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Papa Francisco: “La fraternidad no es un ideal para soñadores, pues tiene su fundamento en Jesús”


El papa Francisco ha recibido este viernes en el Vaticano a una delegación de las familias con las que se encontró en su viaje a Asti

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El papa Francisco ha recibido este viernes en audiencia en el Vaticano a una delegación de las familias con las que se encontró en su viaje a Asti el pasado noviembre con motivo de la fiesta de Cristo Rey.

“Ese día y medio que pasé entre vosotros fue un consuelo para mí, un poco como volver a mis orígenes”, ha reconocido el Papa, quien encontró “un momento de gran calor humano. Un momento de familia”.

Por este motivo, Francisco ha querido detenerse en la palabra familia, la cual “es una realidad que ha cambiado mucho, y está cambiando, pero la familia sigue siendo un valor clave”. Además, ha señalado que fue Jesús quien “trajo una auténtica revolución en la familia” cuando en el evangelio se relata que los discípulos le dicen “Tu madre y tus parientes están aquí buscándote” y él responde “¡Aquí están mi madre y mis hermanos! Porque el que hace la voluntad de mi Padre es mi hermano, mi hermana y mi madre”.

Una amor que transforma

“Estas palabra de Jesús, si lo pensamos bien, genera una nueva forma de entender la familia”, ha aseverado el Papa. “Jesús ha renovado radicalmente la familia, para la cual el vínculo más fuerte, más importante para nosotros cristianos, ya no es el de la sangre, sino el amor de Cristo. Su amor transforma a la familia, la libera de la dinámica del egoísmo, que deriva de la condición humana y del pecado, la libera y la enriquece con un vínculo nuevo, aún más fuerte pero libre, no dominado por los intereses y convenciones del parentesco, sino animados por la gratitud, por la gratitud, por el servicio mutuo”, ha explicado.

En este sentido, el Papa ha “redescubierto” el significado de la expresión ‘Fratelli tutti’: “en la ciudad, en los pueblos, en las parroquias, la palabra fraternidad no es sólo una forma bonita de decir, un ideal para soñadores, sino que tiene un fundamento, Jesucristo, que nos ha hecho a todos hermanos y hermanas, y tiene un camino, el Evangelio, es decir, el camino para caminar en el amor, en el servicio, en el perdón, en llevar las cargas los unos de los otros”.

Autor: VIDA NUEVA

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Fuente: https://www.vidanuevadigital.com/

Papa Francisco: "La cruz nos hace hermanos"


“De la cruz brota el perdón, renace la fraternidad: la cruz nos hace hermanos”, es el tuit del Papa Francisco para este 4 de abril, Martes Santo, en el cual nos recuerda que en el Calvario tuvo lugar el gran duelo entre Dios que vino a salvarnos y el hombre que quiere salvarse a si mismo. Los brazos de Jesús, abiertos en la cruz, indica el Pontífice, marcan un punto de inflexión, porque Dios no señala con el dedo a nadie, sino que abraza a todos. Porque sólo el amor deja lugar al otro. Sólo el amor es el camino para la plena comunión entre nosotros.

En este tuit, resuenan las palabras que pronunció el Santo Padre la tarde del 20 de octubre de 2020, en la Plaza del Capitolio de Roma, durante el 34 Encuentro Internacional por la Paz que tenía como tema “Nadie se salva sólo. Paz y fraternidad”, organizado por la Comunidad de San Egidio.

La última provocación al Dios crucificado

En aquella ocasión, durante la Oración de los cristianos, en la Basílica de Santa María de Aracoeli, cuando la humanidad comenzaba a salir de la pandemia, el Pontífice reflexionaba sobre la última tentación que le lanzaban a Jesús, pocos instantes antes de su muerte, la de pensar sólo en sus propios intereses: “Sálvate a ti mismo”.

“Sálvate a ti mismo. Lo dicen primero «los que pasaban» (v. 29). Era gente común, que había escuchado hablar a Jesús y lo habían visto hacer prodigios. Ahora le dicen: «Sálvate a ti mismo bajando de la cruz». No tenían compasión, sino ganas de milagros, de verlo bajar de la cruz. Quizás también nosotros preferiríamos a veces un dios espectacular más que compasivo, un dios potente a los ojos del mundo, que se impone con la fuerza y desbarata a quien nos odia. Pero esto no es de Dios, es nuestro yo. Cuántas veces queremos un dios a nuestra medida, más que llegar nosotros a la medida de Dios; un dios como nosotros, más que llegar a ser nosotros como Él. Pero así, en vez de la adoración a Dios preferimos el culto al yo. Es un culto que crece y se alimenta con la indiferencia hacia el otro”

El evangelio apócrifo del “Sálvate a ti mismo”

“Sálvate a ti mismo”, indicaba el Santo Padre, también quiere representar la actitud de los jefes de los sacerdotes y los escribas, de aquellos que habían condenado a Jesús porque representaba un peligro. Pero en esto, señalaba el Papa, todos somos especialistas en colgar en la cruz a los demás con tal de salvarnos a nosotros mismos.

“Conocían a Jesús, recordaban sus curaciones y las liberaciones que había realizado, y relacionan todo esto con malicia: insinúan que salvar, socorrer a los demás no conduce a ningún bien; Él, que se había entregado tanto por los demás, se está perdiendo a sí mismo. La acusación es sarcástica y se reviste de términos religiosos, usando dos veces el verbo salvar. Pero el ‘evangelio’ del sálvate a ti mismo no es el Evangelio de la salvación. Es el evangelio apócrifo más falso, que carga las cruces sobre los demás. El Evangelio verdadero, en cambio, carga con las cruces de los otros”.

