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Afirma párroco que podemos comer carne el Miércoles de Ceniza, pero solo si a cambio hacemos otro sacrificio.


Sacerdote católico exhortó a los fieles a pedir por los enfermos y necesitados

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Aunque el Miércoles de Ceniza se acostumbra que los fieles católicos no coman carne, dada la situación económica “si la hay en los hogares, pues que aprovechen”; pueden cambiar esa acción por realizar un acto de sacrificio como dejar de fumar o un acto de amor al prójimo como ayudar a los necesitados, explica el sacerdote Rafael González, párroco de la iglesia San Isidro Labrador de Otilpan, de la Diócesis de Xalapa.

Suele ser un día de no comer carne, “pero en nuestra patria es común porque no se come carne todos los días por la carestía en la canasta básica, así que yo creo que si alguien comer carne en Miércoles de Ceniza pues que la coma y que ofrezca otro sacrificio agradable a Dios”.

¿Se puede hacer un "trueque" de acciones buenas?

Se puede cambiar por una obra buena, agrega, como visitar a un enfermo, ayudarlo; por hacer oración, por meditar las escrituras o algo más práctico como dejar de fumar a quien tiene esa costumbre o alguna modificación personal, puede hacer un cambio bueno en su vida, "ese es el tiempo de Cuaresma".

Además, comenta que habrá una jornada de oración por la paz en el mundo, entre las naciones, particularmente entre las que están en guerra y por la paz en México que la necesitamos mucho más ahora que se encienden las cosas por las situaciones electorales, por los precandidatos y candidatos que iniciarán sus campañas en los siguientes meses”.

El sacerdote católico instó a los fieles a pedir por los enfermos y necesitados. Precisó que la colecta por los donativos que se dan ese día en las iglesias se dará íntegramente para los pobres, para ayudar a familias en estado de necesidad, para que remedien sus necesidades, "eso se hace desde hace varios años en la Arquidiócesis”.

¿Qué significa el Miércoles de Ceniza?

El Miércoles de Ceniza es la apertura del tiempo penitenciario de la Cuaresma que nos prepara a la Pascua, explica que son cuarenta días antes de esa fiesta. Es un tiempo de ayuno y penitencia, de pedir perdón por las faltas y de hacer una obra buena a favor de los demás.

Este tiempo inicia mañana, cuando los fieles acuden a los templos para tomar una marca de ceniza, que les recuerda que del polvo vienes y a él se regresará.

Es un día importante porque los fieles acuden en masa a tomar ceniza. Ante ello, exhortó a los católicos a utilizar este tiempo para cambiar su vida, por hacer hechos positivos como reconciliarse con un enemigo o dirigirles la palabra a las personas que se han alejado de las familias.

El padre Rafael González, quien ha sido párroco de diversas iglesias, hoy será nombrado oficialmente párroco de la iglesia San Isidro Labrador de Otilpan, en San Andrés Tlalnelhuayocan.

En cuaresma: ¿Por qué nos abstenemos de comer carne? ¿Lo dice la Biblia?

 


EN CUARESMA: ¿POR QUÉ NOS ABSTENEMOS DE COMER CARNE? ¿LO DICE LA BIBLIA?
Por: Anwar Tapias Lakatt

La Iglesia ordena que los católicos practiquemos la abstinencia de la carne como una forma de unirnos a todos en un espíritu de penitencia, para recordar la muerte del Señor.

Continuando en nuestros temas de apologética de cuaresma, quiero en esta oportunidad tocar uno que nos genera inquietudes cuando llegan los viernes de cuaresma. ¿Por qué nos abstenemos de comer carne los viernes? ¿Lo dice la Biblia? Partimos el tema con un fuerte NO. ¿Es antibíblico? TAMPOCO. Sin embargo los no católicos han encontrado un texto para condenar la abstinencia ordenada por la Iglesia:

“Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, es¬cuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios; Que con hipocresía hablarán me tira, teniendo cauterizada la conciencia. Que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Dios crio para que con acción de gracias participasen de ellas los que han conocido la verdad” (1 Tim 4, 1-4)
Para colocar este verso en su verdadero contexto, debemos entender que pasaba en la época de San Pablo. Citando una fuente no católica para mejor transparencia en el tema:

