa con el alma de N, que muere de covid sin confesión (para bien morir) y tampoco pudo recibir la Unción de los Enfermos?

La gracia de los sacramentos

El Señor Jesucristo -médico de nuestras almas y de nuestros cuerpos-, que perdonó los pecados al paralítico y le devolvió la salud del cuerpo (cf Mc 2,1-12), quiso que su Iglesia continuara, en la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y salvación, incluso en sus propios miembros.

Esta es la finalidad de los dos Sacramentos de curación: del sacramento de la Penitencia y de la Unción de los Enfermos (CEC 421)

El Señor Jesús, desde el principio del anuncio del Reino de Dios, nos ha invitado, ayer y hoy, y más en estos tiempos a que estemos preparados, pues no sabemos ni el día ni la hora”.

Pero la realidad es otra

No estamos preparados para morir y las muertes por pandemia se multiplicaron y nos agarraron de sorpresa. Los sacerdotes tampoco estábamos preparados para algo así, y en muchos casos nos encontrábamos también resguardados.

En su desesperación, muchos fieles buscaban y no hallaban a un pastor dispuesto; aunque en la mayoría de los casos, ni siquiera lo pensaron o no les dio tiempo, pues la muerte sorprendió agresivamente a las familias.

¿Qué pasa con quien murió de covid sin confesión ni unción de enfermos?

Pero vayamos al punto. “Lo primero es lo primero”, dirían en mi rancho: la misericordia de Dios es infinita y mira el corazón de la persona enferma, las oraciones de los familiares y de la Iglesia.

El Señor se hace presente, en cada momento y circunstancia, en la vida de cada uno de nosotros (sus hijos), quienes, marcados por el Bautismo, fuimos llamados para participar de su vida, de la salvación y de la vida eterna.

Recordemos esta oración: 

Señor, dale el descanso eterno.

R. Y brille sobre él (ella) la luz eterna.

Descanse en paz.

R. Amén.

Su alma y las almas de todos los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.

R. Amén.

La misericordia de Dios

Es decir, si el corazón del hombre se enfrenta al trono de la misericordia con fe, encuentra perdón y compasión, y por ello, el perdón de sus pecados y la salvación eterna.

En los rituales de estos dos Sacramentos hay clara referencia que el modo ordinario es a través de estos sacramentos de curación, del cuerpo y del alma, pero deja abierto el modo extraordinario de recibir dichas gracias, confiadas a la Iglesia.

Esto significa que lo ordinario es lo que nosotros los hombres podemos hacer en comunión de Iglesia, sacerdotes y laicado.

Por su parte, el modo extraordinario deja abierta la puerta a la acción directa de Dios para el perdón de los pecados, a través de un acto de contrición perfecta (como decían los clásicos): “un corazón puro, Señor, no lo rechazas”.

¿Qué es la penitencia interior?

“La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido.

Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia.

Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron animi cruciatus (aflicción del espíritu), compunctio cordis (arrepentimiento del corazón) (cf Concilio de Trento: DS 1676-1678; 1705; Catecismo Romano, 2, 5, 4)”. (CEC 1431)

El amor de Dios nunca quita

Los ritual de los Sacramentos de la Iglesia se centra en la oración comunitaria, la oración de unos por otros, para pedir al Señor que derrame sus gracias sacramentales, pero no cierra, ni puede cerrar las gracias divinas a la intervención directa y amorosa de Dios sobre todos sus hijos, “¡si yo quiero, a ti qué!”;

El amor de Dios misericordioso da siempre de más, nunca quita. Aún en los Sacramentos de la Iglesia se pide y supone para su eficacia redentora, el corazón sincero de aquel que pide y recibe sacramentalmente la absolución.

De modo ordinario y de modo extraordinario, supone la disposición del fiel penitente que al pedir recibe.

Conclusión

Dios quiere que todos los hombres se salven y alcancen la salvación, no quiere que ninguno de sus hijos se pierda; por eso nos ha dado los sacramentos de manera ordinaria.

Pero también  mantiene abierta su gracia para aquellos que de modo extraordinario, en el lecho del dolor y del peligro de muerte le suplican, obtengan el perdón y la redención, siempre y cuando pongan su corazón sincero ante Él, tanto el enfermo como la familia que ora y confía.

