El Sitio Oficial del Episcopado Alemán considera una "fiesta inofensiva" la parodia de la Última Cena en París 2024


La reciente inauguración de los Juegos Olímpicos París 2024 ha generado una gran controversia debido a lo que muchos consideran una burla abierta a los símbolos cristianos. La parodia de la ‘Última Cena’ presentada durante la ceremonia ha ofendido a una gran cantidad de obispos, laicos y fieles de todo el mundo. Sin embargo, desde Katholisch.de, el órgano oficioso online del episcopado alemán, el periodista "católico" Christoph Paul Hartmann ha minimizado estas reacciones, lo que no sorprende dada la postura generalmente contraria de los católicos alemanes en asuntos similares.

En su artículo titulado ‘Qué “cena” queer tan inofensiva en los Juegos Olímpicos’, Hartmann expresa su desacuerdo con las críticas de los obispos franceses, quienes protestaron en bloque contra lo que consideraron una irreverencia, si no blasfemia. Según Hartmann, estos obispos son, en el mejor de los casos, unos exagerados, considerando que “la disculpa de los organizadores olímpicos de que nunca tuvieron la intención de denigrar a un grupo religioso” debería haber sido suficiente.

Para Hartmann, resulta incomprensible cómo alguien podría sentirse molesto, ya que “la referencia a la Última Cena es obvia, pero breve”. En su opinión, una ofensa rápida no es realmente una ofensa. “No se trata de una «burla» que vaya más allá de la dócil sátira, sino de una pequeña fiesta inofensiva en un puente sobre el Sena. La figura del centro, con su tocado, recuerda mucho más a la Estatua de la Libertad de Nueva York que al Salvador poco antes de su arresto”.

El periodista insiste en que solo aquellos que buscan ofenderse lo harán. “La fiesta queer no se refiere directamente a la Última Cena en sí, sino al mural de da Vinci y, por tanto, a la obra de un artista queer crítico con la religión. Además, el lenguaje de diseño es tan vago que se necesita mucha voluntad para sentirse ofendido por él”.

Hartmann sugiere que solo los grupos ‘victimizados’ oficialmente tienen derecho a sentirse ofendidos, mientras que los cristianos deberían tomar los insultos a su fe con ligereza. Como concluye el periodista, “tratar de manera lúdica los símbolos y la iconografía religiosos es una de las características distintivas de la libertad artística en las sociedades libres. No a todo el mundo tiene por qué gustarle, ni todo el mundo tiene por qué pensar que tiene valor artístico. Pero como cristiano, actuar como víctima en tal contexto dice más sobre el quejoso que sobre su actuación”.

Esta postura ha generado un debate intenso entre los fieles y los líderes religiosos, quienes ven en la defensa de Hartmann una falta de sensibilidad hacia la fe cristiana y una postura condescendiente hacia quienes se han sentido genuinamente ofendidos. La discusión en torno a la representación de símbolos religiosos en eventos públicos y su interpretación artística sigue siendo un tema divisivo en las sociedades contemporáneas.

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¿Puede una persona "trans" ir a Misa y comulgar?


Primero, hablemos de la Misa. La Misa es el centro de nuestra fe, el momento en que participamos del sacrificio de Cristo y recibimos su gracia. Es una invitación abierta a todos para encontrarse con Jesús, y todos son bienvenidos a participar en ella, sin excepción. Así que, independientemente de las circunstancias personales de cada uno, todos pueden y deben sentirse bienvenidos a asistir a la Misa. La Misa es un lugar de encuentro con Dios y con la comunidad, un espacio para recibir su Palabra y su amor.

Ahora bien, cuando hablamos de la comunión, estamos hablando de un aspecto muy profundo y significativo de nuestra fe. La comunión no es solo un gesto simbólico; es la recepción del Cuerpo y la Sangre de Cristo, un acto que requiere estar en estado de gracia. Esto significa que debemos estar en una relación correcta con Dios y con los demás, lo cual implica vivir según los mandamientos y las enseñanzas de la Iglesia.

La enseñanza de la Iglesia es clara en cuanto a la sexualidad y la identidad de género. La Iglesia enseña que Dios nos creó hombre y mujer, y que nuestra identidad sexual es un don de Dios. Vivir de una manera que niegue esta identidad dada por Dios se considera objetivamente desordenado. Esto no significa que las personas que experimentan disforia de género o que se identifican como transgénero sean menos amadas por Dios, sino que están llamadas a vivir en conformidad con su identidad biológica y las enseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad.

Entonces, si una persona trans sigue viviendo y defendiendo su forma de vida y sostiene una sexualidad objetivamente desordenada, no estaría en disposición de recibir la comunión. La razón es que para comulgar necesitamos estar en estado de gracia, y vivir en una situación que va en contra de las enseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad sería un obstáculo para estar en ese estado.

Sin embargo, esto no significa que la puerta esté cerrada. La Iglesia siempre está abierta al arrepentimiento y la conversión. Si una persona trans ha iniciado un proceso hormonal pero se arrepiente y decide vivir según su sexo biológico, y se confiesa, entonces puede recibir la comunión. La confesión es un sacramento maravilloso que nos reconcilia con Dios y nos restaura a la gracia. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica:

"El que quiera recibir a Cristo en la Comunión Eucarística debe estar en estado de gracia. Si alguien tiene conciencia de haber cometido un pecado mortal, no debe recibir la Comunión sin haber recibido previamente la absolución en el sacramento de la Penitencia" (CIC, 1415).

Esto significa que la confesión y el arrepentimiento nos abren nuevamente las puertas a la plena comunión con la Iglesia y con Cristo en la Eucaristía. Es un camino de sanación y restauración que está disponible para todos.

Es importante recordar que todos somos pecadores y todos necesitamos de la gracia y la misericordia de Dios. La Iglesia no rechaza a nadie; más bien, nos invita a todos a la conversión y a una vida plena en Cristo. Como San Pablo nos recuerda en su carta a los Romanos:

"Porque todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada en Cristo Jesús" (Romanos 3,23-24).

En resumen, una persona trans puede y debe asistir a la Misa. La comunión, sin embargo, requiere estar en estado de gracia, lo cual implica vivir en conformidad con las enseñanzas de la Iglesia sobre la sexualidad. Si una persona trans se arrepiente de vivir de una manera contraria a estas enseñanzas y se confiesa, entonces puede recibir la comunión.

Espero que esta explicación te haya ayudado a entender mejor la posición de la Iglesia sobre este tema tan sensible. Recuerda que estamos llamados a amar a todos, a acompañar a todos en su camino de fe y a ser signos de la misericordia y la gracia de Dios en el mundo. Si tienes más preguntas o necesitas hablar más sobre este tema, estoy aquí para ti. ¡Que Dios te bendiga y te guíe siempre en tu camino!

