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Santas Quiteria


SANTA QUITERIA, RUEGA POR NOSOTROS
22 mayo

De la vida de Santa Quiteria hace muchos siglos que no se sabe nada con certeza, y si, de aquello que se cuenta, hay alguna cosa que sea historia, ha llegado hasta nosotros envuelta con tan bellas ficciones y leyendas, que es prácticamente imposible escoger entre la verdad histórica y la fantasía.

Sin embargo La devoción y el culto a Santa Quiteria son antiquísimos. En el siglo XVI se tenía ya como un culto la historia que se perdía en la lejanía oscura de los siglos. Los Bolandinistas decían: ‘Es tan cierto que hoy existe el culto de Santa Quiteria y que ha existido en los siglos precedentes como inciertas son todas aquellas cosas que se leen en las leyendas tanto francesas como españolas, referentes a su existencia, la patria, padres, martirio, lugar donde fue martirizada y donde fue sepultada’.

Esta devoción fue muy floreciente en muchas regiones de España y Francia, especialmente en la Vasconia hoy francesa, donde según los mismos Bolandinistas existía el castillo llamado de Santa Quiteria, del que Iglesia con título de catedral estaba unida al Episcopado de Adurance. El obispo de Adurance, Vico Julianis, primeramente fue abad de Santa Quiteria y algunas veces firmaba como obispo de Santa Quiteria.
¿Cuantos siglos hace que se celebra en nuestro pueblo de Higueruela dicha devoción?. Siendo la patrona principal de esta localidad y no teniendo hoy día en nuestro poder ningún documento, podemos pensar que es venerada desde tiempo inmemorial sin temor a equivocarnos. Su fiesta se celebra siempre el día 22 de mayo. Existen de la misma imagen de Santa Quiteria en esta parroquia dos esculturas, siendo una de ellas antiquísima a juzgar por todas sus características.

Padres y fecha de nacimiento de Santa Quiteria.

Según la mayoría de los autores, el padre se llamaba Lucio Castelli y la madre Calsia, descendientes, según parece, de Julián Emperador, señor de Galicia y Portugal.
La fecha de la vida de Santa Quiteria es imprecisa, entre los siglos I y II. La fe cristiana estaba extendida por España, pero eran pocos sus seguidores. Los padres de Santa Quiteria no habían abrazado el Cristianismo; eran paganos, adoradores de los dioses de Roma.
Calsia, de un maravilloso parto tuvo nueve hijas. Temiendo las dudas de Castelli por su honestidad mando a Sila, su comadrona, que tirase sus hijas al río. Sila era cristiana y como su fe no le permitía ejecutar tal orden, buscó entre las cristianas nueve ayas para que las alimentaran y cuidasen. Las hijas del rey fueron bautizadas y sus nombres fueron: Genoveva, Liberata, Victoria, Amelia, Germana, Gemma, Marcia, Basilisa y Quiteria. Todas recibieron de sus ayas junto con el alimento material y espiritual la fe de Jesucristo. Todas se encuentran en el santoral cristiano, como esposas de Jesucristo, que enamoradas de él, prefirieron perder su vida, aún doncellas, antes de ser infieles a sus promesas.

Quiteria es llamada por Dios a una vida retirada.

Dios quiso que todas fuesen reconocidas por sus padres y admitidas en palacio. Cuando Quiteria contaba 13 años, estando un día rezando se le apareció un Ángel diciéndole que se retirara a un lugar solitario en la montaña Oria, donde se dedicaría a la oración y contemplación, puesto que había sido elegida por Dios para ser su esposa.
Quiteria, que desde pequeña había consagrado a Dios su virginidad, obedeció su designio y acompañada por el Ángel se encaminó a la montaña de Oria, donde moró durante cierto tiempo lejos del mundo y junto a Dios.
Después le mandó volver junto a sus padres que estaban angustiados por su retiro. La recibieron con mucha alegría, complaciéndola durante su estancia en palacio, pero ella rehusaba todos los placeres y diversiones de la nobleza. Su vida era ausente y recogida.
Un día le comunicaron que habían decidido casarla con un noble y rico joven llamado Germano, idólatra como sus padres.

Quiteria huye de palacio.