¡La misericordia de Dios es para todo aquel que cree en Él y se deja salvar por Él!

"El Apóstol Pablo sólo habló de la fe para salvarse, no de las obras". Eso dicen los protestantes, ¿Qué dijo realmente San Pablo?



«EL APÓSTOL PABLO SÓLO HABLÓ DE LA FE PARA SALVARSE, NO DE LAS OBRAS». ESO DICEN LOS PROTESTANTES, ¿QUÉ DIJO REALMENTE SAN PABLO?
Por Jesús Mondragón (Saulo de Tarso)

Según nuestros hermanos separados, el Apóstol San Pablo enseñó que el único medio de salvación es la fe en Cristo Jesús. Y aseguran ellos, Pablo se oponía por completo a las obras como medio de salvación.

La salvación por la "sola fe" es un dogma de la doctrina protestante. En cambio, la Iglesia Católica, columna y fundamento de la verdad 1Timoteo 3,15; enseña a la luz de la Biblia, primero que nada que, LA SALVACIÓN ES UNA GRACIA DE DIOS. 

Efesios 2,8
Pues HABÉIS SIDO SALVADOS POR LA GRACIA mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios.

La fe y las obras son el medio por el que el ser humano consigue acceder a la salvación, es decir, ni la sola fe, ni las meras obras, salvan, sino LA GRACIA DE DIOS, que obtiene como respuesta del hombre, LA FE Y LAS OBRAS DE MISERICORDIA.

¿Qué es lo que enseña realmente la Biblia? ¿Es verdad que el Apóstol San Pablo se oponía a la realización de obras como medio de salvación?

Veamos primero qué opina Nuestro Señor Jesucristo:

LAS OBRAS SEGÚN JESUCRISTO

Mateo 5:16
Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Mateo 26:10
Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta mujer? Pues una "obra buena" ha hecho conmigo.


Ahora veamos qué fue lo que escribió San Pablo sobre las obras como medio de salvación y justificación para que el hombre pueda acceder a la salvación, les dejo aquí unos cuántos textos.

LAS OBRAS EN SAN PABLO

Hechos 26:19-20
Así pues, rey Agripa, no fui desobediente a la visión celestial, sino que primero a los habitantes de Damasco, después a los de Jerusalén y por todo el país de Judea y también a los gentiles he predicado que se convirtieran y que se volvieran a Dios haciendo obras dignas de conversión.

Romanos 2:5-6
Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras.

Romanos 15:18
Pues no me atreveré a hablar de cosa alguna que Cristo no haya realizado por medio de mi para conseguir la obediencia de los gentiles, de palabra y de obra.

II Corintios 9:8
Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia a fin de que teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis aún sobrante para toda obra buena.

II Corintios 11:15
Por tanto, no es mucho que sus ministros se disfracen también de ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras.

Gálatas 6:9
No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos.

Efesios 2:8-10
Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe.
En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos.

Filipenses 2:12-13
Así pues, queridos míos, de la misma manera que habéis obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajad con temor y temblor por vuestra salvación,
pues Dios es quien obra en vosotros el querer y el obrar, como bien le parece.

Filipenses 4,9
Todo cuanto habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, ponedlo por obra y el Dios de la paz estará con vosotros.

Colosenses 1,10
para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios.

Colosenses 3,9
No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras.

Colosenses 3:17
y todo cuanto hagáis, de palabra y obra, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por su medio a Dios Padre.

II Tesalonicenses 2,16-17
Que el mismo Señor nuestro Jesucristo y Dios, nuestro Padre, que nos ha amado y que nos ha dado gratuitamente una consolación eterna y una esperanza dichosa, consuele vuestros corazones y los afiance en toda obra y palabra buena.

I Timoteo 2,9-10
Así mismo que las mujeres, vestidas decorosamente, se adornen con pudor y modestia, no con trenzas ni con oro o perlas o vestidos costosos, sino con buenas obras, como conviene a mujeres que hacen profesión de piedad.

I Timoteo 4:16
Vela por ti mismo y por la enseñanza; persevera en estas disposiciones, pues obrando así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen.

I Timoteo 5,9-10
Que la viuda que sea inscrita en el catálogo de las viudas no tenga menos de sesenta años, haya estado casada una sola vez, y tenga el testimonio de sus buenas obras: haber educado bien a los hijos, practicado la hospitalidad, lavado los pies de los santos, socorrido a los atribulados, y haberse ejercitado en toda clase de buenas obras.