Esta respuesta ha sido escrita por el Presbítero Católico Ignacio Andrade para 'Católico Defiende Tu Fe'

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Responsables de la Inauguración de los Juegos Olímpicos de París se disculpan con los cristianos: “Lo lamentamos mucho, mucho”


París, Francia - Los organizadores de los Juegos Olímpicos de París 2024 han emitido una disculpa pública tras las críticas recibidas por una escena de la ceremonia inaugural que ofendió a la comunidad cristiana y a otras religiones. Anne Descamps, organizadora principal del evento, expresó ayer su pesar diciendo: "Si la gente se ha sentido ofendida, por supuesto que lo lamentamos mucho, mucho".

El dramaturgo francés Thomas Jolly, quien dirigió el espectáculo, fue defendido por Descamps. Ella explicó que su intención era "celebrar la tolerancia comunitaria" y que "creemos que consiguió este objetivo". Añadió que "está claro que nunca hubo intención de mostrar falta de respeto a ningún grupo religioso". Esta declaración se produjo en respuesta a la condena de la Conferencia Episcopal Francesa, que describió la escena como "escenas de burla y mofa del cristianismo".

Jolly también se pronunció al respecto, afirmando: "No quiero ser subversivo, ni burlarme ni escandalizar". Añadió que su objetivo principal era "enviar un mensaje de amor, un mensaje de inclusión y en absoluto de división".

Las críticas no se limitaron a la comunidad cristiana. Los musulmanes sunitas, representados por la institución religiosa egipcia de Al Azhar, también expresaron su descontento. En un comunicado emitido este domingo, Al Azhar condenó "las escenas de falta de respeto a Cristo", calificándolas como "un acto de extremismo y barbarie temeraria". Advirtieron sobre "el peligro de explotar acontecimientos mundiales para normalizar la falta de respeto a la religión y promover la homosexualidad y la transexualidad".

El incidente ha generado un amplio debate sobre los límites del arte y el respeto a las creencias religiosas, poniendo en el centro de la discusión la delicada tarea de equilibrar la libertad de expresión con la sensibilidad hacia todas las comunidades religiosas.

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¿Cómo puedo explicarle a mi familiar protestante que Jesús fundó la Iglesia católica?


Para empezar, es fundamental que entendamos que la cuestión de la fundación de la Iglesia Católica por Jesús no es solo un tema de debate histórico o teológico, sino también una cuestión de fe y amor por nuestra Iglesia. Jesús, nuestro Señor, hizo algo increíblemente hermoso y profundo cuando estableció su Iglesia, y vale la pena entenderlo y poder explicarlo con cariño y respeto.

1. Jesús y su intención de fundar la Iglesia

Vamos a la raíz del asunto: ¿Jesús realmente quiso fundar una Iglesia? Si leemos los Evangelios, veremos que la respuesta es sí. Un pasaje clave que puedes compartir con tu familiar es Mateo 16, 18-19, donde Jesús dice a Pedro:

"Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos."

Aquí, Jesús está claramente estableciendo a Pedro como la piedra fundamental de su Iglesia. El uso de "mi iglesia" (en griego, "ekklesia") indica que Jesús tenía una intención clara y específica de fundar una comunidad de creyentes, una comunidad que tendría a Pedro como su líder visible.

2. La Continuidad Apostólica

Una de las características distintivas de la Iglesia Católica es la sucesión apostólica, que significa que los obispos de hoy son sucesores directos de los apóstoles. Esto no es una invención tardía, sino algo que encontramos ya en los escritos del Nuevo Testamento y en la práctica de la Iglesia primitiva.

En los Hechos de los Apóstoles, vemos cómo los apóstoles tomaron decisiones importantes para mantener la unidad y la continuidad de la comunidad cristiana. Por ejemplo, en Hechos 1, 15-26, los apóstoles eligen a Matías para reemplazar a Judas Iscariote, asegurando que el número de los Doce se mantuviera completo. Esta práctica de elegir sucesores continuó y se desarrolló en la Iglesia, estableciendo una cadena ininterrumpida de liderazgo desde los apóstoles hasta los obispos actuales.

3. La Importancia de Pedro y los Papas

Otra pieza crucial del rompecabezas es el papel de Pedro y su sucesión en la figura del Papa. Los católicos creemos que Pedro fue el primer Papa y que su autoridad ha sido transmitida a través de los siglos a sus sucesores en el obispado de Roma. Esta creencia se basa en la promesa de Jesús a Pedro y en la práctica histórica de la Iglesia.

El Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) nos dice en el número 882:

"El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, 'es el perpetuo y visible principio y fundamento de unidad, tanto de los obispos como de la multitud de los fieles'."

Esta afirmación refuerza la idea de que el liderazgo de Pedro no fue una posición temporal o simbólica, sino una institución establecida por Cristo para guiar y unificar a su Iglesia.

4. Los Primeros Cristianos y la Iglesia Católica

Históricamente, los primeros cristianos se consideraban parte de una Iglesia única y universal (católica, del griego "katholikos" que significa "universal"). Los escritos de los Padres de la Iglesia, como San Ignacio de Antioquía, nos muestran que ya en el siglo I y II los cristianos hablaban de la "Iglesia Católica". San Ignacio, en su carta a los Esmirniotas alrededor del año 110 d.C., dice:

"Donde está el obispo, allí esté la multitud, así como donde está Cristo Jesús, allí está la Iglesia Católica."

Esto nos muestra que desde los primeros tiempos, los cristianos entendieron que la Iglesia de Cristo era una entidad visible y organizada, con los obispos (sucesores de los apóstoles) desempeñando un papel central en su liderazgo.

5. La Biblia y la Tradición

Otra manera de explicar la fundación de la Iglesia Católica por Jesús es hablar de la relación entre la Biblia y la Tradición. Los protestantes suelen centrarse en la Biblia como la única fuente de autoridad (sola scriptura), mientras que los católicos creemos que la Biblia y la Tradición son ambas esenciales para entender la fe cristiana.

El mismo Nuevo Testamento fue compilado y canonizado por la Iglesia Católica. Los primeros cristianos se reunieron en concilios para discernir qué escritos eran inspirados por Dios y debían formar parte del canon bíblico. Este proceso fue guiado por el Espíritu Santo y la autoridad de la Iglesia.

San Pablo, en su Segunda Carta a los Tesalonicenses 2, 15, nos recuerda:

"Así que, hermanos, estad firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido, sea por palabra, sea por carta nuestra."

Esto nos muestra que desde los tiempos apostólicos, la enseñanza de la Iglesia se transmitió tanto por escrito como oralmente. La Tradición viva de la Iglesia es una fuente indispensable de la verdad cristiana, junto con las Escrituras.