En aquellas comunidades la carne disponible para ser comprada en el mercado público a menudo provenía de un animal que había sido ofrecido, total o parcialmente, como un sacrificio a los diferentes ritos religiosos paganos. El problema para la comunidad cristiana de aquel entonces era saber si era apropiado o no comer esta clase de carne: ¿había sido contaminada por haber sido parte de ritos paganos? ¿Se participaba en esta religión (y por lo tanto se cometía apostasía) por comer esta carne? Pablo anima a los cristianos en Roma y en Corinto a recordar que aunque no se prohibía específicamente comer esta carne, las personas sensatas evitarían hacerlo si otros podían ofenderse. Las necesidades de los miembros más débiles y la posibilidad concreta que su fe fuera lesionada son importantes consideraciones cuando se toman decisiones sobre la alimentación.

Como vemos, San Pablo condena a aquellos que prohíben en todos los casos la carne[2], para evitar consumir algo que pudo haber sido sacrificado a los ídolos, como posteriormente enseñarían los maniqueos. Ya el mismo Pablo lo menciona en su carta a los Romanos ambas actitudes, aquellos que prohibían comer carne y aquellos que creían que podían comer de todo sin importar lo que pensaran los que no la comían. El apóstol contesta:

“No vayas a destruir la obra de Dios por un alimento. Todo es puro, ciertamente, pero es malo comer dando escándalo. Lo bueno es no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa que sea para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o debilidad” (Rom 14, 20-21)
Así, Pablo nos invitaba a examinar nuestra actitud para no afectar la fe de nuestro hermano.

Así que el texto de Timoteo nada tiene que ver con la práctica de la Iglesia en los viernes de Cuaresma.

Simbolismo del viernes

¿Daría lo mismo ordenar la abstinencia un martes? ¿Qué representa el viernes en la liturgia de la Iglesia?

Jesucristo murió un viernes, y es algo que nos expresa la Biblia (Mc 15, 42). La muerte de Cristo aunque mostró su victoria sobre el mal y la derrota del diablo, para nosotros los cristianos, nos llena de tristeza por todos los padecimientos que sufrió el Señor. Es algo natural para aquellos que sentimos el dolor de la cruz, un dolor que debía ser nuestro por nuestras faltas pero que él quiso llevar sobre sus hombros. Los discípulos de Emaus nos expresan este sentir cuando el Evangelio de Lucas narra:

“Él les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?" Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!" (Lc 24, 17-18)

Incluso, la misma naturaleza hizo luto por la muerte del Señor:

Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde.
Si los primeros cristianos y la naturaleza sintieron el dolor por la muerte del Señor, ¿Qué actitud debemos tener nosotros? Debemos concientizarnos de esto y tratar de ofrecer nuestra vida en un permanente caminar por ese camino de la cruz. Por eso, la Iglesia toma este día como un recordar la muerte de Cristo, adentrarnos en este acontecimiento y hacerlo propio.

El abstenerse

Por eso el Viernes Santo con mayor razón la Iglesia nos invita a hacer penitencia. Coloco a continuación lo que expresa el Código de Derecho Canónico al respecto:

Canon 1249.
Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen.

Canon 1250.
En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.

Canon 1251.
Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.
Nos damos cuenta que lo que la Iglesia busca es unirnos en un solo sentir (Fil 1, 27) para conmemorar la muerte del Señor, y presentar un espíritu reflexivo y de penitencia. ¿De qué manera? Promoviendo el ayuno y la abstinencia. ¿Y la base bíblica?

Nuevamente citando a San Lucas encontramos el siguiente texto:

Luego le dijeron: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben". Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar".
¿Quién es el esposo? Cristo, el cual nos fue quitado al morir un viernes. Y el mismo Cristo nos indica que al no estar, entonces tendremos que ayunar. Por eso la Iglesia nos invita a conmemorar la muerte del Señor a través del ayuno y la abstinencia.

