¿Existía la Iglesia católica antes del año 325? Citas donde se menciona a la Iglesia católica antes del Concilio de Nicea.



Hay muchos hermanos en la propia fe católica, así como hermanos separados de otras comunidades cristianas, que se preguntan desde cuando comenzó a llamársele "católica" a la Iglesia. Entre la propaganda anti-católica que abunda por internet, no es extraño encontrar falsas teorías, que afirman que lo de llamarle "católica" fue un invento del emperador Constantino, a quien también falsamente presentan como el propio "fundador" de la Iglesia católica en el siglo IV. Ambas afirmaciones son completamente falsas; Constantino no "bautizó" a la Iglesia como "católica", y muchos menos la fundó. 

Con este conjunto de citas demostramos de manera contundente que la Iglesia fundada por nuestro Señor Jesucristo, encargada a Pedro junto al resto de los apóstoles, quienes a su vez la dejaron bajo el cuidado y gobierno de sus discípulos, a quienes instituyeron, a unos como obispos, a otros como presbíteros o diáconos de las distintas iglesias locales, ya era llamada y conocida como "Iglesia católica" desde tiempos muy tempranos en el desarrollo mismo de la Iglesia primitiva, para resaltar la comunión universal y la totalidad y la plenitud de la fe recibida de los apóstoles, y creída y abrazada por los fieles cristianos de todas las regiones.

Si bien un detractor podría decir que San Cirilo de Jerusalén y San Agustín de Hipona son autores "post-nicenos" (ya que la propaganda anticatólica afirma precisamente que Constantino "fundó" la Iglesia en el Concilio de Nicea en el año 325, algo por lo demás, como ya hemos dicho, completamente falso, ya que en dicho Concilio no se fundó ninguna iglesia nueva, sino que se reunió la Iglesia que ya existía desde 300 años atrás), las citas de estos dos Padres de la Iglesia demuestran cuan afianzado estaba ya el término "Iglesia católica" para el tiempo en que ellos escriben. San Cirilo recomienda preguntar por la Iglesia católica, lo que indica que ya era ampliamente conocida bajo ese concepto, y San Agustín nos dice que de esa forma la llamaron "nuestros antepasados", comprobándose la antigüedad del término.



San Ignacio de Antioquía; carta a la Iglesia de Esmirna. (Año 107).

«Seguid todos a vuestro obispo, como Jesucristo siguió al Padre, y a los presbíteros como a los apóstoles; y respetad a los diáconos, como el mandamiento de Dios. Que nadie haga nada perteneciente a la Iglesia al margen del obispo. Considerad como eucaristía válida la que tiene lugar bajo el obispo o bajo uno a quien él la haya encomendado. Allí donde aparezca el obispo, allí debe estar el pueblo; tal como allí donde está Jesús, allí está la iglesia católica

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Carta de la Iglesia de Esmirna a la Iglesia de Filomelio sobre el Martirio de Policarpo (Año 155).


«La Iglesia de Dios que reside en Esmirna a la Iglesia de Dios que reside en Filomelio, y a todas las fraternidades de la santa y católica Iglesia que reside en todo lugar, misericordia y paz y amor de Dios el Padre y nuestro Señor Jesucristo os sean multiplicados.

[…]

Pero cuando finalmente puso fin a su oración, después de recordar a todos los que en un momento u otro habían estado en contacto con él, pequeños y grandes, altos y bajos, y a toda la Iglesia católica por todo el mundo, llegó la hora de partir, y le sentaron sobre un asno y le llevaron a la ciudad, y era un gran sábado.

[…]

Habiendo vencido con su sufrimiento al gobernante injusto en el conflicto y recibido la corona de la inmortalidad, se regocija en la compañía de los apóstoles y de los justos, y glorifica al Dios y Padre Todopoderoso, y bendice a nuestro Señor Jesucristo, el salvador de nuestras almas y piloto de nuestros cuerpos y pastor de la Iglesia católica que se halla por todo el mundo.»
 

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Del fragmento del ‘Canon muratorio’ (año 170 aproximadamente).

«Sin embargo, aunque [el mensaje] se repita a los Corinitios y los Tesalonicenses para su reprobación, se reconoce a una iglesia como difundida a través del mundo entero. Porque también Juan, aunque escribe a siete iglesias en el Apocalipsis, sin embargo escribe a todas. Además, [Pablo escribe] una [carta] a Filemón, una a Tito, dos a Timoteo, en amor y afecto; pero han sido santificadas para el honor de la iglesia católica en la regulación de la disciplina eclesiástica.