6. La Eucaristía y la Comunión de los Santos

Un aspecto hermoso y central de la Iglesia Católica es su entendimiento de la Eucaristía y la Comunión de los Santos. Jesús instituyó la Eucaristía en la Última Cena, diciendo en Lucas 22, 19:

"Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí."

La celebración de la Eucaristía es un acto central de la vida de la Iglesia Católica, y es en la Eucaristía donde la Iglesia se reúne más plenamente como el Cuerpo de Cristo. Este acto de comunión no solo nos une a Jesús, sino también a todos los santos y fieles de todas las épocas y lugares.

La Comunión de los Santos nos enseña que la Iglesia no es solo una institución terrenal, sino también una realidad espiritual que incluye a todos los fieles, tanto vivos como difuntos. En el Credo Niceno-Constantinopolitano, proclamamos nuestra creencia en "una, santa, católica y apostólica Iglesia". Esto resume nuestra fe en una Iglesia que es una en unidad, santa en su fundación y misión, católica en su universalidad y apostólica en su continuidad y enseñanza.

7. Testimonio y Caridad

Finalmente, nuestro testimonio de vida y nuestro amor por los demás son formas poderosas de mostrar la verdad de la Iglesia Católica. Jesús nos llamó a ser sus testigos y a amar a los demás como Él nos amó. San Juan 13, 35 dice:

"En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros."

La caridad y el servicio son signos visibles de la presencia de Cristo en su Iglesia. Cuando vivimos nuestra fe con amor y servicio, mostramos al mundo la realidad de la Iglesia que Jesús fundó.

Conclusión

Explicar a un familiar protestante que Jesús fundó la Iglesia Católica puede ser un desafío, pero con paciencia, amor y una comprensión clara de las Escrituras y la Tradición, podemos ayudar a aclarar sus dudas. Es importante recordar que nuestra fe no se basa solo en argumentos intelectuales, sino en una relación viva con Cristo y su Iglesia. Al compartir nuestra fe con respeto y amor, podemos abrir puertas y construir puentes de entendimiento y unidad.

Amigo, siempre es bueno recordar que estos temas se deben abordar con oración, humildad y amor. Que el Espíritu Santo nos guíe y nos dé las palabras adecuadas para compartir la belleza y la verdad de nuestra fe católica. ¡Dios te bendiga!

El autor de esta respuesta es el Sacerdote Católico Ignacio Andrade.

¿Es Roro Bueno un modelo a seguir para las mujeres católicas? Un Sacerdote responde


Hoy quiero platicarles sobre un tema que ha generado bastante polémica en redes sociales: Roro Bueno, una joven española que ha ganado mucha fama recientemente. Seguro que muchos de ustedes han escuchado de ella o la han visto en TikTok o Instagram. Roro se ha vuelto famosa por su estilo de vida como "tradwife", es decir, una esposa tradicional y conservadora. Pero la pregunta que nos trae aquí es: ¿Es Roro Bueno un modelo a seguir para las mujeres católicas?

La Tradwife y su Contexto

Primero, veamos qué significa ser una "tradwife". Este término en inglés se usa para describir a la esposa que se dedica a su hogar, cuida de su esposo y familia con gran esmero, y asume roles tradicionales de género. Roro Bueno se ha mostrado en redes sociales atendiendo a su novio Pablo, cocinándole sus platillos favoritos, haciéndole regalos especiales y consintiéndolo de muchas maneras. Esto ha generado dos tipos de reacciones: por un lado, críticas duras de feministas que ven en este modelo una sumisión y opresión de la mujer; por otro, elogios de mujeres conservadoras y cristianas que valoran el regreso a los roles tradicionales.

Lo Rescatable de Roro

Roro Bueno tiene muchas cualidades admirables que podemos rescatar y aplicar en nuestras vidas. Su dedicación, esfuerzo y cariño hacia su pareja son valores que también los católicos deben cultivar en sus relaciones. En el ámbito familiar, la dedicación y el amor hacia la pareja son fundamentales, y estos valores tienen un lugar importante en nuestra fe católica.

San Pablo nos dice en su carta a los Efesios 5,25: "Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella". Esto nos muestra que el amor conyugal debe ser un amor de entrega y sacrificio mutuo. No se trata de servilismo, sino de un amor profundo y comprometido.

La Vida de Roro: Un Aspecto Problemático

Sin embargo, también es importante señalar que, aunque Roro tiene aspectos positivos, hay elementos de su vida que no son congruentes con los valores y enseñanzas de nuestra fe católica. Uno de los puntos más graves es que Roro vive en unión libre con su novio Pablo, sin estar casados por la Iglesia, y aparentemente tienen una vida sexual activa, pues se muestran en los videos acostados compartiendo la misma cama.

Como católicos, creemos que el sacramento del matrimonio es el lugar adecuado para la intimidad sexual. San Pablo también nos recuerda en 1 Corintios 6,18-20: "Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; pero el que fornica, peca contra su propio cuerpo. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios."

Además, Roro suele vestir en sus videos de manera sensual y algo provocativa, lo cual tampoco se alinea con la modestia y la sobriedad que se esperan de una mujer católica. La modestia es una virtud que nos ayuda a guardar nuestro cuerpo como templo del Espíritu Santo, y nos invita a vestirnos de manera que refleje nuestra dignidad y respeto hacia nosotros mismos y hacia los demás.

La Mujer Católica: Más que una Tradwife

La mujer católica es mucho más que alguien que cocina o atiende a su esposo. Ser mujer católica implica vivir conforme a la voluntad de Dios, siguiendo sus mandamientos y enseñanzas. La verdadera grandeza de una mujer católica radica en su fe, en su amor a Dios y en su compromiso con su familia y comunidad.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice en el número 2349: "La castidad comporta una integridad de la persona y la integridad del don." Esto nos recuerda que nuestra vida sexual debe estar en consonancia con nuestra fe y que debemos vivir de manera íntegra y casta según nuestro estado de vida.

Nuestro Llamado a la Oración y a la Acción

Ojo, lo dicho hasta aquí no es para juzgar a Roro y Pablo, nuestro llamado como católicos es orar por ellos, para que puedan encontrar el camino pleno hacia la verdad y el amor de Dios. La conversión es un proceso y todos estamos en diferentes etapas de nuestro camino espiritual.

Podemos pedir a Dios que les conceda la gracia de comprender la importancia del sacramento del matrimonio y de vivir una vida que refleje verdaderamente su amor y voluntad. Recordemos que todos somos pecadores y necesitamos de la misericordia y la guía de Dios.

