"La Iglesia rechaza el fideísmo y defiende el valor de la razón, promoviendo el diálogo entre la fe y la razón, que no son conceptos contradictorios. Sin embargo, es importante tener precaución, ya que en ocasiones se coloca una razón particular en el centro de la Iglesia, un conjunto de principios que gobiernan todo, a pesar de que en última instancia es más una forma de pensar filosófica que teológica. Este enfoque puede llevar a que todo lo demás se subordine a esta única perspectiva, llegando incluso a reemplazar a la Revelación divina."
Estas palabras abren la entrevista con el nuevo Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, monseñor Víctor Manuel Fernández, realizada por el padre Antonio Spadaro, director saliente de La Civiltà Cattolica, y publicada en el último número de la revista jesuita.
La primera parte de este extenso diálogo con el arzobispo argentino de 61 años, quien desde 2018 es párroco en La Plata y será nombrado cardenal por el Papa Francisco el 30 de septiembre, se centra en su formación teológica y filosófica. Fernández, quien estudió Teología Bíblica en la Universidad Gregoriana y obtuvo su doctorado en Buenos Aires, considera a san Buenaventura como su gran maestro, describiéndolo como un "gigante de la escolástica". Aprecia la capacidad de la teología de Buenaventura para enriquecer la vida espiritual y al mismo tiempo influir en la existencia concreta de las personas.
Entre los teólogos contemporáneos, Fernández menciona a figuras como Karl Rahner, Hans Urs von Balthasar, Yves Congar y Joseph Ratzinger-Benedicto XVI. También reconoce la influencia de filósofos como Maurice Blondel, así como de tomistas como Étienne Gilson y Réginald Garrigou-Lagrange. Además, destaca la importancia de Hans-Georg Gadamer y Jacques Maritain en su desarrollo intelectual. Fernández también rinde homenaje a teólogos latinoamericanos como Gustavo Gutiérrez, Lucio Gera y Rafael Tello, quienes le transmitieron un profundo amor por la Iglesia y la capacidad de conectar la teología con las preocupaciones, sueños y esperanzas del pueblo.
Como autor de un volumen sobre Teología Espiritual Sistemática y numerosos ensayos de divulgación, Fernández subraya la importancia de la teología de las Personas divinas y nuestra relación con cada una de ellas. Destaca la relevancia de obras como "Los cinco minutos del Espíritu Santo", que ha llegado a imprimir más de 350,000 ejemplares en varios países. Alienta a los teólogos a no sentir vergüenza de escribir libros que acerquen la teología a las necesidades del público en general.
En cuanto a la teología moral, Fernández, quien participó en los Sínodos de los Obispos de 2014 y 2015 sobre la familia, enfatiza la importancia de comprender cómo enfrentan sus vidas las personas más vulnerables y marginadas. En este sentido, recuerda las palabras de Francisco en "Amoris laetitia", donde el Papa insta a un cuidado especial para comprender, consolar e integrar a estas personas, en lugar de imponerles normas rígidas. Fernández aboga por la primacía de la caridad en la teología moral, destacando cómo Santo Tomás de Aquino sitúa la misericordia en la cima de las virtudes, reflejando así la acción divina. Para él, una moral que se limita al cumplimiento de mandamientos carece de profundidad y comprensión.
En la última parte de la entrevista, se aborda el papel que Fernández asumirá como Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe. Se menciona que el Papa Francisco le ha instado a establecer un diálogo entre la teología y la vida del pueblo de Dios, en lugar de una teología que solo ilumina desde arriba. El Papa espera que la enseñanza basada en la fe se mejore y se comprenda mejor. Fernández reconoce que en las últimas décadas, la teología no ha producido figuras destacadas como Rahner, Ratzinger, Congar o von Balthasar, quienes impactaron en la vida de las parroquias más pequeñas y necesitadas. Él subraya la necesidad de escuchar las preocupaciones de la sociedad y presentar el pensamiento cristiano de una manera que resuene con la realidad actual.
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