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Falsa confesión de fe Valdense del año 1120, falso Canon Bíblico pre- reforma de 66 libros de los Valdenses


FALSA CONFESIÓN DE FE VALDENSE DEL AÑO 1120, FALSO CANON BÍBLICO PRE-REFORMA DE 66 LIBROS DE LOS VALDENSES

Es sabido que los protestantes anti-católicos recurren a cualquier cita, documento o referencia histórica que puedan encontrar en la Internet, y que les pueda servir en su ofensiva contra la Iglesia Cristiana Católica, y en muchos casos sin importarles mucho analizar el contexto o comprobar la veracidad o autenticidad de dichas evidencias. De esta forma, su incontrolada beligerancia hacia la Iglesia del Señor les impide aplicar hacia sí mismos, la misma rigurosidad que emplean para en cuestionar cada aspecto que expone la Iglesia Cristiana Católica, y por ello es inusual que este tipo de protestante reflexione sobre la situación y diversidad doctrinal de su propio y muy fragmentado mundo protestante.

Dicho lo anterior, en el tema del Canon Bíblico, es sabido que los protestantes se esfuerzan por todos los medios en encontrar cualquier prueba, evidencia o indicio histórico del cual puedan aferrarse para apoyar su tesis de que antes de la reforma existía una Biblia o Canon de 66 libros, tal como el que cargan bajo el brazo los domingos camino a sus cultos.

En varias páginas web y también en debates en Internet sobre el Canon Bíblico, se puede leer y escuchar a ciertos protestantes, recurrir a una supuesta “Confesión de Fe Valdense del año 1120”, para afirmar, en tono triunfalista, que antes de la reforma existía un Canon de 66 libros. Algunos no se quedan allí, y se aventuran a afirmar que los Valdenses preservaron la Biblia a través de los siglos y que se les puede trazar la historicidad hasta los apóstoles, cosa que es una imposibilidad histórica y que abordaré en otra entrega.

Volviendo al tema del Canon, una de las páginas donde se puede leer dicha “Confesión de Fe Valdense del año 1120” es la siguiente:

Haz clic para acceder a waldensian_confession_1120.pdf

El artículo relativo al Canon Bíblico es el Artículo 3, cuya traducción al español sería así:

“Artículo 3. Reconocemos las Sagradas Escrituras Canónicas, los Libros de la Santa Biblia. Los libros de Moisés Llamado Génesis, Éxodo, Levítico, Números, Deuteronomio, Josué, Jueces, Rut, 1 Samuel, 2 de Samuel, 1 de los Reyes, 2 de los Reyes, 1 Crónicas, 2 Crónicas, Esdras, Nehemías, Ester, Job, Salmos Los Proverbios de Salomón, Eclesiastés, o el Predicador, El Canto de Salomón, Las Profecías de Isaías, y Jeremías. Las lamentaciones de Jeremías. Ezequiel, Daniel, Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías, Malaquías. Aquí siguen los libros apócrifos, que no se reciben de los hebreos. Pero nosotros los leemos (como dice San Jerónimo en su Prólogo a los Proverbios) para la instrucción del Pueblo, no para confirmar la Autoridad de la Doctrina de la Iglesia: 2 Esdras, 3 Esdras, Tobías, Judith, Sabiduría, Eclesiástico, Baruc, con la Epístola de Jeremías, Ester desde el décimo capítulo hasta el final, La canción de los tres Niños en, La Historia de Susana, La Historia del Dragón, 1 Macabeos, 2 Macabeos, 3 macabeos.“

La fuente primaria de esta supuesta “Confesión de Fe Valdense del año 1120” es el libro “A History of the Evangelical Churches of the Valleys of Piedmont” de Samuel Morland, del año 1658:


En dicho libro se puede apreciar dicha supuesta confesión de fe en las páginas 30 y 31:


Se debe notar en primer lugar que el libro de Morland es de 1638, y que indica que la confesión está “copiada de ciertos manuscritos datados del año 1120”, sin embargo, no cita ningún pie de nota, referencia, bibliografía, o referencias de museos o sitios históricos donde se puedan verificar que los originales de dichos manuscritos datan del año 1120. Ello levanta serias dudas sobre la autenticidad de esta confesión y por ello, otros historiadores han revisado y concluido que es una falsificación. A continuación citaré solo un pequeño, pero representativo grupo de ellos.

