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Un fiel pregunta: "¿Si Jesús no tuvo padre biológico de dónde obtuvo los cromosomas masculinos?" Un sacerdote responde.


Es un honor para mí abordar tu pregunta sobre la concepción de Jesús y su origen en cuanto a los cromosomas masculinos. Es importante recordar que la fe católica se basa en la revelación divina transmitida a través de la Sagrada Escritura (la Biblia) y la tradición de la Iglesia. Si bien la Biblia no proporciona una explicación científica detallada sobre la concepción de Jesús, nos brinda los fundamentos teológicos para comprender este misterio.

El relato de la concepción virginal de Jesús se encuentra en los Evangelios de Mateo (1,18-25) y Lucas (1,26-38). Según estos relatos, el Espíritu Santo descendió sobre María y ella concibió a Jesús sin la intervención de un hombre humano. María era virgen tanto antes como después del nacimiento de Jesús.

El Catecismo de la Iglesia Católica (CCC) también trata sobre este tema en los párrafos 496 al 508. Permíteme resumir las enseñanzas de la Iglesia sobre la concepción de Jesús y luego profundizar en tu pregunta específica.

La Iglesia enseña que Jesús es el Hijo de Dios hecho carne, el Verbo eterno que se encarnó en el seno de la Virgen María por obra del Espíritu Santo. Esto significa que Jesús es verdaderamente Dios y verdaderamente hombre. El Catecismo nos dice que Jesús "es concebido por el poder del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María, porque él es el Nuevo Adán que inaugura la nueva creación: 'El primer hombre, salido de la tierra, es terreno; el segundo hombre, bajado del cielo' (1 Corintios 15,47)" (CCC 504).

En cuanto a tu pregunta específica sobre los cromosomas masculinos, es importante tener en cuenta que la Biblia y el Catecismo no proporcionan detalles biológicos específicos sobre la concepción de Jesús. La concepción virginal es un misterio que supera nuestra comprensión científica.

Como católicos, creemos que Dios, como Creador del universo, tiene poder sobre todas las cosas. Él es el autor de la vida y puede intervenir en la naturaleza para llevar a cabo su plan divino. La concepción virginal de Jesús es un ejemplo supremo de la acción de Dios en la historia de la salvación.

La Iglesia no ha hecho afirmaciones dogmáticas específicas sobre la cuestión de los cromosomas en relación con la concepción de Jesús. Reconoce que Jesús es plenamente humano y comparte nuestra naturaleza humana en todo, excepto en el pecado. Su concepción virginal es un signo especial de su divinidad y su misión única como el Salvador del mundo.

El Catecismo nos enseña que "la Iglesia confiesa que Jesús fue concebido por el poder del Espíritu Santo en el seno de la Virgen María porque es verdaderamente el Hijo de Dios hecho hombre" (CCC 496). La concepción virginal es una expresión de la omnipotencia de Dios y su capacidad para realizar lo que es humanamente imposible.

La fe católica nos invita a aceptar este misterio con humildad y confianza, reconociendo que nuestra comprensión limitada no puede abarcar completamente los misterios divinos. La concepción virginal de Jesús no se basa en explicaciones científicas o biológicas, sino en la fe en la acción sobrenatural de Dios.

Es importante recordar que la fe y la razón no están en conflicto en la tradición católica. La ciencia y la teología tienen diferentes formas de aproximarse a la realidad, y cada una tiene su propio ámbito de investigación. La ciencia se ocupa de explicar los fenómenos naturales y utilizar el método científico para comprender el mundo físico. La teología, por otro lado, se basa en la revelación divina y busca profundizar en el misterio de Dios y su relación con la humanidad.

Cuando se trata de cuestiones relacionadas con la fe, como la concepción virginal de Jesús, debemos acudir a la revelación divina y confiar en la enseñanza de la Iglesia. Como católicos, creemos que la Sagrada Escritura y la tradición contienen la verdad revelada por Dios y nos guían en nuestra comprensión de los misterios de nuestra fe.

