¿Por qué siempre debe haber un crucifijo sobre o cerca del altar al celebrar la Misa?



¿Por qué siempre debe haber un crucifijo sobre o cerca del altar al celebrar la Misa?

Es un placer compartir contigo sobre este tema tan importante para nuestra fe. La presencia del crucifijo en el altar durante la celebración de la Misa es una tradición profundamente arraigada en la Iglesia Católica, y tiene un significado muy especial que nos ayuda a profundizar en el misterio de la redención y el sacrificio de Cristo.

Desde los primeros tiempos del cristianismo, el crucifijo ha sido un símbolo central de nuestra fe. Recordemos que en la carta de San Pablo a los Corintios, él escribe: "Nosotros predicamos a Cristo crucificado" (1 Corintios 1.23). Esto resalta la importancia del sacrificio de Cristo en la cruz como el centro de nuestra fe cristiana. El catecismo de la Iglesia Católica también nos enseña que "la cruz es el único símbolo cristiano que posee el valor de un sacramento" (CIC 1168). Es decir, el crucifijo no es simplemente un adorno o una pieza decorativa, sino que es un símbolo que nos recuerda el amor redentor de Cristo por nosotros.

Ahora, ¿por qué debe estar presente específicamente sobre o cerca del altar durante la Misa? Bueno, esto se debe a varios motivos muy significativos. En primer lugar, el altar es el lugar donde se realiza el sacrificio eucarístico, donde el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo durante la Misa. La presencia del crucifijo en este lugar nos recuerda que la Misa es la actualización sacramental del sacrificio de Cristo en la cruz. En cada Misa, el sacrificio de Cristo en la cruz se hace presente de manera sacramental para nosotros. Como nos recuerda el Concilio de Trento: "En la Misa, el mismo Cristo, Dios y hombre, está contenido verdadera, real y substancialmente bajo las especies de pan y vino" (DS 1740). Entonces, la presencia del crucifijo en el altar nos ayuda a recordar que es Cristo mismo quien se ofrece en cada celebración eucarística.

Además, la presencia del crucifijo en el altar también nos ayuda a centrar nuestra atención en Cristo durante la Misa. En medio de todas las distracciones que puedan surgir durante la celebración, el crucifijo nos recuerda que estamos participando en el misterio de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Nos ayuda a dirigir nuestra mente y nuestro corazón hacia Él, quien es el verdadero motivo y centro de nuestra adoración.

También es importante recordar que el altar es el lugar donde se renueva la alianza entre Dios y su pueblo. En la Misa, el sacerdote actúa en la persona de Cristo, quien es el Sumo Sacerdote. La presencia del crucifijo en el altar nos recuerda la naturaleza sacrificial de la Misa y la importancia de nuestra participación activa en este sacrificio redentor. Como nos recuerda el Concilio Vaticano II, en la constitución sobre la Sagrada Liturgia, "Cada vez que se celebra en el altar el sacrificio eucarístico, se realiza la obra de nuestra redención" (Sacrosanctum Concilium, 3).

Además, el crucifijo en el altar también nos recuerda el amor de Dios por nosotros y la profundidad de su sacrificio en la cruz. En la carta a los Romanos, San Pablo escribe: "Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5.8). La presencia del crucifijo nos invita a reflexionar sobre este amor infinito de Dios y a responder con gratitud y amor en nuestras vidas diarias.

La presencia del crucifijo sobre o cerca del altar durante la celebración de la Misa tiene un profundo significado teológico y espiritual. Nos recuerda el sacrificio redentor de Cristo en la cruz, nos ayuda a centrar nuestra atención en Él durante la celebración eucarística, nos invita a participar activamente en el misterio de nuestra redención y nos recuerda el amor infinito de Dios por nosotros. Por lo tanto, es un símbolo fundamental que nos acompaña y nos guía en nuestra fe católica.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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