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¿Prohibió la Iglesia Católica la lectura de la Biblia?


¿PROHIBIÓ LA IGLESIA CATÓLICA LA LECTURA DE LA BIBLIA?

UN DOGMA PROTESTANTE MUY UTILIZADO POR “CRISTIANOS” EVANGÉLICOS Y SECTARIOS, ES EL DE AFIRMAR QUE LA IGLESIA CATÓLICA PROHIBIÓ LA LECTURA DE LA BIBLIA

DESTRUIREMOS LA FALSA HISTORIA QUE SE HAN INVENTADO
Por Miles Christi Manuel Cuevas


Una de las mentiras que continuamente circulan entre los protestantes y sectarios es que la Iglesia Católica prohibió el estudio y la lectura de la Biblia,lo cual no es cierto, en primer lugar tomemos en cuenta que gracias a la Iglesia Católica se recopiló y se hizo el Canon o la lista de libros que conforman las Sagradas Escrituras en Concilios Católicos de Laodicea 360 d.C.,Roma 382 d.C.Hipona 393 d.C., Cartago 393,397 y 419 d.C.y ratificados y reafirmados en el Concilio de Trento en 1546.(S .XVI)

Lo primero que debemos aclarar es que fue la misma Iglesia la que escribió las Escrituras pues fueron los miembros de la única Iglesia formada por Jesús los que escribieron esas cartas, no con la intención de que formaran parte de la Biblia pues no existía como tal, sino para solucionar problemas o inquietudes puntuales de algunas iglesias locales acerca de nuestra fe y para enseñar lo que los escritores consideraban necesario enseñar y aclarar acerca de lo dicho y hecho por Jesús. Por ejemplo, en los Hechos de los Apóstoles, escrito por Lucas, que era discípulo de Pedro y Pablo, se narra en 15, 1-33 como los apóstoles, después de reunirse con los presbíteros a deliberar, deciden enviar a dos delegados, Pablo y Bernabé, a la Iglesia particular o local de Antioquía que formaba parte de la misma Iglesia Universal Apostólica, con una Carta en donde les comunican que la Iglesia había decidido que los cristianos venidos de la gentilidad no tienen que cumplir los preceptos judíos ni circuncidarse para acceder a la salvación.

Esta Carta es mencionada en la Biblia y no hace parte de ella porque quizás se extravió pero la narración si es útil para mostrar que todas las que escribieron los apóstoles o sus discípulos, hagan o no parte de la Biblia hoy, las enviaron para enseñar las Escrituras y los actos y dichos de Jesús (los Evangelios), para aclarar aspectos teológicos o dogmáticos de la fe Católica (exégesis), o para comunicar decisiones acerca de cómo debía funcionar la Iglesia Universal en algunas materias, y esas cartas fueron dirigidas a los propios discípulos o miembros de su misma Iglesia (Hebreos, Corintios, Romanos, Antioquía, Efesios, Gálatas, etc.).

Entonces, si fue la misma Iglesia Católica la que escribió los textos y epístolas que hoy consideramos como las Escrituras, y lo hizo para enseñar la fe a los miembros y fieles de su misma Iglesia como lo muestran todas las Cartas y los Evangelios del Nuevo Testamento, ello quiere decir que ha sido la Iglesia la que las ha enseñado desde el principio, como lo hizo el mismo Jesús con ellos al predicarles y enseñarles su doctrina y las bases que ella tenía en las Escrituras antiguas,el Evangelio se transmitió de forma oral por los Apóstoles y sus discípulos y eso fue así al menos por 3 siglos aproximadamente,conforme creció la comunidad de cristianos se vió la necesidad de tener por escrito esas enseñanzas para preservarlas para generaciones futuras y eso dio paso a la recopilación de los Escritos que la Iglesia fue quien decidió cuáles eran inspirados, esto es de revelación divina o no.

Por ello no es cierto que la Iglesia haya prohibido jamás leer las Escrituras, sino todo lo contrario pues en uso de la autoridad que les fue dada las enseñaron desde el primer día (Hch 2, 22ss).

Segundo punto importante ,la Iglesia Católica fue quien recopiló,copió,preservó las Sagradas Escrituras por siglos, ya que fueron los monjes copistas quienes mantuvieron vivo ese legado hasta la aparición de la imprenta en el 1440 al 1459 aproximadamente por Juan Gutemberg, así que es a partir del siglo XV que la Biblia empezó a tener realmente una mayor difusión y por lo mismo disponibilidad para obtenerla y leerla por parte de las personas, que digámoslo también la inmensa mayoría de la gente no sabía leer, pues la educación no era generalizada y solo en los conventos o universidades que eran centros religiosos se podría decir que tenían esa capacidad que se fue extendiendo conforme pasaron los años.