I Timoteo 5,24-25
Los pecados de algunas personas son notorios aun antes de que sean investigados; en cambio los de otras, lo son solamente después. Del mismo modo las obras buenas son manifiestas; y las que no lo son, no pueden quedar ocultas.

I Timoteo 6,18-19
que practiquen el bien, que se enriquezcan de buenas obras, que den con generosidad y con liberalidad; de esta forma irán atesorando para el futuro un excelente fondo con el que podrán adquirir la vida verdadera.

II Timoteo 2,21
Si, pues, alguno se mantiene limpio de estas faltas, será un utensilio para uso noble, santificado y útil para su Dueño, dispuesto para toda obra buena.

II Timoteo 3:16-17
Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia; así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda obra buena.

II Timoteo 4:14
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho mal. El Señor le retribuirá según sus obras.

Tito 1,16
Profesan conocer a Dios, mas con sus obras le niegan; son abominables y rebeldes e incapaces de toda obra buena.

Tito 2,7-8
Muéstrate dechado de buenas obras: pureza de doctrina, dignidad, palabra sana, intachable, para que el adversario se avergüence, no teniendo nada malo que decir de nosotros.

Tito 2,14
el cual se entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo que fuese suyo, fervoroso en buenas obras.

Tito 3,1
Amonéstales que vivan sumisos a los magistrados y a las autoridades, que les obedezcan y estén prontos para toda obra buena.

Tito 3,8
Es cierta esta afirmación, y quiero que en esto te mantengas firme, para que los que creen en Dios traten de sobresalir en la práctica de las buenas obras. Esto es bueno y provechoso para los hombres.

Tito 3,14
Que aprendan también los nuestros a sobresalir en la práctica de las buenas obras, atendiendo a las necesidades urgentes, para que no sean unos inútiles.

Hebreos 6:10
Porque no es injusto Dios para olvidarse de vuestras obras y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, con los servicios que habéis prestado y prestáis a los santos.

Hebreos 10:24
Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras.


LA IMPORTANCIA DE LAS OBRAS A LA LUZ DE TODA LA BIBLIA

Mateo 16,27
«Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

Romanos 2,5-6
Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual dará a cada cual según sus obras.

II Timoteo 4,14
Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho mal. El Señor le retribuirá según sus obras.

Tito 1,16
Profesan conocer a Dios, mas con sus obras le niegan; son abominables y rebeldes e incapaces de toda obra buena.

Santiago 1:4
pero la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear.

Santiago 1:22
Poned por obra la Palabra y no os contentéis sólo con oírla, engañándoos a vosotros mismos.

Santiago 2,17.26
Así también la fe, si no tiene obras, está realmente muerta.
Porque así como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

I Pedro 1,17
Y si llamáis Padre a quien, sin acepción de personas, juzga a cada cual según sus obras, conducíos con temor durante el tiempo de vuestro destierro.

I Pedro 2:12-15
Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar a fin de que, en lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de vuestras buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita.
Sed sumisos, a causa del Señor, a toda institución humana: sea al rey, como soberano, sea a los gobernantes, como enviados por él para castigo de los que obran el mal y alabanza de los que obran el bien.
Pues esta es la voluntad de Dios: que obrando el bien, cerréis la boca a los ignorantes insensatos.

I Pedro 3:6,17
así obedeció Sara a Abraham, llamándole Señor. De ella os hacéis hijas cuando obráis bien, sin tener ningún temor.
Pues más vale padecer por obrar el bien, si esa es la voluntad de Dios, que por obrar el mal.

I Juan 3:7,12,18
Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo.
No como Caín, que, siendo del Maligno, mató a su hermano. Y ¿por qué le mató? Porque sus obras eran malas, mientras que las de su hermano eran justas.
Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad.

II Juan 1:10-11
Si alguno viene a vosotros y no es portador de esta doctrina, no le recibáis en casa ni le saludéis, pues el que le saluda se hace solidario de sus malas obras.

Apocalipsis 2,23
Y a sus hijos, los voy a herir de muerte: así sabrán todas las Iglesias que yo soy el que sondea los riñones y los corazones, y yo os daré a cada uno según vuestras obras.