San Pablo nos invita a someter nuestro cuerpo (1 Cor 9, 27), y por eso la abstinencia logra que mortifiquemos nuestros deseos para fortalecernos espiritualmente.

¿Y por qué carne?

Ya en la época de San Jerónimo, en el siglo IV surgió una controversia con Joviniano, quien como los protestantes modernos veían innecesario el abstenerse de carne, así que no son nuevos los ataques que enfrentamos los católicos.

La principal necesidad fisiológica del ser humano es el comer. Es algo tan vital que hasta cuando Jesús sintió hambre, fue tentado por el diablo.

Así que la Iglesia ha querido en aras de mantenernos en un mismo espíritu de penitencia en esta época, el considerar que ofrezcamos el sacrificio de no comer carne en memoria de la muerte del Señor. Quiere decir que lo importante de la abstinencia de carne, no es privarse de la carne en sí, si no rememorar la muerte del Señor, como señal de sacrificio.

En la Biblia hay ejemplos donde se presentan signos como señal de un acontecimiento que Dios quiere que recordemos. Por ejemplo cuando Josué cruza el Jordán con el pueblo, Dios les ordena guardar doce piedras como señal:

Entonces Josué llamó a los doce hombres que había hecho designar entre los israelitas, un hombre por cada tribu, y les dijo: "Vayan hasta el medio del Jordán, ante el Arca del Señor, su Dios, y cargue cada uno sobre sus espaldas una piedra, conforme al número de las tribus de Israel, para que esto quede como un signo en medio de ustedes. Porque el día de mañana sus hijos les preguntarán: ´¿Qué significan para ustedes estas piedras?´.

Y ustedes les responderán: ´Las aguas del Jordán se abrieron ante el Arca de la Alianza del Señor; cuando ella atravesó el Jordán, se abrieron las aguas del río. Y estas piedras son un memorial eterno para los israelitas´. (Jos 4, 4-7)

Muy seguramente habrá el no católico que haga distinción diciendo que las piedras Dios si las mandó como señal pero no el abstenerse de carne.
Para nosotros la Biblia no es un manual que detalle paso a paso cómo hacer las cosas, pero es innegable el hecho que Dios nos dé señales como recuerdo de una realidad mayor. Así que cuando un viernes de cuaresma nos abstenemos de comer carne, lleva nuestra mente y nuestro corazón a recordar la muerte del Señor.

Finalmente tenemos que responder cómo cuando los servidores le respondieron a Naamán al cuestionar la orden de Eliseo para ser curado de la lepra:

“Si el profeta te hubiera mandado una cosa extraordinaria ¿no la habrías hecho? ¡Cuánto más si él te dice simplemente: Báñate y quedarás limpio!" (2 Re 5, 13)

La Iglesia ordena que los católicos practiquemos la abstinencia de la carne como una forma de unirnos a todos en un espíritu de penitencia, para recordar la muerte del Señor y someter nuestro cuerpo al espíritu privándonos de comer un alimento muy común y apetecido por la gran mayoría. Pero está en cada uno, revisar su vida y sus actos y ofrecer a Dios algún tipo de mortificación adicional que nos haga reflexionar nuestro comportamiento y nuestra respuesta hacia Dios.

Papa Francisco propone “consumir menos carne” para ayudar a salvar el medio ambiente.



El Papa Francisco ha recomendado a los jóvenes “consumir menos carne” para contribuir a “salvar el medio ambiente”. Así lo plantea en un mensaje dirigido a los participantes de la Conferencia Europea de la Juventud, que se celebra desde este lunes hasta el miércoles en Praga.

“Es urgente reducir el consumo no sólo de combustibles fósiles, sino también de muchas cosas superfluas; e igualmente, en ciertas zonas del mundo, sería conveniente consumir menos carne, esto también puede ayudar a salvar el medio ambiente”, subrayó el Pontífice en su mensaje, recogido por Europa Press.

