NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA. MADRE DE NUESTRO SEÑOR
08 de septiembre
Natividad de la Virgen María. Hoy Dios escogió a María para ser la Madre de su Hijo. Con ella se aproximó la hora de la salvación
La Fiesta de la Natividad de la Virgen María, Nuestra Señora, Madre de Dios y siempre Virgen, se celebra el 8 de septiembre de cada año. Esta fiesta conmemora el nacimiento de la Madre de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador
Martirologio romano: Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, quien es descendiente de la estirpe de Abraham, de la tribu de Judá, y del linaje del rey David, de quien nació el Hijo de Dios hecho hombre por el Espíritu Santo, para dar la libertad a los hombres de la antigua la esclavitud del pecado.
La Natividad de la Virgen María
La Virgen María es la Madre de Jesús y, con este hecho, se cumplieron las Escrituras y todo lo dicho por los profetas. Dios escogió a esta mujer para ser la Madre de su Hijo.
Con ella se aproximó la hora de la salvación. Por esta razón la Iglesia celebra esta fiesta con alabanzas y acciones de gracias.
El documento más antiguo que conmemora esta fiesta viene desde el siglo VI. En general se cree que esta fiesta se originó en Jerusalén ya que hay pruebas, en el siglo V, de una iglesia dedicada a Santa Ana, ubicada al norte del templo en el barrio de la piscina de Betesda.
Sofronius, el Patriarca de Jerusalén, afirmó en el año 603 que este fue el lugar de nacimiento de María. Después del Concilio de Efeso en el año 431 dC, el culto de la Virgen María se incrementó significativamente.
El nacimiento de la Virgen María.
El nacimiento de la Virgen María tuvo privilegios verdaderamente únicos. Ella fue concebida sin pecado original. María, la elegida para ser Madre de Dios, era completamente santa, pura, llena de gracia y de una nobleza y humildad que a todos impresionaba
El nacimiento y primeros años de vida de la Virgen María no se registra en los Evangelios y otros libros del Nuevo Testamento, sin embargo, esta información se puede encontrar en una obra que data del siglo II conocido como el Libro de Santiago o Protoevangelio.
De acuerdo con la historia que se encuentra en este libro, los padres de María, Joaquín y Ana, no tuvieron hijos durante muchos años y ya habían entrado en la ancianidad. Se mantuvieron fieles a Dios, pero sus oraciones para tener un niño no fueron contestadas en el momento en que ellos lo querían.
Un día, cuando Joaquín llegó al templo para hacer una ofrenda, ésta fue rechazada por el sumo sacerdote que lo castigó por su falta de hijos. Para ocultar su vergüenza, Joaquín y Ana se retiraron a la región montañosa, a vivir entre los pastores y sus rebaños.
En una oportunidad, en la medida que Joaquín estaba implorando nuevamente a Dios su deseo de tener un hijo, su esposa Ana también estaba orando al mismo tiempo en su casa en Jerusalén.
Un ángel entonces se les apareció a los dos y les anunció que Anna tendría una niña cuyo nombre sería conocida en todo el mundo. Anna se comprometió a ofrecer a su hija como un regalo al Señor.
Joaquín regresó a casa a contarle a Anna lo sucedido y gran sorpresa se llevó cuando Anna le contó sobre el mismo anuncio que le había hecho un Ángel del Señor de que pronto tendrían una niña.
Y así fue, a su debido tiempo Anna dio a luz a una hija, a quien llamó María
Nace la Madre del Salvador
La Virgen María nació para ser la madre del Salvador del mundo, la madre espiritual de todos los hombres, y la más santa de las criaturas de Dios. Debido a los méritos infinitos de su hijo, ella fue concebida y nació impecable, sin mancha y llena de gracia.
A través de la Virgen María, la reina del cielo y de la tierra, se dan innumerables gracias a todos los hombres. A través de ella, por la voluntad de la Trinidad, los no creyentes reciben el don de la fe; los afligidos atendidos por las obras de misericordia; y los miembros del cuerpo de Cristo crecen en semejanza a su cabeza.
En María se exalta toda la belleza de la naturaleza humana. Nos regocijamos en su cumpleaños, y que la Iglesia ha hecho desde los primeros tiempos.
Este es uno de los tres cumpleaños en el Calendario de la Iglesia: el Nacimiento de Jesús (25 de diciembre), el nacimiento de San Juan Bautista (24 de junio) y el cumpleaños de María.
Los tres vinieron al mundo sin pecado original, aunque María y Jesús fueron concebidos sin pecado, San Juan fue limpiado del pecado original, mientras estaba en el vientre de su madre Isabel durante la Visitación de la Virgen María.
Celebrar la Natividad de la Virgen María es celebrar una marca fundamental en la historia de la salvación. María es el eslabón de conexión entre la Trinidad y la humanidad.
La Virgen María es, en cierto sentido, el elemento esencial de esta historia, A través de su cuerpo, preparado por Dios sin pecado, Jesús entra en el mundo y cumple con su misterio de salvación, con su misterio de amor y entrega.
Dios Todopoderoso le habló al demonio en medio de las ruinas del jardín del Edén y le dijo:
"Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el de ella; y ella te aplastará la cabeza". (Génesis 3,15)
Oración a la Natividad de la Virgen
Concede, oh Señor, a tus hijos el don de tu gracia, para que, cuantos hemos recibido las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, consigamos aumento de paz en la fiesta de su Nacimiento.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
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Génesis 3:15 (https://www.bibliacatolica.com.br/la-santa-biblia/genesis/3/)
ResponderBorrar15. Yo pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te aplastará la cabeza* y tú sólo tocarás su calcañal.
*El hebreo, en vez del «ipsa» de la Vulgata, tiene «ipse», con relación al «descendiente» de la mujer; pero el sentido es el mismo. Esta mujer es María, así como el descendiente de ella es Cristo. «El» hijo de la mujer, Jesucristo, hijo de Dios, «quebrantará tu cabeza». O bien: Quebrantará tu cabeza la mujer: que, llena de gracia, dará a luz al Hijo de Dios. «Y tú andarás acechando su calcañar». Cristo peleará con el demonio, no empleando su divino poder, sino con la flaqueza de su carne, significada por el calcañar.
(La Sagrada Biblia, 1970)