La primera fuente histórica es el libro “Historia del Canon de las Sagradas Escrituras” del académico y erudito bíblico Edward Reuss, pag. 264.




En la página 264 indica claramente, sobre la pretendida confesión de fe de 1120, que es una falsificación y que se data al menos para el año 1532.

2. La segunda referencia es el libro “The Waldensian Manuscripts”, del respetado erudito James Henthorn Todd, DD. Pag 94.


Henthorn indica que la antigüedad de dicha confesión de fe, junto con otros manuscritos valdenses atribuidos a 1120, ha sido COMPLETAMENTE REFUTADA. En este libro se evidencia la falsificación presentada por Samuel Morland.

3. La tercera referencia es el libro “Origen, persecución y doctrina de los Valdenses” del académico Pius Melia, D. D., Pag 92.


En esta obra, se reafirma la falsificación de la “confesión de fe valdense de 1120”, la cual más bien se remonta al siglo XVI.

4 . La cuarta referencia proviene de los mismos historiadores Valdenses, quienes reconocen que la confesión NO es de 1120 sino que es una falsificación, y que corresponde a un documento de 1531 que falsamente se le quiso atribuir la fecha de 1120. Podemos verificarlo en la misma página de bibliografía valdense:

http://www.bibliografia-valdese.com/jspwald/de/detail.php?id=5865&lang=en

Este sitio es un proyecto conjunto de la fundación “Foundation Centro Culturale Valdese” en Torre Pellice, la “Società di Studi Valdesi” en Torre Pellice, y la “Reformierter Bund in Deutschland, Hannover”.

Tanto la Sociedad Sudamericana de Historia Valdense, la Societá di Studi Valdesi, como la Societé d’Histoire Vaudoise confirman que la “confesión de fe de 1120”, data realmente del año 1531.



5. La quinta referencia también proviene de historiadores valdenses. En el Bollettino della Societa Di Studi Valdesi de 1972, se puede leer lo siguiente: “Se sabe que la llamada confesión de 1120, Y FECHADA POR NUESTROS HISTORIADORES EN 1531, se encuentra en Perrin, que la llama Confession de foy des Vaoudois.”


Conclusión

Si bien las fuentes que he puesto son más que suficientes, hay otras fuentes que también confirman la falsedad de la confesion de fe valdense del año 1120. En ese sentido, sigue sin existir una biblia o Canon de 66 libros antes de la reforma, tal como lo tienen los protestantes actualmente, y el supuesto canon valdense pre-reforma de 66 libros queda refutado.

Fuente  sanjudastadeomilagros.wordpress.com

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Destruiremos la falsa historia de las 95 tesis de Lutero y la venta de indulgencias de la Iglesia



DESTRUIREMOS LA FALSA HISTORIA QUE APRENDISTE EN LA ESCUELA, SOBRE LAS 95 TESIS DE MARTÍN LUTERO Y LA VENTA DE INDULGENCIAS POR PARTE DE LA IGLESIA PARA LA CONSTRUCCIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN PEDRO

Por Jesús Mondragón 

La figura "heroica", "imponente" de Martín Lutero clavando sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Todos los Santos, rompiendo paradigmas impuestos por una Iglesia opresora y carente de toda moralidad, ha sido creída y sostenida como un hecho indiscutible por la casi generalidad de protestantes y un buen número de católicos ignorantes, reforzada por la parafernalia "made in" Hollywood. 

La realidad histórica, acallada por los sistemas educativos y el dejar hacer de los que sí saben, es la siguiente. 

