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¿Dónde quiere Jesús que preparemos la Cena?

¿Dónde quiere Jesús que preparemos la Cena?

Por Juan M. Rodea


¿Es este un momento histórico al que nos estamos refiriendo?


Bien sabido es que la celebración de Pésaj giraba en torno a un hecho que había constituido a Israel como nación después de la opresión de Egipto, que se veía claudicante frente a la mortal tragedia de la que los israelitas se estaban viendo rescatados frente a quienes los tenían cautivos (Ex. 12,1-28). Año con año se celebró desde entonces por el pueblo hebreo esta fiesta que en el mundo occidental para los hispanoablantes se conoce como la Pascua, con rigor ininterrumpido se cumplía cabalmente por todo judío que se respetaba y la familia de Nazareth no fue la excepción (Lc. 2,41-42). El Hijo Único de esta familia subía entonces cada año a Jerusalén en peregrinación para esta festividad, y sin embargo en el ocaso de los evangelios se muestra el marcado y explicado interés que tiene Jesús en la Última Pascua que vivió en este mundo antes de morir (Lc. 22,14-16), ¿y cómo comenzó este acontecimiento único?, por lo menos los primeros tres evangelios narran el acontecimiento (Mt. 26,17-19; Mc. 14,12-16; Lc. 22,7-13), y para poder ver con mayor detalle la escena revisaremos el último de los textos:

"Llegó el día de los Ázimos, en el que se había de sacrificar el cordero de Pascua; y envió a Pedro y a Juan, diciendo: «Vayan y prepárennos la Pascua para que la comamos.» Ellos le dijeron: «¿Dónde quieres que la preparemos?» Les dijo: «Cuando entren en la ciudad, les saldrá al paso un hombre que lleva un cántaro de agua; síganlo hasta la casa en que entre, y dirán al dueño de la casa: ‘El Maestro te dice: ¿Dónde está la sala donde pueda comer la Pascua con mis discípulos?’ Él les dará en el piso superior una sala grande, ya dispuesta; hagan allí los preparativos.» Fueron y lo encontraron tal como les había dicho y prepararon la Pascua."
Lc. 22,7-13 BJL

A pesar de que sé la condición Divina de Cristo como muchos que leen, no deja de asombrarme como a la mayoría el hecho de que el Maestro sabía de antemano –conociera o no previamente al dueño, claro está que tampoco debemos olvidar también su condición humana– cómo estaría dispuesto todo y da indicaciones precisas y puntuales para que los Apóstoles que recibieron la encomienda pudieran ser atendidos conforme a la disponibilidad que los anfitriones tenían a cargo. Claro está que toda indicación recibida de Jesucristo a los suyos desde entonces está llena de elementos dignos de atención, por eso dio en todo momento y con toda claridad la importancia de atender signos y señales con su respectivo significado:




Para aclarar entonces, ¿nos estamos refiriendo a este momento histórico o a aquel?


¿Por qué algunos columnistas insistimos en usar tantas preguntas? (especialmente en los encabezados), ¿para qué hacer capcioso algo que debe de ser entendible? –¡y sobretodo tratándose del título o incluso el punto de partida!–, ¿no es mejor ser directos e ir al punto sin rodeos?..., ¡pues si y no!, ¿y por qué no? –pregunta obligada en ambas direcciones–, la claridad a veces requiere ser depurada reteniendo lo descartable identificándolo primero, y esto implica asegurarnos que estamos planteando correctamente una problemática, o en su defecto, que estamos entendiendo correctamente la que plantea alguien más.



Hablamos de un momento único, histórico, esa materia que tantos dolores de cabeza por la cronología que implica es preciso emplearla para entender hechos pasados... ¡o actuales!, el tiempo transcurre y cambia los lugares y actores, a Heráclito de Éfeso se le ocurrió la analogía del agua del río para tratar de comprender esa cuestión, figurarse que aunque la ubicación de un cauce hidrográfico –historia, filosofía y también geografía, ¿no estábamos ya de vacaciones? podía aludir a un mismo río al cuál acudir para bañarse, si lo visitamos en diferentes ocasiones no será el mismo río porque el caudal de agua que lo conforma va fluyendo y es reemplazado por agua que proviene del mismo lugar y que está constituida por átomos y moléculas del mismo tipo de elementos –¡física y química, el colmo!, pero a fin de cuentas unidades moleculares diferentes...

...el estudio del factor tiempo en cuestiones existenciales es algo tan complejo y a la vez necesario, que grandes filósofos como Martin Heidegger dedicaron obras completas para entenderlo como parte esencial de la vida del hombre (El ser y el tiempo, 1927), que cunda el alivio de que no es el objetivo disertar a profundidad sobre esta cuestión, pero si es necesario darnos una idea de qué tamaño es para asimilar la riqueza de los pronombres demostrativos –¿y ahora para qué meter conceptos de gramática?– en la afirmación central que nos compete la pregunta del primer subtítulo: "¿es este un momento histórico al que nos estamos refiriendo?" (si, ¿cómo asegurarnos si es este momento o aquel momento?, ¿la Jerusalén de tiempos de Jesucristo o el 2020 que está corriendo actualmente?)