Bergoglio dice que le alegra comprobar que, “mientras las generaciones anteriores hablaban mucho y concluían poco” los jóvenes de hoy son “capaces de tomar iniciativas concretas”. Por ello, les anima a luchar contra la “tendencia autodestructiva” y a aspirar a una vida “digna y sobria, sin lujos ni derroches, para que todos puedan habitar el mundo con dignidad”.

El Papa ha mostrado su esperanza en los jóvenes de hoy en día, “atentos, menos ideologizados, acostumbrados a estudiar en otros países europeos, abiertos a las experiencias de voluntariado, sensibles a las cuestiones medioambientales“.

“Vosotros, jóvenes europeos, tenéis una misión importante. Si en el pasado vuestros ancestros viajaron a otros continentes, no siempre por intereses nobles, ahora os toca a vosotros presentar al mundo una nueva cara de Europa”declara Francisco.

En este sentido, el Santo Padre ha pedido a la juventud que tenga “una mirada amplia y abierta”. También les invita a “alzar su voz” y añade que, “viendo cómo va este mundo dirigido por los adultos y los mayores”, parece que “tal vez” deberían ser los jóvenes los que educaran “a los adultos en la fraternidad y la convivencia pacífica”.

Igualmente, les reclama que no se dejen “arrastrar por ideologías miopes que quieren mostrar al otro, al que es diferente, como un enemigo” y les anima a ser “solidarios” con todos, incluir a las personas migrantes y “no discriminar a nadie” por su nacionalidad o condición social.

También les dice que es “legítimo rebelarse” para promover la paz frente a la guerra “donde, como siempre, unos pocos poderosos deciden y envían a miles de jóvenes a luchar y morir”.

“En Ucrania -que no es la UE, pero sí Europa- se libra una guerra absurda. Sumado a los numerosos conflictos que tienen lugar en diferentes regiones del mundo, se hace más urgente un Pacto Educativo que eduque a todos en la fraternidad”, añadió el Papa.

Rechaza las escuelas de élite

Al mismo tiempo, les sugiere que su mayor aspiración “no sea entrar en entornos educativos de élite, donde sólo pueden acceder los que tienen mucho dinero”. Estas instituciones, según advierte el Pontífice, “suelen tener interés en mantener el status quo, en formar a las personas para que el sistema funcione tal y como está”.

En su lugar, les propone que valoren aquellas realidades “que combinan la calidad educativa con el servicio a los demás”. “Son estas experiencias de solidaridad las que cambiarán el mundo, no las experiencias ‘exclusivas’ (y excluyentes) de las escuelas de élite”, insistió.

Olvidé que es viernes de Cuaresma y ya comí carne, ¿qué puedo hacer?


Aún cuando los fieles tengamos el firme propósito de apegarnos a la tradición de la Iglesia de abstenernos de comer carne todos los viernes de Cuaresma, a veces por descuido llegamos a hacerlo; incluso se da el caso de que a medio bocado nos percatamos de ello, y ya no nos sabe igual el desayuno o la comida. ¿Qué podemos hacer si ya incumplimos con esta abstinencia?

Puedes leer: ¿Qué días no se come carne en Cuaresma?, ¿qué días se ayuna?

El origen de la abstinencia

El padre José de Jesús Aguilar, sacerdote de la Arquidiócesis de México, explica que esta costumbre de los fieles católicos de abstenerse de no comer carne, tanto en Miércoles de Ceniza como todos los viernes de Cuaresma y el Viernes Santo, se originó en los comienzos de la Iglesia.

Explica que en aquellos entonces, la Iglesia invitaba a la comunidad a unirse a los pobres de dos maneras: la primera, alimentándose de forma sencilla, “con pescado y verduras”, y la segunda, utilizando el ahorro que se obtuviera con esa forma de alimentarse, para repartirlo entre la gente pobre.

Refiere que entonces lo que se sugería era comer pescado, ya que antiguamente la gente no tenía dinero para comer carne, y a veces ni para sembrar, “y como todas las ciudades estaban cerca de los ríos, lagunas o el mar, los pobres iban a pescar su alimento, así que el pescado era el alimento de la gente pobre… Pero no es obligatorio comer pescado, también se pueden comer verduras, cereales y frutas”.