1- Las 95 tesis no fueron difundidas públicamente por Lutero como un documento de protesta contra la doctrina de la Iglesia. 

2- Lutero envió sus tesis anexadas a una carta al arzobispo elector de Maguncia, Alberto de Brandeburgo, el 31 de octubre de 1517. 

3- Lutero jamás clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Todos los Santos en wittenberg. 

4- Lutero en ninguna de sus tesis critica la doctrina de las indulgencias, antes bien, la defiende. 

5- Lutero nunca acusa al Papa, en ninguna de sus 95 tesis por la venta de indulgencias, para terminar la construcción de la Basílica de San Pedro. 

6- La gran mayoría de los cristianos católicos y protestantes desconocen el contenido de las tesis de Lutero, si los protestantes las leyeran hoy en día, no las aceptarían. 

En el libro Was Luther wirklich sagte, Gottfried Fitzer, asegura lo siguiente: "nunca hubo la propalada exposición pública de las noventa y cinco tesis". 

Este hecho también es puesto en duda por otros historiadores como, Erwin Iserloh y Klemens Houselmann. 

Más aún, del relato realizado por Johannes Schneider, sirviente de Lutero, de quien se extrajo supuestamente la leyenda de la fijación de las tesis en la iglesia de Todos los Santos y otras parroquias de Wittenberg, no encontramos sin embargo, en su manuscrito, ninguna referencia a éste hecho y sólo menciona que: 

"En el año 1517, Lutero presentó en Wittenberg-sobre el Elba, según la antigua tradición de la universidad, ciertas sentencias para discusión, pero modestamente y sin haber deseado insultar u ofender a alguien." 

Ahí se ve que cómo, la deshonestidad protestante ha transformado un trabajo universitario realizado para el debate y la discusión, en un "poderoso documento contra la doctrina y abuso de la Iglesia". 

Hoy es bien sabido por los estudiosos, que esta leyenda de las tesis clavadas en la puerta de una iglesia, fue inventada, después de la muerte de Lutero, por el alemán Melanchthon, en 1546. Quien por cierto, ni siquiera se encontraba en Wittenberg en 1517, sino en la ciudad de Tünbigen. 

Aquí les presentamos algunas de las 95 tesis de Lutero, que en vez de atacar las doctrinas de la Iglesia y al Papa, los defiende y además nos muestran que la Iglesia no vendía indulgencias, sino, algunos de sus miembros. 

7. Dios no perdona el pecado a nadie sin hacerle someterse humildemente al sacerdote, que es su representante. 

9. Por eso, el Espíritu Santo nos beneficia a través del Papa cuando éste, en sus decretos, siempre excluye la circunstancia de la muerte y de la necesidad. 

38. Sin embargo, el perdón distribuido por el Papa no debe ser despreciado, pues -como dijo- es una declaración de la remisión divina. 

50. Se debe enseñar a los cristianos que, si el Papa supiera de las excusiones de los predicadores de indulgencias, preferiría reducir a cenizas la Basílica de San Pedro a edificarla con la piel, la carne y los huesos de sus ovejas. 

51. Se debe enseñar a los cristianos que el Papa estaría dispuesto -como es su deber- a dar de su dinero a aquellos muchos de quienes algunos predicadores de indulgencias extorsionan ardilosamente el dinero, aunque para ello fuese necesario vender la Basílica de San Pedro . 

53. Son enemigos de Cristo y del Papa aquellos que, a causa de la predicación de indulgencias, hacen callar por entero la palabra de Dios en las demás iglesias. 

70. Tienen, sin embargo, la obligación aún mayor de observar con los dos ojos y atentar con ambos oídos para que esos comisarios no prediquen sus propios sueños en lugar de lo que les fue encomendado por el Papa. 

