"Ningún pecado es demasiado grande para la infinita misericordia de Dios", afirma el Papa



Durante la audiencia general en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco compartió reflexiones cruciales sobre la necesidad de la conversión y la lucha espiritual en la vida de los creyentes. Declaró con contundencia: "Quien considera que no necesita de conversión vive en la oscuridad". Enfatizó la importancia de reconocerse como "pobres pecadores" y la urgencia de implorar la gracia divina para avanzar en el camino de la virtud. El Papa recordó a los fieles que ningún pecado es demasiado grande para la infinita misericordia de Dios Padre, subrayando así la centralidad de la humildad y la búsqueda constante de la reconciliación espiritual.

La lucha espiritual como sendero de virtud

Al abordar el tema del combate espiritual, el Pontífice resaltó que "toda nuestra vida es una lucha", caracterizada por contrastes y tentaciones que son esenciales para el desarrollo espiritual. Destacó la función crucial de estas pruebas al poner de manifiesto la realidad de la pequeñez humana. En este contexto, advirtió contra la autosuficiencia espiritual al agregar: "Quien considera que ya ha conseguido cierto grado de perfección, que no necesita de conversión, vive en la oscuridad y no distingue el bien del mal". El Papa animó a solicitar a Jesús la capacidad de enfrentarse a la propia debilidad, la valentía de confiarse a su misericordia y la sensatez de no bajar la guardia en el esfuerzo constante por la virtud.

El Papa Francisco hizo hincapié en la necesidad de estar alerta espiritualmente, ya que "el enemigo está al acecho y hay que estar alerta para no dejarse engañar". Este llamado a la vigilancia espiritual subraya la importancia de reconocer la existencia de fuerzas adversas y perseverar en la lucha espiritual diaria.

Un llamado a la oración por la paz mundial

En su saludo a los peregrinos de lengua española, el Papa recordó la celebración del Santo Nombre de Jesús, instando a pedir al Señor "luz para mantenernos en el camino del bien y su gracia para perseverar en Él, sin temer los desafíos y las pruebas". Al concluir la audiencia, el Papa Francisco extendió su llamado a la oración por los pueblos en guerra, destacando la locura de la guerra y recordando a las poblaciones de Palestina, Israel, Ucrania y los perseguidos rohingya: "No olvidemos a los pueblos que están en guerra. La guerra es una locura. La guerra es una derrota, siempre una derrota…".

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