Quiteria, al oír la determinación de sus padres, se retiró a orar para pedir a Dios lo que debía hacer, porque se veía en peligro de perder su virginidad ya que ella quería serle fiel hasta la muerte si era preciso. Un Ángel del cielo la consoló y le dijo: “No temas y prepárate a huir otra vez de palacio. (No huyas sola ya que eres muy joven.) Ve a la ciudad de Anfragia, donde Dios te coronará virgen y mártir”.
Quiteria obedeció rápidamente la voz del Ángel del Señor, acompañándola treinta doncellas y ocho servidores, todos servidores de sus padres. Dios conmovió sus corazones para que no se resistiesen y de buen grado se avinieron para acompañarla.
Marcharon en dirección a Anfragia, donde reinaba Sentia, apóstata de la fe cristiana. Este escondía debajo del río Alfia un rico tesoro expropiado de las iglesias de su reino. Quiteria le reprochó su conducta sacrílega con los templos y cosas sagradas, y él a su vez enojándose con Quiteria la hizo encarcelar, Quiteria sin embargo, obró numerosos milagros en su presencia. Sentía, en vista de ello, cambió de parecer y finalmente volvió a abrazar la fe de Jesucristo, juntamente con todo su reino.

Martirio de Santa Quiteria.

Castelli, padre de Quiteria, al conocer su huida se enojó muchísimo. Pensaba que había huido para distraerse junto con otras hermanas y parientes, pero al saber la conversión de Sentia, su enojo se transformó en odio hacia Quiteria.
Después de la conversión de Sentia, Quiteria con otros cristianos llenos como ella de santidad, se retiró a la montaña Columbana, donde había una iglesia dedicada a San Pedro Apóstol. Allí servía a Dios con oración y penitencial acogiendo a todos los desesperados que allí acudían.

Mientras tanto, el noble y rico Germano, a quien Castelli había prometido a su hija Quiteria, fingiéndose estar locamente enamorado, azuza a Castelli para atacar Afrangia y apresar a Quiteria.
Castelli, rey de Blancagía junto con Germano y otro rey llamado Adrián, también idólatra, entran en Anfragia buscando a Quiteria inútilmente. Finalmente reciben noticias de que Quiteria junto con Sentia y muchos otros, estaban escondidos en la montaña Columbana, enviando a Domiciano con la orden de matarla. Domiciano cumplió lo mandado; buscó a la joven y le cortó la cabeza. Entonces, delante del horror de su verdugo y la admiración de sus compañeros Quiteria cogió su cabeza coronada de Virgen y Mártir, caminando hasta el lugar señalado por un Ángel.
Después subió a la montaña el sanguinario rey Adrián, enemigo acérrimo de los cristianos y mando martirizar a todos los compañeros de Quiteria, entre los que estaban el rey Sentia y dos obispos.
Mas tarde se dijo, que un cristiano llamado Liberato, habiendo sabido por inspiración divina el martirio de Santa Quiteria y sus compañeros, subió a la montaña Columbana y sepultó a los mártires en la Iglesia de San Pedro.
Los milagros se multiplicaron delante de los sepulcros y eso hizo decidir a Germano a convertirse al cristianismo juntamente con Castelli, su padre, que después de muchos años de vida austera y recogida en la cima de la misma montaña, murió en la paz del Señor y enterrado juntamente con su hija Quiteria, virgen y mártir.
Estas cosas son las que se cuentan de la vida de Santa Quiteria, recogidas de diversas “Flos Sanctorum” del P. Ribadeneyrra y los Bolandistas que habían recogido de autores anteriores a ellos sobre la vida de la Santa.

Sepulcro y reliquias de Santa Quiteria.

¿Dónde está el sepulcro de Santa Quiteria?. ¿Dónde se encuentran sus reliquias? Desde el siglo XV, franceses, portugueses y españoles se las disputan. Los portugueses, según Cardoso, pretenden poseerlas en la villa y montaña de Pombiero, a cuatro leguas de Coimbra. Los españoles, según el Pseudo Juliá, dicen que se guardan cerca de Margeliza en Toledo al pié de una montaña, donde se encuentra una fuente llamada fuente santa, donde se invoca a Santa Quiteria contra la rabia. Pero ninguno de los dos nos pueden mostrar nada del cuerpo de la Santa.
Los franceses dicen, según el Martirologio Galiano, que el cuerpo fue trasladado desde España al cenobio de San Severo, del Obispado de Adurance, donde reposan honrosamente mientras la fe de nuestros padres reinó en la Galia, pero habiendo venido del infierno la negra peste de la herejía calvinista, se apodera del convento, las reliquias fueron tiradas al fuego, de donde fueron salvadas medio destruidas, por el celo de los católicos. Conservadas escondidas en el seminario de Tolosa por su superior el Reverendo P.Ansel Rolle de la Orden de San Benet, según cuentan los Bolandistas. Actualmente se ignora el paradero de las reliquias.
Sin embargo, Vilanova de la Roca, en Barcelona, desde 1701 posee una reliquia insigne de la Santa. Procede del cementerio de San Chirriando de Roma siendo donada por el Cardenal Gaspar Carpineus vicario general de Su Santidad el Papa Clemente XI, al Reverendo P .Francisco Badía, jesuita, el 3 de enero de 1701, el cual el 18 de octubre del mismo año la donó al rector Mn.Rafael Más Montagut.


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