Otro punto es que el tener un libro manuscrito, en pergamino era muy caro, y aun los primeros libros impresos tenían un alto valor y costo por lo que estaban fuera del alance de la población en general

Una de las falsedades con que continuamente quieren sorprender los protestantes es decir que en el Concilio de Valencia de 1229 d.C. la lectura de la Biblia fue condenada y puesta en la lista de libros prohibidos, y bueno esto si raya en la falacia extrema¡Por qué es falso! Pues por si no lo saben no hay un Concilio de Valencia como lo dicen los protestantes que solo dicen hay un documento en un archivo en la Biblioteca de París,pero que no es comprobable,ni rastreable y solo basta checar por ustedes mismos en cualquier biblioteca ,o banco de información cuántos Concilios y su nombre hay en la Iglesia Católica, se reconocen 21 Concilios Ecuménicos,sin contar el Concilio de Jerusalén de los Apóstoles y que son los que podrían definir una cuestión tan importante como el Canon Bíblico y la supuesta prohibición del mismo, veamos los nombres de los concilios:

1.- Nicea I
2.- Constantinopla I
3.-Éfeso
4.-Calcedonia
5.-Constantinopla II
6.-Constantinopla III
7.-Nicea II
8.-Constantinopla IV
9.-LetranI
11.- Letrán II
11.-Letrán III
12.-Letrán IV
13.- Lyon I
14.-Lyon II
15.-Vienne
16.-Constanza
17.-Florencia
18.-Letrán V
19.- Trento
20.- Vaticano I
21 Vaticano II

Se fijaron, no hay un Concilio Ecumenico del 1229 en Valencia,he buscado información del mismo y pues no la he encontrado, quizá fue un Concilio local o regional,pero no consta ni su existencia ni su supuesta prohibición de la lectura de la Biblia,o para decirlo de otra forma es una simple y vulgar mentira de los enemigos de la Iglesia que se valen de que no buscar fuentes ciertas y fidedignas.

Por otro lado el índice de los libros prohibidos existió desde 1559 hasta 1966,pero hay que aclarar varias cosas al respecto.

La primera condena históricamente cierta de un escrito por parte de la Iglesia es la de Thalias a Arrio en el concilio de Nicea (325). El Papa Anastasio condenó los escritos de Orígenes en cuanto más nocivos para los ignorantes que útiles para los doctos (400). San León Magno rechazó en Roma los escritos maniqueos, y ordenó a los obispos españoles que hicieran algo similar ante los priscilianistas. Inocencio III condenó el escrito de Joaquín de Fiore contra Pedro Lombardo (IV concilio de Letrán de 1215). Pero eso del concilio de Valencia y de la inclusión de la Biblia en el índice es una falsedad y un anacronismo.

Una de las pruebas de que jamás la Iglesia ha ordenado no leer las Escrituras, son las reiteradas invitaciones que a través de los siglos han hecho los Papas. Habría muchísimas invitaciones mas de Obispos y Sacerdotes, pero sería demasiado extenso reproducirlas todas.

INVITACIÓN DE LA IGLESIA EN TODOS LOS SIGLOS A LEER LA ESCRITURA:

Siglo I.

«Vosotros amados, sabéis bien las Sagradas Escrituras; tenéis un profundo conocimiento de la Palabra de Dios. Guardarlas para acordaros de ellas» (San Clemente, 3º sucesor de Pedro)

Siglo II.

«Leed con mayor empeño el Evangelio que nos ha sido transmitido por los apóstoles» (San Ireneo, Obispo y Doctor de la Iglesia)
.
Siglo III.

«El cristiano que tiene fe se dedica a la lectura de las Sagradas Escrituras» (San Cipriano de Cartago, Obispo y Mártir).

Siglo IV.

«No deje nuestra alma de dedicarse a la lectura de las Letras Sagradas, a la meditación y a la oración, para que la Palabra de Aquel que está presente, sea siempre eficaz en nosotros» (San Ambrosio de Milán, Obispo y Doctor).

Siglo V.

«Cultivemos nuestra inteligencia mediante la lectura de los Libros Santos: que nuestra alma encuentre allí su alimento de cada día…¿Cómo podríamos vivir sin la ciencia de las Escrituras, a través de las cuales se aprende a conocer a Cristo que es la vida de los fieles?....Nos alimentamos con la Carne de Cristo y bebemos su Sangre no solamente en el Misterio de la Misa, sino también leyendo las Escrituras» (San Jerónimo, Doctor de la Iglesia).

Siglo VI.

«¿Qué página o que sentencias hay en el Antiguo y Nuevo Testamento, que no sean una perfectísima norma de la vida humana» (San Benito de Nursia, fundador de la Orden Benedictina),

Siglo VII.

