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Soy católico casado por la Iglesia, pero me siento muy atraído por mi cuñada, ¿Cómo puedo vencer la tentación?


Comprendo que los seres humanos enfrentamos diversas tentaciones y luchas internas a lo largo de nuestra vida. Es importante recordar que la atracción hacia alguien que no es tu cónyuge es una tentación que debe ser tratada con seriedad y sabiduría. En estos momentos difíciles, es fundamental buscar orientación en la fe y apoyarse en los recursos espirituales que ofrece la Iglesia Católica.

En primer lugar, debemos recordar el valor sagrado del matrimonio. La institución del matrimonio fue diseñada por Dios como una unión entre un hombre y una mujer, y está destinada a ser una relación exclusiva y comprometida. La fidelidad matrimonial es un componente esencial para mantener un matrimonio sólido y estable. La atracción hacia otra persona, incluso si es tu cuñada, puede representar una amenaza para la integridad de tu matrimonio y el bienestar de tu familia.

Para abordar esta situación, te sugiero que reflexiones sobre los siguientes principios y enseñanzas presentes en la Biblia y el Catecismo de nuestra Iglesia Católica:

1. Compromiso matrimonial: Recuerda tus votos matrimoniales y la promesa que hiciste ante Dios y la comunidad. Tu compromiso de fidelidad y amor hacia tu esposa es primordial. El matrimonio es una vocación sagrada y debes esforzarte por cultivar y fortalecer esa relación.

"Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne" (Génesis 2,24).

2. Rechazo de la tentación: Reconoce que la atracción hacia tu cuñada es una tentación y no una invitación a actuar sobre esos sentimientos. Jesús nos enseña a rechazar las tentaciones y nos da el ejemplo en el desierto cuando fue tentado por el diablo (Mateo 4,1-11). Busca la fortaleza interior para resistir a estas tentaciones y confía en la gracia de Dios para superarlas.

"Resistid al diablo, y huirá de vosotros" (Santiago 4,7).

3. Oración y sacramentos: Acude a la oración y participa regularmente en los sacramentos de la Iglesia, especialmente la Eucaristía y la Confesión. La oración fortalecerá tu relación con Dios y te ayudará a encontrar consuelo y orientación en momentos de tentación. La Eucaristía nutrirá tu fe y la Confesión te permitirá recibir el perdón y la gracia de Dios para superar tus debilidades.

"Velad y orad para que no caigáis en tentación" (Mateo 26,41).

4. Control de los pensamientos: Aprende a controlar tus pensamientos y redirecciona tu atención hacia aspectos positivos de tu matrimonio. En lugar de enfocarte en la atracción hacia tu cuñada, cultiva el amor, la intimidad y la comunicación con tu esposa. Valora las virtudes y cualidades que te llevaron a casarte con ella y recuerda por qué decidiste formar una familia juntos.

"Finalmente, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad" (Filipenses 4,8).

5. Apoyo y consejo: Busca el apoyo de un confesor, un sacerdote o un consejero matrimonial. Compartir tus luchas y preocupaciones con alguien de confianza puede brindarte perspectivas valiosas y orientación espiritual en tu camino hacia la superación de la tentación. No tengas miedo o vergüenza de pedir ayuda, ya que todos somos vulnerables y necesitamos apoyo en momentos difíciles.

"Mejor es ir dos que uno solo, porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante" (Eclesiastés 4,9-10).

Recuerda que superar una tentación requiere tiempo, esfuerzo y perseverancia. No te desanimes si experimentas retrocesos en el camino, ya que la vida cristiana es un proceso continuo de conversión y crecimiento espiritual. Confía en la gracia de Dios y en su amor incondicional que siempre está dispuesto a perdonar y sanar nuestros corazones.

Finalmente, te insto a buscar ayuda y apoyo no solo en la dimensión espiritual, sino también en la dimensión humana. Considera compartir tus sentimientos con tu esposa, siempre desde una perspectiva de honestidad y respeto, para fortalecer la comunicación y la comprensión mutua en tu matrimonio. También podrías buscar asesoramiento matrimonial profesional para ayudarte a trabajar en los desafíos que enfrentas.

Recuerda que todos somos llamados a vivir la virtud de la castidad, que implica la recta integración de la sexualidad dentro de la vocación matrimonial. La castidad es un camino de autodominio y entrega total a tu cónyuge, y te ayudará a vivir en armonía con los mandamientos de Dios y a construir un matrimonio sólido y lleno de amor.

Confía en la guía de Dios y en su gracia para superar esta tentación y cultivar un matrimonio santo y fiel. Que la paz de Cristo esté contigo en este desafío y que puedas encontrar el camino hacia la libertad y la plenitud en tu vida matrimonial.

Autor: Padre Ignacio Andrade

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