En última instancia, el misterio de la concepción virginal de Jesús es un recordatorio de la grandeza de Dios y su amor por la humanidad. Jesús es el Hijo de Dios encarnado, el Salvador del mundo, y su concepción virginal es un signo de la intervención divina en la historia de la salvación.

Como sacerdote católico, mi papel es ayudar a los fieles a profundizar en su fe y encontrar respuestas en la revelación divina. Si bien puedo compartir la enseñanza de la Iglesia y ofrecer una reflexión teológica sobre el tema, es importante recordar que no tengo respuestas científicas definitivas sobre los detalles biológicos de la concepción de Jesús.

En última instancia, te invito a reflexionar sobre el misterio de la concepción virginal con humildad y fe, reconociendo que hay aspectos de la fe que superan nuestra comprensión racional. La fe nos permite abrirnos a la acción sobrenatural de Dios y aceptar su misterio divino con confianza y reverencia. A través de la oración, la reflexión y el estudio de la Sagrada Escritura y la enseñanza de la Iglesia, podemos crecer en nuestra relación con Dios y en nuestra comprensión de los misterios de nuestra fe.

Que Dios te bendiga en tu búsqueda de la verdad y te guíe en tu camino de fe. Si tienes más preguntas o inquietudes, estaré encantado de ayudarte en todo lo que pueda dentro de los límites de mi conocimiento y fe.

Autor: Padre Ignacio Andrade. 

Biológicamente, así fue la conexión física más íntima entre María y Jesús: intercambiaron células



Kristin Marguerite Collier, profesora de medicina interna y directora del Programa de Salud, Espiritualidad y Religión en la Facultad de Medicina de la Universidad de Michigan, ha explicado cómo la Virgen y Jesús estaban unidos desde la Encarnación a nivel celular.

Entrevistada por revista española Misión en diciembre de 2020, la médico católica subrayó que “las madres, desde siempre, han intuido que sus hijos permanecían con ellas toda la vida".

"Ahora tenemos la certeza de que esto es cierto no solo de forma psicológica o espiritual, sino también a nivel celular”, subraya.

“La ciencia ha comprobado en las últimas décadas que las madres cargan remanentes celulares de sus hijos en su cuerpo para siempre”, señaló.

En la entrevista, realizada para el especial de Navidad de la publicación española, Collier profundiza sobre el microquimerismo materno-fetal, que implica que células del bebé traspasan la placenta y se establecen en diversas partes del cuerpo de la madre.

Estos hallazgos científicos, destacó Collier, “son muy reconfortantes para todas las madres, y especialmente para quienes han perdido hijos en el embarazo o cuyos hijos han fallecido”.

“Tengo cuatro hijos y en mis embarazos nadie me habló de este bellísimo fenómeno. Si lo hubiera sabido, mi experiencia de la maternidad habría sido muchísimo más sagrada", señaló.

Para la médica estadounidense, estos descubrimientos de la ciencia evidencian que “Nuestro Señor no solo redimió nuestro cuerpo, sino que redimió también cada etapa de nuestra existencia y cada célula de nuestro cuerpo”.

“No nos debe sorprender, entonces, que seamos seres relacionales incluso a nivel celular, porque Dios, autor de toda ciencia, incluida la biología, es un ser relacional”, destacó.

Al distribuirse por el cuerpo de la madre, las células de su bebé asumen distintas funciones dependiendo de la zona. “Por ejemplo, en los senos se comportan como células mamarias y emiten señales para poner en marcha la lactancia; y en la zona de una cesárea, ayudan a sanarla tras dar a luz”, indicó.

“Sabemos incluso que estas células ayudan a la madre en procesos fisiológicos muchos años después del embarazo”, dijo, y destacó que es una forma en la que el bebé "le da las gracias" a su madre por haberlo acogido en su seno.

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