Conclusión: Un Modelo a Seguir con Matices

En resumen, aunque Roro Bueno tiene cualidades que pueden ser admirables, como su dedicación y cariño hacia su pareja, también tiene aspectos de su vida que no son compatibles con nuestra fe católica. La mujer católica es llamada a vivir de acuerdo con los mandamientos de Dios y a reflejar en su vida los valores del Evangelio.

Sigamos el ejemplo de mujeres santas como la Virgen María, quien dijo "He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra" (Lucas 1,38), aceptando la voluntad de Dios con humildad y amor. Oremos por Roro y Pablo, y por todas las parejas, para que puedan vivir conforme a la voluntad de Dios y encontrar en su amor la verdadera felicidad.

¡Que Dios los bendiga y los guíe siempre en su camino de fe!

Autor: Padre Ignacio Andrade.

A este cura le llaman 'El Sacerdote Animalista'; se ha unido a campaña de PETA contra las corridas de toros: ‘Es pecado torturar animales’


El sacerdote británico Terry Martin ha tomado una postura firme contra las corridas de toros, uniéndose a la campaña de la organización animalista PETA, que ha solicitado al Papa Francisco que condene esta práctica. Durante la campaña, Martin ha manifestado su repudio hacia las corridas de toros, posando en un cartel con una casulla roja junto a un toro, acompañado del mensaje: ‘Es pecado torturar animales’.

Terry Martin, clérigo católico de West Sussex, Inglaterra, ha sido un defensor del bienestar animal desde hace mucho tiempo. El año pasado, junto con otros clérigos de Francia y Canadá, envió una carta al Papa pidiéndole que condenara la “tortura y matanza violenta de toros inocentes”. En enero, Martin publicó un artículo de opinión en el periódico Catholic Herald, donde argumentó que aterrorizar y matar animales indefensos contradice las enseñanzas de Cristo. En sus propias palabras, “Las corridas de toros son crueles”.

En su artículo, Martin citó el número 2418 del Catecismo de la Iglesia católica, el cual establece que va contra la dignidad humana permitir que los animales sufran o mueran innecesariamente. “Sin embargo, durante las corridas de toros se burlan de los animales, los aterrorizan, los ridiculizan y, en última instancia, los matan”, escribió Martin. “Las corridas de toros son crueles y no tienen nada que ver con celebraciones religiosas. Nadie, sea católico o no, debe bajo ningún concepto apoyar esta tortura”.

El compromiso de Martin con el bienestar animal no es nuevo. Ha trabajado arduamente para sensibilizar a la comunidad católica y al público en general sobre la necesidad de tratar a los animales con compasión y respeto. Su implicación en esta campaña de PETA refleja su profunda convicción de que la tortura y el sufrimiento animal son moralmente inaceptables.

Por otro lado, el vicepresidente de PETA para Gran Bretaña y Europa también se pronunció sobre el tema, haciendo un llamamiento no sólo al Papa, sino también a “la gente misericordiosa de todo el mundo para que se mantenga alejada de las plazas de toros”. Esta declaración subraya el deseo de la organización de movilizar una resistencia global contra esta práctica.

Actualmente, las corridas de toros están permitidas en sólo siete países: España, Portugal, Ecuador, México, Perú y Venezuela. A pesar de su aceptación en estos lugares, la oposición internacional sigue creciendo, con voces como la de Terry Martin que luchan por erradicar esta tradición que consideran bárbara y en contra de los principios de la dignidad humana y el respeto a los animales.

La campaña de Martin y PETA destaca una creciente preocupación ética sobre el trato a los animales y busca influir en la doctrina y la práctica católica para que reflejen un mayor respeto por toda la creación. A través de su firme declaración de que “La tortura es pecado”, Martin espera inspirar a otros a reconsiderar su apoyo a las corridas de toros y unirse a la lucha por el bienestar animal.

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¿Puede un Sacerdotes Pedir una Dispensa para Apartarse de su Ministerio y Casarse? Un Sacerdote lo Explica.

 

Sí, ciertamente los sacerdotes podemos pedir una Dispensa para apartarnos del ministerio y casarnos. Este proceso, aunque no es común, está contemplado en la normativa de la Iglesia Católica y es una medida que se toma con seriedad y discernimiento. Vamos a explorar este tema en profundidad, basándonos en el derecho canónico y en la enseñanza de la Iglesia.

¿Qué es una dispensa?

Una dispensa es una exención concedida por la autoridad competente, en este caso, la Iglesia, de una obligación impuesta por el derecho canónico. Para los sacerdotes, esta obligación incluye el celibato, que es la promesa de vivir sin casarse y dedicarse plenamente al servicio de Dios y la Iglesia. En circunstancias especiales, la Iglesia puede conceder una dispensa de estas obligaciones al sacerdote peticionario, que en automático pasa al estado laical y una vez en estado laical, puede casarse (cumpliendo, claro está, con los requisitos para contraer matrimonio que cumplen el resto de los fieles).

El proceso de la dispensa

El Código de Derecho Canónico establece que la ordenación recibida válidamente nunca puede ser anulada. No obstante, un clérigo puede perder el estado clerical y ser dispensado de las obligaciones del ministerio sacerdotal. ¿Qué significa esto? Que aunque siempre será sacerdote por el Sacramento del Orden, la Iglesia le dispensa de sus obligaciones y es retirado del Ministerio (es decir, del ejercicio de sus funciones sacerdotales). Es un sacerdote al que se le concedió el permiso de "no ejercer el oficio", por decirlo de algún modo, y ahora hace una vida como laico. También se les llama "sacerdotes secularizados".

Veamos lo que dice el canon 290 del Derecho Canónico:

Canon 290: La sagrada orden, una vez recibida válidamente, nunca puede hacerse inválida. No obstante, un clérigo pierde el estado clerical:

  1. Por sentencia judicial o decreto administrativo que declara la invalidez de la sagrada ordenación;
  2. Por pena de dimisión legítimamente impuesta;
  3. Por rescripto de la Sede Apostólica, dado por causas graves.

Aquí el punto que nos interesa es el tercero, el rescripto de la Sede Apostólica, que puede ser concedido por causas graves. Esto incluye situaciones donde un sacerdote, después de un serio discernimiento y por razones personales o de conciencia, solicita ser liberado de sus obligaciones sacerdotales, incluido el celibato, para poder casarse.

Además del Código de Derecho Canónico, este proceso está detalladamente normado en el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe titulado "Normas para Proceder a la Reducción al Estado Laical en las Curias Diocesanas y Religiosas". Este documento establece las directrices y procedimientos específicos para que un sacerdote pueda ser dispensado de sus obligaciones y reducirse al estado laical. 