71. Sea excomulgado y maldecido a quien hablar contra la verdad de las indulgencias apostólicas. 

73. Así como el Papa, con razón, fulmina a aquellos que, de todos modos, buscan defraudar el comercio de indulgencias, 

74. mucho más desea fulminar a aquellos que, con el pretexto de las indulgencias, procuran fraude la santa caridad y verdad. 

77. La afirmación de que ni siquiera San Pedro, si fuese el papa actualmente, podría conceder mayores gracias es blasfemia contra San Pedro y el Papa. 

78. Decimos que todo papa, incluso San Pedro, tiene mayores gracias que éstas, a saber, el Evangelio, las virtudes, las gracias de la administración (o de la curación), etc., como está escrito en I. Corintios XII. 

81. Esta predisposición de indulgencias indulgencias hace que no sea fácil ni para los hombres doctos defender la dignidad del Papa contra calumnias o cuestiones, sin duda argutas, de los laicos. 

91. Si, por lo tanto, las indulgencias fueran clavadas de acuerdo con el espíritu y la opinión del Papa, todas esas objeciones podrían ser fácilmente respondidas y ni siquiera habrían surgido. 

Basten estos sencillos ejemplos, para destruir la falsa historia de la venta de indulgencias que te han inventado los protestantes, apoyados por los gobiernos masónicos que han erigido en dogma ésta mentira y hoy es enseñada como un hecho histórico en todas las escuelas y universidades del mundo. 


Una máxima dice: "una mentira repetida 1000 veces, pronto se convierte en verdad"... Lutero no acusaba a la Iglesia por cuestiones de inmoralidad, como él mismo lo reconoce:

«Entre nosotros –confesaba abiertamente–, la vida es mala, como entre los papistas; pero no les acusamos de inmoralidad», sino de errores doctrinales. Efectivamente, «bellum est Luthero cum prava doctrina, cum impiis dogmatis» (Melanchton).

CONCLUSIÓN 

1- La Iglesia jamás se dedicó a la venta de indulgencias. 

2- Quienes vendían las indulgencias fueron algunos predicadores movidos por la personal ambición, como un monje llamado Tetzel y sus comisarios actuando en rebeldía. El cual fue castigado y murió dos años después. 

3- Lutero jamás acusó en sus tesis al Papa, por vender indulgencias para la construcción de la basílica de san Pedro. 

4- Lutero jamás clavó sus 95 tesis en puerta de ninguna Iglesia, éste es un hecho anti-histórico y sin pruebas que lo fundamenten 

5- La causa de que tales mentiras hayan terminado por convertirse en "verdad" conocida por todos, es que esos "todos", tanto cristianos católicos como protestantes, jamás han leído las 95 tesis de Lutero, pero creen en las leyendas sobre ellas, difundidas por la cinematografía hollywoodense y su propia ignorancia.


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El caso Galileo, la iglesia católica, ¿Enemiga de la ciencia?


CONOCE LA VERDAD SOBRE EL CASO GALILEO, DESTRUIREMOS LA FALSA HISTORIA QUE TE HAN ENSEÑADO

GALILEO LLEGÓ A LA CONCLUSIÓN DE QUE LA TIERRA GIRA ALREDEDOR DEL SOL SOBRE PREMISAS FALSAS, ES DECIR...

¡ÉL TENÍA RAZÓN, PERO LAS PRUEBAS QUE APORTABA ESTABAN EQUIVOCADAS¡
Por Jesús Mondragón (Saulo de Tarso)

El genio de Galileo Galilei es indiscutible y sus aportaciones a la ciencia y el conocimiento son de indudable valor. Sin embargo, la Iglesia siempre es puesta como un grupo de gente estúpida e ignorante que se opone al progreso y la ciencia, que se negaba a reconocer la verdad que Galileo proclamaba. Pero nada está más lejos de la realidad que ésa fábula erigida en dogma y que es enseñada en todas las escuelas y universidades del mundo.