Apocalipsis 22,12
Mira, vengo pronto y traigo mi recompensa conmigo para pagar a cada uno según su trabajo.

Apocalipsis 14,13
Luego oí una voz que decía desde el cielo: «Escribe: Dichosos los muertos que mueren en el Señor. Desde ahora, sí - dice el Espíritu -, que descansen de sus fatigas, porque sus obras los acompañan.»

Apocalipsis 20,12-13
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie delante del trono; fueron abiertos unos libros, y luego se abrió otro libro, que es el de la vida; y los muertos fueron juzgados según lo escrito en los libros, conforme a sus obras.
Y el mar devolvió los muertos que guardaba, la Muerte y el Hades devolvieron los muertos que guardaban, y cada uno fue juzgado según sus obras.


De modo que según Jesucristo, el Apóstol San Pablo y la enseñanza bíblica, la salvación es una gracia de Dios que el hombre alcanza mediante la fe y las obras. Así que el pilar de todo el andamiaje protestante sólo es DOCTRINA DE HOMBRES.

Marcos 7,6-7
El les dijo: «Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, según está escrito: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de hombres.

CONCLUSIÓN

Somos salvados por la Gracia de Dios, mediante la fe y las obras manifestadas por quienes desean ser salvados y el Apóstol San Pablo sí habló de las obras de misericordia como medio de salvación. La doctrina paulina no es sólo la fe, sino, fe y obras.

PAX ET BONUM

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¿Es bíblico llamar a María "Corredentora"?


¿ES BÍBLICO LLAMAR A MARÍA CORREDENTORA?
Por Convertidos Católicos

Hace un tiempo se publicó una noticia sobre María y su título de corredentora, y la posibilidad que pronto se declare esta doctrina como un quinto dogma mariano. Según la noticia, 570 obispos de todo el mundo y más de 8 millones de fieles lo han pedido a Roma. Es por ello, que creo necesario hacer este artículo, pero esta vez explicando esta doctrina desde la luz de las Escrituras, el magisterio y los Santos Padres de la Iglesia.

La noticia en cuestión puede ser leída aquí

¿Qué dicen las Sagradas Escrituras sobre el título de María como Corredentora?

Cuando hablamos de corredentora lo que estamos afirmando, es que María cooperó en la redención y su cooperación, por lo tanto, queda supeditada a la de su Hijo. No significa que es “igual al redentor” sino “con el redentor”, así entonces María sería la “mujer con el redentor” que venció a la serpiente antigua.

Podemos, dar tres motivos básicos por los cuales María es corredentora, o sea que colaboró en la redención:

1. Obedeciendo a Dios:

Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia. (Lc 1,38)

2. Trayendo al Redentor al mundo:

Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. (Lc 1,31-33)

3. Sufriendo junto a su Hijo al pie de la Cruz:

Y una espada traspasará tú misma alma, para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones. (Lc 2,35)

De estas tres formas, podemos ver la cooperación de María en la redención desde su primer si a Dios, un sí que cambió el mundo y la historia hasta el dolor que sentiría al pie de la Cruz cuando ve como los hombres matan a su amado Hijo. Ella compartió el dolor de perder a un hijo, sabiendo que era por la Salvación del mundo. Ese hijo el prometido por el ángel y que ella había traído al mundo, vencería a la serpiente antigua, del Génesis 3,15 en la Cruz. Y tal como enseña el Génesis, en ese combate había dos personas, la mujer y su simiente, ambos colaborarían para derrotar a la serpiente, y así fue como se hizo y se cumplió.

¿Los Santos Padres de la Iglesia enseñaron que María fue corredentora?

Como muchas de las doctrinas católicas, en los santos padres podemos encontrar el concepto, no el nombre, es decir, aunque ellos no la llamen explícitamente corredentora, si vislumbran y hablan de dicha función. Será con el paso de los siglos y un desarrollo doctrinal, cuando se le acabe dando el nombre a esta doctrina de “corredención”. Por ello, veamos algunos textos:

San Ambrosio de Milán:

María estaba sola cuando el Espíritu Santo vino sobre ella y la cubrió con su sombra. Estaba sola cuando salvó el mundo
(Epístola 49,2).