Entre estos procedimientos está el de primero hacer del conocimiento de su Obispo su intención de apartarse del ministerio sacerdotal, allí empezará un proceso en el que se investigará si su discernimiento ha sido claro y honesto, y de ser así, pasará a una segunda etapa, donde el propio Obispo hace la solicitud al Papa por medio del Dicasterio para la Doctrina de la Fe que se encarga de dar la resolución oficial.

 ¿Qué implica una dispensa de las obligaciones sacerdotales?

Cuando un sacerdote recibe una dispensa, es liberado de las obligaciones que contrajo al ser ordenado. Esto incluye el celibato y otras obligaciones relacionadas con el ministerio sacerdotal. Sin embargo, es importante entender que este proceso no es una infidelidad a Dios ni una traición a la Iglesia o a la vocación.

La Iglesia entiende que hay situaciones humanas complejas y que cada caso debe ser tratado con compasión y justicia. Un sacerdote que recibe una dispensa lo hace después de un proceso de discernimiento y diálogo con sus superiores y con la Sede Apostólica. Este proceso asegura que la decisión se toma de manera responsable y con el debido respeto por la vocación sacerdotal.

No es una infidelidad a Dios ni una traición

Algunos fieles pueden ver la dispensa de un sacerdote como una traición o una infidelidad a Dios. Sin embargo, es importante aclarar que la Iglesia no lo ve de esta manera. La dispensa es una medida excepcional que se toma en situaciones extraordinarias y con un profundo sentido de responsabilidad y discernimiento.

La vocación sacerdotal es un llamado de Dios, pero la Iglesia también reconoce que los seres humanos pueden enfrentar dificultades y circunstancias imprevistas. La dispensa permite que el sacerdote continúe su vida de una manera que sea coherente con su situación personal y espiritual.

Casos especiales para evitar confusiones o escándalo

Es relevante mencionar que en algunos casos, la Santa Sede determina que el matrimonio del sacerdote dispensado se celebre de manera privada. Esto significa que la ceremonia se realiza solo frente al sacerdote celebrante y dos testigos, sin la presencia del pueblo. Esta medida se toma para evitar confusiones o escándalos entre los fieles, quienes pueden no entender completamente las razones detrás de la dispensa.

Comentarios en páginas como 'Católico Defiende Tu Fe'

En plataformas como 'Católico Defiende Tu Fe', pude observar con mucha tristeza comentarios de fieles enojados que creen que la posibilidad de dispensar a un sacerdote es un engaño o que los administradores de la página están promoviendo ideas erróneas, incluso llegando a acusarlos de ser "falsos católicos" solo por explicar que las dispensas existen y lo que implican. Sin embargo, es fundamental recordar que estos procesos están contemplados en la normativa de la Iglesia y son legítimos, no hay ningún plan macabro por parte de los administradores por hablar de estos temas.

La Iglesia no toma a la ligera estas decisiones y cada caso es evaluado cuidadosamente. Los fieles deben informarse adecuadamente y estudiar más antes de hacer juicios temerarios, pues se arriesgan a caer en pecado grave por calumniar a sus hermanos. La falta de conocimiento puede llevar a malentendidos y a injustas acusaciones.

Invitación a la comprensión y al estudio

Como católicos, estamos llamados a entender y apoyar las decisiones de nuestra Iglesia, basadas en el amor, la justicia y la misericordia. Es crucial que nos eduquemos sobre estos temas para evitar malentendidos y para ser capaces de explicar a otros por qué la Iglesia permite ciertas dispensas.

La Biblia nos invita a no juzgar precipitadamente. En San Mateo 7,1-2, Jesús nos dice: "No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados, y con la medida con que midáis, se os medirá." Este pasaje nos recuerda la importancia de ser cautelosos y compasivos en nuestros juicios.

Conclusión

Sí, es cierto que los sacerdotes pueden pedir una dispensa para apartarse del ministerio y casarse. Este proceso está contemplado en el derecho canónico y en documentos como "Normas para Proceder a la Reducción al Estado Laical en las Curias Diocesanas y Religiosas" de la Congregación para la Doctrina de la Fe. No es una traición a Dios ni a la Iglesia, sino una respuesta a circunstancias personales y espirituales que requieren una solución compasiva y justa. El Matrimonio también es una vocación y un camino de santificación, no hay nada de malo en que un hermano sacerdote haya descubierto que esa es su verdadera vocación y que lleve a cabo los pasos necesarios para obtener el estado laical.

Invitamos a todos los fieles a informarse más y a acercarse a estos temas con un corazón abierto y comprensivo. La Iglesia, guiada por el Espíritu Santo, siempre busca el bien de sus hijos, y estas dispensas son una muestra de su misericordia y entendimiento ante las complejidades de la vida humana.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

Cardenal Burke le hace un llamado a los católicos: Debemos estar preparados para el Martirio pues vivimos en un mundo en rebelión contra Dios.


En una reciente homilía en el Apostolado Mundial de Fátima en Asbury, Nueva Jersey, el cardenal norteamericano Raymond Burke ha instado a los católicos a estar preparados para la posibilidad del martirio, una idea que, según él, nunca debe ser descartada por los fieles, especialmente en tiempos como los actuales. Burke, conocido por ser uno de los firmantes de las Dubia a Amoris Laetitia, subrayó la importancia de estar dispuestos a ofrecer la propia vida como testimonio de fe.

En su mensaje, Burke recordó a los católicos la necesidad de sacrificarse por la conversión de los pecadores, siguiendo el mensaje de Nuestra Señora de Fátima. “La instrucción de la Madre de Dios resuena en nuestros corazones hoy mientras vivimos en un mundo cada vez más asediado por la rebelión contra Dios y su plan para nuestra salvación eterna a través de la Encarnación Redentora de Dios Hijo”, declaró el cardenal.

La homilía fue pronunciada durante la Misa Votiva del Inmaculado Corazón de María, organizada por los Caballeros de Colón en Basking Ridge, Nueva Jersey, junto con el Ejército Azul de Nuestra Señora, un grupo laico dedicado a difundir el mensaje de Fátima. Burke hizo referencia a la aparición de Fátima, ocurrida el 13 de julio de 1917, en la que la Virgen María se apareció a los tres niños, los santos Francisco y Jacinta Marto, y la venerable Lucía dos Santos.

El cardenal Burke sugirió que los católicos practiquen devociones como rezar el Santo Rosario diariamente, realizar actos de penitencia y reparación, y recibir los sacramentos de la Confesión y la Sagrada Comunión. “Debemos recurrir diariamente a Cristo y abrazar el martirio blanco de la indiferencia, el ridículo y la persecución”, afirmó, advirtiendo que “algunos de nosotros incluso podemos ser llamados a dar el testimonio máximo del martirio rojo, de la muerte permaneciendo fieles a Cristo y a su plan para nuestra salvación y la salvación del mundo”.