La comisión que interrogó a Galileo sobre su teoría, estaba formada por sacerdotes es cierto, sólo que esos sacerdotes jesuitas eran científicos tan competentes como el propio Galileo. Nada más que lo que en las escuelas y universidades no se nos cuenta y cualquier persona puede comprobar si consulta los documentos originales del proceso contra Galileo, es que las pruebas aportadas por él en favor de que la tierra orbita alrededor del sol ¡Estaban equivocadas!

Galileo aportó como pruebas de que la tierra se movía, las mareas. Es decir, según él, la prueba de que la tierra se movía, era que dicho movimiento agitaba el agua del mar y por eso las mareas subían y bajaban. Cuando hoy todos sabemos que las mareas son provocadas por la atracción gravitacional que la luna ejerce sobre la tierra y causa que el nivel del mar suba por las noches, Galileo por tanto, en ese punto estaba equivocado.


Galileo no podía responder el argumento más fuerte en su contra, que fue propuesto por Aristóteles, el paralaje. Si la tierra orbitaba el sol, entonces los paralajes estelares podrían ser observados en el cielo. En otras palabras, habría un cambio en la posición de una estrella observada desde la tierra a un lado del sol, y seis meses después cuando la tierra se trasladara al otro extremo de su órbita. Galileo no podía con el mejor de sus telescopios discernir el más mínimo paralaje estelar, porque aunque el paralaje  sí existía, las distancias tan enormes entre las estrellas en el  universo no permitían apreciarlo. Ésta era una objeción científica válida, y no fue comprobada sino hasta 1838, con el avance de la ciencia, cuando Friedrich Bessel tuvo éxito en determinar el paralaje de la estrella 61 Cygni. Pero dos siglos antes, Galileo Galilei era incapaz de probarlo.

El otro problema de Galileo fue que insistió en que los planetas orbitan el sol en círculos perfectos a pesar de los descubrimientos de Johannes Kepler, que demostraban que los planetas se mueven en órbitas elípticas. Los astrónomos jesuitas podían ver claramente que lo afirmado por Galileo era insostenible. 

La Iglesia Católica nunca estuvo cerrada a la teoría de que la tierra se moviera alrededor del sol, pues mucho antes de Galileo, el clérigo católico Nicolás Copérnico, había propuesto la teoría heliocéntrica, de que el sol y no la tierra era el centro de nuestro sistema. Teoría que la Iglesia Católica jamás condenó como herejía, como muchas personas falsamente aseguran. No existe ningún documento oficial de la Iglesia que condene la teoría heliocéntrica de Copérnico.


El biólogo Thomas Henry Huxley, que no tenía precisamente simpatía por el catolicismo, examinó el caso y concluyó que “la Iglesia llevaba la ventaja en este caso”. El punto más sobresaliente sobre esto es que, hasta que Galileo forzó el asunto hacia el ámbito de la teología, la Iglesia había sido defensora de la nueva astronomía. Había alentado el trabajo de Copérnico y había refugiado a Kepler contra las persecuciones de los calvinistas protestantes. La Iglesia Católica apoyó el trabajo de Copérnico, quien al publicar sus estudios los presentó como teoría y no como un hecho probado científicamente, dedicando por cierto, su trabajo al Papa Paulo III. Copérnico había retrasado la publicación de este libro porque temía, no la censura de la Iglesia, sino las burlas de los académicos. Eran los aristotélicos más rígidos en las escuelas quienes ofrecían la más fiera resistencia a la nueva ciencia. Finalmente, el trabajo de Copérnico fue publicado en 1543 antes de su muerte, a petición de un grupo de Cardenales de la Iglesia. 

Actitud completamente contraria a la que adoptó Galileo, ya que la Iglesia apoyó su teoría, siempre y cuando la publicara como lo que en realidad era, una teoría, debido a que las pruebas que aportaba, no eran concluyentes. Sólo que Galileo lo mostró como un hecho probado científicamente, rompiendo lo acordado.