La importancia actual de la abstinencia


En este sentido, el padre Sergio Román del Real (Q.E.P.D.) solía explicar que la abstinencia -la cual implica no comer carne roja ni de aves en los días indicados por la iglesia-, tiene ante todo un sentido espiritual.

En uno de sus tantos y tan acertados artículos para Desde la fe, escribió que si queremos ser coherentes con nuestra fe, los católicos debemos cumplir lo que nos manda nuestra Santa Madre Iglesia, de manera que “en el ayuno y la abstinencia cuaresmales, los católicos tenemos una oportunidad de ser coherentes y dar testimonio de fe”.

En dicho texto, explicó que la abstinencia de la carne es una práctica vigente, misma que hoy realizamos como una forma de fortalecernos para no permitir que los deseos del cuerpo nos dominen, y como una disposición previa, en el camino cuaresmal, para que el espíritu humano se encuentre con Dios.

¿Qué hacer si no me abstuve de carne?

Sobre este punto, el padre Leonardo Tinoco, Canónigo Penitenciario del Cabildo de Guadalupe, señala que si bien la abstinencia es una manera de ejercer el autodominio, la Iglesia en México permite intercambiarla por la privación de algún placer o de algún platillo que por su confección sea de nuestro agrado; o bien, por la realización de obras de caridad.

Obras de caridad que podemos hacer

- Prepara comida y llévala a una persona en situación de calle
- Compra agua embotellada y dónala a alguien que trabaje en la vía pública
- Regala una prenda en buen estado a una persona en situación de indigencia
- Hazte cercano a un enfermo o anciano en soledad para que sientan tu compañía.
- Háblale de la misericordia de Dios a una persona en desesperanza
- Ofrece un consejo al hermano que ha equivocado el camino
- Perdona a las personas que hayan tenido malas actitudes contigo
- Eleva una oración a Dios por los difuntos que te vengan a la mente

En cuaresma: ¿Por qué nos abstenemos de comer carne? ¿Lo dice la Biblia?


EN CUARESMA: ¿POR QUÉ NOS ABSTENEMOS DE COMER CARNE? ¿LO DICE LA BIBLIA?
Por: Anwar Tapias Lakatt

La Iglesia ordena que los católicos practiquemos la abstinencia de la carne como una forma de unirnos a todos en un espíritu de penitencia, para recordar la muerte del Señor.

Continuando en nuestros temas de apologética de cuaresma, quiero en esta oportunidad tocar uno que nos genera inquietudes cuando llegan los viernes de cuaresma. ¿Por qué nos abstenemos de comer carne los viernes? ¿Lo dice la Biblia? Partimos el tema con un fuerte NO. ¿Es antibíblico? TAMPOCO. Sin embargo los no católicos han encontrado un texto para condenar la abstinencia ordenada por la Iglesia:

“Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, es¬cuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios; Que con hipocresía hablarán me tira, teniendo cauterizada la conciencia. Que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Dios crio para que con acción de gracias participasen de ellas los que han conocido la verdad” (1 Tim 4, 1-4)
Para colocar este verso en su verdadero contexto, debemos entender que pasaba en la época de San Pablo. Citando una fuente no católica para mejor transparencia en el tema:

En aquellas comunidades la carne disponible para ser comprada en el mercado público a menudo provenía de un animal que había sido ofrecido, total o parcialmente, como un sacrificio a los diferentes ritos religiosos paganos. El problema para la comunidad cristiana de aquel entonces era saber si era apropiado o no comer esta clase de carne: ¿había sido contaminada por haber sido parte de ritos paganos? ¿Se participaba en esta religión (y por lo tanto se cometía apostasía) por comer esta carne? Pablo anima a los cristianos en Roma y en Corinto a recordar que aunque no se prohibía específicamente comer esta carne, las personas sensatas evitarían hacerlo si otros podían ofenderse. Las necesidades de los miembros más débiles y la posibilidad concreta que su fe fuera lesionada son importantes consideraciones cuando se toman decisiones sobre la alimentación.