Con sus palabras, Burke busca preparar a los fieles para enfrentar los desafíos de un mundo que, según él, está cada vez más en rebelión contra Dios, subrayando la importancia de la fe y el sacrificio en la vida de los católicos.

Los Sacramentos se componen de Materia y Forma, ¿qué son cada una? El Sacerdote te lo explica.


Materia y Forma en los Sacramentos: Una Explicación Detallada

Los sacramentos son pilares fundamentales en la vida de la Iglesia Católica, instituidos por Cristo para conferir la gracia a los creyentes. Cada uno de ellos está compuesto por dos elementos esenciales: la materia y la forma. Entender estos conceptos nos ayuda a apreciar más profundamente el significado y la eficacia de los sacramentos.

¿Qué son la Materia y la Forma?

Materia y forma son términos teológicos que describen los componentes esenciales de los sacramentos:

  • Materia: Se refiere a los elementos físicos o sensibles utilizados en el sacramento. Estos son los signos visibles que Dios utiliza para comunicarnos su gracia.
  • Forma: Consiste en las palabras y gestos específicos prescritos para cada sacramento. Es la oración o fórmula que acompaña a la materia, conferida por el ministro del sacramento.

Para cada sacramento, la combinación adecuada de materia y forma es necesaria para su validez.

La Materia y Forma de Cada Sacramento

Veamos cómo se aplican estos conceptos a cada uno de los siete sacramentos:

1. Bautismo

  • Materia: Agua.
  • Forma: La fórmula trinitaria: "Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo" (cf. Mateo 28,19).

El agua simboliza la purificación y el nuevo nacimiento en Cristo. Las palabras pronunciadas por el ministro confieren el Espíritu Santo y la gracia del bautismo.

2. Confirmación

  • Materia: Santo Crisma (aceite consagrado).
  • Forma: Las palabras: "Recibe por esta señal el don del Espíritu Santo".

El Santo Crisma, ungido por el obispo, simboliza la fuerza y la bendición del Espíritu Santo. La forma invoca al Espíritu Santo para fortalecer al confirmado.

3. Eucaristía

  • Materia: Pan de trigo y vino de uva.
  • Forma: Las palabras de la consagración pronunciadas por el sacerdote: "Esto es mi Cuerpo... Esta es mi Sangre..." (cf. Mateo 26,26-28; Marcos 14,22-24; Lucas 22,19-20; 1 Corintios 11,24-25).

El pan y el vino se transforman en el Cuerpo y la Sangre de Cristo mediante la consagración, que es el acto central de la Misa.

4. Penitencia (Reconciliación)

  • Materia: Los actos del penitente (contrición, confesión y satisfacción).
  • Forma: Las palabras de absolución pronunciadas por el sacerdote: "Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo".

La contrición, confesión y satisfacción del penitente son los signos visibles de su arrepentimiento, y las palabras del sacerdote otorgan el perdón de Dios.

5. Unción de los Enfermos

  • Materia: Óleo de los enfermos (aceite consagrado).
  • Forma: Las palabras de la oración de unción: "Por esta santa unción y por su bondadosa misericordia, el Señor te asista con la gracia del Espíritu Santo".

El aceite simboliza la sanación y la fuerza del Espíritu Santo, mientras que la oración invoca la gracia de Dios para la curación del cuerpo y del alma.

6. Orden Sacerdotal

  • Materia: La imposición de las manos por el obispo.
  • Forma: Las palabras específicas de la oración consagratoria según el grado de la ordenación (diaconado, presbiterado, episcopado).

La imposición de manos transmite el Espíritu Santo y el poder sacramental del orden, mientras que la oración consagratoria confiere el ministerio específico.

7. Matrimonio

  • Materia: Los esposos (el hombre y la mujer) que se entregan mutuamente en matrimonio.
  • Forma: Las palabras del consentimiento matrimonial: "Yo, (nombre), te recibo a ti, (nombre), como esposo/a, y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida".

El consentimiento matrimonial, libremente dado y recibido, es el signo visible de la unión de los esposos, y las palabras expresan el compromiso y la alianza matrimonial.

La Importancia de la Materia y Forma

La correcta materia y forma aseguran que los sacramentos no solo sean signos, sino también canales eficaces de la gracia divina. Según el Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 1128), "los sacramentos actúan ex opere operato ('por el hecho de ser realizados'), es decir, por la misma acción sacramental, sin que sea necesaria la disposición personal del ministro o del receptor."

Sin embargo, también es crucial la intención del ministro. El sacerdote o el ministro del sacramento debe tener la intención de hacer lo que hace la Iglesia. Sin esta intención, el sacramento no sería válido.

La Gracia Sacramental

Cada sacramento confiere una gracia específica:

  • Bautismo: Gracia de la regeneración y la incorporación a Cristo y a su Iglesia.
  • Confirmación: Gracia del fortalecimiento del Espíritu Santo.
  • Eucaristía: Gracia de la unión más íntima con Cristo y la comunidad.
  • Penitencia: Gracia del perdón y la reconciliación con Dios y la Iglesia.
  • Unción de los Enfermos: Gracia de fortaleza, paz y ánimo para superar las dificultades propias de la enfermedad grave o la vejez.
  • Orden Sacerdotal: Gracia de la consagración para el ministerio pastoral y el servicio a la comunidad.
  • Matrimonio: Gracia de la unión y el amor para vivir la alianza matrimonial como signo del amor entre Cristo y su Iglesia, para la santificación de los esposos y la sabiduría para educar a los hijos en la fe cristiana.

Conclusión

Los sacramentos son más que ritos; son encuentros reales con Cristo que transforman nuestra vida. La materia y la forma son elementos esenciales que aseguran la autenticidad y la eficacia de estos encuentros sagrados. Al recibir los sacramentos con fe, abrimos nuestro corazón a la abundancia de la gracia divina que nos fortalece en nuestro camino hacia la santidad.

Referencias

  • Catecismo de la Iglesia Católica (CIC 1128)
  • Biblia: Mateo 28,19; Mateo 26,26-28; Marcos 14,22-24; Lucas 22,19-20; 1 Corintios 11,24-25

Al entender mejor la materia y la forma de los sacramentos, podemos participar en ellos con mayor reverencia y gratitud, sabiendo que cada sacramento es un don precioso de Dios para nuestra salvación y santificación.

Autor de este trabajo: Padre Ignacio Andrade.

¿Por qué el Matrimonio es un Sacramento? Explicado por un Sacerdote.


¿Por qué el Matrimonio es un Sacramento?

