Respondiendo preguntas sobre nuestra fe: ¿Cuál es el propósito de la liturgia?

 

 
Pregunta: ¿Cuál dirían ustedes que es el fin o propósito de la liturgia tanto protestante como de la liturgia católica?

Respuesta: No me sería propio a mí contestar cuál es el propósito de la "liturgia protestante", puesto que el protestantismo es tan amplio, y muchas veces tan contradictorio entre sí, que incluso algunas corrientes o denominaciones  rechazan absolutamente el concepto mismo de liturgia, por lo que no cuentan con ninguna. Otras denominaciones, como la luterana o la reformada más clásica preservan elementos de la liturgia católica, aunque rechazando lo elemental y sustancial, lo que realmente la hace liturgia, que es el sentido propiciatorio de la Misa al tratarse de la verdadera renovación del ofrecimiento de Cristo al Padre por nuestros pecados.

En el caso de la liturgia católica, su fin es hacer lo que Dios dijo que debía de hacerse. La Misa es el culto querido e instituido por Dios por medio de  Jesús cuando dijo: "hagan esto [o sea realizar el sacrificio incruento de su Cuerpo y su Sangre bajo los signos del pan y del vino] en memoria mía".

La liturgia no es un mero acto humano, dice Benedicto XVI que si así fuera no serviría para absolutamente nada salvo para engañarnos a nosotros mismos. Es porque fue deseada por Dios por lo que la liturgia tiene sentido. 

Y la liturgia tiene sentido porque es la forma en que la Iglesia peregrina se une en el tiempo a lo que de perpetuo hace la Iglesia triunfante en la eternidad, adorar a Dios "dándole culto día y noche en su Santuario" (Ap. 7, 15), pero no diseñando tal o cual modelo de adoración que nos parezca más o menos correcto, sino tal como ocurre en el cielo según lo relata el libro de Apocalipsis, con la asamblea de los redimidos, que están ante la presencia del Cordero, y con y por medio del Cordero, adoran al Padre que está sentado en el trono, y que es lo que hacemos en la Misa; el Ministro invoca al Espíritu Santo para que por su poder nuestros dones de pan y vino se conviertan en el Cordero de Dios, y con Él, ofrecernos al Padre. 

Cuando comienza la Misa es como si se abriera una ventana en el tiempo que nos une con la eternidad, con el cielo, y como asamblea en la tierra nos unimos a la "reunión solemne y asamblea de los primogénitos inscritos en los cielos" (Hebreos 12, 22-23).

Por eso la Iglesia siempre ha visto la liturgia como el cielo en la tierra

Autor: Alfredo Rodríguez

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