Como vemos, San Pablo condena a aquellos que prohíben en todos los casos la carne[2], para evitar consumir algo que pudo haber sido sacrificado a los ídolos, como posteriormente enseñarían los maniqueos. Ya el mismo Pablo lo menciona en su carta a los Romanos ambas actitudes, aquellos que prohibían comer carne y aquellos que creían que podían comer de todo sin importar lo que pensaran los que no la comían. El apóstol contesta:

“No vayas a destruir la obra de Dios por un alimento. Todo es puro, ciertamente, pero es malo comer dando escándalo. Lo bueno es no comer carne, ni beber vino, ni hacer cosa que sea para tu hermano ocasión de caída, tropiezo o debilidad” (Rom 14, 20-21)
Así, Pablo nos invitaba a examinar nuestra actitud para no afectar la fe de nuestro hermano.

Así que el texto de Timoteo nada tiene que ver con la práctica de la Iglesia en los viernes de Cuaresma.

Simbolismo del viernes
¿Daría lo mismo ordenar la abstinencia un martes? ¿Qué representa el viernes en la liturgia de la Iglesia?

Jesucristo murió un viernes, y es algo que nos expresa la Biblia (Mc 15, 42). La muerte de Cristo aunque mostró su victoria sobre el mal y la derrota del diablo, para nosotros los cristianos, nos llena de tristeza por todos los padecimientos que sufrió el Señor. Es algo natural para aquellos que sentimos el dolor de la cruz, un dolor que debía ser nuestro por nuestras faltas pero que él quiso llevar sobre sus hombros. Los discípulos de Emaus nos expresan este sentir cuando el Evangelio de Lucas narra:

“Él les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?" Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!" (Lc 24, 17-18)
Incluso, la misma naturaleza hizo luto por la muerte del Señor:

Era alrededor del mediodía. El sol se eclipsó y la oscuridad cubrió toda la tierra hasta las tres de la tarde.
Si los primeros cristianos y la naturaleza sintieron el dolor por la muerte del Señor, ¿Qué actitud debemos tener nosotros? Debemos concientizarnos de esto y tratar de ofrecer nuestra vida en un permanente caminar por ese camino de la cruz. Por eso, la Iglesia toma este día como un recordar la muerte de Cristo, adentrarnos en este acontecimiento y hacerlo propio.

El abstenerse

Por eso el Viernes Santo con mayor razón la Iglesia nos invita a hacer penitencia. Coloco a continuación lo que expresa el Código de Derecho Canónico al respecto:

Canon 1249.
Todos los fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia; sin embargo, para que todos se unan en alguna práctica común de penitencia, se han fijado unos días penitenciales, en los que se dediquen los fieles de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia, a tenor de los cánones que siguen.

Canon 1250.
En la Iglesia universal, son días y tiempos penitenciales todos los viernes del año y el tiempo de cuaresma.

Canon 1251.
Todos los viernes, a no ser que coincidan con una solemnidad, debe guardarse la abstinencia de carne, o de otro alimento que haya determinado la Conferencia Episcopal; ayuno y abstinencia se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo.

Nos damos cuenta que lo que la Iglesia busca es unirnos en un solo sentir (Fil 1, 27) para conmemorar la muerte del Señor, y presentar un espíritu reflexivo y de penitencia. ¿De qué manera? Promoviendo el ayuno y la abstinencia. ¿Y la base bíblica?

Nuevamente citando a San Lucas encontramos el siguiente texto:

Luego le dijeron: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben". Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar".
¿Quién es el esposo? Cristo, el cual nos fue quitado al morir un viernes. Y el mismo Cristo nos indica que al no estar, entonces tendremos que ayunar. Por eso la Iglesia nos invita a conmemorar la muerte del Señor a través del ayuno y la abstinencia.

San Pablo nos invita a someter nuestro cuerpo (1 Cor 9, 27), y por eso la abstinencia logra que mortifiquemos nuestros deseos para fortalecernos espiritualmente.

