¿Por qué la apologética ha caído en una guerra absurda de insultos y odio con los hermanos separados?


Pregunta: Padre, ¿Por qué la apologética ha caído en una guerra absurda de insultos y odio con los hermanos separados? ¿Es correcto llamarle "embangélicos" a los protestantes como les dice el Padre Luis Toro?

Querido hermano en Cristo,

Es un honor poder abordar contigo un tema tan importante y delicado como la apologética, especialmente cuando esta se ve envuelta en un escenario de confrontación y discordia. Antes que nada, quiero recordarte que nuestra fe está fundamentada en el amor de Dios y en el ejemplo de Cristo, quien nos enseñó a amar incluso a nuestros enemigos y a orar por aquellos que nos persiguen (Mateo 5,44). Por lo tanto, cualquier forma de apologética que carezca de este amor no puede considerarse verdaderamente apologética en el sentido cristiano.

La apologética, en su esencia más pura, busca defender y explicar la fe católica de manera razonada y amorosa, con el fin de ayudar a otros a comprenderla y aceptarla. Sin embargo, lamentablemente, en ocasiones la apologética ha sido malinterpretada y mal aplicada, cayendo en lo que popularmente se conoce como la "apologética del garrote". Este enfoque erróneo se caracteriza por el uso de insultos, burlas, ridiculizaciones e incluso memes para atacar a quienes discrepan de nuestras creencias. He llegado a ver en redes sociales incluso que algunos "apologetas" se meten con las familias de los "apologetas" del "bando contrario", haciendo burlas o divulgando chismes sobre sus vidas privadas, lo que además de ser vergonzoso, es pecado. Debemos entender que este tipo de actitudes no tienen cabida en la verdadera apologética cristiana.

La Biblia nos enseña en Efesios 4,29 que nuestras palabras deben ser edificantes y beneficiosas para los demás, y en Colosenses 4,6 se nos exhorta a hablar "siempre con gracia, sazonando nuestras palabras con sal para que sepamos cómo responder a cada uno". Esto significa que nuestra forma de comunicarnos, especialmente cuando estamos defendiendo nuestra fe, debe reflejar el amor y la gracia de Cristo operando en nuestros corazones en todo momento.

La apologética auténtica no busca denigrar ni menospreciar a quienes no comparten nuestra fe, sino más bien buscar puntos de encuentro y diálogo constructivo. Es importante recordar que todos somos hijos de Dios y que, como tales, merecemos ser tratados con respeto y dignidad, independientemente de nuestras diferencias doctrinales.

Respecto a la mención que haces del Padre Luis Toro y su estilo de apologética, es necesario abordar este asunto con delicadeza y respeto. El Padre Toro tiene un profundo conocimiento bíblico, un robusto amor por la Iglesia y una pasión inquebrantable por defender la fe católica y su ministerio apologético es un gran tesoro para los católicos que de hecho ha logrado que muchos hermanos separados vuelvan a la Iglesia católica. Pero si se me permite hacer una pequeña crítica en forma de corrección fraterna, y siempre desde el amor y respeto hacia el Padre Toro y su valiosa labor, diría que es importante reconocer que algunas de sus expresiones pueden haber contribuido a fomentar la confrontación y el antagonismo entre católicos y hermanos separados.

El uso de términos despectivos como "embangélicos" para referirse a los evangélicos, por ejemplo, no refleja el espíritu de amor y respeto que debería caracterizar a la apologética cristiana. En lugar de construir puentes de entendimiento y fraternidad, este tipo de lenguaje puede alimentar divisiones y resentimientos, alejando a las personas en lugar de acercarlas a la verdad del Evangelio.

Como amigos y hermanos en la fe, es nuestro deber promover un diálogo respetuoso y constructivo entre católicos y hermanos separados, reconociendo que todos estamos en un camino de búsqueda de la verdad y que podemos aprender unos de otros. Esto no significa renunciar a nuestras convicciones, sino más bien expresarlas de una manera que invite al entendimiento mutuo y al respeto por la dignidad de cada persona.

En resumen, la apologética del enfrentamiento, marcada por insultos, burlas y ridiculizaciones, no tiene lugar en la verdadera apologética cristiana. Como discípulos de Cristo, estamos llamados a defender nuestra fe con amor, respeto y humildad, buscando siempre construir puentes de unidad y fraternidad entre todos los hijos de Dios. Oremos para que el Espíritu Santo nos guíe en este camino de verdad y amor, y que podamos ser verdaderos testigos del Evangelio en todo momento y lugar.

Que la paz y la gracia de nuestro Señor Jesucristo estén contigo siempre.

Con cariño y bendiciones,

Padre Ignacio Andrade.

3 comentarios:

  1. A mi personalmente me gusta la apologetica como enseña el padre toro lastimosamente los hermanos separados se burla de los catolicos y no hacen nada para el ecuménico

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  2. El problema radica en que si nos atenemos a las palabras vivas del Señor, encontramos que no existe ni existirá tal ecumenismo, y ésto se da en la expresion de; "UN SOLO PASTOR, UN SOLO REBAÑO, UNA SOLA IGLESIA, UN SOLO BAUTISMO" , a pesar de esto se quiere relacionar a unos desobedientes con los católicos, "ellos" no quieren entender la doctrina catolica porque si lo hicieren, se volverian católicos, una sola fe y un solo bautismo, esa es la ley de Dios.....según lo que he sacado en claro de esta situación ecuménica que no tiene razon de ser, la palabra de Dios es única, irreprochable e indiscutible.....

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  3. Y dónde estás cuando nos insultan los evangélicos?

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