Ella engendró la redención para la humanidad, ella estaba llevando, en su seno, la remisión de los pecados. (Sobre los misterios III, 13).

Cuando el Señor quiso redimir al mundo, comenzó su obra con María, para que ella, por medio de la cual la salvación fue preparada para todos, sea la primera en sacar el fruto de la salvación de su Hijo. (Exp en Luc 2,17).

Al igual que San Ambrosio, otros padres de la Iglesia, como San Agustín de Hipona, San Jerónimo, San Modesto de Jerusalén o San Juan Damasceno, nos hablan de cómo María como participante en la redención, por quién nos llego la vida , expresiones muy similares a las del obispo de Milán.

¿Qué enseña el magisterio y los santos sobre esta doctrina?

Encontramos enseñanza oficial de este dogma en el documento conciliar Lumen Gentium 53:

Efectivamente, la Virgen María, que al anuncio del ángel recibió al Verbo de Dios en su alma y en su cuerpo y dio la Vida al mundo, es reconocida y venerada como verdadera Madre de Dios y del Redentor. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a Él con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas. Pero a la vez está unida, en la estirpe de Adán, con todos los hombres que necesitan de la salvación; y no sólo eso, «sino que es verdadera madre de los miembros (de Cristo)..., por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza»[174]. Por ese motivo es también proclamada como miembro excelentísimo y enteramente singular de la Iglesia y como tipo y ejemplar acabadísimo de la misma en la fe y en la caridad, y a quien la Iglesia católica, instruida por el Espíritu Santo, venera, como a madre amantísima, con afecto de piedad filial.

También San Juan Pablo II, Pio X, Pio XI usaron dicho título en documentos magisteriales así que podemos rastrear el uso en escritos papales al menos desde principios del siglo pasado. El haber sido usado en un documento conciliar de todas formas le da también su importancia dentro del campo de la mariología.

Santos como Teresa de Calcula, San Maximiliano Kolbe o incluso San Josemaría Escrivá de quien se celebró su fiesta ayer, han usado este título para referirse a la Santísima Virgen María. Dejaré para concluir un texto de San Josémaría Escrivá:

Con razón los Romanos Pontífices han llamado a María Corredentora: de tal modo, juntamente con su Hijo paciente y muriente, padeció y casi murió; y de tal modo, por la salvación de los hombres, abdicó de los derechos maternos sobre su Hijo, y le inmoló, en cuanto de Ella dependía, para aplacar la justicia de Dios, que puede con razón decirse que Ella redimió al género humano juntamente con Cristo. Así entendemos mejor aquel momento de la Pasión de Nuestro Señor, que nunca nos cansaremos de meditar: stabat autem iuxta crucem Iesu mater eius, estaba junto a la cruz de Jesús su Madre. Amigos de Dios 287

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NOTA:

Quienes deseen ampliar los conocimientos de este tema pueden leerlo con mayor profundidad, más evidencias bíblicas y patrísticas en mi libro “Fundamentos Bíblicos del Catolicismo Tomo II: María ,Virgen y Madre”, en la página de Amazón dando clic en el siguiente enlace.

Cortesía de nuestra página hermana, Blog Convertidos Católicos-Religion en Libertad


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Falsos maestros, falsos milagros, falsos profetas. Los carismas no salvan



LA GENTE GLORIFICÓ A DIOS, QUE HABÍA DADO TAL PODER A LOS HOMBRES. MATEO 9,2-8

¿CUÁL FUE EL PODER QUE DIO DIOS A LOS HOMBRES? ¿EL PODER PARA PERDONAR PECADOS O EL PODER DE SANACIÓN?
Por Jesús Mondragón (Saulo de Tarso)

En el Evangelio Según San Mateo se nos narra el caso de un paralítico que es llevado a Nuestro Señor Jesucristo EN BUSCA DE LA SANACIÓN DE SU CUERPO, sin embargo, el Señor no le da la sanación esperada, sino una sanación que el paralítico no buscaba. ¿Puede haber algo más importante que la sanación corporal? Veamos:

Mateo 9,2-8
En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Ánimo!, hijo, tus pecados te son perdonados.»
Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Este está blasfemando.»
Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate y anda"?
Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice entonces al paralítico -: "Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".»
El se levantó y se fue a su casa.
Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal poder a los hombres.