El Matrimonio es uno de los siete sacramentos instituidos por Cristo y reconocidos por la Iglesia Católica. Ahora bien, un sacramento es un signo visible de una gracia invisible instituida por Cristo para nuestra santificación. En el caso del Matrimonio, este signo visible es la unión entre un hombre y una mujer, que se comprometen a amarse y ser fieles el uno al otro por toda la vida. Pero vayamos por partes.

Origen y Fundamento Bíblico

Para entender por qué el Matrimonio es un sacramento, tenemos que volver a las Escrituras. Desde el principio de la Biblia, en el Génesis, vemos que Dios creó al hombre y a la mujer, y los unió en una comunión íntima y amorosa:

"Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán una sola carne" (Génesis 2,24).

Este versículo nos da una pista muy importante: el Matrimonio es parte del plan original de Dios para la humanidad. No es una invención humana; es algo sagrado y diseñado por Dios mismo.

Jesús también confirmó y elevó esta unión natural a la dignidad de sacramento. En el Evangelio de San Mateo, Jesús dice:

"Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre" (Mateo 19,6).

Aquí, Jesús nos muestra que el Matrimonio no es simplemente un contrato social, sino una unión sagrada que refleja el amor eterno y fiel de Dios por su pueblo.

El Matrimonio como Sacramento

Entonces, ¿qué hace que el Matrimonio sea un sacramento? En primer lugar, Jesús mismo lo instituyó y le dio una gracia particular. En el Matrimonio, la gracia sacramental fortalece a los esposos para vivir su unión en fidelidad, amor y apertura a la vida.

La Iglesia enseña que el sacramento del Matrimonio confiere una gracia especial para el cumplimiento de los deberes matrimoniales y para vivir las exigencias del estado matrimonial. El Catecismo de la Iglesia Católica nos dice:

"Cristo es la fuente de esta gracia. 'Como el mismo Señor es el autor del matrimonio, Él también concede a los esposos la gracia de poder vivir su unión en la fuerza de su amor'" (CIC 1642).

La Gracia del Sacramento

Ahora, hablemos un poco más sobre esa gracia. La gracia sacramental es un don que fortalece el amor natural de los esposos, purificándolo y elevándolo. No es una gracia mágica que elimina todos los problemas y dificultades, sino una fuerza espiritual que ayuda a los esposos a superar los desafíos y crecer en santidad juntos.

La gracia del sacramento del Matrimonio ayuda a los esposos a amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia. San Pablo, en su carta a los Efesios, compara la relación entre esposos con la relación entre Cristo y la Iglesia:

"Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella" (Efesios 5,25).

Esta comparación no es casualidad. Cristo amó a su Iglesia de manera total, sacrificada y fiel. De la misma manera, la gracia del Matrimonio permite a los esposos amarse con ese amor total y fiel.

El Matrimonio y la Comunidad

El Matrimonio no solo afecta a los esposos, sino también a la comunidad y a la Iglesia. Los esposos, al vivir su vocación matrimonial, son un testimonio viviente del amor de Dios en el mundo. Su fidelidad, apertura a la vida y amor mutuo son un reflejo del amor de Dios y una inspiración para otros.

Además, los matrimonios cristianos tienen la misión de ser "iglesias domésticas", es decir, pequeños reflejos de la Iglesia en sus propios hogares. En el Catecismo leemos:

"El hogar es el lugar donde los hijos reciben el primer anuncio de la fe. Por eso, la casa familiar es llamada con razón 'iglesia doméstica', comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad cristiana" (CIC 1666).

Los Elementos del Sacramento

El sacramento del Matrimonio tiene algunos elementos esenciales que lo constituyen y que son importantes entender:

  1. El Consentimiento: Para que haya un verdadero matrimonio, los esposos deben dar su libre y pleno consentimiento. Este consentimiento es el acto de voluntad mediante el cual se entregan y aceptan mutuamente para formar una alianza matrimonial.

  2. La Forma Canónica: Normalmente, el matrimonio debe celebrarse en presencia de un sacerdote o diácono y de dos testigos, aunque hay algunas excepciones.

  3. La Intención de Permanencia, Fidelidad y Apertura a la Vida: Los esposos deben tener la intención de casarse para toda la vida, ser fieles el uno al otro y estar abiertos a la posibilidad de tener hijos.

Un Camino de Santificación

El Matrimonio es un camino de santificación. Es un llamado a amar de una manera particular, a crecer en virtudes y a ser un signo del amor de Dios en el mundo. No es siempre fácil, pero es una vocación hermosa y llena de bendiciones.

San Juan Pablo II, en sus enseñanzas sobre la Teología del Cuerpo, habló mucho sobre el significado profundo del amor conyugal. Él enseñó que el amor matrimonial es una participación en el amor creador de Dios. Es un amor que da vida, no solo en el sentido de procrear hijos, sino también en el sentido de construir una familia y una comunidad llenas de amor.

Desafíos y Bendiciones

No podemos ignorar que el Matrimonio también enfrenta muchos desafíos en el mundo actual. Las dificultades económicas, las diferencias personales y otros problemas pueden poner a prueba la relación. Pero aquí es donde la gracia del sacramento entra en juego de manera especial. La gracia del Matrimonio ayuda a los esposos a perdonarse, a ser pacientes, y a superar juntos las pruebas.

El matrimonio es una aventura compartida, una peregrinación hacia el cielo. Es un viaje donde ambos esposos se ayudan mutuamente a crecer en santidad y a vivir el amor de Dios en sus vidas diarias.

Conclusión

Entonces, el Matrimonio es un sacramento porque Cristo lo instituyó como un signo visible de su amor invisible y como un canal de gracia para los esposos. Es un medio poderoso para vivir el amor de Dios, crecer en santidad y ser testigos del amor de Cristo en el mundo.

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*El autor de este trabajo es el Padre Ignacio Andrade para Católico Defiende Tu Fe y no puede publicarse en otros medios sin su consentimiento.

Respuesta de un Sacerdote a Fernando Casanova: Estás completamente equivocado, Jesús instituyó SIETE Sacramentos y no solo dos.



Recientemente, Fernando Casanova, el conocido predicador católico, y quien fuera hace años pastor pentecostal, publicó un mensaje afirmando que solo existen dos sacramentos: el bautismo y la eucaristía. Además, negó que el matrimonio sea un sacramento. Estas declaraciones no son poca cosa, pues son contrarias a la enseñanza dogmática de la Iglesia Católica. No se trata de un tema en el que se pueda simplemente opinar, y es inconcebible que un predicador católico tan experimentado como Fernando no sepa que se trata de dogmas que no pueden cambiar, pues fueron revelados por Dios. Casanova lo sabe y lo preocupante es que aun así haya decidido desafiar esta enseñanza central de la fe católica.