Se dice que existe otra carta en nombre de Pablo a los Laodicenses, y otra a los Alejandrinos, [ambos] falsificadas según la herejía de Marción, y muchas otras cosas que no pueden ser recibidas en la iglesia católica, ya que no es apropiado que el veneno se mezcle con la miel.

Pero la carta de Judas y las dos superscritas con el nombre de Juan han sido aceptadas en la iglesia católica; la Sabiduría también, escrita por los amigos de Salomón en su honor.»

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Tertuliano; ‘Prescripciones contra todas las herejías’. (Año 200, aproximadamente).

"¿Dónde estaba [el hereje] Marcion, el capitán del Pontus, el celoso estudioso del estoicismo? ¿Dónde estaba Valentino, el discípulo del platonismo? Porque es evidente que esos hombres vivieron no hace mucho tiempo –en la mayor parte del reinado de Antonio-, y que al principio eran creyentes en la doctrina de la Iglesia Católica, en la iglesia de Roma bajo el episcopado del bendito Eleuterio, hasta que a causa de su curiosidad siempre inquieta, con la que incluso infectaban a los hermanos, fueron más de una vez expulsados"

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De las Actas de los Martires:

Martirio de San Pionio.(Año 250).

El día segundo del sexto mes que es el 12 de marzo, un sábado mayor, mientras Pionio, Sabina, Asclepíades, Macedonia y Lemno, presbítero de la Iglesia católica, celebraban el aniversario del mártir Policarpo, se descargó contra ellos la furia de la persecución. Como el Señor lo manifiesta todo a los de buena fe, Pionio, que no temía los suplicios que ya eran inminentes, los vio anticipadamente antes de que llegaran.

[…]

Después de esto, en presencia de un escribano que anotaba en sus tablillas de cera las respuestas, Polemón siguió interrogando a Pionio: "¿Cómo te llamas?".

Pionio: "Cristiano". 

Polemón: "¿De qué Iglesia?". 
Pionio: "De la católica".

Dejando a Pionio, Polemón se dirigió a Sabina. Pionio anteriormente le había recomendado que cambiara su nombre de Sabina por el de Teódota, para no caer nuevamente en manos de su cruel ama Politta (quien en los tiempos del emperador Gordiano quería obligarla a renegar de su fe y la había encerrado en un calabozo montañoso, de donde la liberaron los hermanos en la fe).

Polemón: "¿Cómo te llamas?".
Sabina: "Teódota y cristiana".
Polemón: "Si eres cristiana, ¿de qué Iglesia?".
Sabina: "De la católica".
Polemón: "¿A qué Dios das culto?".
Sabina: "Al Dios omnipotente, que hizo el cielo y la tierra, el mar, y cuanto en ellos se contiene. Su Verbo, Jesucristo, nos lo hizo conocer".

Polemón, a Asclepíades que estaba cerca: "¿Cómo te llamas?".
Asclepíades: "Cristiano".
Polemón: "¿De qué Iglesia?".
Asclepíades: "De la católica".
Polemón: "¿A qué Dios das culto?".
Asclepíades: "A Cristo".
Polemón: "¿Cómo? ¿Es otro Dios?". 

Asclepíades: "No; es el mismo Dios a quien estos acaban de confesar".

[…]

Al entrar en la cárcel, un alguacil descargó tal puñetazo sobre la cabeza de Pionio, que por el mismo ímpetu se hirió a sí mismo y se le hincharon las manos y los costados. Una vez encerrados en la cárcel, entonaron un himno de acción de gracias a Dios, pues en su nombre se habían mantenido en la fe y en la religión católica.

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Martirio de San Acacio (alrededor del año 250).

Marciano: "Mira a los frigios, hombres de religión antigua. Ellos abandonaron su religión, se convirtieron a mis dioses y les ofrecen sacrificios junto con nosotros. Apresúrate a imitarlos. Reúne a todos los cristianos de la ley católica y con ellos abraza la religión de nuestro emperador. Trae contigo a todo el pueblo que está bajo tu jurisdicción".

Acacio: "Todos ellos no se rigen por mi voluntad, sino por los mandamientos de Dios. Me escucharán si les enseño cosas justas; pero si les enseño cosas malas y nocivas, me despreciarían".

