¿Cristianos, judíos y musulmanes adoramos al mismo Dios?


Primero que todo, sí, cristianos, musulmanes y judíos adoramos al mismo Dios. Este Dios es conocido como el Dios de Abraham, ya que es a Abraham a quien se revela en las Escrituras de estas tres religiones. Abraham adoró a ese único Dios que ahora adoramos las tres religiones que se desprenden de él. Este punto de convergencia es fundamental para entender la conexión entre ellas.

Vayamos a las raíces. En el Antiguo Testamento, que compartimos cristianos y judíos, se revela la relación especial de Dios con Abraham. En Génesis 17, 7, Dios le dice a Abraham: "Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia en las generaciones, como pacto perpetuo, para ser tu Dios y el de tu descendencia después de ti". Esta promesa forma la base de la comprensión judía y cristiana del único Dios.

Los musulmanes, por su parte, también reconocen al mismo Dios, al que llaman "Alá" en árabe. La palabra "Alá" es simplemente la palabra árabe para "Dios". Los musulmanes creen en la línea de profetas que incluye a Abraham, Moisés y Jesús, considerándolos como enviados divinos. Su conexión con el Dios de Abraham se establece claramente en el Corán.

La comprensión específica de la naturaleza de Dios puede variar entre estas religiones, pero la base es la misma. Por ejemplo, en el cristianismo, creemos en la Trinidad: un solo Dios en tres personas —Padre, Hijo y Espíritu Santo. Esto es único para el cristianismo y puede parecer diferente de la comprensión judía o islámica.

El Catecismo de la Iglesia Católica (CCC) nos dice que "los cristianos creen en el Dios único y verdadero, que es amor" (CCC 222). Esta es una verdad fundamental que compartimos con judíos y musulmanes. También reconocemos la importancia de amar a Dios y al prójimo, lo cual es un principio que une a estas tres religiones.

Ahora bien, aunque adoramos al mismo Dios, nuestras comprensiones y creencias pueden diferir en algunos aspectos. Por ejemplo, los judíos no reconocen a Jesús como el Mesías, mientras que los cristianos sí lo hacemos. Los musulmanes, si bien respetan a Jesús como un profeta, no lo consideran el Hijo de Dios.

Esta diversidad en la comprensión no significa que estemos adorando a dioses distintos. Más bien, refleja la complejidad de la relación y la comprensión humana con y sobre lo divino. En su amor infinito, Dios se ha revelado de maneras diversas a lo largo de la historia, y cada tradición religiosa ha recibido una parte de esa revelación, aunque nosotros pensamos que la Revelación plena y completa la hemos recibido los cristianos a través de Jesús y transmitida por la Iglesia católica.

Pero la Iglesia Católica reconoce y respeta la verdad presente (aunque sea parcial) en otras religiones. El Concilio Vaticano II enseña que "la Iglesia mira también con estima a los musulmanes que adoran al Dios único, viviente y subsistente, misericordioso y omnipotente, Creador del cielo y de la tierra" (Nostra Aetate, 3).

Es crucial destacar que el respeto y la comprensión entre las religiones son esenciales para promover la paz y la armonía en nuestro mundo diverso. Dios es el mismo, y su deseo es que vivamos en unidad y amor. Las diferencias en la comprensión no deben convertirse en barreras, sino en oportunidades para aprender y crecer en respeto mutuo.

Claro está, reconocer las diferencias y tratar con caridad y sumo respeto a nuestro hermanos judíos y musulmanes no significa que renunciemos a nuestra misión evangelizadora. Debemos anunciarles a Jesús como el único Señor y Salvador de los hombres, como el Mesías verdadero y el Dios verdadero, pero siempre con y desde la caridad, pues, como dice San Pablo, "sin amor nada soy" (1 Corintios 13, 2).

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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