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Padecía un cáncer incurable que milagrosamente desapareció gracias a la intercesión de la Virgen.



Maryori Mejía cada año honra a la Virgen del Valle como lo hacen cientos de miles de personas, principalmente en el oriente de Venezuela. Para Maryori, desde el año 1996, más que un compromiso, agradecer y venerar a la Virgen del Valle es parte de su vida porque la sanó de cáncer en un ojo.

La Virgen del Valle es una de las advocaciones marianas que mayor cantidad de personas reúne en Venezuela, especialmente hacia el oriente del país bolivariano. Su fiesta se realiza cada 8 de septiembre, coincidiendo con la liturgia de la Natividad de la Santísima Virgen María y la aparición de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela.

La Virgen me hizo el milagro

El lugar de esta historia es un campo deportivo en la ciudad de Guarenas, estado Miranda. Maryori llevó junto a su esposo una torta adornada con la imagen de la Virgen del Valle, dulces y ponqués. Ella quería agradecer a la Virgen y compartir con sus vecinos.

“Estuve enferma de la vista con un carcinoma y la Virgen del Valle me hizo el milagro”, narra sin titubeos a Ramón Antonio Pérez para  Aleteia. Revela que sufrió un accidente automovilístico y el mayor impacto del golpe lo recibió en la cabeza, exactamente en el frontal derecho del rostro.

“Luego, al pasar los meses empecé a tener dificultad para ver y apareció una goma (o quiste) en mi ojo derecho. Me realizaron varios estudios y ahí fue cuando me diagnosticaron el carcinoma”, expone.

Aunque buscó la ayuda médica también se refugió en la fe para darse fortaleza y hallar una pronta sanación. “Una tía me dijo: ¡pídele con fe a la Virgen del Valle!”. Así hizo.

“Me operaron y empecé tratamiento de radioterapia y quimioterapia, pero en ese ínterin fui a la Isla de Margarita y visité la basílica”, agrega. Después de la intervención era necesario que llevara un parche en el ojo operado para que la luz del sol no le molestara.

«¿Qué iba a ser de mi hijo?»

“El ojo me lloraba y justo le estoy rezando y pidiéndole a la Virgen que me ayudara a salir bien de ese proceso porque yo tenía un hijo en ese entonces de 3 años. Usted se podrá imaginar cómo me sentía de solo pensar que me pasara algo, ¿qué iba a ser de mi hijo?”.

¿Dónde está el pañuelo?

Ese día –indicó Maryori Mejía- habló a la Virgen con mucha fe. Antes de entrar al templo había comprado dos dijes o joyas en forma de ojo. Una era para dejársela a Virgen en forma de ofrenda y otra para llevarla ella con una medalla de la Virgen.

“Nuevamente el ojo me comenzó a llorar. Me limpié con un pañuelo que tenía para eso y cuando fui a dejar la ofrenda, el pañuelo se me desapareció. Lo busqué y nada, no lo encontré en ningún lado. Le pido al sacerdote que me bendijera lo que tenía y le relato lo que me estaba sucediendo con el pañuelo. Él me dijo que eso había sido la Virgen del Valle que se quedó con él para sanarme porque contenía lo que me limpiaba del ojo”.

Maryori sostuvo que a los pocos días de culminar los tratamientos le volvieron a hacer los estudios y no había células cancerígenas.

“Mi ojo fue sanando y a la fecha, desde hace 26 años, estoy totalmente curada gracias a la Virgen del Valle”.

El consejo de Maryori es el siguiente:

“Los milagros existen y no hay que perder la fe. Yo no perdí la fe en la Virgen del Valle Sabía que ella me iba a curar y así sucedió”.

Desde su sanación, Maryori asumió el compromiso de ir cada año a la basílica en Margarita y así cumplió, pero desde hace seis años el lugar de la promesa se acercó a su lugar de residencia. Se sumó a la familia Chivico Navarro y a los “Seguidores de la Virgen del Valle en Guarenas” que desde 2009 le rinden honores en esta ciudad.

Además, fomentan la solidaridad y la caridad con el prójimo, algo que la Virgen también observa y valora. Es decir, desde el ámbito privado y familiar llevaron a los espacios públicos su devoción y su fe transformados en un esfuerzo de evangelización.

Juan Chivico, en nombre de la familia, dijo que desde ese año han contado con el apoyo de la Diócesis de Guarenas.

Durante el año 2020 la celebración se redujo al templo parroquial de Nuestra Señora de Coromoto en Guarenas, con unas 70 personas, aproximadamente.

En 2021, la actividad volvió al estadio “Nicolás León”, aunque el temor de la pandemia estaba presente.

El jueves 8 de septiembre de 2022, estuvieron acompañados del obispo diocesano Tulio Luis Ramírez Padilla, lo que significó un gran apoyo para seguir adelante con la devoción.

El mayor centro de veneración es la basílica ubicada en el Valle del Espíritu Santo, estado Nueva Esparta. Allí son miles de personas las que veneran a la Virgen del Valle también llamada “Madre de los pescadores”, “Patrona de los marineros” o sencillamente “Vallita”.

Los historiadores indican que la devoción se originó luego de la llegada a Venezuela de una imagen de la Virgen con el nombre de “Purísima” en manos de algunos españoles, siendo ubicada en la Isla de Cubagua, la más pequeña de las tres islas de Nueva Esparta.

Un milagro hace casi 500 años

En el año 1542, un huracán azotó la isla destrozando todo, pero la imagen no sufrió daños, lo que fue considerado un milagro. Con el tiempo fue llevada a Margarita, específicamente a El Valle del Espíritu Santo y es allí donde es llamada Virgen del Valle.

En otros lugares de Venezuela la devoción es tan intensa como en la Isla de Margarita; de hecho, en el año 1921, la Virgen del Valle fue proclamada como Patrona de la Diócesis de Guayana que incluye todo el oriente y sur de Venezuela.

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