¿Será que la fuerte oposición que Fernando tiene hacia el Papa Francisco lo está llevando a apartarse de la Iglesia católica? Esperemos que no, pero es nuestro deber refutar sus falsas enseñanzas actuales para cuidar de los fieles que lo siguen.

Así que vamos a refutar estas ideas y demostrar que Jesús instituyó siete sacramentos y no dos como heréticamente afirma Fernando.



¿Qué es un sacramento?

Un sacramento es un signo visible de una gracia invisible, instituido por Cristo para nuestra santificación. Son vehículos de la gracia divina que nos ayudan en nuestro camino hacia Dios. El Concilio de Trento (1545-1563) definió claramente que existen siete sacramentos: bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, unción de los enfermos, orden sacerdotal y matrimonio. Esta enseñanza ha sido constante en la Iglesia desde tiempos apostólicos y no puede cambiar. Quien no acepte que Jesús instituyó siete sacramentos sencillamente se aparta de la fe católica.

Los Siete Sacramentos Instituidos por Cristo

  1. Bautismo

El bautismo es el primer sacramento y la puerta a todos los demás sacramentos. Jesús mismo fue bautizado por Juan en el río Jordán (San Mateo 3,13-17), y mandó a sus discípulos a bautizar a todas las naciones (San Mateo 28,19).

  1. Confirmación

La confirmación fortalece la gracia del bautismo y nos llena con el Espíritu Santo. En los Hechos de los Apóstoles, vemos cómo los apóstoles imponían las manos sobre los bautizados para que recibieran el Espíritu Santo (Hechos 8,14-17).

  1. Eucaristía

La eucaristía es el centro de la vida cristiana. En la Última Cena, Jesús instituyó este sacramento diciendo: "Esto es mi cuerpo, que se entrega por ustedes" (San Lucas 22,19). San Pablo también habla de la importancia de la eucaristía en 1 Corintios 11,23-26.

  1. Penitencia

La penitencia, o confesión, es el sacramento de la reconciliación con Dios. Jesús dio a sus apóstoles el poder de perdonar los pecados: "Reciban el Espíritu Santo. A quienes les perdonen los pecados, les quedan perdonados" (San Juan 20,22-23).

  1. Unción de los enfermos

Este sacramento ofrece consuelo y fortaleza a los enfermos. Santiago nos dice: "¿Está enfermo alguno de ustedes? Llame a los presbíteros de la Iglesia y oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor" (Santiago 5,14-15).

  1. Orden sacerdotal

El orden sacerdotal es el sacramento que confiere la misión y autoridad de actuar en nombre de Cristo. En la Última Cena, Jesús instituyó el sacerdocio cuando dijo: "Hagan esto en memoria mía" (San Lucas 22,19). San Pablo también menciona el ministerio sacerdotal en 1 Timoteo 4,14 y 2 Timoteo 1,6.

  1. Matrimonio

El matrimonio es el sacramento que une a un hombre y una mujer en una alianza de amor y vida. Jesús elevó el matrimonio a la dignidad de sacramento cuando dijo: "Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre" (San Mateo 19,6). San Pablo también habla del matrimonio como un gran misterio, en referencia a Cristo y la Iglesia (Efesios 5,31-32).

Refutando las Afirmaciones de Casanova

1. Solo existen dos sacramentos: bautismo y eucaristía.

Esta afirmación es claramente contraria a la enseñanza constante de la Iglesia. Como hemos visto, la Sagrada Escritura y la Tradición apoyan la existencia de los siete sacramentos. El Concilio de Trento declaró anatema a quienes nieguen la existencia de estos siete sacramentos (DS 1601).

2. El matrimonio no es un sacramento.

El matrimonio es sin duda un sacramento. Jesús no solo habló del matrimonio en términos sagrados, sino que también realizó su primer milagro en una boda, en Caná (San Juan 2,1-11), mostrando así su aprobación y bendición sobre esta unión. Además, San Pablo claramente describe el matrimonio como un sacramento en Efesios 5,31-32.

Casanova, al negar la sacramentalidad del matrimonio, ignora tanto la enseñanza bíblica como la Tradición de la Iglesia. El matrimonio es un signo visible del amor de Cristo por su Iglesia, y por lo tanto, un medio de gracia para los esposos.

La Importancia de la Tradición y el Magisterio

Un punto crucial en esta discusión es la importancia de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia. La Iglesia Católica no basa su doctrina solo en la Biblia, sino también en la Tradición Apostólica y el Magisterio. Como nos dice el Concilio Vaticano II en Dei Verbum: "La Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen un único depósito sagrado de la Palabra de Dios" (DV 10).

El Magisterio, que es la enseñanza autoritativa de la Iglesia, interpreta de manera auténtica este depósito de la fe. Por lo tanto, la enseñanza de los siete sacramentos no es una invención humana, sino una verdad revelada por Cristo y custodiada por la Iglesia a través de los siglos. ¿Ya olvidó todo esto Fernando, quien por años lo defendió y explicó?

La Unidad de los Sacramentos

Los siete sacramentos están interconectados y forman una unidad, si quitas uno solo, desarmas todo el sentido de la transmisión de la gracia de Dios a su pueblo, la Iglesia. Cada uno de ellos cumple una función específica en la vida del cristiano y en la economía de la salvación, no podemos quitar sacramentos a nuestro antojo. El bautismo nos incorpora a la Iglesia; la confirmación nos fortalece con el Espíritu Santo; la eucaristía nos alimenta con el Cuerpo y la Sangre de Cristo; la penitencia nos reconcilia con Dios; la unción de los enfermos nos ofrece sanación; el orden sacerdotal confiere la misión apostólica, y el matrimonio santifica la unión conyugal.

Negar alguno de estos sacramentos es negar la plenitud de la gracia que Cristo quiso darnos a través de su Iglesia. Es importante recordar que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo y que los sacramentos son los medios a través de los cuales recibimos la vida divina.

Conclusión

La enseñanza de la Iglesia sobre los siete sacramentos es clara y está profundamente enraizada en la Sagrada Escritura, la Tradición y el Magisterio. Las afirmaciones de Fernando Casanova, al negar la existencia de cinco de los sacramentos y la sacramentalidad del matrimonio, son contrarias a esta enseñanza y, por lo tanto, heréticas.

Como fieles católicos, estamos llamados a defender la verdad de nuestra fe y a vivir plenamente los sacramentos que Cristo instituyó para nuestra salvación. Sigamos confiando en la sabiduría de la Iglesia y en la guía del Espíritu Santo para mantenernos firmes en la fe.

La riqueza de nuestra fe católica está en la verdad que Cristo nos reveló y que la Iglesia nos transmite fielmente. Oremos por Fernando, para que rectifique y no caiga en la tentación de alejarse de la Iglesia de Jesús.

Autor: Padre Ignacio Andrade.

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