¿Y por qué carne?
Ya en la época de San Jerónimo, en el siglo IV surgió una controversia con Joviniano, quien como los protestantes modernos veían innecesario el abstenerse de carne, así que no son nuevos los ataques que enfrentamos los católicos.

La principal necesidad fisiológica del ser humano es el comer. Es algo tan vital que hasta cuando Jesús sintió hambre, fue tentado por el diablo.

Así que la Iglesia ha querido en aras de mantenernos en un mismo espíritu de penitencia en esta época, el considerar que ofrezcamos el sacrificio de no comer carne en memoria de la muerte del Señor. Quiere decir que lo importante de la abstinencia de carne, no es privarse de la carne en sí, si no rememorar la muerte del Señor, como señal de sacrificio.

En la Biblia hay ejemplos donde se presentan signos como señal de un acontecimiento que Dios quiere que recordemos. Por ejemplo cuando Josué cruza el Jordán con el pueblo, Dios les ordena guardar doce piedras como señal:

Entonces Josué llamó a los doce hombres que había hecho designar entre los israelitas, un hombre por cada tribu, y les dijo: "Vayan hasta el medio del Jordán, ante el Arca del Señor, su Dios, y cargue cada uno sobre sus espaldas una piedra, conforme al número de las tribus de Israel, para que esto quede como un signo en medio de ustedes. Porque el día de mañana sus hijos les preguntarán: ´¿Qué significan para ustedes estas piedras?´.

Y ustedes les responderán: ´Las aguas del Jordán se abrieron ante el Arca de la Alianza del Señor; cuando ella atravesó el Jordán, se abrieron las aguas del río. Y estas piedras son un memorial eterno para los israelitas´. (Jos 4, 4-7)


Muy seguramente habrá el no católico que haga distinción diciendo que las piedras Dios si las mandó como señal pero no el abstenerse de carne.
Para nosotros la Biblia no es un manual que detalle paso a paso cómo hacer las cosas, pero es innegable el hecho que Dios nos dé señales como recuerdo de una realidad mayor. Así que cuando un viernes de cuaresma nos abstenemos de comer carne, lleva nuestra mente y nuestro corazón a recordar la muerte del Señor.

Finalmente tenemos que responder cómo cuando los servidores le respondieron a Naamán al cuestionar la orden de Eliseo para ser curado de la lepra:

“Si el profeta te hubiera mandado una cosa extraordinaria ¿no la habrías hecho? ¡Cuánto más si él te dice simplemente: Báñate y quedarás limpio!" (2 Re 5, 13)

La Iglesia ordena que los católicos practiquemos la abstinencia de la carne como una forma de unirnos a todos en un espíritu de penitencia, para recordar la muerte del Señor y someter nuestro cuerpo al espíritu privándonos de comer un alimento muy común y apetecido por la gran mayoría. Pero está en cada uno, revisar su vida y sus actos y ofrecer a Dios algún tipo de mortificación adicional que nos haga reflexionar nuestro comportamiento y nuestra respuesta hacia Dios.

Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos:

http://www.es.catholic.net/op/articulos/54527/cat/12/por-que-nos-abstenemos-de-comer-carne-lo-dice-la-biblia.html

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Los 3 grandes enemigos del Alma: Mundo, Demonio y Carne



LOS 3 GRANDES ENEMIGOS DEL ALMA: MUNDO, DEMONIO Y CARNE
Por: Padre Gaspar Astete

Las Escrituras nos enseñan que no debemos amar al mundo, a no satisfacer los deseos de la carne y a luchar contra el demonio.

Debemos tener algo muy claro en nuestra vida, si queremos seguir los mandatos del Señor. Debemos estar preparados y saber que los enemigos del alma son tres: Mundo, Demonio y Carne. Éstos nos llevan a desobedecer a Dios.

1.- MUNDO:

Se lo vence aprendiendo a valorar las cosas como las valoran Dios y los santos, no como lo hace la gente sin fe que tiene un modo de pensar completamente materializado, restándole importancia a Dios y a sus mandamientos.