Galileo fue más allá. Afirmó que dos libros escritos por el mismo Autor, es decir, la Biblia y el libro de la naturaleza, no podían contradecirse el uno al otro. Pero añadió que nadie podía “asegurar con certeza que todos los intérpretes hablaran por inspiración divina”. Es ésta la herejía pronunciada por Galileo, el problema no fue que él asegurara que la tierra orbita en torno al sol, sino que se atrevió a meterse con la Biblia saliéndose de lo estrictamente científico al poner en duda su inspiración divina. Es cierto, la opinión general de la Iglesia era que era el sol es el que se mueve, hoy en día seguimos diciendo que el sol sale o se mete, lo cual es falso como todos sabemos, pero no nos convierte en estúpidos por decirlo. La Iglesia jamás definió como dogma que el sol gira alrededor de la tierra, esa era simplemente la creencia que todo el mundo tenía.

Es cierto, Galileo estaba en lo correcto apoyado sobre pruebas que no podían probar nada. El Papa Urbano VIII concedió el IMPRIMATUR a Galileo para publicar sus conclusiones científicas siempre y cuando las presentara como lo que realmente eran, una teoría no plenamente comprobada aún. Pero Galileo cambió el escrito presentado para su aprobación eclesiástica o Imprimatur y lo publicó como un hecho probado en forma de diálogos en los que ponía en boca del imbécil las opiniones del Papa. De modo que no sólo violaba el acuerdo, sino que además insultaba al Papa al ponerlo como un tonto. Pero esa era la forma común de actuar de Galileo, trataba de asnos, idiotas, imbéciles a todo aquel colega científico o no, que no estuviera de acuerdo en algo con él. ¿Sabías por ejemplo querido lector, que Galileo obligó a sus dos hijas a hacerse monjas aunque ellas no tenían vocación y no deseaban hacerlo? Motivo por el cual, una de ellas terminó suicidándose.

Galileo no fue torturado, ni quemado en la hoguera de la inquisición como falsamente pregonan muchos protestantes ignorantes y gente de mala fe. Galileo fue condenado como “SOSPECHOSO DE HEREJÍA” a arresto domiciliario en un castillo y después volver a su casa. Nunca se le condenó como hereje.

Como escribió el embajador toscano Francesco Niccolini el 27 de febrero de 1633 (página 225 del libro The Galileo Affair: A Documentary History de Maurice A. Finocchiaro):

“Su Santidad [Papa Urbano VIII] respondió que le había hecho al Sr. Galilei un favor singular, no hecho a otros, al permitirle quedarse en esta casa [la embajada toscana] en lugar de hacerlo en el Santo Oficio, y que este amable procedimiento había usado solo porque es un querido empleado del Patrono Más Sereno [el Papa] y debido a la consideración debida a Su Alteza [el Papa], porque un Caballero de la Casa de Gonzaga, hijo de Ferdinando, no solo había sido colocado en una litera y escoltado a Roma bajo vigilancia, pero fue llevado al Castillo y se mantuvo allí durante un largo tiempo hasta el final del juicio. Me mostré consciente de la naturaleza del favor y le agradecí humildemente a Su Santidad [el Papa].”

Y el 16 de abril de 1633 (páginas 250-51 de ibid. ):

“De hecho, no hay ningún precedente de que alguien haya sido interrogado durante un juicio sin haber sido detenido en una celda de la prisión, y en este sentido se ha beneficiado de haber sido empleado por Su Alteza [Papa Urbano VIII] y de haber sido alojado en esta casa; ¿Hay conocimiento de alguien más (ya sea obispo, prelado o noble) que, inmediatamente después de su llegada a Roma, no se ha mantenido en el Castillo o en el mismo palacio de la Inquisición, sujeto a todo rigor y rigor. Además, incluso le permiten a su sirviente esperar en él, dormir allí y, lo que es más, ir y venir a su antojo, y permiten que mis propios sirvientes le traigan comida a su habitación desde aquí y regresen a mi casa. casa mañana y tarde.”

