La mamá que perdonó a los asesinos de su hijo y dio una cátedra de fe


Lo que se antojaba como una oportunidad para clamar justicia por el secuestro y asesinato de su hijo, el joven Norberto Ronquillo, se convirtió en una cátedra de perdón y de fe.

El 10 de junio de 2019, las autoridades del Gobierno de la Ciudad de México dieron a conocer el hallazgo del cuerpo de Norberto, quien días antes había sido secuestrado.

Un día después, Norelia Hernández dejó en claro que no pretendía venganza, ni exigió la renuncia de la jefa de Gobierno de la Ciudad ni del presidente de la República; solo quería que la muerte de su hijo fuera un parteaguas para erradicar la violencia en el país.

“Hay un plan divino”

A pesar de que la familia pagó el rescate, la madrugada del lunes 10 de junio, el cuerpo de Norberto Ronquillo –estudiante de Mercadotecnia Internacional en la Universidad del Pedregal– fue encontrado sin vida en la alcaldía de Xochimilco tras haber sido privado de su libertad durante varios días.

En una rueda de prensa improvisada en el lugar donde era velado el cuerpo del joven, la madre agradeció las muestras de solidaridad que recibió durante esos días, y aseguró estar “bien y en paz”.

“Yo sé que Norberto no merecía esto –dijo aquel día– pero también sé que hay un plan divino. Ahorita a lo mejor no lo entiendo, pero tengo la certeza de que algo muy positivo va a resultar de todo esto”.

A la pregunta de que si exigía la renuncia de la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum o del presidente Andrés Manuel López Obrador, Norelia Hernández aseguró: “no se trata de eso, pues no podemos dejarle todo al gobierno”; se trata –añadió– de trabajar unidos como ciudadanos, como padres de familia, y que cada quien, en su casa, haga lo propio para formar niños con ‘bases’ y con ‘moral’ que no sigan cometiendo estos crímenes”.

Aseguró que lo que pasó (con su hijo) debía quedar atrás. “Lo que importa es de la muerte de Norberto para acá”, por lo que llamó a sumar esfuerzos para llenar los huecos legales que existen en la administración de justicia, para agilizar los trámites cuando ocurren estos casos y para hacer un adecuado uso de las tecnologías contra la inseguridad.

“Pídanle mucho a Dios, pero no por mí”

“Una persona me preguntó que si había visto la película de ‘Cadena de favores’. Le dije que sí, y me comentó que eso es lo que deberíamos hacer todos: una cadena de favores. Yo ahorita no sé cómo voy a pagar tanto amor y muestras de cariño de ustedes”, apuntó.

Ante decenas de medios de comunicación, Norelia Hernández hizo una petición: “Pídanle mucho a Dios, pero no por mí, porque yo voy a estar bien. No por Norberto, porque él no puede estar mejor. Oren todos los días por todas esas personas que tienen lastimados sus corazones, que están trabajando de una manera que no debe de ser; por todas esas personas que, no sé por qué motivos, tienen su corazón destrozado o corrompido (…) mañana puede ser mi otro hijo, puedes ser tú o tu hijo o el hijo de la procuradora. No queremos que eso pase, no queremos que haya otros ‘Norbertos’”.

Expresó su deseo de que la muerte de su hijo sea una oportunidad para cambiar las cosas en el país: “Esto tiene que parar aquí –dijo– porque este dolor no se lo deseo a nadie, ni a los secuestradores, ni a la madre de ellos; yo no tengo un solo enemigo, pero si lo tuviera, no le desearía esto, ni a ellos, que se lo llevaron. A ellos (los secuestradores) les mando mis bendiciones. Más que justicia, yo quiero que esto no vuelva a pasar. Yo no quiero ver a otra madre como ‘Norelia’. Que nadie en el mundo vuelva a pasar por este sufrimiento. Esto tiene que terminar aquí”.

–¿Se va indignada con la Ciudad de México? –le preguntó un reportero a la madre del estudiante.

Su respuesta fue: “Me voy con mi hijo. Gracias, que Dios los bendiga”.

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