Esto es a lo que llamamos secularismo, es decir, obrar de acuerdo a las costumbres, modas o ideas de la gente sin fe, sin moral y sin Dios, organizando la vida como si Él no existiera dándole importancia solamente a lo que le guste a nuestro cuerpo, al orgullo, o a la avaricia.

La escala de valores para Dios es la siguiente:

Amar a Dios y cumplir sus mandamientos

Amar al prójimo y tratarlo como deseamos que nos traten a nosotros

Perfeccionarse a si mismo lo más posible

En contraposición a esta pirámide, la escala de valores del mundo es:

Tener mucho dinero e idolatrarlo

Darle al cuerpo todos los gustos que quiera

Querer obtener muchos honores, mucha fama y muy altos puestos

Obviamente seguir la escala de valores de Dios nos dan paz en esta vida y premio eterno en el cielo, mientras que la del mundo sólo trae angustias, miedos, preocupaciones y el peligro de condenarse eternamente.

2.- DEMONIO:

¿Quién es el demonio? El demonio es un ángel creado por Dios en el cielo, que por haberse rebelado contra el mismo Dios, le precipitó en los infiernos con otros muchos compañeros de su maldad, que llamamos demonios.

El Diablo acosa, acusa, tienta, engaña y miente en su lucha contra el cristiano. El trabaja a través de sus aliados, el mundo y la carne. El Diablo usa el mundo y la carne para causar el mayor daño al pueblo de Dios, para entorpecer el progreso de lo correcto, para acobardar a los cristianos, parar la proclamación del evangelio y debilitar la ofensiva del cristiano para favorecer el Reino de Dios.

La única forma de vencerlo es con oración, con fe, con sacrificios y rechazando todo lo malo. Pero sobre todo al demonio se le vence con la humildad. Como él es tan soberbio, huye de los humildes.

3.- CARNE:

La forma de vencerla es no dando consentimiento a las tentaciones impuras que produce nuestro cuerpo. No es pecado tener tentaciones, el pecado radica en consentirlas. Dios las permite para darnos ocasión de aumentar nuestros méritos y premio en el cielo al luchar contra ellas para demostrarle a Dios que lo amamos a Él antes que nada.

Dios colocó cierto placer en las cosas para el disfrute de los seres humanos, como placer el comer para no morir de hambre, en el dormir para que el cuerpo descanse, y placer en el sexo, para que podamos procrear. El placer es solamente un estímulo, no es el fin, el problema está en que perseguimos es estímulo en las cosas y no el fin.

Decía San Agustin “yo no le tengo tanto miedo al demonio, al mundo le tengo más miedo, pero nuestro peor enemigo es nuestra propia Carne”.

Para no caer en la tentación la Iglesia nos recomienda confesarse, comulgar, asistir a la Santa Misa, evitar las ocasiones de pecar, evitar las amistades peligrosas, pensar en el Juicio y la Eternidad que nos esperan, y hacer sacrificios.

VENCIENDO A NUESTROS ENEMIGOS

Los santos despreciaban el mundo y le vencían considerándole que estaba rematadamente loco. En el mundo se dice que los listos, los inteligentes, los que son felices, son los que han sabido hacerse ricos y ahora disfrutan de fama, de riquezas y de placeres. En cambio, Jesucristo, sabiduría eterna, dijo todo lo contrario: “Felices los pobres, los perseguidos, los que sufren, los que lloran”. (Evangelio de San Mateo, 5,3-11).

Las escrituras nos enseñan que no debemos amar al mundo y que no debemos satisfacer los deseos de la carne. Las escrituras también nos enseñan como luchar contra el Demonio. Si nos ponemos de pie y resistimos al Demonio, él se alejará de nosotros. El Diablo tiembla cuando oramos. El es vencido cuando citamos o leemos un pasaje de la escritura, porque Cristo se hace presente de inmediato.

No temamos. Si Dios con nosotros, ¿Quién contra nosotros?

Este artículo fue publicado originalmente por nuestros aliados y amigos:

http://es.catholic.net/op/articulos/64612/los-3-grandes-enemigos-del-alma-mundo-demonio-y-carne.html

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