Es de notar que éste texto de la Biblia, sólo habla de un poder que es superior y más importante que la sanación corporal, EL PODER PARA PERDONAR PECADOS.

Y la gente temió y glorificó a Dios, QUE HABÍA DADO TAL PODER A LOS HOMBRES.

Los “cristianos” evangélicos afirman que se trata del poder de sanación, el cual no negamos que existe pero ni siquiera es mencionado en el texto antes visto. Ellos por tanto, reclaman tener ese poder de sanación y los vemos en sus cultos sanando a diestra y siniestra; el cáncer, tumores, paralíticos etc. Milagros que nadie puede comprobar. Se trata pues de fraudes, engaños, mentiras, lanzadas a un pueblo hambriento de ver prodigios y espectáculos.

Mateo 24,24
Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos elegidos.

Juan 4,47-49
Cuando se enteró de que Jesús había venido de Judea a Galilea, fue donde él y le rogaba que bajase a curar a su hijo, porque se iba a morir. Entonces Jesús le dijo: «Si no veis señales y prodigios, no creéis.» Le dice el funcionario: «Señor, baja antes que se muera mi hijo.»

Siempre hay personas a las que sólo les interesa ver prodigios y nada más. Pero los Apóstoles y discípulos del Señor, cuando sanaban, lo hacían no nada más en el templo o las sinagogas, sino en las calles, en las plazas. Muy al contrario de los pastores evangélicos que sólo “sanan” en sus cultos y nada más, allá para ellos y nunca en las calles, hospitales, etc.

Nuestros sacerdotes que sí tienen en verdad el poder de perdonar pecados, andan en las calles, en las casas, en las guerras, hospitales, en todo lugar donde se les necesite confesando a sanos y moribundos, aunque no sean Católicos, en accidentes cuando les toca presenciarlos, a fin de que puedan ser todos perdonados por Dios a través de ellos; A TODO EL MUNDO Y A TODOS.

Uno de los casos más famosos de falsos maestros, de falsos milagros, es el de un hombre que afirma haber sanado a innumerables personas. Se trata del pastor evangélico Benny Hinn, nacido en Jaffa Israel en 1952; él es el más conocido y el más famoso sanador del mundo.

El programa de televisión de Hinn “This Is Your Day” se difunde en todo el mundo y sigue siendo la visión habitual para millones de personas. Él habla a millones más cada año a través de sus cruzadas. También ha perfeccionado las técnicas de sanidad de fe que han sido imitadas por muchos otros. Sin embargo, alguna vez tuvo la honradez de declarar que ocurren más milagros en la Iglesia Católica gracias a la Eucaristía: “Ellos realizaron un estudio en el que más personas son sanadas en la Iglesia Católica que en las Iglesias Pentecostales“, “Los estudios lo han demostrado”, afirma.

De esta manera se ha manipulado un sinnúmero de personas para dar dinero a su causa, en la creencia de que dar dinero haciendo "pactos con Dios" será la clave para la activación de su milagro. Ni uno solo de los milagros de Hinn jamás ha sido verificado, aunque muchos se han demostrado ser temporales o falsos.

Los falsos milagros y sanaciones abundan a raudales en los cultos protestantes, donde la fe se mide en dinero, según tu fe, es el dinero que estás dispuesto a pactar con Dios para que se realice tu milagro. En cambio, en la Iglesia Católica un milagro sólo es aprobado después de años de investigaciones por parte de la Iglesia y por exhaustivas investigaciones científicas. Y muchas veces, cuando a algunas comunidades no se les aprueba el "milagro", es común ver que abandonan la Iglesia Católica. Porque a la Iglesia le interesa la verdad y no complacer a la gente reconociendo falsos milagros y profecías de falsos maestros, de supuestos videntes que sólo quieren ver prodigios y si no, no creen.

Para otros basta con aceptar a Cristo como SEÑOR y ver o realizar milagros, sanaciones, profecías, para decir que YA SON SALVOS. Sin embargo, la Biblia muestra que no basta con aceptar a Jesús como tu Señor y Salvador. Y que LOS CARISMAS, LAS PROFECÍAS, LOS MILAGROS, NO SALVAN.

Mateo 7,21-23
«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!".

Lucas 6:46
¿Por qué me llamáis: "Señor, Señor", y no hacéis lo que digo?

PAX ET BONUM


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