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Martirio de San Fructuoso, obispo, y de Augurio y Eulogio, diáconos En Tarragona, año 259 


Apenas se hubo descalzado, un camarada de milicia, hermano nuestro, por nombre Félix, se le acercó también y, tomándole la mano derecha, le rogó que se acordara de él. El santo varón Fructuoso, con clara voz que todos oyeron, le contestó:

Yo tengo que acordarme de la Iglesia católica, extendida de Oriente a Occidente.

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Martirio San Ireneo de Sirmio (Año 304).

«Al llegar al puente que se llama Básente, él mismo se despojó de sus vestidos, levantó las manos al cielo y oró así: 
"Señor Jesucristo, que te dignaste sufrir por la salvación del mundo, abre tus cielos y envía a tus ángeles, para que reciban el espíritu de tu siervo Ireneo, que sufre esto por tu nombre y por tu pueblo de la Iglesia católica de Sirmio y por su progreso. Te ruego y suplico tu misericordia, que te dignes recibirme a mí y confirmar en la fe a los demás".»

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San Cipriano de Cartago (Carta 66. Año 253).


«Allí [en Juan 6, 68-69] habla Pedro, sobre quien se edificaría la Iglesia, enseñando en el nombre de la Iglesia y mostrando que incluso si una multitud obstinada y orgullosa se retira porque no desea obedecer, sin embargo, la Iglesia no se retira de Cristo. La gente se unió al sacerdote y al rebaño que se aferraba a su pastor en la Iglesia. Debes saber, entonces, que el obispo está en la Iglesia y la Iglesia en los obispos; y si alguien no está con el obispo, él no está en la Iglesia. En vano se alaban a sí mismos quienes están al margen, sin tener paz con el sacerdote de Dios, creyendo que están en secreto en comunión con ciertos individuos. Porque la Iglesia, que es una y católica, no está separada ni dividida, sino que está unida y junta por el cemento de los sacerdotes que se adhieren unos a otros»

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San Cirilo de Jerusalén; Lecturas Catequéticas. (Año 350).
 

«La Iglesia se llama católica, entonces, porque se extiende por todo el mundo, de un extremo al otro de la tierra, y porque enseña universal e infaliblemente todas y cada una de las doctrinas que deben llegar al conocimiento de los hombres, concernientes a las cosas visibles e invisibles, celestiales y terrenales, y porque trae a toda raza de hombres a la sujeción de la piedad, a gobernadores y gobernados, eruditos e ignorantes, y porque trata y cura universalmente todas las clases de pecados, los cometidos con el alma y aquellos con el cuerpo , y posee dentro de sí toda forma concebible de virtud, en hechos y en palabras y en los dones espirituales de toda clase".

[…]
 

Y si alguna vez estás de visita en las ciudades, no preguntes simplemente dónde está la casa del Señor –porque las demás sectas de los impíos se atreven a llamar a sus guaridas 'casas del Señor', ni preguntes simplemente dónde está la Iglesia, sino dónde está la Iglesia Católica, porque este es el nombre peculiar de esta santa Iglesia, la madre de todos nosotros, que es la esposa de nuestro Señor Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios».

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San Agustín (Sermón a los catecúmenos sobre el Símbolo de los Apóstoles).

 

«Después de confesar la Trinidad, el Credo sigue: CREEMOS EN LA SANTA IGLESIA. Os he demostrado a Dios y a su templo. En efecto, dice el Apóstol, el templo de Dios es santo, que sois vosotros. Esta es la Iglesia santa, la Iglesia una, la Iglesia verdadera, la Iglesia católica, que lucha contra todas las herejías. Puede luchar, y, sin embargo, no puede ser vencida. Todas las herejías han salido de ella, como sarmientos inútiles cortados de la vid. Pero ella permanece entera en su raíz, en su cepa, que es su caridad. Las puertas del infierno no la vencerán».
 

San Agustín (Carta a los católicos sobre la secta donatista)
 

«La cuestión que se debate entre nosotros es ver dónde está la Iglesia, si en nosotros o en ellos. La Iglesia es una solamente, a la que nuestros antepasados llamaron Católica, para demostrar por el solo nombre que está en todas partes; es lo que significa en griego la expresión καθολικός (katholikós). Pero esta Iglesia es el Cuerpo de Cristo, como dice el Apóstol: En favor de su cuerpo, que es la Iglesia. De donde resulta claro que todo el que no se encuentra entre los miembros de Cristo, no puede tener la salvación de Cristo. Ahora bien, los miembros de Cristo se unen entre sí mediante la caridad de la unidad y por la misma están vinculados a su Cabeza, que es Cristo Jesús».

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