Cambiar la atención de sí mismo al otro

“Sálvate a ti mismo” también representa, según el Papa Francisco, el clima de hostilidad contra Él, que se verifica incluso en los crucificados que estaban junto a Jesús. ¡Qué fácil es criticar, hablar en contra, ver el mal en los demás y no en uno mismo, hasta llegar a descargar las culpas sobre los más débiles y marginados!

“Sólo buscan a Jesús para resolver sus problemas. Pero Dios no viene tanto a liberarnos de los problemas, que siempre vuelven a presentarse, sino para salvarnos del verdadero problema, que es la falta de amor. Esta es la causa profunda de nuestros males personales, sociales, internacionales, ambientales. Pensar sólo en sí mismo es el padre de todos los males. Pero uno de los ladrones observa a Jesús y ve en Él el amor humilde. Y obtiene el cielo haciendo una sola cosa: cambiando la atención de sí mismo a Jesús, de sí mismo a quien estaba a su lado”.

La cruz nos hace hermanos

Antes de firmar el llamamiento por la paz, con el que concluía el Encuentro, el Santo Padre invitaba a mirar a Dios crucificado, y pedía la gracia de estar más unidos, de ser más fraternos. Y decía que, cuando estemos tentados de seguir la lógica del mundo, recordemos las palabras de Jesús: «Quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará» (Mc 8,35).

“Lo que a los ojos de los hombres es una pérdida, para nosotros es la salvación. Aprendamos del Señor, que nos ha salvado despojándose de sí mismo (cf. Flp 2,7), haciéndose otro: de Dios hombre, de espíritu carne, de rey siervo. También a nosotros nos invita a ‘hacernos otros’, a ir al encuentro de los demás. Cuanto más unidos estemos al Señor Jesús, seremos más abiertos y universales, porque nos sentiremos responsables de los demás. Y el otro será el camino para salvarse a sí mismo: cada semejante, cada ser humano, cualquiera sea su historia o su religión. Comenzando por los pobres, por los más parecidos a Cristo”.

Autor: Vatican News.

Pide el Papa que las escuelas añadan una nueva enseñanza en las aulas: la fraternidad.


El Papa ha subrayado que esta es la manera de que “no ignoremos a los más vulnerables”

“La educación es un acto de amor que ilumina el camino para que recuperemos el sentido de la fraternidad, para que no ignoremos a los más vulnerables”. Así ha propuesto el papa Francisco que los educadores “añadan la fraternidad a sus enseñanzas”, en su intención de oración para este mes de enero.

Y es que, tal como ha señalado el Papa, “el educador es un testigo que no entrega sus conocimientos mentales, sino sus convicciones, su compromiso con la vida”.

Son, además, “creadores de comunidad”, porque están “sembrando con su testimonio”. De esta manera, están llamados a ser “testigos creíbles”, capaces de enseñar “la fraternidad en lugar de la confrontación” y centrados de forma especial en los jóvenes más vulnerables.

Texto íntegro

Quiero proponer a los educadores que añadan un nuevo contenido en la enseñanza: la fraternidad.

La educación es un acto de amor que ilumina el camino para que recuperemos el sentido de la fraternidad, para que no ignoremos a los más vulnerables.

El educador es un testigo que no entrega sus conocimientos mentales, sino sus convicciones, su compromiso con la vida.

Uno que sabe manejar bien los tres lenguajes: el de la cabeza, el del corazón y el de las manos, armonizados. Y de ahí la alegría de comunicar.

Y ellos serán escuchados mucho más atentamente y serán creadores de comunidad.

¿Por qué? Porque están sembrando este testimonio.

Oremos para que los educadores sean testigos creíbles, enseñando la fraternidad en lugar de la confrontación y ayudando especialmente a los jóvenes más vulnerables.

Los obispos envían un mensaje de fraternidad a los musulmanes por el fin del Ramadán.




Durante el mes de abril de 2022, se ha visto como las tres grandes religiones monoteístas celebraban sus fiestas más importantes: el Ramadán musulmán, la Pascua judía y la Semana Santa cristiana.

«Siguiendo nuestra propia tradición religiosa, hemos podido elevar simultáneamente nuestro espíritu al Creador e invitar a nuestros fieles a acoger el mensaje universal del amor a Dios», escribe Francisco Conesa, presidente de la subcomisión para Relaciones Interconfesionales y Diálogo Interreligioso, en una carta enviada con el fin del Ramadán.

En representación de los obispos españoles, Conesa manifiesta su agradecimiento «por ser testigos de la Providencia de Dios en medio de nuestro mundo».

El prelado se lamenta en la misiva: «Nuestras celebraciones se han visto ensombrecidas por el drama de la guerra que azota Europa y tantos otros lugares del planeta». Se ha querido sumar también al llamamiento que el Papa Francisco hace en su encíclica Fratelli tutti de que «la guerra es un fracaso de la política y de la humanidad, una claudicación vergonzosa, una derrota frente a las fuerzas del mal».

Igualmente, ha animado a seguir caminando por «senderos de fraternidad» que permitan «edificar sobre sólidos cimientos una cultura del encuentro» que renueve la esperanza y «nos aleje de la violencia, la guerra, la injusticia y todo aquello que atente contra la dignidad del ser humano y la sacralidad de la vida».

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