¿Para qué hacer una diferenciación tan radical y a la vez un paralelismo tan exhaustivo de ambos momentos?


¿Estás seguro(a) de que la historia no se repite?, evidentemente, esa Pascua para la que Cristo vino al mundo resignificó el Pésaj de los judíos para que los cristianos viviéramos ese momento único aún dentro de la especificidad del momento presente, así como Jesús de Nazareth estaba presenciando el momento más adverso de su Ministerio y de su propia existencia en este mundo, la humanidad hoy enfrenta una crisis única en la historia...



...una crisis tan única como lo fue la epidemia de peste negra del siglo XVII, y tan única como las que le precedieron en la Edad Media, fueron circunstancias bastante similares, pero en cada una la humanidad actuó diferente en muchos aspectos aunque el temor a nivel escatológico era el mismo, igualmente hace 12 años se vivió una epidemia de influenza porcina (ocasionada por la cepa del virus H1N1) en la que se vivieron breves momentos de pánico que igual se prestaron  en su momento para bastantes conjeturas más allá de los cuidados que desde entonces se practicaron –suspensión de actividades, uso de equipo de protección y medidas de sanitización, y vemos al día de hoy reacciones diversas ante una pandemia de un tipo de coronavirus (SARS-CoV-2) que se contagia más fácilmente y que tiene azorados a los sistemas de salud públicos y privados y a todos los gobiernos del mundo muy a pesar de los intereses y poder que puedan tener y de los que no es preciso hablar mucho en este momento.

En teoría los creyentes no deberíamos temer mal alguno porque Dios está con nosotros en las buenas y en las malas (cfr. Sal. 23,1ss), y sin embargo vemos que se pierde de forma inconsciente y en algunos casos hasta deliberada de la cordura, la prudencia, el sentido común y algunas otras cualidades intelectuales en muchos aspectos de la vida cotidiana que se ven forzados a cambiar debido a esta peculiar circunstancia al menos en el tiempo que esto dure.

Hasta el cansancio se han visto publicaciones varias en sitios católicos que hablan precisamente de ejemplos bíblicos de confinamiento y otras maniobras de defensa utilizadas por el Pueblo de Israel para salvaguardar la vida e integridad de aquellos a quienes Dios quiso proteger muchas ocasiones, y es de hecho la Pascua judía –o Pésaj– el ejemplo que más se ha utilizado, Dios mismo pidiendo a los hebreos que no salieran porque quería que nadie de los suyos sufriera la tragedia que les afectaría a los verdaderos responsables de la misma, no se trata de buscar culpables al día de hoy de la propagación de esta enfermedad como muchos oportunistas han querido hacer, antes bien, habría que preguntarnos en qué estado se encuentra ahora mismo nuestra vida de Fe para poder confiadamente encaminar nuestra oración hacia el pedido de la Misericordia y protección divina (Ef. 6,18) de Aquel que hace salir el sol sobre buenos y malos (Mt. 5,45). Esta importante labor se corresponde hoy con el tiempo litúrgico, pues en todo el mundo ha habido obispos que sabiamente han dispuesto consideraciones para vivir las celebraciones cuaresmales y del triduo pascual de manera acorde a la seguridad requerida en este momento, naturalmente la más compartida es la de solicitar que solamente los fieles que servirán en la liturgia y la música sean los que estén presentes en el templo desde donde se está transmitiendo por internet a puerta cerrada para los demás fieles:



Valga destacar el hecho de que la devoción en línea jamás se podrá equiparar con la vivencia presencial de los Sacramentos de la misma forma que un noviazgo a distancia no se puede comparar con uno donde se convive con una persona en la misma ciudad y mucho menos viene a ser reemplazo una de la otra, se ha dispuesto esto en lo que se busca la forma de que tengamos nuevamente acceso a la Eucaristía, la Confesión y todos los demás ritos en los que formamos parte del nuevo Pueblo de Dios, pues así como las catacumbas preservaron provisionalmente de la persecución a los primeros cristianos, nuestras casas por ahora son el entorno seguro donde estamos invitados a participar en la celebración este momento de la Cena del Señor, la instrucción la hemos recibido, lo que queda es ir hacia donde nos ha pedido a través de quienes dejó a cargo el Papa y los obispos en la primera jerarquía de la línea pastoral–, para que igual que en este pasaje del Evangelio podamos encontrar todo tal como nos ha dicho y preparar la Pascua.

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