«Pues habíendote enviado el Emperador del Cielo,y el Señor de los hombres y de los ángeles sus cartas, en las que se trata de tu propia vida, ¿cómo te descuidas de leerlas y no manifiestas ardor y prontitud en saber lo que en ellas se contiene? Por lo cual, te encargo que te apliques a ese estudio con la mayor afición y que medites cada día las palabras de tu Creador. Aprende por la Palabra de Dios cuál es para contigo el corazón de Dios» (San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia).

Siglo VIII.

«Te ruego encarecidamente que te dediques en primer lugar a la lectura de los Libros Sagrados, en los cuales creemos encontrar la vida eterna» (San Beda, Doctor de la Iglesia).

Siglo IX.

«Exhorta a los fieles al descanso dominical para que el cristiano pueda dedicarse a la oración y ocuparse de la Sagrada Escritura» (San Nicolás, Papa).

Siglo XI.

«Siempre dedícate a la lectura de la Sagrada Escritura. A esto entrégate enteramente y persevera y vive con ella» (San Pedro Damián, Cardenal y Doctor de la Iglesia).

Siglo XII.

«Tenemos necesidad de leer la Sagrada Escritura, puesto que por ella aprendemos lo que debemos hacer, lo que hay que dejar y lo que es de apetecer» (San Bernardo, Doctor de la Iglesia)

Siglo XIII.

«Siendo probado, como lo es, que la ignorancia de la Escritura ha originado muchos errores, todos tienen que leerla o escucharla (Gregorio IX, Papa).

Siglo XIV.

«Esta es la Escritura llamada por vosotros Biblia, pero nosotros los bienaventurados la llamamos sol más resplandeciente que el oro que fructifica como la semilla que da ciento por uno» (Santa Brígida).

Siglo XV.

«Así me diste, oh Señor, como a enfermo, tu sagrado Cuerpo para recreación del ánima y del cuerpo, y pusiste para guiar mis pasos una candela que es tu Palabra. Sin estas dos cosas ya no podría yo vivir bien, porque la Palabra de tu boca, luz es de mi alma, y tu Sacramento es pan de vida (Tomás de Kempis).

Siglo XVI.

«Todo hombre peca…si estima más las ciencias profanas que las divinas, y lee más los libros mundanos que los sagrados. Más aún: no comprendo cómo éstos pueden amar sobre todas las cosas a Dios que inspiró tan saludables libros. Aunque no quiero obligar a nadie a leerlos, tampoco puedo eximir a todos de la lectura de la Sagrada Escritura (Adriano VI, Papa).

Siglo XVII.

«De la misma manera que el apetito es una de las mejores pruebas de salud corporal, al gustar de la Palabra de Dios, que es un apetito espiritual, es también señal bastante segura de la salud espiritual del alma» (San Francisco de Sales).

Siglo XVIII.

«Es muy loable tu prudencia, con la que has querido excitar en gran manera a los fieles a la lectura de las Santas Escrituras, por ser ellas fuentes que deben estar abiertas para todos, a fin de que puedan sacar de allí la santidad de las costumbres y de doctrina (Pío VI, Papa).

Siglo XIX.

«Son muchos los testimonios de la más absoluta claridad que demuestran el singular empeño que los Romanos Pontífices y por mandato suyo los demás obispos de la cristiandad, han puesto en los últimos tiempos para los católicos de todos los países traten de posesionarse con afán de la palabra divina, tal como aparece en la Sagrada Escritura y en la Tradición » (Gregorio XVI, Papa).

Siglo XX.

«Queriendo renovarlo todo en Jesucristo, nada deseamos más que el acostumbrarse nuestros hijos a tener la Sagrada Escritura para lectura cotidiana. Por ella pueden conocer mejor el modo de renovar todas las cosas en Jesucristo» (San Pío X, Papa)

Siglo XXI

«Para que la familia pueda caminar bien, con confianza y esperanza, es necesario que esté nutrida por la Palabra de Dios. Por esto es una feliz coincidencia que precisamente hoy nuestros hermanos paulinos hayan querido hacer una gran distribución de la Biblia, aquí en la plaza y en muchos otros lugares. Damos las gracias a nuestros hermanos paulinos. Lo hacen en ocasión del centenario de su fundación, por parte del beato Santiago Alberione, gran apóstol de la comunicación. Entonces hoy, mientras se abre el Sínodo por la familia, con la ayuda de los paulinos podemos decir: ¡Una Biblia en cada familia! ¡Una Biblia en cada familia! 'Pero padre, nosotros tenemos dos, tenemos tres'. 'Pero, ¿dónde las tienen escondidas?' La Biblia no es para ponerla en una estantería, sino para tenerla a mano, para leerla a menudo, cada día, ya sea de forma individual o juntos, marido y mujer, padres e hijos, quizá en la noche, especialmente el domingo. Así la familia crece, camina, con la luz y la fuerza de la Palabra de Dios.» (Papa Francisco)

