Hoy, segundo domingo de cuaresma, la Iglesia nos convoca a celebrar a dos vírgenes reclusas, Santa Marana y Santa Cira.
De acuerdo a la “Historia Religiosa” de Teodoreto de Ciro, este obispo e historiador eclesiástico, dice que ellas hicieron parte de un amplio movimeinto ascético monástico en Siria.
Según el historiador obispo eran las dos santas de cuna acomodada, y había recibido una buena formación. Pero a pesar de haber sido preparadas para desempeñar un lugar de destaque en el mundo, prefirieron seguir un camino ascético que llevaban hombres y mujeres en la región.
En esa vida ascética, muchos decían que su fortaleza sobrepasaba a la de los hombres: contemplación, oración, penitencia.
El obispo historiador Teodoreto las conoció cuando ya llevaban 42 años de retiro, en la celda con una única ventana que habían construido.
Unas mujeres del lugar les llevaba alimento, y estas le retribuían con consejos, palabras espirituales. Santa Cira usaba como penitencia unas cadenas.
Se afirma que solo una vez salieron de su Siria, y fue a visitar Tierra Santa, y visitar la iglesia de Santa Tecla.
Tras recorrer con sus pasos las pisadas de Cristo, regresaron a su celda de vida ascética y celestial, y allí murieron en el año 440.
Se les atribuye su intercesión para una cantidad grande de milagros.
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