Este tratamiento singular difícilmente puede considerarse una persecución.

Su arresto domiciliario comenzó en la misma embajada de la Toscana el 24 de junio de 1633. El 1 de diciembre de 1633, el Papa permitió a Galileo regresar a su villa en Arcetri, cerca de Florencia, donde permaneció el resto de su vida.

CONCLUSIÓN

Galileo era un genio que aportó muchas cosas a la ciencia, pero era un ser humano al fin con terribles defectos como cualquier persona. Él tenía la razón, pero no podía probarlo plenamente y traicionó e insultó al Papa que siempre le dio honores y facilidades convirtiendo el asunto en algo personal. Por otra parte, la Iglesia o mejor dicho el Papa Urbano VIII, tomó de forma personal los excesos de Galileo y le hizo sentir todo el peso de su autoridad en un proceso ridículo y precipitado que más que enseñar humildad a Galileo, dañó tremendamente la reputación de la Iglesia.

Galileo no fue ninguna víctima tratado injustamente por un grupo de ignorantes irracionales y fanáticos como puede verse a continuación en lo escrito por un santo de fama mundial de la Iglesia Católica, San Roberto Belarmino, cardenal que participó en el proceso contra Galileo. Se trata de la carta que Belarmino escribió, el 12 de abril de 1615, a Paolo Antonio Foscarini, superior de los carmelitas de Calabria y amigo de Galileo.

“Digo, lo tercero, que si hubiese una verdadera demostración de que el sol está en el centro del mundo y la tierra en el tercer cielo, de que el sol no rodea a la tierra sino la tierra al sol, entonces sería necesario andar con mucho cuidado al explicar las Escrituras que parecen contrarias. Habría que decir que no las entendemos, más que decir que sea falso lo que está demostrado. Mas yo no creeré que exista tal demostración, mientras no me la muestren: y no es lo mismo demostrar.”

¿Le parece a usted querido lector que esa posición de aceptar el error propio a cambio de pruebas es irracional? ¿Toda corte en el mundo se basa en pruebas para dilucidar la falsedad o verdad de todo asunto. ¿Era la Iglesia irracional y fanática al exigir las pruebas? ¡Y Galileo quería cambiar la interpretación de la Biblia sobre la base de pruebas equivocadas!

Esa era como ya lo tenemos dicho, la posición de la Iglesia: Se aceptaría que estaba equivocada en cuanto a su entendimiento de la Escritura, siempre y cuando se presentaran pruebas irrefutables, pruebas que Galileo no podía aportar y que aparecerían muchos años después con el avance de la ciencia.

Y SIN EMBARGO SE MUEVE...

No es extraño que, durante las clases de historia que se imparten en la educación básica, todos aprendamos anécdotas o supuestos datos que, a la luz de la investigación de los hechos históricos, terminan siendo falsos.

Así sucede con la muy famosa frase atribuida a Galileo Galilei, "Y sin embargo, se mueve", la cual supuestamente pronunció cuando fue obligado por la Santa Inquisición a retractarse de la 'herética' teoría de que la Tierra se movía alrededor del Sol, y no al revés.

Pero la verdad es que la famosa sentencia 'Eppur si muove' no está registrada en ninguno de los archivos del juicio, ni tampoco en las cartas o escritos posteriores de Galileo. Tampoco existe ninguna crónica de la época que dé cuenta de ella ni queda asentada en la biografía de Galilei escrita por su propio discípulo, Vincenzo Viviani. En suma, ES FALSO QUE GALILEO DIJO: “Y SIN EMBARGO SE MUEVE”.

Hubo lamentables excesos por ambas partes, pero ni Galileo era un santo, ni la Iglesia era cerrada y estúpida. Esa es la realidad histórica del caso Galileo que no nos contaron en la escuela y la universidad. Esos son los hechos, no palabras.



PAX ET BONUM

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