Dice el Catecismo de la Iglesia Catolica

2653 La Iglesia «recomienda insistentemente a todos sus fieles [...] la lectura asidua de la Escritura para que adquieran “la ciencia suprema de Jesucristo” (Flp 3,8) [...]. Recuerden que a la lectura de la sagrada Escritura debe acompañar la oración para que se realice el diálogo de Dios con el hombre, pues “a Dios hablamos cuando oramos, a Dios escuchamos cuando leemos sus palabras” (DV 25; cf. San Ambrosio, De officiis ministrorum, 1, 88).

2654 Los Padres espirituales parafraseando Mt 7, 7, resumen así las disposiciones del corazón alimentado por la palabra de Dios en la oración: “Buscad leyendo, y encontraréis meditando; llamad orando, y se os abrirá por la contemplación” (Guido El Cartujano, Scala claustralium, 2, 2).

Como pueden ver la Iglesia custodia,promueve y protege el depósito de la Fe del cual las Sagradas escrituras forman parte,pero es necesario no dejarse sorprender, te invito a que leas tu Biblia,pero en ánimo de interpretarla correctamente si eres Católico acércate a tu Iglesia o parroquia, generalmente hay siempre cursos Bíblicos en ellas.

Pregunta tus dudas a un Sacerdote o catequista que te orienten, no puede uno sacar de contexto una sola cita bíblica pues puede caer en el error de no interpretarla sino de forma personal y si no vean por que existen más de 40 mil sectas cada una con diferentes interpretaciones de la Biblia, la única que se mantiene incólume e imperturbable durante más de 2000 años es la verdadera Iglesia de Cristo, la Iglesia Católica que tiene la promesa de N.S. Jesucristo que siempre será asistida por Él (Mt 28,20)

Recuerden que es la Iglesia quien le da legitimidad a la Biblia, no al revés, ya lo dice la escritura ;"La Iglesia es Columna y Baluarte de la verdad " (1 Tim 3,15)

La Iglesia Católica, como el guardián de la Sagrada Escritura, sólo estuvo en oposición a las traducciones no autorizadas, que no es diferente de muchos protestantes que hoy protestan contra diversas traducciones como "liberal" o imprecisa, debido a un sesgo de percepción sobre la base de las creencias religiosas del Traductor ( s). Esto se desprende de una preocupación digna de elogio para la transmisión precisa de la palabra de Dios.Del mismo modo, la Iglesia católica tiene derecho a tener una opinión sobre el asunto sin ser acusado injustamente de ser "anti-Biblia." Los primeros protestantes, entre ellos el propio Martín Lutero, a menudo censuro o prohibió traducciones católicas en sus distritos, sobre la misma base. Es una doble moral, entonces, para acusar a la Iglesia Católica de algo que los protestantes han hecho siempre de forma selectiva, también.

Los protestantes afirman que la Biblia es bastante clara para tener tales cultos, pero ya que nunca han alcanzado la unidad doctrinal en sus propias filas basado solo en la Biblia , esta premisa es muy cuestionable. Por otra parte, esta objeción se niega a ver que toda interpretación de la Biblia se produce en un contexto de un sistema de creencias en general y de la tradición. Si bautistas leen la Biblia juntos, van a llegar a la doctrina Bautista, porque los grupos tienen una forma de preservar sus propias creencias y prejuicios particulares.

James Gairdner (historiador de la Iglesia protestante)

"La verdad es que la Iglesia de Roma no se opone en absoluto a la realización de las traducciones de las Escrituras o para colocarlas en las manos de los laicos en qué se consideraron las medidas preventivas adecuadas. Sólo se consideró necesario para ver que no hay traducciones no autorizadas o corruptos pusieron en el extranjero; e incluso en este caso, parece que las autoridades no se despertaron a especial vigilancia hasta que tomaron la alarma en la difusión de las traducciones de Wyclif en la generación después de su muerte.

. . . Para la posesión por parte de los hombres laicos dignos de traducciones autorizadas de la Iglesia nunca se oponía; pero colocar un arma como una Biblia Inglés en manos de hombres que no tenían respeto por la autoridad, y que la usaría sin ser instruido cómo usarla correctamente, era peligroso, no sólo para las almas de los que leen, sino para la paz y el orden de la Iglesia."


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1 comentario:

  1. En un curso de Vida en el Espíritu, una de las predicadoras saltó diciendo que tuviéramos cuidado porque la Biblia vuelve loco a quien la lee. Y se mantuvo en su error a pesar de los argumentos que le expuse. Y no es la única "católica" que cree en eso.

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